sábado, 18 de julio de 2009

EL CARTEL: HARRY POTTER AND THE HALF-BLOOD PRINCE * * 1/2

Si bien su propuesta tipográfica es original y más gótica, el cartel de Harry Potter and the Half-blood Prince (2009) no tiene casi nada nuevo qué ofrecer.


Prácticamente desde Harry Potter and the Azkaban Prisoner, no han cambiado casi nada los carteles de esta saga fantástica. En la serie de carteles que se han producido para la recién estrenada Harry Potter and the Half-blood Prince, una de las pocas variaciones que he encontrado es que, como la propuesta visual misma de los filmes, es que se ponen cada vez más obscuros y góticos. Pero no creo que eso sea suficiente para hacer la diferencia en cuanto al arte gráfico se refiere.


Como siempre, tenemos este año una serie de carteles de personajes, y algunos recrean aspectos importantes de la trama, como el juego de la escobas voladoras. Me decantaré nada más por uno de los pocos carteles que muestran a todos los personajes, donde podemos notar que la estrategia sigue siendo variar un poco la composición, la posición de los personajes (como siempre , Harry Potter ocupa el primer lugar), y agregar a su alrededor elementos clave de la película, así como un paisaje de fondo relacionado con la nueva trama. Ah, y se me olvidaba, nubes obscuras, muchas nubes obscuras y tormentosas. De hecho, creo siempre han sido mucho mejores los carteles de personajes , ya que son los que ofrecen propuestas visuales nuevas, se añaden personajes nuevos y las acciones de los personajes son diferentes. En ese sentido, me gustaron mucho los carteles de personajes de The Goblet of Fire, en especial, uno que muestra la silueta de Harry caminando, con una chaqueta deportiva con letras brillantes rojas y un tagline que dice: “Difficult times lie ahead, Harry.”

Desafortunadamente, siempre son los carteles “grupales”, es decir, los que muestran a todos los personajes, los que más se popularizan. El nuevo cartel, vuelve a usar la misma paleta azulada para recrear la atmósfera nocturna que ha prevalecido en todos los carteles hasta la fecha. El tiempo siempre es de noche, y la luz de la Luna en el fondo es la fuente de iluminación principal. Aunque también podría ser la luz mágica que parecen irradiar los personajes.


La posición de Harry Potter, y sus amigos Hermione y Ron, es prácticamente la misma. Por cierto, Ron hace la misma mirada de malo que ha venido haciendo varios carteles atrás, y por su parte, Hermione aparece ahora con una actitud más fuerte e imponente. El que se agrega a la composición es el director Dumbledore, personaje que no aparecía desde el cartel de la primera película, una extraordinaria ilustración realizada por el maestro Drew Struzan (ilustrador de los carteles nuevos de Star Wars).

Pero algo nuevo debe de haber en el cartel de Half-blood Prince, y es la colocación del título de la película. El nombre de Harry Potter, de gran tamaño, forma parte del fondo y nada más se muestra una sección. Su diseño tipográfico es diferente, de textura y apariencia de metal avejentado. Es el reflejo simbólico de la personalidad y maduración del personaje, referencia a su crecimiento y evolución. La inclinación del nombre de Harry, del título de la película y de los créditos dan más dinamismo a todo el conjunto. Esto va en armonía con la actitud de Harry en el cartel, la posición de su brazo y el cómo sostiene la vara mágica. Mientras, Dumbledore tiene una posición más en alerta, en contraste con Hermione y Ron, que muestran una actitud más pasiva. Al fondo, vemos el paisaje de Londres, con un ícono de su modernidad arquitectónica, la torre Gherki. Y es que ahora, buena parte de la historia se ambienta en la ciudad de Londres.

No esta del todo mal el nuevo cartel, pero ojalá para la séptima (¿y última?) película, los diseñadores se animen a agregar más variaciones, a darle un giro drástico a las ya repetitivas atmósferas obscuras y opresivas de los carteles.

viernes, 17 de julio de 2009

SCANDAL SHEET * * * 1/2

El gran Broderick Crawford (de espaldas) interpreta al inescrupuloso director de un periódico en el film noir Scandal Sheet (1952).






Notable film noir detectivesco dirigido por Phil Karlson, que tuvo como pretexto una clásica trama de suspenso para introducirse en temas como la ética periodística y los valores de un periodista, dentro del núcleo del “New York Press”. En el filme, este diario se estaba alejando de su tradicional buen periodismo, para apostar por el escándalo, la nota roja y el amarillismo, que claro, vendían más.

