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viernes, 4 de febrero de 2022

NO TIME TO DIE

Daniel Craig en su última encarnación del 007.
 

Parecía que no vería la luz, que caería víctima de la pandemia, que Sin Tiempo para Morir, el más reciente filme del 007, no tendría estreno en cines. Sumamente esperada para el 2020, la película finalmente terminó siendo estrenada en noviembre del 2021, de hecho, la última protagonizada por Daniel Craig como el agente secreto. Como si la expectativa no fuera de por si ya mucha, todavía estaba por verse si este sería el mejor filme de Craig como Bond. Aunque para mi gusto es Casino Royale, Sin Tiempo Para Morir está dentro de los mejores dentro de la sub-saga con Craig. 
 
Dirigida por Cary Joji Fukunaga (Beasts of No Nation), con todo y tener todo lo que uno espera en un filme de James Bond, es decir, interesantes locaciones, persecuciones, balaceras, suspenso, explosiones, etc., si algo tiene también Sin Tiempo Para Morir es una carga dramática considerable. Además, creo que Bond jamás había mostrado su lado más humano como en esta ocasión, es decir, con más vulnerabilidad. La balanza se inclina aquí más a lo emocional. Pero también, si algo sigue manteniendo a Craig como Bond en el gusto de muchos, es esa rudeza que sabe transmitir, de héroe de acción cara-dura del nuevo siglo. 
 
Estando en Italia junto a Madeleine (Léa Seydoux), su novia psiquiatra, Bond nuevamente se verá sorprendido por Spectre, la organización criminal terrorista, que no se rinde tratando de sembrar caos y muerte en el mundo. El problema, es que nuestro agente sigue suspendido por el servicio secreto británico, y con su licencia para matar revocada. Como si estos tiempos de pandemia no fueran suficiente, tenemos aquí un villano nuevo y de nombre estrafalario, Lyutsifer Safin, interpretado por un cacarizo Rami Malek, con los planes de intoxicar a toda la población del mundo usando armas biológicas. El rostro de Safin, además marcado por cicatrices, causó no poca controversia entre personas que vieron ofensivo (con todo y campañas en redes sociales, así como una carta dirigida a la MGM y los productores del filme) el hecho de que un rostro con marcas y cicatrices pudiera ser símbolo de maldad y estereotipo de villanía. 
 
 Safin planea lograr su objetivo con la asistencia de un científico ruso, Valdo Obruchev (David Dencik), cuyo acento raya casi en lo rídículo y caricaturezco, quien se encuentra desarrollando una toxina extraída de una planta. Aunque la premisa no tiene mucho de nuevo, es decir, el villano megalomaniaco buscando eliminar a la raza humana debido a traumas de su niñez, lo mejor de Sin Tiempo Para Morir es que estamos ante el capitulo final de una saga, y el comienzo de una nueva. Sin revelar mucho de la historia, tendremos una que otra muerte trágica, alguna revelación inesperada, así como la presentación de quien posiblemente (y remarco el "posiblemente") tome el lugar de Craig en las siguientes películas. 
 
No diré mucho, pero podría ser una mujer, aunque dudo sea Ana De Armas, la cual, desafortunadamente, sale poco en la película, interpretando a una agente cubana. Podría ser otro personaje femenino en el filme, el interpretado por Lasana Lynch (quien comparte con Ana de Armas el papel de "chica Bond"), pero decir más sería revelar demasiado. 
 
Sin Tiempo para Morir es un filme largo (poco más de dos horas y media de duración), con una que otra secuencia que pudo haber sido reducida (¿era muy necesaria la escena con Christoph Waltz?), pero al final cumple con creces. La cinta cuenta con buenas dosis de acción, aunque no tanta tensión o suspenso como en anteriores filmes. Hay caras conocidas de regreso, como Ralph Fiennes como M, Naomi Harris como MoneyPenny, y Ben Wishaw como Q, siendo este último el afortunado con más tiempo en pantalla. Wishaw repite magníficamente su papel, estando incluso con Bond en los instantes más tensos de la película. 
 
