jueves, 18 de febrero de 2010

I'M NOT THERE * * * 1/2

Cate Blanchett ofrece en "I'm not there" una magnífica personificación de Bob Dylan, en una película irregular pero, al final, interesante.


Al principio es difícil creer que una película como I’m not there (2007) haya sido dirigida por Todd Haynes. Una película tan experimental y extravagante, que parecería casi imposible que el también realizador de Far From Heaven la haya concebido. I’m not there está dedicada no nada más a la vida musical de Bob Dylan (el título está tomado de una de sus canciones), sino a muchas otras de sus facetas, reales o imaginarias.

La película está narrada a través de 7 historias. Cada una de estas historias se interrelacionan de alguna manera. A veces se entrelazan de una manera onírica y surrealista, como en esa escena animada de una ballena que devora a un niño prodigio del blues (Marcus Carl Franklin), que a su vez, se transforma en el sueño de la protagonista de otra de las historias (Charlotte Gainsburg). Después de la muerte de Heath Ledger, I’m not there acaba teniendo una personalidad distinta, quizás más onírica todavía, al verlo en su interpretación de un malogrado actor de cine.

Como suele suceder en esta clase de experimentos fílmicos, el resultado general acaba siendo irregular. Algunas historias funcionan mejor que otras, hay alguna que está de más o que no tiene mucho sentido, como aquella que sirve como punto de narración inicial dentro de un juzgado. El Bob Dylan de este episodio (encarnado por Ben Whishaw), aparece entre ciertos capítulos ,narrando frases poéticas de la autoría de Dylan, y algunos aforismos. En tanto, hay unas historias que me parecieron estupendas, como la del polémico músico de blues y folk (soberbio Christian Bale), que acaba convertido en predicador de una extraña iglesia. Claramente, este episodio está inspirado en la vida de Bob Dylan pero con otro nombre, Jack.

El episodio que me ha parecido el mejor de todos, es el interpretado por Cate Blanchett. En su impresionante transformación e interpretación de Bob Dylan (también con otro nombre, Jude), Cate Blanchett se roba la película. Tan sólo con ponerse un traje negro y alborotarse el cabello, Cate ha quedado transformada en Bob Dylan. No por nada tuvo una nominación al Oscar el año pasado como “Mejor Actriz de Reparto”. Este capítulo es un viaje por la etapa de mayor apogeo de Dylan, con su viaje a Londres y sus controversiales declaraciones a la prensa. Con cierto espíritu psicodélico, esta historia bien podría haber sido dirigida por Richard Lester.

Aunque también me gustó mucho la historia del niño prodigio de la guitarra, que viaja en tren luego de escapar de un internado, a la historia protagonizada por Richard Gere encarnando a Billy The Kid, no le he encontrado mucho sentido. Está bien ambientado y redondeado con la doble actuación de Bruce Greenwood (también es el periodista de la BBC en el episodio de Cate Blanchett), como un envejecido Pat Garrett, pero creo que no tiene otro propósito más que homenajear la película de Sam Peckinpah, "Pat Garrett and Billy the Kid" (1973), en la que Dylan tuvo una participación pequeñísima. De hecho, Kris Kristofferson, quien interpretó a Billy The Kid en esta película, narra por unos segundos el inicio de I’m not there.

En general, todos los episodios tienen una impecable ambientación, marca de autor de Haynes, como pudo verse en el impresionante trabajo de diseño de producción en Far From Heaven. I’m not there es una película hecha para fans de Bob Dylan. Aunque me gusta Bob Dylan (no todo, pero sí una buena parte de su música), confieso que la película acabó por saturarme. Fueron demasiadas historias, y por esta misma razón muchas no están bien resueltas. Yo me quedo nada más con la historia protagonizada por Christian Bayle, contada como un falso documental, con la de Cate Blanchett por supuesto, y con la del pequeño músico negro, que en sí hubieran podido redondearse todavía más.

++ Lo mejor: La magistral actuación de Cate Blanchett, la edición musical y, en general, su intento experimental de dividir a Bob Dylan en varias facetas.
++ Lo peor: Lo saturado que se siente el resultado final.

THE WALKER * * 1/2

Woody Harrelson interpreta en The Walker a un experto en decoración, jugar canasta y pasar el tiempo con mujeres adineradas.




Después de su fallida incursión en el género de terror con la precuela de Dominion: The Exorcist, el gran guionista y realizador Paul Schrader regresó con algo muchísimo menos pretencioso y que, más bien, se encuentra en los terrenos del telefilme, The Walker (2007). Schrader no sale del todo avante en la experiencia de intentar dirigir este filme, que combina el thriller político y una trama wudunit.

Lo que más ayuda a Schrader es contar con un reparto de primer nivel. Woody Harrelson, un actor tan versátil y que siempre ha rehuido del estrellado de Hollywood, es el “Walker” del título. Es un tipo que pasea, claro, y gusta de hacerlo con maduras mujeres ricas. Y no lo hace por lo que uno podría imaginar. Su afición es simplemente juntarse con ellas para jugar canasta, chismear hasta por los codos y asesorarles en asuntos de decoración. Carter Page III, el “paseador” en cuestión, es homosexual y gusta de la buena vida. Carga con el peso de haber tenido un padre político influyente en Washington, del cual todo mundo se siente orgulloso, y ahí estarán siempre los demás para echárselo en cara.