El director del periódico, Mark Chapman (el gran Broderick Crawford), decide redirigirlo por esos caminos, entrenando y alentando a un poco escrupuloso reportero de nota roja, Steve McCleary (jovencísimo John Derek). Pasando por alto a los detectives y a la policía, Steve lograba meterse hasta el fondo de la escena del crimen, para así obtener información valiosa que ni los policías podían obtener.

En las vísperas de “El Baile de los Corazones Solitarios”, organizado por el periódico y al que acuden personas solteras a conseguir pareja, Chapman mata accidentalmente a su ex esposa. Chapman hará todo lo posible por desviar las investigaciones que llevará a cabo McCleary, quien se propone descubrir al asesino con la ayuda de una guapa periodista, Julie Allison (bellísima Donna Reed), y así lograr la mejor historia de su carrera.

Phil Karlson era un especialista en films noir y de acción en la época. La narración en la historia del filme no cae en ningún momento, siendo emocionante y climática. Los ambientes de escándalo del periódico están logrados, y las convenciones del género bien establecidas. El joven John Derek logra una buen actuación, y no se diga la poderosa presencia de Broderick Crawford, como el ventajoso y astuto Chapman.

Basada en la novela de Samuel Fuller, Scandal Sheet es un recomendable film noir, quizás convencional para la época de su realización, pero con una atractiva banda sonora de George Dunning, y una buena fotografía de Burnett Guffrey, colaborador regular de Karlson. Incluso, Scandal Sheet es de esas películas que pueden llegar a ser interesantes y entretenidas para estudiantes de periodismo, claro, siempre y cuando hayan visto antes joyas como Citizen Kane.

jueves, 16 de julio de 2009

EL CARTEL...CLÁSICO.

El cartel de The Last House on the Left (1972), se inspira en la acromática frialdad de un periódico amarillista, combinando realismo y un poco de humor ácido.

Con motivo del reciente estreno del remake de Last House on the Left (1972), un clásico de Wes Craven, vale la pena rescatar su cartel original. El cartel se inspira en las páginas de periódicos amarillistas, de enormes encabezados que anuncian. fria y secamente, asesinatos, muertes accidentales, etc., con una fotografía mostrando el cuerpo de la víctima.

El cartel es igualmente frío, y equilibra de manera eficaz las fuerzas tanto de la imagen como de la tipografía, para crear el mayor impacto posible. La intención es dar el mayor aire realista a todo el trabajo, reduciendo a un mínimo sus recursos, en especial, la impresión a una sola tinta (como un diario en blanco y negro), una apuesta arriesgada comercialmente hablando, pero que funciona, al huir de elementos comunes y reconocibles en carteles de películas de terror, como mostrar los retratos de los protagonistas o sus nombres.



Cartel italiano, que elige técnicas de ilustración y una imagen inquietante, que nos sitúa en el punto de vista de la víctima a punto de ser apuñalada.

El resultado es un juego entre realidad y ficción. Desde la misma fotografía, que pretende documentar visualmente la minihistoria que plantean los taglines, se establece este juego con lo que parece un hecho real. A la izquierda, se nos informa que el nombre de la chica muerta es Mari, que tiene diecisiete años y que está muriendo. “Even for her the worst is yet to come” (Incluso para ella, lo peor está por venir). Es un tagline que deja abiertas muchas preguntas, aspecto que funciona magníficamente, ya que comienza a despertar en el espectador la curiosidad por entrar a ver el filme. El tagline cierra haciendo uso del título de la película, en tipografía de enorme puntaje (como las del encabezado de un periódico): “She lived in the LAST HOUSE ON THE LEFT”.

Lo que me gusta también de este cartel, es que tiene un mensaje humorístico en la esquina inferior derecha, que incluso se conservó en las portadas de los DVD de la película. “To avoid fainting, keep repeating it’s only a movie…” (Para evitar desmayarse, siga repitiendo "sólo es una película…”.) Esta idea suena inspirada en los mensajes que el realizador William Castle gustaba dirigir al público antes de que arrancara la historia en sus películas de horror, o a veces, al final. Lo que el diseñador de este cartel supo demostrar, es que la simpleza y sencillez llevados al máximo, pueden funcionar y ser atractivos al observador, si se saben utilizar y combinar códigos visuales asimilados previamente.

