jueves, 1 de diciembre de 2011

ESTRENO: REAL STEEL * * 1/2


Hugh Jackman es el "manager" de un robot en "Real Steel".


Tal vez Real Steel (2011) sea la película menos original del año. Se pueden encontrar un sin fin de referencias cinematográficas a películas sobre robots y, especialmente, de boxeo. En pocas palabras, es la historia de “Rocky” (1976) robotizada. Si a esto le agregamos una premisa inspirada en “Over the Top” (1987), también protagonizada por Sly Stallone, sobre un padre conductor de camiones viudo y que trata de reconstruir un vínculo paterno-filial con su hijo, mezclada con robots tan realistas como los vistos en Transformers, ya tenemos Real Steel. Claro, la relación del precoz e inteligente niño Max (interpretado por Dakota Goyo, con look del niño Anakin Skywalker) con un destartalado y viejo robot, abandonado en un depósito de chatarra, puede rastrearse en la cinta animada “The Iron Giant” (1999). En pocas palabras, Shawn Levy, realizador especialista en entretenimientos familiares (A Night in the Museum), no nos está contando nada nuevo.

La película plantea una premisa interesante, futurista, sobre el qué seria si en lugar de boxeadores, fueran robots las que estuvieran arriba del ring haciéndose todo el daño posible. ¿El box como deporte acabaría como tal? ¿Quiénes deberían estar manejando a los robots debajo del ring? ¿Nerds expertos en informática y tecnología? ¿Boxeadores profesionales o retirados? El protagonista, Charlie Kenton (Hugh Jackman, usando su acento australiano sin alguna razón aparente), entra dentro de esa última categoría.

Charlie es un ex boxeador, que ahora se dedica a desarrollar robots manejados a control remoto, a los que pone a prueba en rodeos enfrentando toros, así como en peleas de box donde se corren apuestas. Un buen día le llega la noticia de que tiene un hijo de 11 años, Max, cuya madre ha muerto. Charlie decidirá que es mejor “ofrecer” la custodia del niño a la tía de este (Hope Davis) a cambio de una cuantiosa suma de dinero, que puede sacarlo de muchas deudas. Honestamente, el tipo lleva una vida relajada, lejos de ser la de un padre. Sin embargo, Charlie y Max tendrán que pasar el verano juntos, un gran pretexto para que los dos descubran que los genes son poderosos y que tienen mucho en común.

La película no se pone a hurgar mucho en las cuestiones deportivas sobre el futuro del box, ni nada por el estilo. Real Steel es tan predecible como lo era “Rocky”, en donde ya sabíamos quién ganaría, sin importar que el contrincante sea un gigantesco ruso o el gorilón Mr. T. Por cierto, el guión esta lleno de clichés. Los “villanos” son una rusa (Olga Fonda) y un japonés (Karl Yune). No son tanto villanos como tal, sólo personajes que simbolizan el lado “frío” y mercadológico  de la tecnología. Son dueños de un poderoso robot negro (el “Mike Tyson” de los robots) de nombre Zeus, invencible y a quien Atom, nuestro robot de hojalata y que parece tener alma propia, debe enfrentar al final.

Atom será la extensión de Charlie, donde el primero imita todos los movimientos que haga quien lo maneje. De hecho, Sugar Ray Leonard, boxeador retirado, fue quien asesoró a Jackman para las escenas del boxeo. Charlie regresa al ring a través de Atom, a quien dotará de sus mejores ganchos al hígado, derechazos e izquierdazos.  Las peleas son entretenidas, los robots impresionantes y animados con el “motion capture”. Pero sinceramente, a este filme le hubiera venido mejor tener más alma y menos metal; el ser más entrañable, ya sea en la relación padre-hijo o en la de hijo-robot. Su atractivo depende enteramente de los robots, que si no están arriba del ring no tienen otra que hacer en la película.  

miércoles, 30 de noviembre de 2011

THE RUINS * * *


Unos turistas americanos encuentran el horror en una pirámide maya.


Una película más inscrita dentro del género “pobres turistas norteamericanos en tierras extranjeras”. Un ejemplo: Hostel (2005). Luego de un tiempo de sana diversión, un grupo de “spring breakers” en México (algún punto del caribe mexicano), se aventura a explorar la jungla. Ahí se encontrarán con una pirámide  maya y un grupo de aldeanos, flechas y pistolas en mano, con intenciones nada amigables. Pero el principal problema, es que nuestros exploradores (Jena Malone, Jonathan Tucker, Laura Ramsey, Shawn Ashmore y Joe Anderson), una vez refugiados en lo alto de la pirámide, se encontrarán con el más extraño suceso paranormal: una enorme planta carnívora, capaz de moverse y sumamente letal. Vale advertir que el 90 por ciento del filme ocurre en lo alto de dicha pirámide, pero lo interesante será ver todo el horror que tiene lugar en ese diminuto espacio, así como ver qué planearán los chicos –o al menos, los que sobrevivan- para escapar. Además, las actuaciones son muy buenas.

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