jueves, 17 de septiembre de 2009

Y...¿CÓMO LE PONEMOS?

"Pensándolo bien chicos... creo que somos más malditos que bastardos".






Empezamos esta semana de pocos estrenos, con el esperado estreno de la más reciente película de Quentin Tarantino, Inglourious Basterds, protagonizada por Brad Pitt. La crítica la ha tratado bien, aunque muchos coinciden en que Tarantino sigue sin ofrecer una nueva obra maestra, a la altura de Reservoir Dogs o Pulp Fiction. Por lo pronto, en España se titulará “Malditos Bastardos”. De hecho, el título en inglés es de entrada polémico, desde la misma forma en que está escrito. La palabra “inglourious” puede escribirse también “inglorious”. El título español no está del todo mal, aunque “malditos” está bastante lejos de ser el significado real de “inglourious” en español, que pueden ser varios, como “vergonzoso”, “deshonroso”, “despreciable”, etc. Por lo tanto, ya podemos ir armando y jugando con un sin fin de posibilidades. Los peores títulos me parece que son los de algunos países en Latinoamerica, como Argentina y México, en donde será titulada “Bastardos Sin Gloria”, que desvirtúa completamente el significado del titulo original. Inocentemente, se tradujo literalmente "inglourious" como "sin gloria". Veamos los títulos en otros países:

Бесславные ублюдки - Rusia
Adoxoi bastardi - Grecia
Bastardi senza gloria - Italia (mismo caso que Argentina y México)
Bastardos Inglórios - Brasil
Becstelen Brigantyk - Hungría
Inglourious Basterds - Japón
Kunniattomat paskiaiset - Finlandia
Le commando des bâtards Canadá (me gusta este título)
Neslavne barabe - Eslovenia
Prokletnici - Serbia
Sacanas Sem Lei - Portugal
Soysuzlar çetesi - Turquía
Ticalosii fara glorie - Rumania

La más reciente comedia de Chris Columbus, I love you Beth Cooper, es, según lo que he escuchado, una comedia menor del también realizador de las dos primeras entregas de Harry Potter. En España se titulará “La Noche de su Vida”, un título de lejos trivial y más que convencional para una comedia romántica. Creo que este título ha sido utilizado como en una docena de comedias de este tipo. “Te amo Beth Cooper” era una mejor opción. Su traducción es sencilla y sin complicaciones, y suena más que excelente para una comedia romántica. En Rumania se tituló “Te iubesc, Beth Cooper”, que deduzco quiere decir “Te amo, Beth Cooper”, mientras que en Italia se dio un caso parecido al de España, con el título “Una notte con Beth Cooper”. Bueno, al menos conservaron el nombre del tal Beth Cooper.

Vamos ahora con nuestro clásico caso del título sin traducción, Let’s Get Lost, un documental (que muero por ver) sobre Chet Baker, uno de los más grandes trompetistas del mundo del jazz. El documental, dirigido por Bruce Weber, fue realizado en 1988 y estuvo nominado al Oscar a "Mejor Documental". Ha tenido su primer reestreno en cines en Inglaterra en junio del año pasado y ahora, sorprendentemente, llega a las salas españolas. El dejar el título así, respeta de alguna forma el título de la famosa composición de Baker, que da título al documental. Nunca he estado muy a favor de traducir títulos de canciones, hay algunos títulos que suenan ridículos en español. De hecho, en Italia sí se tradujo como "Perdiamoci". Tal vez este sea un caso excepcional, en el que haber dejado en español el título como “Let’s Get Lost, la película”, haya sido una buena decisión. Jamás la titularía “Perdámonos”, para ser sinceros. De todas formas, este documental está expresamente dirigido a los amantes del jazz, como quien esto escribe.

Terminamos con otro estreno esperado, y con esto la única película que ha tenido un buen título en español. La más reciente película de Steven Soderbergh, The Informant!, protagonizada por un engordado Matt Damon, se titulará en España “¡El Soplón!”, un buen título, a pesar de que se inclina más por el lado cómico de la trama. De nuevo, los títulos de Argentina y México no me convencen, “El Desinformante”. ¿Por qué tal decisión?

martes, 15 de septiembre de 2009

SHORTBUS * * 1/2

Si bien presenta una premisa interesante, en Shortbus acaba pesando más la polémica por sus escenas de alto contenido sexual.





El nivel de controversia que causó Shortbus (2006), segundo largometraje del actor, guionista y realizador John Cameron Mitchell, sobrepasó lo que termina ofreciendo la película. Shortbus es un conjunto de historias sobre treintañeros en Nueva York, que sufren lo indecible por sus huecas vidas sexuales, sin saber a ciencia cierta lo que quieren o lo que buscan. Los personajes intentan obtener alguna respuesta y refugio en el club nocturno que da nombre a la película, en el que sus miembros ejercen el sexo libre, como quieran y con quien -o quienes- quieran.

La película se ha vendido sola, gracias a sus polémicas escenas de sexo explícito y real. Nada nuevo bajo el sol, si tomamos en cuenta que escenas como estas ya se han podido ver en filmes como Baise-Moi o 9 Songs, que independientemente de lo fallidas o logradas que sean sus historias, saben usar este tipo de escenas sexuales como un buen eje dramático. El problema principal de la cinta de Cameron Mitchell, es que sus contadas escenas de sexo no son más que un vehículo intencional para causar polémica, tan sólo para impactar sin mucha justificación.

