domingo, 17 de agosto de 2014

INSIDE LLEWYN DAVIS * * * 1/2

 MUSICAL Y GATUNA ODISEA
Oscar Isaacs como Llewyn Davis
A los Coen les da por ponerse musicales en raras ocasiones. Inside Llewyn Davis es uno de esos casos. Anteriormente lo hicieron en O Brother Where Art Thou, y aunque no con la misma calidad, en The Lady Killers. La música no era exactamente el tema principal, sino algo más incidental y accidental; algo que ocurría a los personajes de imprevisto. Los hermanos Joel y Ethan Coen no dejan de sorprender, para bien o para mal. Si bien la música no es su fuerte, en Inside Llewyn Davis consiguen un filme con la música como tema principal. No es precisamente una biopic (eso hubiera si demasiado obvio y fácil para unos realizadores de su calibre), sino la historia de un músico ficticio (o tal vez no tanto, ya que se dice que los personajes están inspirados en personalidades reales del universo musical folk), una mezcla de un poeta beat con Bob Dylan, que se siente de todas maneras real y palpable. 

Ambientada en 1961, Inside es la historia del Llewyn Davis del título, un músico folk y la odisea que emprende para tratar de alcanzar el éxito. Interpretado por Oscar Isaacs, Llewyn Davis parece llevar el mundo a cuestas. Cuando no está en el escenario cantando y tocando la guitarra, va por la vida durmiendo en la casa de cualquiera que tenga un sillón disponible y desocupado. Es posible que Llewyn haya embarazado a Jean (Carey Mulligan), también cantante folk y esposa de su amigo Jim (Justin Timberlake). Jean odia a Davis con toda sus entrañas por alguna razón difícil de adivinar, pero podemos deducir, por lo que le dice entre insulto e insulto, que el músico ha tenido aventuras románticas por otros lados. 

Hay momentos en que la película parece una parodia del folk, con sus destellos de comedia y sarcasmo, y otras, en especial cuando Llewyn canta, que parece un emotivo, sentido y poético homenaje a esta música, acústico en toda la extensión de la palabra. Cuando un gato anaranjado se cruce en el camino de Davis, las cosas cambiarán completamente para él, justo cuando el felino se le escape por accidente de la casa de un amigo.

La historia de Davis se siente como salida de la portada de un disco antiguo de esa época, gracias a la dirección fotográfica de Bruno Delbonnel. La paleta de colores algo deslavados, de fotografía vieja y desempolvada, se encarga de darle ese sentimiento antiguo al filme. Con su guitarra a cuestas y el gato como acompañante, la travesía se convierte en una road movie, donde el músico se encontrará con el viejo colaborador de los Coen, John Goodman, interpretando a un insoportable músico de jazz. Definitivamente, no es la mejor colaboración de Goodman con los realizadores, y pone a pensar si quisieron enfrentar dos visiones sobre uno y otro género musical, aunque no se escuche una sola nota de jazz en toda la película.

Inside Llewyn Davis no está dentro de lo mejor de la filmografía de los Coen, pero es buena y visible. Con todo y su destacada producción musical (T Bone Burnett fenomenal), la historia te deja al final con un gran signo de interrogación en la mente. En ese sentido, tiene cierta relación con Barton Fink, en cuanto a que estamos viendo la historia de un artista luchando contra el sistema, por sobresalir teniendo todo en su contra. Davis anhela ser solista y no parte de un grupo. Es el artista que no encaja - ni desea hacerlo - con nada comercialmente establecido, como en esa escena donde graba una canción algo jocosa y divertida junto al personaje de Justin Timberlake (quien ha tenido más suerte en su carrera), Please Please Mr. Kennedy (escrita por los Coen y T Bone), haciendo burla del proyecto espacial de JFK para llegar a la Luna. F. Murray Abraham encarna dicho sistema, justo cuando en esa pequeña reunión le dice dolorosa, racista y tajantemente, luego de una pequeña audición, "No veo mucho dinero aquí, - pero déjate la barba de candado y mantente alejado del sol."

La narrativa abre y cierra de una forma circular, llevándonos en la conclusión justo al punto donde empezamos, pero con muchas situaciones ocurriendo de distinta forma. Lo que hace preguntarnos si Llewyn ha vivido un sueño, si todo es producto de un terrible estado de inconsciencia y sacudida neuronal, gracias a un escarmiento que cierto obscuro y misterioso personaje le da en un callejón. No  será su mejor película, pero si al final te hacen pensar, aunque sea un poco, es que estamos de vuelta ante unos Coen en plena forma.



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