DETRAS DE LAS CÁMARAS

Para mí, Salomé es la metáfora del amor despechado; además de haberse convertido en un mito que simboliza un determinado tipo de mujer. Yo retomo la Salomé de Oscar Wilde -no la de los Evangelios- que refleja una adolescente que se venga del desprecio del hombre al que ama, Juan el Bautista, pidiendo su cabeza. Una castración metafórica de fuertes connotaciones sexuales, porque Salomé es, fundamentalmente, la pasión; la pasión llevada al límite. [...]

[...] La música, evidentemente, es muy importante. En esta película, he utilizado una composición original de Roque Baños con la colaboración de Tomatito, inspirada en fuentes árabes y en piezas religiosas, con instrumentos orientales; música que, en realidad, es la que crea los diálogos. En ese sentido, España es un país privilegiado por todas las influencias orientales que posee, aunque el flamenco siempre aparece como base. No un flamenco ortodoxo, sino mezclado con toda la cultura mediterránea.

La luz y el color también son muy importantes. Antes, mi educación iba más por tonos pardos, negros y blancos; colores que simbolizan gran parte de la pintura española, y dentro de ella a mi hermano, Antonio Saura. Pero ahora he incorporado la iluminación mediterránea, con amarillos, verdes y azules; tonos que aportan una gran fuerza a la imagen.

Extractos de una entrevista al realizador Carlos Saura, hecha por la periodista Emilia Lanzas, con motivo del estreno de su película musical Salomé (2002) para la revista universitaria Generación XXI.

miércoles, 15 de julio de 2009

Y...¿CÓMO LE PONEMOS?

"¡¡¡Callá esas campanas boludo, callálas!!! ¡¡¡Me tenés podrido, me tenés podrido!!!"







En esta semana de escasos estrenos internacionales (la semana pasada nos adelantamos comentando el título en español de Harry Potter and the Half-blood Prince), y siendo que Parlami d’amore, película de Silvio Muccino, ha quedado bien títulada como “Háblame de amor”, no estaría mal dedicar el texto de esta semana a títulos de películas españolas en el extranjero.

Y…¿cómo le pusieron?

Si no me gustó mucho Trece Campanadas, del gallego Xavier Villaverde, menos me gustó el título que se le puso en Estados Unidos: "13 Curses" o “13 Maldiciones”, como se traduciría el título en inglés. Siento que desvirtúa mucho el título original, que se refiere a las campanadas que se escuchan poco antes de que Mateo, el violento escultor y padre de Jacobo, muere asesinado. Es verdad, a raíz de este hecho, la madre de Jacobo pierde la razón completamente y él queda emocionalmente marcado para siempre, pero el titulo 13 Curses tiene poco o nada que ver con lo que se nos muestra en la historia. Me gustó más el título internacional: "Thirteen Chimes", una buena traducción.

Por el contrario, las películas de Alejandro Amenábar han gozado de buenos títulos en inglés. Por ejemplo, un buen título fue el que se le puso a Tésis tanto en Estados Unidos como en Inglaterra, "Thesis". En Suecia fue simplonamente titulada "Snuff-Movie". Una de sus películas más populares, Abre los Ojos, fue bien titulada “Open your Eyes”. En italiano su título fue “Apri gli occhi” y en francés “Ouvre les yeux”. Hubo otro título internacional en inglés que no me gustó mucho “Permanent Midnight”, que no prosperó.

El conmovedor melodrama ambientado en la guerra civil española, “La Lengua de las Mariposas”, de José Luis Cuerda, se tituló en inglés correctamente “Butterfly’s tongue”. Hubo otro título que simplemente era “Butterfly”. Soldados de Salamina, dirigida por David Trueba, fue titulada internacionalmente en inglés “Soldiers of Salamina”, aunque para su estreno en televisión en Australia fue titulada “Salamina Soldiers”. Ambos muy buenos títulos, aunque varía un poco el sentido entre uno y otro.

Por último, comentar un par de filmes de Guillermo del Toro, admirado y querido en España. Cronos, su primer éxito internacional, conservó intacto su titulo en Estados Unidos y muchos otros países, aunque también se llegó a utilizar la opción de “Chronos”, prefijo griego usado en inglés para el mismo vocablo, que significa “tiempos”. El Espinazo del diablo, primera película de Guillermo del Toro filmada en España, tiene un buen título en inglés, “The Devil’s Backbone”, traducción exacta del título original.