En el reparto también se encuentran Kristen Scott Thomas, Moritz Bleibtreu, así como Lauren Bacall y Willem Dafoe en pequeños papeles secundarios. Como en toda trama wudunit habrá un crimen, el asesinato de rigor. Cuando la mejor amiga de Carter (Kristen Scott Thomas) se vea involucrada como la principal sospechosa en dicho crimen, aquel tratará de desentrañar quienes están detrás del asesinato. En The Walker no deja de sentirse el hecho de que estamos ante una película que, aunque es una pequeña producción más bien hecha para verse en televisión, pudo haber estado mucho mejor. Se nota que Schrader tuvo las manos atadas por cuestiones de presupuesto. El trabajo fotográfico es aceptable, el diseño de producción atractivo (la casa de Carter es todo un monumento a lo kitsch pero, extrañamente, refinado y de buen gusto), la edición es funcionalmente televisiva y las actuaciones son buenas.

No dejé de percibir que detrás de este, de todas formas, visible trabajo, hay una historia que pudo haber sido explotada mucho más. Hay un crimen con un trasfondo político, la ciudad de Washington como el escenario ideal para la hipocresía de muchos políticos; un discurso sobre la intolerancia hacia la homosexualidad y, sobre todo, como en todo buen relato de Agatha Christie, la doble moral de la clase alta y la burguesía. Todo esto ambientado en escenarios contrastantes: casas, salones y hoteles lujosos, junto a calles obscuras y bares gays, a donde Carter se interna como un reflejo de su doble vida. Además de su trabajo como decorador de interiores, Carter es un empleado ejemplar en una empresa de bienes raíces.

Aunque The Walker se queda a un nivel televisivo, Schrader sigue demostrando su maestría como guionista, con diálogos interesantes (incluso, son entretenidos los diálogos de Carter, en especial, cuando está jugando canasta con sus amigas), pero como decía, es una película con un portento de ideas al que le ha quedado chico el formato y el presupuesto.

++ A la fecha, The Walker no ha tenido estreno comercial en España y no se encuentra editada en DVD.

martes, 16 de febrero de 2010

EL CARTEL

THE WOLFMAN * * 1/2
Más de la mitad de los carteles producidos para el remake de The Wolfman, me parecieron mediocres y apenas dignos de mención. Los mejores, como siempre, fueron los teasers, en especial porque supieron, de manera simple y eficaz, mantener oculta la apariencia del nuevo hombre lobo. De los carteles del estreno sólo me pareció medianamente rescatable el que muestra, casi completo, al monstruo. Lo más rescatable de este cartel no es tanto su diseño, sino la espectacular pose del monstruo. Deja ver mucho, pero también sigue ocultando parte de la apariencia del monstruo. Su falla reside en que no coincide mucho el montaje de la fotografía con la imagen del fondo, con un punto de vista en contrapicado de los árboles. Pero es difícil no detenerse y ver un cartel del hombre lobo como este. Ahora, la imagen de los árboles también tiene su gracia. Los árboles sirven como una especie de guia visual, que nos conducen directamente a esa incandescente Luna llena, además de que ayudan a dar la ilusión de más altura y volumen al hombre lobo. El diseño del título es bueno, con una tipografía inspirada en un libro antiguo, subrayada por una sangrienta linea horizontal. El tagline es interesante, ya que le da al personaje un carácter de leyenda y hace pensar en la película original de 1941: “The Legend is Alive”. En esta ocasión, tengo un comentario positivo para el cartel diseñado en España. Es prácticamente el mismo, sólo que como fondo se ha optado por poner la Luna en el centro y, prácticamente , envolviendo al monstruo. Aunque, técnicamente, nada más debería verse la silueta del monstruo, de alguna manera, quedan corregidas las perspectivas y puntos de vista entre el fondo y la imagen del hombre lobo.

PEANUTS, EL CINE Y LOS MEDIOS.


(Publicada originalmente el 10 de febrero de 1963)

Ya es conocida de otras tiras (no todas publicadas aquí, por supuesto) la famosa crueldad de Lucy hacia Charlie Brown. El método de Lucy es muy simple: hacerlo sentir en verdad importante para luego, a sangre fría, hundirlo moral y físicamente. Este último caso se ejemplifica claramente cuando sostiene el balón de futbol, haciendo creer a Charlie Brown que no lo quitará cuando intente patearlo. En esta tira, la ilusión de Charlie Brown de convertirse en un famoso artista se verá destruída gracias a Lucy. Y lo más doloroso, es ver lo lejos que lleva su broma. Esperemos que Charlie no se corte una oreja después.

lunes, 15 de febrero de 2010

PREMIOS GOYA 2010

Alberto Amman (Goya a Mejor Actor Revelación), Daniel Monzón (Goya a Mejor Director), Marta Etura (Goya a Mejor Actriz de Reparto) y Luis Tosar (Goya a Mejor Actor) posan con sus respectivos premios al final de la ceremonia de la entrega de los Goya 2010.

