jueves, 5 de noviembre de 2020

ESCAPE FROM PRETORIA

MEJOR QUE UN CERRAJERO
Daniel Radcliffe y Daniel Webber

Antes que nada, mi admiración por Daniel Radcliffe. Sin ser mi actor favorito, debo reconocer que se nota que el joven ex-Harry Potter sigue luchando por quitarse la etiqueta del "niño mago" de encima, y demostrar que es capaz de ser un actor interesante y versátil. En Escape from Pretoria, Radcliffe está dispuesto a lucir casi irreconocible, haciendo un papel que es todo un reto. Para empezar, el poder hacer un acento sudafricano convincente, algo que Radcliffe casi consigue en este filme, en el que interpreta a Tim Jenkin, un activista político, quien durante el Apartheid, a finales de los 1970, fue enviado a prisión.

Sudáfrica, 1978. Tim Jenkin, y su amigo, Stephen Lee (Daniel Webber de "The Dirt"), son arrestados por la policía, al ser sorprendidos en la calle difundiendo volantes y propaganda anti-apartheid. Una vez en prisión, empezará el reto para ambos de sobrevivir y no caer vencidos emocionalmente, así como de sobrellevar el sello de "Mandelas blancos" (seguidores de Nelson Mandela). En prisión, ambos se encontrarán con otros miembros del movimiento, incluido Denis Goldberg (Ian "Back Beat" Hurt), uno de los líderes ideológicos veteranos, de origen irlandés, y a Leonard Fontaine (Mark Leonard Winter, quien luce como el Daniel Day Lewis de In the Name of the Father, pero con barba), de origen francés, y quien sufre además la separación de su pequeño hijo. 

Dirigida por Francis Annan, en Escape from Pretoria no faltarán los guardias que harán la vida de cuadros a Jenkin y a sus compañeros, tan pronto como aquel empiece a urdir un plan de escape, fuera de lo común. Nathan Page, quien interpreta a Mongo, uno de los  guardias, hace un buen trabajo reflejando dureza y frialdad en su personaje, así como Grant Piro, quien encarna al jefe de los guardias. Sin embargo, no dejan de sentirse como clichés en este tipo de filmes, reduciéndose su trabajo aquí a lucir únicamente malos, duros, y temibles. 

Lo original de Escape from Pretoria es el plan de Jenkin, el cual no será precisamente cavar un largo túnel, sino algo que también requerirá mucha paciencia: hacer duplicados en madera de todas y cada una de las llaves que Mongo lleva consigo. Aunque está basado en hechos reales, y se conoce la conclusión de la historia de Jenkin, no arruinaré el filme para quienes no la conozcan. La tarea de hacer las llaves, por supuesto, no será nada fácil, y no sólo requerirá habilidades manuales, sino toda la paciencia del mundo para probar cada llave, y será todo un proceso de prueba y error que parecerá interminable. ¿Conseguirán huir?

Escape from Pretoria no está a la altura de los clásicos filmes de grandes escapes de prisión. Si bien el asunto de las llaves no sonará como lo más emocionante del mundo, Francis Annan consigue imprimirle a la premisa toda la emoción posible. El filme es sencillo en su guión, pero me hubiera gustado algo más de trasfondo político, de más interacción y más diálogos entre los personajes. Pero como una introducción a esta historia poco conocida, ambientada en un lugar muy lejano, Escape from Pretoria funciona bien y aceptablemente. ⭐⭐⭐1/2

martes, 3 de noviembre de 2020

REBECCA

SIEMPRE NOS QUEDARÁ MONTECARLO.
Lily James y Armie Hammer

Aunque considero muy superior la versión que Alfred Hitchcock hizo de Rebecca, novela de Daphne Du Maurier, Ben Wheatley hace un buen trabajo ofreciendo su propia visión. A pesar de que esta nueva producción de Netflix puede sentirse algo condensada, incluso muy básica, la esencia de la historia original está ahí: La inocencia de una chica sencilla, quien se enamora de un millonario, el cual sigue de luto por su fallecida esposa, la Rebecca del título. 

En esta nueva adaptación de Rebecca, Lily James (Cenicienta) interpreta a la chica en cuestión, imprimiendo el encanto que la caracteriza, quien se verá a sí misma inmersa en un cuento de hadas. Durante un viaje a Montecarlo que realiza junto a la Sra. Van Hopper (Ann Dowd, estupenda aunque sea en un pequeño papel), una mujer adinerada y socialité para la cual trabaja como asistente personal y dama de compañía, nuestra protagonista conocerá a Maxim De Winter (Armie Hammer, sabiendo combinar sofisticación y obscuridad al mismo tiempo), un millonario. Hermético y emocionalmente difícil de descifrar, De Winter empieza a mostrar un inesperado interés por la tímida, insegura, y algo torpe chica, surgiendo entre ambos un romance que, tal vez de manera precipitada, terminará en ambos contrayendo matrimonio. 

"¡Vivirás en una enorme casa junto a un fantasma!" le dice su incrédula y muy enojada ex jefa a la ahora Sra. De Winter, cuando ésta lo deje todo para iniciar su nueva vida junto a De Winter, y se vaya a vivir con él a Manderlay, nombre de su enorme residencia. Aquella última frase que su ex patrona le dice, esconde mucho del misterio que vendrá después. ¿Al decir fantasma, se refiere al recuerdo de la difunta esposa de De Winter? ¿O más bien se refería al mismo De Winter? La frase anticipa lo difícil que será para el personaje de Lily James encajar en su nueva vida en la palaciega residencia, en donde casi cada rincón esconde algún secreto de la vida pasada de De Winter y Rebecca. Su curiosidad incontenible la llevará a explorar la residencia, ante la constante y vigilante mirada de la ama de llaves, la obscura Sra. Danvers, interpretada soberbiamente por la gran Kristin Scott Thomas.  

Desde el inicio adivinamos que Danvers no le pondrá las cosas muy fáciles a la Sra. De Winter para adaptarse a este nuevo mundo, la cual se encuentra batallando para acercarse al cada vez más lejano y poco comunicativo De Winter. 

No he leído la novela (está en mis pendientes por hacer), pero quizás en la historia original hay un personaje que ofrezca más apoyo emocional a la recién casada. Frank Crawley (Tom Goodman-Hill), el amigo de Maxim, es en el filme el personaje que parece querer cubrir este vacío. Pero siento que Frank como que no tiene suficiente espacio ni tiempo en el filme. Sin embargo, Ben Wheatley consigue transmitir el tema principal de manera efectiva, es decir, el terrible peso emocional del pasado y de los recuerdos. Sin revelar mucho de la trama, es crucial la escena dramática durante la fiesta de disfraces, en donde, baste decir, la Sra. De Winter decide ponerse un vestido y peluca que tendrán un efecto inesperado en Maxim. 

El diseño de producción es muy bueno, cosa que redondea  más al filme. Y si bien Armie Hammer y Lily James no son precisamente Laurence Olivier o Joan Fontaine, quienes interpretaron a la pareja en la película de Hitchcock, sus actuaciones son muy buenas. Podemos agregar también la buena participación de Sam Ryley como Jack Favell, el misterioso familiar de Rebecca. Favell marca el giro de la historia de melodrama a una historia de misterio. Aunque en este punto el filme pierde algo de su toque de suspenso psicológico, lo cierto es que Ben Wheatley termina ofreciendo una versión aceptable de la novela, cuyo fuerte está más en las actuaciones que en su fuerza para contar una historia ya clásica del cine. ⭐⭐⭐1/2

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