Por otro lado, creo que lo peor del filme acaba siendo el villano, poco memorable, y con un extraño acento, ininteligible y casi indescifrable. Sin embargo, Primo (Dali Benssalah), el otro malo de la historia, con un ojo mecánico, es quien más o menos salva el show. En resumen, un adrenalínico filme de acción, sin suficiente complejidad en su historia de agentes secretos, pero ideal para los fans de Bond, quienes tal vez no evitarán sentir un nudo en la garganta al final. ¿Qué vendrá en el futuro para la franquicia de James Bond?
 ⭐⭐⭐1/2 
 
Disponible a la renta.

viernes, 4 de diciembre de 2015

SPECTRE * * *

Daniel Craig en su, posiblemente, última
encarnación del 007.
El agente 007 regresa con todo y licencia para matar en Spectre. Skyfall, la anterior película, dejó la barra muy alta para superarse, y esta última entrega se ha quedado a dos o tres pasos de igualarla. La sensación, en general, es de que no hay mucho nuevo qué ofrecer, del "pan con lo mismo"; de tener una película de James Bond común y corriente. Daniel Craig, en su cuarta encarnación del espía más icónico del cine, todavía con mirada azul celeste asesina y certera, se puede decir que sigue bien, aunque quizás visiblemente cansado. Sam Mendes vuelve a tomar las riendas en la dirección, demostrando que si de acción se trata, sigue siendo el indicado para ello, ahora con una historia que tiene una interesante idea detrás: en el mundo del siglo XXI estamos bajo constante vigilancia, no hay ser humano que se salve de ser monitoreado. Ni el mismo James se salva de ello. Vivimos en un Big Brother descomunal, dirigido, creado y producido por el villano en turno, el jefe de la organización Spectre, para cometer crímenes y actos terroristas. Por otro lado, el programa Bond está bajo la amenaza de desaparecer y ser desmantelado, debido a las constantes faltas a la autoridad, desobediencias, y arbitrariedades del 007. 

La primera secuencia abre en la Ciudad de México, durante la celebración del "Día de Muertos," en medio de un pandemonium carnavalesco. Bond tiene que abrirse camino entre un desfile de carros alegóricos y gente maquillada. Desde un plano secuencia en el interior de un hotel, hasta una vertiginosa y adrenalínica persecución, que empieza en una azotea y acaba dentro de un helicóptero sobrevolando la plaza central, Spectre abre prometedoramente, con emoción, acción y buen ritmo.  James tiene que detener los planes de un ataque terrorista en un estadio de fútbol, y lo hace poniendo fuera de juego a un malhechor italiano, no sin provocar una hecatombe de alcances políticos y diplomáticos a nivel internacional.

M (Ralph Fiennes) no está muy contento, por lo que le da un ultimátum a Bond sobre su futuro profesional. Ahora, Q (Ben Whishaw) tiene que monitorear y rastrear cada movimiento de James, usando nanotecnología inyectada en su torrente sanguíneo. Como en cada película de la franquicia, el tour turístico nos lleva de la Ceca a la Meca. Seguimos al espía de México hasta Roma, y de ahí a Austria y Tanger. En Roma, James se podrá presentar como "mi nombre es Bond, James Bond" con una viuda (Monica Belluci) que acaba de perder a su marido, y además conocerá al líder de la organización Spectre (Christoph Waltz, muy bien, luciendo toda su carismática malignidad).

Spectre es una película de James Bond de fórmula. Contrario a Skyfall -e incluso Casino Royale-, no traspasa los límites de la verdadera emoción que se espera en un filme de Bond. Sí tiene buenas escenas de acción, a las que no les falta humor (la persecución en Roma), o una pelea en el tren entre Bond y el maloso en turno (Dave Bautista), con unos repentinos cambios de vestuario que no tienen mucha explicación, considerando que James no lleva equipaje, pero no alcanzan lo extraordinario, el mismo nivel de impacto de películas previas. Lea Seydoux es la nueva chica Bond, interpretando a la hija de un exmiembro de Spectre, vulnerable y de un inegable atractivo, pero que no está a la altura de otras actrices de películas previas. Andrew Scott (Sherlock), como C, entra a escena con su característica vibra villanezca, como un alto mando que promueva la desaparición del programa 007.

¿La regla será una película muy buena de James Bond, seguida de otra no tanto? Spectre se queda en una zona de comfort algo decepcionante, de ser un común y corriente entretenimiento palomero de fin de semana. Lo malo es que prefiere quedarse ahí, sin tratar de alcanzar el status de memorable, o de ofrecer momentos de antología. Se siente algo cercano a un epílogo de Skyfall, de esa clase de secuelas hechas por Daniel Craig (también funge como productor ejecutivo) por puro compromiso contractual. Que mal sería si, como dicen, esta es su última película interpretando al 007, sin cerrar este ciclo con broche de oro.

lunes, 12 de noviembre de 2012

SKYFALL * * * * 1/2

BOND NO ESTÁ COMPLETO SIN SU ASTON MARTIN DB5.
Daniel Craig, nuevamente, como al agente 007.