Los premios Goya a lo mejor del cine español en el 2009, se han entregado este pasado domingo 14 de febrero, en una noche llena de sorpresas. En la ceremonia, conducida por el actor y comediante catalán Andreu Buenafuente, quien (como casi siempre) se ha robado la noche fue Pedro Almodóvar. Almodóvar entregó el premio a "Mejor Director", con un humorístico comentario al presidente de la Academia de Cine Española "El presidente de la Academia ha estado muy pesado, insistiendo en que viniera a entregar un premio [...] Cuando le he dicho que no, me dice 'Claro, pero en 3 semanas sí te vas a Hollywood a entregar el Oscar a Mejor Película Extranjera'. Ahí, ya no he sabido qué contestar". La gran ganadora de la noche ha sido Celda 211, del realizador Daniel Monzón, que se ha llevado 8 premios Goya, incluyendo el de Mejor Director y el de Mejor Actor para Luis Tosar.

A continuación, la lista de los principales ganadores:

Mejor Película: Celda 211

Mejor Director: Daniel Monzón, por Celda 211

Mejor Actor: Luis Tosar, por Celda 211

Mejor Actriz: Lola Dueñas, por Yo, también.

Mejor Guión: Mateo Gil y Alejandro Amenábar por Agora.

Mejor Película Animada: Planet 51.

Para consultar la lista completa de ganadores, consultar la página especial de los Goya en Fotogramas.

domingo, 14 de febrero de 2010

THE WOLFMAN * * * 1/2


Más sangrienta y obscura. Benicio del Toro es el nuevo hombre lobo.

Es una tarea tentadora revivir clásicos del cine de horror de la Universal en la era digital. Ha habido muchas versiones de la historia del “licántropo”, mejor conocido como "hombre lobo". La propia versión de la casa británica Hammer estaba ambientada en España. The Wolf Man (1941), la versión de la Universal, dirigida por George Waggner, es la madre de todas las demás películas sobre hombres lobo. Muchas cosas han mejorado en el remake, The Wolfman (2010), dirigida por Joe Johnston. Para empezar, es una visión gótica, obscura hasta más no poder. La historia está corregida y aumentada, instalándose más atrás, en 1891, entre Londres y la campiña británica.
 
La trama está construida por una serie de complejas relaciones y decesos familiares; traiciones, traumas del pasado y deseos de venganza. El protagonista tiene un nombre, Lawrence Talbot (Benicio del Toro, físicamente inmejorable para el papel), un actor shakespeareano residente en Nueva York. De gira en Inglaterra, Lawrence recibe la noticia de que su hermano ha sido asesinado por una bestia diabólica, por lo que decide quedarse a investigar quién -o qué- mató a su hermano. Su cuñada, Gwen (Emily Blunt), se encuentra en duelo, acompañando a su solitario suegro (Sir Anthony Hopkins). Sin embargo, una noche, tratando de enfrentar a la bestia, Talbot encontrará su trágico destino  en la “maldición” gitana del hombre lobo.

Me ha gustado esta nueva visión. Se encuentra entre lo que parece la adaptación de una novela gráfica y una novela gótica de horror victoriana. Además, el monstruo ahora sí parece un lobo, y no la especie de cruza entre jabalí y felino de la película original. No nada más anda en dos piernas, sino que, de vez en cuando -y desafiando las leyes de la motricidad- también anda a cuatro patas. Esto gracias al increíble trabajo de maquillaje del maestro Rick Baker (ganador del Oscar a "Mejor Maquillaje" este año). No puedo dejar de mencionar el impresionante tratamiento gore. Johnston no duda en poner en primer plano descabezamientos, mutilaciones, destripamientos, etc. En una escena (de las mejores), Talbot está amarrado a una silla dentro de un hospital psiquiátrico, advirtiéndoles a todos que huyan o los matará. La luna llena está en el cielo y lo que verán no les va a gustar mucho. Tenemos una auténtica película de terror gore que no se anda con pequeñeces.

Hay muchos elementos de la película original que se conservaron, como el personaje de la gitana (Geraldine Chaplin). Aunque Sir. John Talbot tiene aquí un aire más desaliñado y trágico a cargo de Anthony Hopkins, la carga emocional que lleva es casi la misma del refinado y culto Talbot interpretado por Claude Reins, en la película original. Me olvidaba mencionar que se agrega el personaje de un detective, interrpetado por Hugo Weaving.

The Wolfman no pretende ser más que una película de terror palomera. Si bien no tiene grandes actuaciones (incluso Anthony Hopkins no está a su máxima capacidad), el reparto cumple en su justa medida. Si hay una queja de mi parte, es que he echado de menos el romance y el humor involuntario de la película original. Acaba pesando un aura demasiado sombría en todos y cada uno de los personajes.

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