viernes, 7 de diciembre de 2007

EN CARTELERA: HOT FUZZ * * * *

En cierta escena de Hot Fuzz (Reino Unido-Francia, 2007), el oficial de policia Nicholas Angel (Simon Pegg), lleno de furia al ver el caos y locura que ha invadido al tranquilo pueblito de Sanford, en la campiña británica, mira cómo una “inocente” ancianita le apunta con un rifle. Desarmado, el oficial Angel tan sólo correrá y correrá hacia ella, mientras ésta recarga su arma, dispuesto a hacer lo que uno menos imagina. El más reciente filme del políticamente incorrecto realizador inglés Edward Wright (extraído del medio televisivo donde escribió y dirigió varias teleseries), está lleno de este tipo de sorpresas, en una clásica película de humor negro, con su típica mirada mordaz y burlona a la apacible vida provinciana, pero que no teme integrar elementos de sangriento horror slasher en una trama policiaca de suspenso.

En apariencia, todo es clásico en Hot Fuzz, pero lo admirable del Wright realizador y guionista (que coescribió el filme junto al mismo actor Simon Pegg), es su manera de darle la vuelta drásticamente a las convenciones de la comedia campirana británica, para ofrecernos un filme divertidísimo y escalofriante al mismo tiempo, que saca partido del costumbrismo pueblerino para hacer una mofa extrema a toda esta forma de vida, en el que primará el desparpajo total.

No es de extrañar nada de esto en Wright, cuyo primer largometraje, a Fistful of Fingers (1994), era una parodia al spaguetti western de Sergio Leone, mientras el segundo , Shaun of the Dead (2004), fue de nuevo un acercamiento paródico al cine de zombies estilo George Romero, ambientado en los suburbios de Londres. La tendencia a parodiar y homenajear todo lo humanamente posible, sigue presente en la filmografía de Wright, ahora haciendo lo propio con el thriller policiaco de Hollywood y los asesinos seriales, con las inevitables referencias al spaguetti western, al cine de terror, a las body movies, etc.

La historia arranca cuando Nicholas, policia más que eficiente y perfeccionista, es transferido de Londres a regañadientes por sus superiores (pequeñas actuaciones de Steve Coogan, Martin Freeman y Bill Nighy) para ir a trabajar al pueblo de Sandford, de esos pueblitos donde el tiempo parece no transcurrir y todo mundo se conoce y se saluda. Luego de ser abandonado por su novia, las cosas están lejos de seguir bien para Nicholas, ya que la policia de Sandford, dirigida por un pasivo inspector (Jim Broadbent), es todo menos la productiva y eficaz corporación que esperaba. Junto a su regordete compañero, Danny (Nick Frost estupendo), Nicholas verá que no todo es tan pacífico en Sandford, cuando se desencadene una serie de asesinatos cometidos por un extraño personaje disfrazado de monje.

Sin embargo, el inspector no moverá un dedo para resolverlos, creyendo que todos han sido accidentales, aunque Nicholas y Danny investigarán estos crímenes, detrás de los cuales quizás haya una conspiración. El reparto es de lujo, que incluye participaciones de Paddy Considine y Timothy Dalton, y si se pone atento descubrirá cameos de Cate Blanchett y Peter Jackson, dentro del trabajo de una mancuerna creativa (Wright-Pegg) por la que uno ya se está preguntando qué parodiarán después.


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