Luego de mucha expectación y dudas respecto a su producción, Skyfall (2012), la más reciente película de James Bond (tercera protagonizada por Daniel Craig), ha sido estrenada. Hace unos años se dudaba de que esto pudiera ocurrir, debido a la crisis por la que se encontraba pasando la MGM, lo que hacia prácticamente inviable que una película más sobre James Bond pudiera tener luz verde. El caso es que la película aquí está; la MGM lo consiguió (tal vez endeudándose hasta los dientes), y el éxito o fracaso de su apuesta por esta franquicia está por verse. Dentro de su lista de posibles directores, escogieron al que más causaría titubeos, Sam Mendes, realizador británico especializado más en melodramas de gran densidad que en blockbusters de acción y alto presupuesto.

El resultado ha sido positivo. Skyfall es la mejor película en este relanzamiento de las aventuras del agente secreto con "licencia para matar", en donde Daniel Craig sigue cumpliendo con creces en su encarnación de James Bond. Sam Mendes consigue, inteligentemente, balancear acción de gran nivel con buen melodrama. Es decir, logra un adrenalínico filme, lleno de espectaculares escenas de acción, y con una gran carga dramática. El buen desarrollo emocional de los personajes sigue estando presente. 

Al final, se siente como el cierre de una trilogía en puntos suspensivos; un "¿continuará?" justo en la última escena. La película depara sorpresas y revelaciones. James Bond sigue siendo el tipo duro, mono-tonal; de pocas palabras y numeradas expresiones. Se siguen sintiendo las herencias de la franquicia "Bourne", de las películas "Mission Impossible", e incluso, del Batman de Christopher Nolan. Bond es autosuficiente, solitario; que enfrenta las adversidades sin mucha ayuda y se mueve como un "vigilante" obscuro. 

Sam Mendes, como el verdadero director de actores que es, saca partido de todas aquellas cualidades del personaje, que se han venido cultivando desde Casino Royale. Ofrece el retrato de un ser atormentado, casi rozando las características de un antihéroe; en conflicto perpetuo tanto con la autoridad como consigo mismo. Aquí se dibuja un pasado nebuloso para Bond, tan nebuloso como el escenario escocés hacia donde nos lleva la historia en el tercer acto; la historia de fondo de un niño huérfano que elige la casa de campo de su niñez como último refugio. En este lugar Bond enfrenta al villano en turno, Silva (Javier Bardem, fenomenal aunque algo desperdiciado para una película de más de dos horas de duración), un exagente del MI6, con cabello oxigenado y look de diseñador de modas. 

Silva está resentido con sus antiguos empleadores, buscando venganza, especialmente contra M (Dame Judy Dench). La historia, a grandes rasgos, pone en gran conflicto a Bond y a M, luego de que el primero es accidentalmente herido por Eve (Naomi Harris), su compañera, durante una misión en Turquía. La escena es tensa. Bond se encuentra peleando con un sospechoso de haber asesinado a unos agentes. La chica no tiene un disparo limpio desde la distancia donde se encuentra. M, con la sangre fría que la caracteriza, ordena a la chica que dispare, sin importar quien sea herido. Sucede lo peor.

Nuestro agente, a quien todos creen muerto, decide regresar de su retiro voluntario, luego de un ataque terrorista en el edificio del MI6.  El director de la corporación (Ralph Fiennes) le ha pedido a M su renuncia. Desde las nuevas oficinas (instaladas en el búnker de Churchill), Bond iniciará la persecución de Silva y sus secuaces, viajando hasta Shangai y Macau, en donde tendrá su encuentro con Sévérine (la francesa Bérénice Marlohe), la nueva "chica Bond". 

Es una película con algunos contrastes. Si bien la secuencia de créditos inicial es maravillosa, de un magistral diseño (con Adele cantando el tema principal), hay una que otra escena "baratona", como cuando Bond se encuentra en peligro de ser atacado por unos dragones de comodoro (se ven muy falsos), mientras las escenas románticas son muy clasificación AA. Pero todo está compensado con una acción constante y trepidante. La persecución en el metro (con una escena espectacular de un tren descarrilado) está construida con mucho pulso, y Bardem, como siempre, sabe cómo retratar sociópatas con la electrizante frialdad que lo caracteriza. 