24 HOUR PARTY PEOPLE * * * 1/2

Michael Winterbottom logra en 24 Hour Party People, un falso documental alucinante sobre la música punk y el brit-pop de principios de los 1980.






En 24 Hour Party People (2002), Michael Winterbottom hace un recorrido por el panorama musical underground de finales de los 1970 y principios de los 1980 en Inglaterra, combinando eficazmente un disparatado estilo de falso documental, con un tratamiento visual cercano al vídeo musical. Filmada completamente con cámara en mano, la película es un ejercicio de plena improvisación para su reparto, que encarnan distintas personalidades del panorama musical del Manchester de aquellos años.

Tony Wilson (Steve Coogan), es un reportero que, al estilo de los falsos reportajes en los sketches de los Monty Pithon, gusta de realizar inusuales reportajes para televisión sobre deportes extremos o de gente con oficios peculiares (un enano domador de elefantes, por ejemplo). Wilson funda la casa discográfica Factory Records, para lanzar a la fama grupos como Sex Pistols, Joy Division o The New Order.

A la par de sus proyectos musicales, Tony Wilson conduce su programa de televisión, pero los problemas van haciendo mella en su camino, como el suicido del vocalista de los Joy División, Ian Curtis, a la par del cierre de uno de sus primeros clubs nocturnos. Esto lo llevaría después a crear “The Hacienda”, una discoteca en donde se escuchaba música de las bandas de Factory Records, como los Happy Mondays.

Wilson es una especie de Brian Epstein (descubridor y manager de The Beatles), que descubría nuevos talentos adentrándose en clubes nocturnos de aires clandestinos. A primera vista, parece que 24 Hour Party People es una película solamente para verdaderos conocedores de música pop británica de principios de los 1980. En parte es cierto, pero también ayuda a los aficionados a descubrir curiosidades, como cuando Wilson asiste al pequeño concierto que Sex Pistols dio frente a un pequeño público, donde, según cuenta el promotor, asistieron futuras figuras musicales, como el pelirrojo Micke Nuckgall, vocalista de Simply Red.

Tony Wilson gusta también de David Bowie, y se confiesa como un actor más en un filme con pretensiones documentales –según sus propias palabras. Hacia el final, la estructura argumental de 24 Hour… termina sin pies ni cabeza, pero me quedó la sensación de haber presenciado una película arriesgada, propositiva en su narrativa visual (tipografías de neón, una edición deudora de los vídeos musicales de los 1980, etc.), con delirantes imágenes que parecen bromas del director. Hay una escena en la que Wilson se observa a sí mismo como Dios, amaneciendo de una noche musical, la última de The Hacienda, llena de drogas y rock. Tony Wilson se revela a sí mismo como el impulsor de una era en la música punk y del brit-pop contemporáneo.

++Disponible en una edición del 5° aniversario, con extras como ficha técnica, ficha artística, biofilmografías, videoclip "New Order", trailers, imágenes del rodaje, featurrette "Génesis 24 hours party people", featurrette "El verdadero Tony Wilson", featurette "Interpretando a gente que aún vive", entrevistas, y un largo etcétera.

martes, 14 de julio de 2009

TRECE CAMPANADAS * * 1/2

"Trece Campanadas" es un relato de suspenso psicológico que falla por lo confuso de la situación que plantea: los fantasmas del pasado que atormentan a su joven protagonista.





Para mí, siempre ha sido incuestionable el talento de Luis Tosar, Juan Diego Botto y Marta Etura. Pero en Trece Campanadas (2002), nunca acaban por convencer, no por culpa de ellos, sino por el errático y confuso guión. Tosar interpreta aquí el personaje que mejor sabe hacer, el explosivo y violento hombre, en conflicto permanente con todos los que le rodean; mientras, Marta Etura vuelve a ofrecer una aceptable actuación, como la chica guapa y vulnerable, siempre en medio de un tremendo problema romántico, en donde un chico confundido nunca puede expresarle sus sentimientos.

El chico en cuestión es Jacobo, personaje de Juan Diego Botto, que ha regresado de Argentina a Galicia para enfrentar a su tormentoso pasado. El realizador gallego Xavier Villaverde, inicia la película de manera notable, con Jacobo de niño, atestiguando los maltratos de los que era objeto su mamá por parte de su violento padre, un renombrado escultor interpretado por Tosar con suma convicción y acostumbrada fuerza histriónica. Mateo, el escultor, muere en circunstancias misteriosas, y la mamá de Jacobo puede ser la responsable.

