jueves, 15 de noviembre de 2018

OUTLAW KING


Chris Pine seguirá la lucha iniciada por William Wallace.
Dirigida por David Mackenzie (Hell or High Water), es una lástima que Outlaw King no ofrezca más de lo que promete al principio. Un plano secuencia inicial sabe situarnos en el conflicto central, la enemistad y guerra que el futuro rey de Escocia, Robert Bruce (Chris Pine) entabla con el príncipe de Gales (Billie Howle), futuro rey de Inglaterra. Año 1305. La película narra los sucesos que siguieron a la derrota y ejecución de William Wallace (de hecho, puede ser que se disfrute más la película si se ve como una secuela de Brave Heart). Bruce continuará la lucha de aquel, buscando la libertad del pueblo escocés, y liberarlo de la opresión que su gente vive bajo la corona británica. Las batallas están bien filmadas, la ambientación y actuaciones aceptables. Sin embargo, no hay mucho de memorable en el filme, ni personajes que te enganchen emocionalmente. Una historia con potencial, pero sin fuerza dramática. 
1/2

FIRST MAN

UN PEQUEÑO PASO PARA EL HOMBRE
Ryan Gosling dará el "gran saltó para la humanidad". 
En First Man, la misión más difícil para el astronauta Neil Armstrong (Ryan Gosling, magníficamente contenido), no fue tanto el haber llevado a cabo la histórica hazaña de ser el primer astronauta en pisar la Luna, aquel 20 de julio de 1969. Lo más retador en su vida, fue haber sobrellevado vuelcos emocionales y pérdidas, como la de su pequeña hija. First Man, el más reciente filme del oscarizado Damien Chazelle (ganador a Mejor Director por “La La Land”), nos presenta un astronauta, que más que ser un héroe, dispuesto a arriesgar su vida para aventurarse a viajar al espacio exterior, es un ser humano de carne y hueso, frágil y quebrantable.
Chazelle recrea la crónica sobre cómo Neil Armstrong, de ser un piloto temerario, que realizó vuelos a grandes altitudes que casi alcanzaron el espacio (la secuencia que abre el filme es angustiante), se convirtió en el líder de la misión espacial Apollo 11, y materializó la, hasta entonces, fantasía de llegar a la Luna (antes de que los rusos pudieran hacerlo). Chazelle lo hace con un contrastante estilo. Mientras las partes que se desarrollan en la Tierra, que muestran tanto la vida familiar de Armstrong junto a su esposa (Claire Foy, genial), ambos sobrellevando la pena por la muerte de su pequeña hija, y su entrenamiento en la NASA a mediados de los 1960, sin ser lentas en su desarrollo terminan siendo planas, las secuencias que tienen lugar en el espacio son las mejores y más emocionantes. Esto, en buena parte, debido a la gran recreación de época, cuidada en sus detalles técnicos. Son las partes que verdaderamente acaban atrapándote.
Se nota la influencia tanto de 2001: A Space Odyssey (el uso de la música, un elemento infaltable en las películas de Chazelle), como de Apollo 13 y, más recientemente, Gravity. De hecho, nada más los 30 minutos finales valen la entrada, en donde se muestra la misión final, desde el despegue junto a los otros dos astronautas, Buzz Aldrin (Corey Stoll), el segundo hombre en pisar la Luna, y Mike Collins (Lukas Hass), el tercer miembro de la misión. La película luce como si hubiera sido filmada en los 1960 (buen trabajo del director de fotografía Linus Sandgren), con colores desaturados y granulosos.
Steven Spielberg es el productor ejecutivo, por lo que el tema del núcleo familiar fragmentado es el tema principal, no tanto el de la misión espacial. Desde la pérdida de su pequeña hija, Armstrong (fallecido en 2012), se alejó más y más de su familia (incluyendo dos hijos), encerrándose completamente en la misión espacial, y en observar la Luna con su telescopio. Un hombre que, irónicamente, estuvo tan cerca de la Luna, pero tan lejos, física y emocionalmente, de su familia en la Tierra. Creo que a First Man unos cuantos minutos menos de metraje le hubieran caído bien. Aunque, honestamente, luego de ver los incontables momentos del entrenamiento de Armstrong, cuando finalmente consigue llegar a la Luna es un momento tan emotivo y espectacular (“Un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad”, en la voz de Gosling), que uno siente que valió la pena la espera. 

BOHEMIAN RHAPSODY

Rami Malek.
Me quedaré con la curiosidad de ver qué tal hubiera estado el siempre controversial Sacha Baron Cohen (Borat) interpretando a Freddie Mercury en Bohemian Rhapsody. Su parecido con el líder fundador de Queen es tremendo. Se dice que no se quedó con el papel debido a que quería un filme más explícito respecto a la sexualidad de Mercury, así como más centrado en ese aspecto. Sin embargo, Rami Malek (a quien hace poco vimos en Papillon), está sencillamente fantástico como Mercury, en una interpretación que incluye dentadura postiza enorme (tal vez, demasiado grande), acento británico, gestos y movimientos estudiados, y mucho lipsync. Malek es una verdadera presencia, llena la pantalla de energía en su primer papel protagónico de peso. Con seguridad este papel lo catapultará a interpretar más personajes de este calibre en el futuro.
Dirigida por Bryan Singer (con quien, se cuenta, Rami Malek tuvo pleitos durante el rodaje), Bohemian Rhapsody es un notable intento por conseguir una biopic de Freddie Mercury. A pesar de no ser 100 por ciento apegada a la realidad, es un filme homenaje al cantante y compositor, a su genialidad y su excentricidad; una carta de amor de Singer a la banda detrás de éxitos en la historia del rock como Somebody to Love, Radio Ga Ga, I Want to Break Free, y por supuesto, la canción que da título al filme. De hecho, una de las partes centrales de la película tiene que ver con la gestación de Bohemian, en la que Mercury y sus compañeros de la banda, 
Roger Taylor (Ben Hardy), baterista, Bryan May (Gwilym Lee), guitarrista, John Deacon (Joseph Mazzello, aquel niño de la primer película de Jurassic Park), bajista, experimentaron mezclando opera y rock (con una duración de 6 minutos). El ficticio ejecutivo de EMI, interpretado por Mike Meyers, no vió potencial comercial en la canción (referencia a Wayne's World, que Mayers protagonizó en los 1990, y en la que Bohemian Rhapsody tiene un protagonismo especial en esa escena musical dentro del auto). "Nadie va a sacudir su cabeza por esa canción", les dice el ejecutivo en su oficina.