Skyfall es una película-homenaje a uno de los mayores iconos del cine (cuyo estreno coincide, de hecho, con el 50 aniversario de la saga cinematográfica, que empezó con Dr. No, en 1962). No revelaré mucho, sólo diré que, entre las sorpresas, por fín hace su aparición un considerablemente más joven Q (Ben Whishaw), y  el famoso Aston Martin DB5 gris hace acto de presencia de una forma excitante. 

Ver también la reseña de Quantum of Solace.

jueves, 8 de noviembre de 2012

CASINO ROYALE * * * *

BLONDIE BOND. Daniel Craig es el nuevo agente 007.

Esta es la segunda vez que se adapta "Casino Royale", primera novela de Ian Flemming (publicada en 1953) sobre el agente 007. Bueno, primera vez en plan serio. En 1954 se intentó una adaptación para TV; para años después, en 1967, tener la primera adaptación al cine, un experimental -y no muy del todo logrado- intento por darle a la novela un tono totalmente paródico. Bond presentaba varios "rostros" (los de David Niven, Woody Allen y Peter Sellers), en tanto el villano, Le Chiffre, era interpretado por un obeso Orson Welles. 

La nueva Casino Royale (2006) introduce a un nuevo James Bond, Daniel Craig, un actor de rostro adusto, de granito; ojiazul y que, hasta ese momento, no era muy conocido. El primer Bond rubio en la historia de la franquicia. Sin duda, su interpretación de James Bond lo acabó por catapultar a la fama. Los que hasta ese momento lo conocíamos, era más por películas británicas de corte independiente, y de moderada distribución en América. Lo que ayudó a Craig a ser el nuevo Bond, fueron quizás sus trabajos en Layer Cake (2004), una película de gángsters a lo Guy Ritchie, y Munich (2005), en donde interpretó, precisamente, a un agente secreto del Mossad. De ser un actor más de soporte y secundario, Craig tuvo la oportunidad de proyectarse internacionalmente, dando vida a un ícono del cine de espionaje.

El reciente estreno de Skyfall, nos deja con una trilogía que establece a Daniel Craig como un magnífico James Bond. Tiene el mismo porte elegante de sus antecesores, al mismo tiempo que dota al personaje de un aire más rudo, de "hombre-sin-nombre", a lo Steve McQueen. Aunque se sacrifica mucho el humor que otros actores le dieron al personaje (como Sean Connery, Roger Moore, o incluso, Pierce Brosnan), Craig está más cerca de ser un completo héroe de acción del siglo XXI. Uno a tono con el Jason Bourne interpretado por Matt Damon en la trilogía "Bourne". Craig sabe lucir el smoking y pedir el famoso martini. Sin embargo, no se preocupa mucho por su imagen luego de una pelea. Los puristas tienen mucho de que quejarse, pero el cambio es bien recibido.

Casino Royale es una especie de precuela, que nos lleva hacia la primera misión de Bond como el agente 007, antes de obtener su "licencia para matar". No es la clásica película del 007 con Money penny y Q, el especialista en crear los gadgets, armas, autos, y demás tecnología a disposición de nuestro agente secreto. Martin Campbell dirige y la historia tiene el sello de garantía de Paul Haggis como coguionista. Campbell cuenta con la experiencia previa de haber dirigido una película Bond,  Goldeneye (1995). Sabe los terrenos que está pisando. Por ejemplo, la pimera secuencia, en blanco y negro, casi con una cualidad cercana a la de un sueño-recuerdo, está instalada en Praga, y establece la clase de James Bond que tendremos en adelante. La secuencia de créditos (el tema musical es interpretado por Chris Cornell) es una animación muy colorida (al estilo de la secuencia de créditos de  Mad Men), con el tema de la iconografía de las barajas. La puedo colocar como una de las mejores secuencias de créditos de un filme Bond.