No se nos revelará nada más, sólo que años después la mamá de Jacobo sufre de esquizofrenia a raíz de este hecho. La realidad que enfrenta Jacobo a su regreso, es la de ver a su madre internada en una clínica, presa de la locura y de los fantasmas del pasado. Jacobo asumirá la responsabilidad de terminar la que podría haber sido la obra maestra de su padre, una escultura para la catedral de Santiago de Compostela.

Villaverde construye un buen suspenso psicológico. El director ha sabido cómo introducirnos en la mente de Jacobo, y hacernos partícipes de las visiones que tiene de su padre. Tosar es una presencia maligna, casi diabólica, encarnando una especie de espectro vengativo que ha regresado del más allá, para arreglar asuntos pendientes que dejó en este mundo. Por supuesto, nosotros sabemos -o al menos así lo quiero creer- que todo es producto de lo que podrían ser los síntomas de la esquizofrenia en Jacobo. Sin embargo, nunca estuve seguro de ello.

No hay problemas con las opresivas y obscuras atmósferas que crea Villaverde, mucho menos con el auténtico pathos que rodea a casi todos los personajes. El problema es con el hecho de que nunca tenemos en la película un punto de vista alterno al de Jacobo, que nos haga saber si lo que está viendo es producto de su mente enferma, o con el hecho de que tal vez Mateo esté vivo y haya regresado para hacerle la vida imposible a Jacobo.

Incluso hay una escena en la que Mateo se aparece a Jacobo diciéndole “No tengas miedo, no estoy muerto”, pero el hecho es de que nunca tendremos la certeza de si en efecto está vivo o es tan sólo una visión esquizofrénica de Jacobo. Lo seguro, es que nadie más lo ve más que él. No existe el punto de vista de un tercero, que nos haga saber si Jacobo está hablando solo, forcejeando consigo mismo, etc., o si realmente está acompañado por Mateo.

Contrario a estos problemas, me gustó cómo Villaverde intenta emular a Hitchcock en varias escenas, como en la muerte de un personaje cayendo de un andamio dentro de la catedral, o en esa escena dentro del campanario, que recuerda también al Buñuel de “Él” (1953). Pero es una pena que estos aciertos estilísticos en la realización, se vean empañados por lo que ha sido un problema de edición, que no hace más que hacernos sentir más confusos que el mismo Jacobo.

PEANUTS, EL CINE Y LOS MEDIOS.


(Originalmente publicada el 28 de junio de 1962)

Buenas noticias para Linus. Luego de enterarse que su manta se dirigía sin rumbo definido hacia el océano, un équipo militar de élite la ha localizado y rescatado. Conforme esta historia se aproxima a su fin, es reconfortante ver al buen Linus ilusionado por este hecho. Pero con Lucy cerca ¿quién puede estar tranquilo?

lunes, 13 de julio de 2009

QUOTES

"¿Luego me pasas el teléfono de tu terapista Russell?"








"Lo que aprendí de esa experiencia, fue que debo contar hasta 10 y desconectar los micrófonos."
Christian Bale, sobre su críticado arranque de ira en contra de un miembro del equipo de Terminator Salvation. Bale quizás estableció un record, al decir cerca de 27 palabrotas y maldiciones en tan solo 4 minutos al desafortunado miembro del staff.

"No quiero ver pingüinos esponjosos." Werner Herzog en Encounters at the End of the World.

"Es como Lars Von Trier filmando The Untouchables." Mark Kermode (BBC Radio), sobre Public Enemies, la más reciente película de Michael Mann.

"Baby Face Nelson era un psicópata. Mataba a todo aquel que se le ponía enfrente por dinero. Ensayé al personaje utilizando un palo de golf como arma.” Stephen Graham, sobre la preparación para su personaje en Public Enemies.

"Me enamoré del cine porque me lo prohibieron." Paul Shrader, guionista y realizador de cine.

"En el cine americano ya no tienes que ser por el acento la que entra gritando o la que limpia."
Penélope Cruz.

domingo, 12 de julio de 2009

EL CARTEL: BEYOND A REASONABLE DOUBT * * * 1/2

El cartel del nuevo filme de Beyond a Reasonable Doubt (2009), es un sencillo pero atractivo homenaje al cartel original de 1956, que rescata la idea de fragmentar su motivo principal.