Lo mejor, es que tenemos la biopic de una estrella de rock -y no cualquier estrella de rock- en donde no hay un personaje lidiando con adicciones a las drogas o al alcohol. Singer apuesta por algo más original y psicológico, la crisis de identidad que Mercury cargó a cuestas durante su vida. No aceptaba con facilidad sus orígenes (su verdadero nombre era Farrokh Bulsara, y nació en Stone Town, Tanzania), y tuvo dificultades para aceptar su homosexualidad, cosa que no le impidió al principio tener una relación con una mujer, Mary Austin (Lucy Boynton), su musa y luego esposa.
Aunque el filme no gira en torno a las relaciones de Mercury, es evidente que Singer (el director de The Usual Suspects, y los primeros filmes de los XMen) intenta mostrar que detrás de la fuerza creadora del cantante, hubo una turbulenta y tortuosa vida emocional, que lo llevó a mediados de los 1980 a ser diagnosticado con VIH. El retrato de época está sumamente conseguido, y el aspecto musical es espectacular (definitivamene tiene que verse en cine), no únicamente por las escenas de la grabación de Bohemian en el estudio, sino también por la recreación del concierto Live Aid de 1985 (organizado por Bob Geldof, para la hambruna en Etiopía). Es donde Rami Malek demuestra por qué nació para hacer este papel; se mete en la piel de Freddie Mercury y lo interpreta con precisión quirúrgica.🌟🌟🌟🌟

HOLD THE DARK

Jeffrey Wright. 
Dentro de lo contenida que es, la actuación de Jeffrey Wright es fenomenal. El problema de Hold the Dark, es que el suspenso que prometía al inicio se desploma después de los primeros 30 minutos. Wright interpreta a un escritor experto en lobos, quien decide viajar a una región inhóspita en Alaska para ayudar a una joven madre (Riley Keough) a encontrar a su hijo. Según afirma la mujer, el niño fue capturado por unos lobos. Desafortunadamente, los personajes no son lo suficientemente interesantes, incluyendo el personaje interpretado por Alexander Skarsgard, el padre del niño, un marine que regresa de pelear en el Medio Oriente para emprender la búsqueda de su hijo, con la ayuda del sheriff (muy bien interpretado por Michael Tayles). El relato explora la violencia en un escenario poco común en películas, pero termina sin ir a ningún lado, sin explorar más a fondo a sus personajes. Hold the Dark acaba sintiéndose demasiado inmóvil y congelada. 1/2

A STAR IS BORN

Bradley Cooper y Lady Gaga.
No podría ser más obvio. En esta nueva versión de A Star is Born (de la cual hasta la fecha hemos tenido cuatro, siendo la más popular la de 1976, protagonizada por Barbra Streissand y Kris Kristofferson), Bradley Cooper parece seguir los pasos de Jeff Bridges, quien por su actuación en Crazy Heart obtuvo un Oscar a Mejor Actor. Y no será nada raro si el próximo año Cooper obtiene una nominación a Mejor Actor, por el retrato que hace de Jack, una estrella de rock, sumergido en una adicción al alcohol y las drogas. Un relato que hemos visto antes hasta el cansancio, es verdad. Pero lo cierto, es que en esta nueva película, dirigida y coescrita también por Bradley Cooper, es que el actor consigue de alguna forma atraparnos en el torbellino emocional-romántico que se desarrolla en pantalla.
Ally (Lady Gaga, muy bien en su actuación), es una joven aspirante a convertirse en cantante, alternando entre su trabajo de mesera de día, y cantar en un club de drag queens en las noches. Ally verá llegar el éxito repentinamente cuando Jack le de la plataforma necesaria -y además la seguridad y confianza en sí misma, tanto en su talento como en su físico (su punto débil es creer que su nariz es demasiado grande para ser tomada en cuenta como artista, digna de grabar y ser escuchada).
Lo que vemos más adelante, es una historia de amor tormentosa, que si bien desde el principio pueden telegrafiarse los caminos que va a ir tomando (Ally se va convirtiendo en una artista exitosa, mientras Jack se va transformando en un ser torturado y autodestructivo), al final Bradley Cooper salva la película de caer en lo predecible con un giro inesperado de 180° en su resolución. Aunque hay momentos en que parece que estamos viendo dos películas distintas, otra cosa que salva a la película es la buena química que logra su pareja protagónica. Cooper no nada más quiere lucir como Jeff Bridges, sino sonar como Sam Elliot después de tomarse una botella de aguardiente (curiosamente, también aparece en el filme, interpretando al agente de Jack).
La parte musical (no sabía que Cooper cantara, y no lo hace tan mal), es disfrutable, y si se es fan de Lady Gaga, se disfruta mucho más. El tema The Shallow es bueno (que canta Lady Gaga, producido por Mark Ronson), con esa clase de potencial para levantar los oídos de los miembros de la Academia de Hollywood y, posiblemente, darle una nominación a Mejor Canción Original. 1/2

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