Escrita por Cameron Mitchell, Shortbus no deja de parecer una cinta de Woody Allen versión “X”, en la que vemos a personajes similares de la filmografía alleniana: el personaje femenino al borde de la neurosis, Sofía (Sook-Yin Lee), quien a pesar de ser terapeuta sexual, nunca ha sido capaz de sentir un orgasmo en la activa vida sexual que lleva con su marido. La trama es la revisión de la vida sexual de Sofía y su lucha por lograr sentir un orgasmo, internándose en los bajos mundos del club “Shortbus”, experimentando con todo lo posible.

Sin embargo, la película estará más inclinada a la homosexualidad masculina, en su estudio emocional y existencial de la vida de una pareja que, al parecer, ya no es feliz. Uno de sus miembros es un salvavidas en un deportivo, deprimido y con la idea del suicidio rondándole la cabeza. El motivo es que su novio, diametralmente opuesto en carácter, desea vivir experiencias promiscuas y romper las ataduras sentimentales. Ambos acudirán a Sofia para que les asesore y logren salvar su relación.

Como trasfondo está el escenario de la “Zona Cero”, el inmenso terreno ruinoso donde alguna vez estuvieron las Torres Gemelas, alegoría sobre cómo esta violencia ha marcado también a la juventud, que ahora no desea más que vivir el sexo al máximo para liberar fantasmas ocultos. Es un tema que, con bastantes esfuerzos, logra sostener una película que acaba precipitándose en sus conclusiones, que nunca encuentra el tono adecuado, sin decidirse bien por la ácida comedia sexual o el melodrama fuerte.

El mensaje de Shortbus es contundente: el sexo es un arma de doble filo y el amor no inexiste. Y si el amor existe, sólo hace sufrir y jamás existirá junto al sexo. El sexo, según la película, es mejor tenerlo sin fijarse con quien, y sus momentos de plenitud, irremediablemente, se alcanzan en soledad.

PEANUTS, EL CINE Y LOS MEDIOS.


(Publicada originalmente el 14 de septiembre de 1962)

No pude evitar el publicar la conclusión de la tira que subí hace unos días. De alguna manera, Linus tenía que desengañar a Charlie Brown sobre ese supuesto "cumplido" que le había hecho. El problema, es que Lucy también está ayudando a que Charlie Brown vea la realidad, aunque no de una forma muy sutil.

domingo, 13 de septiembre de 2009

EL CARTEL

DISTRICT 9 * * * * (y * * * * * por toda la campaña)
Lo mejor del trabajo de imagen y promoción de District 9, es basar sus carteles en un atractivo y original juego de señaléticas. Muchas de estas señales forman en si carteles individuales, en distintos formatos, tanto verticales como horizontales. Todas estas señales tienen una identidad en común: el imagotipo de un extraterrestre, detrás de un circulo rojo de “prohibición”. Es algo parecido a lo que se trabajó para la imagen de Ghostbusters, pero en District 9 el trabajo tiene un cariz más realista. El imagotipo lo vemos en este cartel, y dicho elemento está convertido en una plataforma de práctica de tiros, colgada en una alambrada de púas. En el fondo, una enorme nave extraterrestre flota en el cielo. De nuevo tenemos la ya conocida estrategia de esconder, lo más posible, la identidad de las criaturas fantásticas, dar la menor información posible al respecto. Y aquí, la imagen estilizada del extraterrestre nos dice más que suficiente, y no hace más que incrementar el suspenso respecto al contenido real del filme. El diseño tipográfico del título, conserva el estilo de una señal sucia y vieja, acompañada por un número nueve en rojo, simbolizando, más que nada , “peligro”. Diseñada por el despacho Ignition Print, esta campaña gráfica quizás sea una de las más atractivas del año.


MY BLOODY VALENTINE 3D * * * *
Ya hablamos del cartel de la primera versión, y ahora reseñaré el cartel de la nueva My Bloody Valentine. Existe el cartel de una mancha ensangrentada en forma de corazón, con la imagen del asesino enmascarado detrás (se nota una idea tomada del cartel de The Joker en The Dark Night), y otro con una serie de tres mineros enmascarados, abriendo un túnel, con una luz roja iluminándolos parcialmente y un rostro reflejado en sus visores. Sin embargo, el mejor me parece el cartel que promociona la versión 3D (en realidad todos lo hacen, pero en este es la principal intención), en especial, por su aire retro. Hay dos versiones, una vertical y otra horizontal, pero la que mejor funciona es esta última. Un par de cosas me parecen rescatables de este cartel. Primero, su diseño tipográfico, retro y espectacular, de gran volumen tridimensional y apariencia rígida, metálica incluso. Su diseño está tomado directamente de carteles de los 1950 y 1960. También son rescatables los espectadores de la primera fila, sus expresiones, poses y actitudes exageradas, prometiendo así una experiencia única en la sala digital. Ah y claro, ese pico que parece atravesar y destrozar la pantalla, conforman un cartel genial que, seguramente, se volverá un clásico en unas tres o cuatro décadas.


12 ROUNDS * * * 1/2
Seguramente jamás veré 12 Rounds, pero lo sorprendentemente, es que esta probable basura cinematográfica tiene un cartel tipográfico magnífico. Colocada encima de un retrato del aborrecible John Cena, virado al rojo y en alto contraste, toda la información escrita está condensada en una enorme caja tipográfica, inclinada hacia la izquierda. El juego de tipografías es muy atractivo, en especial, las del título, amarillas y de mayor tamaño, con una textura como de concreto, que le da más realce. Las tipografias de los créditos están perfectamente legibles, a pesar de su tipo de letra y color. El equilibrio y composición del diseño están perfectamente planeados para que no se pierda la visibilidad del retrato de su protagonista, así como para que el enorme “12” (algo translúcido, incluso) quede justo encima de él. Igual hubiera funcionado perfectamente este cartel sin el retrato de Cena. Quien sabe.

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