La película está llena de acción y adrenalina, dirigida con suma intensidad y editada con maestría. En la  primera persecución en África, Bond persigue a un tipo pasando por callejones, techos de casas, hasta el tope de un edificio en construcción (hay una vertiginosa pelea en unas vigas), terminando en una embajada, donde el agente causa toda clase de desastres imaginables. Esto para mayor preocupación de M (Dame Judy Dench, repitiendo invicta en el papel), ya que lo más interesante de este Bond es su total anarquía. Es un rompe-reglas, y no hay jefe o poder humano que le pueda poner límites. Es un Bond que se manda solo.

La misión de Bond es rastrear a Le Chiffre (Mads Mikkelsen, ese buen actor danés), un millonario que se dedica a financiar organizaciones terroristas - para luego, por alguna misteriosa razón que jamás se explica en la historia (las historias de James Bond siempre están lejos de ser perfectas y claras)  acaba debiéndoles y siendo perseguido por ellos. James viajará desde África hasta Las Bahamas, pasando luego por la República Checa, Italia, y luego Montenegro, en donde se enfrenta con Le Chiffre (a petición de M, ya que Bond es el mejor jugador de poker en todo el MI6) en un torneo internacional de poker. Habrá toda clase de artimañas y juego sucio.

En su viaje, lo acompañará la chica Bond en turno (Eva Green), quien es la encarnación de lo que debe ser una perfecta chica Bond: bella, inteligente, y con agallas. El juego nos lleva a otra gran secuencia, emocionante, en donde James se encuentra entre la vida y la muerte, a punto de morir de un paro cardiaco. ¿Podrá salvarse a sí mismo, usando un mini kit de supervivencia para cardiacos? Es pura emoción, una gran lección de cine de suspenso, dirigida con el timing preciso. Hay una escena en Venecia, de un edificio antiguo colapsándose (gracias a unos efectos digitales de primera), a donde Bond llega para intentar un rescate claustrofóbico y, por qué no, hidrofóbico, luego de cruzar la laberíntica ciudad.

Puede parecer el inicio de una nueva franquicia (¿o subfranquicia?) el estar frente una película de James Bond que rompe con todo lo visto anteriormente en estas películas. Es cierto, cada nuevo James Bond trae muchos elementos renovados consigo. Es una película más densa dramáticamente, más preocupada por el desarrollo del 007 como personaje, y más profunda emocionalmente. Bond se enamora, pero no como antes, sino de una forma más trágica, al punto de poner en juego su carrera como agente secreto.  Estamos ante el inicio de una nueva era para el 007.

Ver también la reseña de Quantum of Solace.

martes, 2 de diciembre de 2008

QUANTUM OF SOLACE * * * *



¡DEJA A UNO VIVO JAMES! Daniel Craig repite como James Bond .

Casino Royale (2006) estuvo mucho mejor que Quantum of Solace (2008), la más reciente película del agente 007, James Bond; segunda con Daniel Craig interpretando al icónico personaje. Craig trajo un Bond más vulnerable desde el primer filme,  pero al mismo tiempo, de personalidad más dura, fría, con poco o casi nada de humor, a diferencia de anteriores interpretaciones del 007. Es un totalmente nuevo James Bond, que en lo personal no me desagrada, aunque tampoco me entusiasma tanto como los Bond de Sean Connery o Roger Moore. Sin embargo, admiro mucho el trabajo que ha hecho Daniel Craig; el haber pasado la dura prueba de encarnar al espía más famoso en la historia del cine.

Quantum of Solace es un buen thriller palomero, con excelentes escenas de acción, guapas chicas y que hace de lo inverosímil un disfrute extra. Es una película relajada, sin muchas pretensiones. Algo que admiré en la realización de Marc Foster (quien luego de Monster Ball, y Kite Runner, dirige su primer filme de acción), es la edición, así como los múltiples puntos de vista desde los cuales nos presenta persecuciones y peleas.

La acción se traslada a unas no tan exóticas ni folklóricas tierras latinoamericanas de Bolivia. Bond debe desenmascarar a un excéntrico millonario francés (Mathieu Amalric), cabeza de una organización supuestamente ambientalista, “Quantum”, la cual busca hacer negocios a costa de los recursos naturales. Entre las fechorías del jefe de "Quantum" están, por ejemplo, el cortar a la gente pobre su de por si escaso suministro de agua, todo en complicidad con el propio presidente boliviano, (el mexicano Joaquín Cosío), quien es, en resumen, el prototípico dictador latinoamericano. Por otro lado, James todavía lleva encima el tormentoso recuerdo de la traición y muerte de su amada en Casino Royale, buscando venganza. El detective italiano Rene Mathis (Giancarlo Gianini) le sigue revelando hechos que nuestro agente no sabía.