Ya puestos con los carteles antiguos de la película original de Beyond a Reasonable Doubt, no estaría mal reseñar el cartel de la nueva película, todo un homenaje al cartel de la película de Fritz Lang que comenté hace poco.

En primer lugar, rescata el tagline “Why would a man frame himself... for murder?”, que no está usado de la manera original que en el cartel antiguo. Otro aspecto que rescata, es la fragmentación del motivo visual, que en este caso es un cuchillo, colocando dentro los retratos de Michael Douglas, Amber Tamblyn y Jesse Metcalfe. Me recuerda mucho esto a ciertos carteles de películas de suspenso y misterio de los 1960, en donde la idea básica es rescatar un objeto cliché (como lo es el cuchillo) no de una manera figurativa, sino su simple silueta, para luego darle una cualidad geómetrica y estilizada. Gracias a un buen trabajo de retoque y montaje, se aprovecha la figura del cuchillo para acomodar dentro los retratos de los protagonistas principales.

El efecto es casi el mismo que en el cartel de 1956, un impacto perturbador al ver los rostros fragmentados, simbolizando el quebrantamiento emocional de sus mundos, al ser un relato que nos cuenta cómo un hombre se incrimina a sí mismo en un asesinato, para probar los endebles procedimientos policíacos en la investigación.

En la sencilla composición, el cuchillo casi atraviesa de manera diagonal el formato, y al tener esta posición ayuda a que tenga un efecto más amenazante, enfatizado con el fondo de color rojo, con todas las connotaciones que podemos darle a este color. Finalmente, destacar el elegante diseño tipográfico, con una combinación de colores blanco y negro contrastante con el color de fondo. Además, la línea de color blanco que subraya la frase del título “Beyond a Reasonable…”, crea una especie de composición en “Z”, que comienza desde el mismo tagline en la parte superior izquierda, y cierra justamente en el título. Una lástima que sea complicado leer los créditos en color negro. Más que por el tamaño de la tipografía, se debe a lo encendido del color rojo sobre el que están escritos.


No podría dejar pasar la oportunidad de comentar el par de carteles de Paranoid Park, película de Gus Van Sant, que desde el estreno de la película llamaron mucho mi atención.




Este es uno de los dos carteles de Paranoid Park que más se han popularizado. Está hecho con un estilo de distorsión fotográfica muy común (que a los que hemos estudiado arte nos encargaron hacer alguna vez), que consiste en recortar una fotografía en tiras, para luego desplazarlas y así crear diversas distorsiones, como si fuera un espejo roto. El retrato del protagonista es bueno, y el efecto fotográfico se hace todavía más interesante al tener un desenfoque alrededor del rostro, realizado seguramente con retoque digital. Olvidemos con este efecto el tener una mínima legibilidad en los créditos de la parte inferior. Lo que sí ha conservado legibilidad, es el título y el crédito para Gus Van Sant, con la ilusión óptica de tener letras en distintos tamaños. Simbólicamente, tenemos nuevamente lo que en los carteles de Beyond a Reasonable Doubt, es decir, la representación de la inestabilidad y confusión emocional del protagonista adolescente, con un cargo de consciencia que deberá arrastrar toda su vida.



Mi cartel favorito de Paranoid Park, una propuesta estética cargada de dramatismo y versatilidad en las numerosas ideas que contiene. No puedo evitar el recordar la portada de alguna novela gráfica al ver el cartel, realizado con un buen fotomontaje , que consigue una escena que intenta traducir el turbulento estado emocional del personaje, en esas dramáticas nubes que parecen pintadas, en el viento que mueve el cabello del personaje, en ese cielo gris que ocupa poco más de la mitad del formato, en ese personaje obscuro que camina triste y melancólico al fondo en la parte izquierda y, en general, por el inestable punto de vista inclinado. En resumen, una propuesta estética efectista, acentuada por la luz teatral que ilumina al personaje. Ha sido una gran idea del diseñador colocar a la mitad los créditos, legibles sobre el fondo del cielo gris. Tema aparte es el gran diseño tipográfico del título, que inicia con el nombre de Gus Van Sant en un color rojo obscuro, y luego el título, con su tipografía distorsionada en distintos ángulos y letras en distintos tamaños. Parece el letrero del parque del filme, pintado en blanco sobre algún mosaico viejo y sucio tal vez. Un cartel magnífico, lo mejor de esta semana.

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