Bond sigue siendo el anárquico agente secreto, que pasa por encima de reglas, jefes y órdenes. ¿Emociones? No hay tiempo para ello. "¿Así es como tratas a tus amigos?", le pregunta Olga Kurylenko, quien interpreta a la nueva "chica Bond", al ver como James abandona en un contenedor de basura el cadáver de cierto personaje asesinado. "Lo conozco, sé que no le importará", le responde.  Daniel Craig se nota ya bien instalado en el papel,  transmitiendo rebeldía hasta por los poros y dureza con esa cristalina mirada.

Bond consigue poner a prueba a M (Judy Dench), a ratos desesperándola, al no saber esta cómo controlarlo. “Al menos deja a uno vivo”, le dirá M a Bond, llamándole la atención debido a su pésima costumbre de matar a todo sospechoso que se le ponga enfrente. Además de la Kurylenko, encarnando a una agente secreta latina, hay otra muy atractiva "chica Bond", Gemma Arterton, quien interpreta a una funcionaria del MI6, con el evocador nombre de Strawberry Fields.  

Foster cumple en esta nueva entrega de Bond, con una o dos magníficas secuencias, llenas de suspenso y bien montadas. Una de ellas es la secuencia de la ópera de “Tosca”, con un buen diseño de producción y editada con un gran ritmo narrativo. El nuevo Bond podrá ser solemne, seco en ocasiones, no muy expresivo, emocionalmente reprimido, pero es un héroe de acción del siglo XXI. Es letal, espontáneo para responder a la acción, aguanta golpes e impactos rompe-huesos, y quizás sea el primer Bond con una apariencia atlética. En pocas palabras, completo y versátil.

viernes, 21 de septiembre de 2007

300 * * * 1/2

¿¿¿ASÍ O MÁS GRITÓN ZACK??? Gerard Butler como el rey Leonidas.

Antes de ver 300 (E.U., 2006), última proeza digital entregada por Hollywood, le recomiendo revisar The 300 Spartans (Maté, 1962), filme no muy logrado que rescataba la histórica batalla del desfiladero de las Termópilas, ocurrida el año 480 a.C., en la que se narraba la histórica contienda entre un pequeño ejército de 300 espartanos, con mucha fuerza patriótica y liderados por el rey Leonidas, contra el numeroso ejército persa, comandado por el invasor rey Jerjes.

300, dirigida por Zack Snyder (responsable del gran remake de Dawn of the Dead/2004), es una adaptación del cómic de Frank Miller (autor de la novela gráfica Sin City), una muy fantasiosa revisión de la batalla de las Termópilas, que intenta hacer una copia visualmente fiel del cómic, recreando todos los escenarios digitalmente con la técnica de las pantallas verdes, frente a las cuales los actores desempeñan sus papeles siguiendo indicaciones precisas.

El cómic de Miller es una obra pequeña que se lee rápidamente, de enormes viñetas y escasos diálogos, que hacen del mismo una historia corta y simple. El filme narra el relato del cómic a través de un impactante estilo visual, dando forma a un entretenimiento palomero y descerebrado, que se regocija en una violencia sádica y sangrienta.

Sin embargo, es tal el trabajo visual alcanzado por Snyder, la agilidad de su cámara para capturar los movimientos de sus destapados y musculosos soldados espartanos en batalla, su perfecta traducción del cómic a la pantalla y sus magníficos efectos especiales, que aquellos excesos pasan a segundo plano, en una película en la que todo lo que vemos, con excepción de los actores, está generado digitalmente.

Si bien Snyder quiso seguir al pie de la letra el cómic de Miller (que no es lo mejor de su obra, junto a Batman Dark Night o Sin City), hay momentos en que quiere emular el estilo visual del Peter Jackson y su trilogía de Lord of the Rings (de un momento a otro parece que llegarán los elfos para ayudar a Leonidas, interpretado por un gritón Gerard Butler), luchando contra algunos mutantes cuales émulos de los trolls, o esos elefantes gigantes persas que recuerdan a los Olifantes de Tolkien.

No esperemos ver intrigantes conflagraciones políticas, algún personaje más o menos interesante, o un detalle argumental rescatable. 300 es tan sólo una aventura digital, entre lo fantástico y lo histórico, que nunca nos deja despegar el ojo de la pantalla.

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