martes, 29 de julio de 2014

DAWN OF THE PLANET OF THE APES * * * *

¿DIJISTE QUE TENÍAS PLÁTANOS?
César, el líder consolidado de la nueva raza de simios.
Es inevitable no sentir el estreno de una nueva película del Planeta de los  Simios como un suceso cinematográfico imperdible y único. Las precuelas resucitaron el culto originado por las antiguas películas de los 1960s y 1970s. Rise of the Planet of the Apes fue sobre los orígenes, y ahora Dawn of the Planet of the Apes, es sobre la evolución de la nueva raza de simios. Han desarrollado habilidades y   conocimientos sofisticados, como cazar (la escena de la caza del enorme oso es espectacular), montar a caballo y hablar. Nada mal para no haber tenido mucho contacto con los humanos sobrevivientes al virus ALZ-113, el cual aquí se nos cuenta se ha esparcido totalmente en la Tierra. Un orangután está a cargo de transmitir preceptos simiescos a los demás ("Un Simio no Mata a otro Simio"). En Dawn la historia está tomando aires épicos, instalada una década después de su antecesora, en un escenario apocalíptico y grisáceo. César (Andy Serkis, consagrándose cada vez más en esto del motion-capture especializado en primates) se ha consolidado como el líder indiscutible del grupo de simios que quiso tomar San Francisco en la primera parte.

Los que vieron la primer película sabrán por qué César es el simio más evolucionado de todos.   Presume una mirada inteligente y penetrante, presencia imponente, movimientos y gestos más humanos y es capaz de enunciar largas frases. Es un líder muy político, que cree más en la negociación pacífica, y en la no violencia. Cuando su tribu tenga un desafortunado y violento contacto con un grupo de expedicionarios, guiados por Malcolm (Jason Clark), César decide no atacar ni tomar ofensiva alguna. Sin embargo, Malcolm decide tentar su suerte, adentrarse en el bosque y negociar cara a cara con César, para pedirle permiso de pasar por su territorio y poder reparar una planta eléctrica.

César tiene a su esposa enferma, acabando de dar a luz a un bebé, y su hijo, Maurice, es como un adolescente en la edad de la punzada. Es rebelde y no parece ser el líder que podría sucederlo en el futuro. Al verse más tolerante en su decisión de permitir a Malcolm y su equipo trabajar, confiando que todo irá bien y sin problemas, César entrará en conflicto con su viejo aliado, Koba. Este guarda rencor hacia los humanos por los experimentos que hicieron con él en el laboratorio, y las cicatrices en todo su cuerpo y cara están ahí para recordárselo. Koba cree que los humanos significan peligro y que lo único que quieren es entrar en guerra con ellos.

Pasando la estafeta de la dirección a Matt Reeves (Cloverfield) -el anterior filme fue dirigido por Ruppert Wyatt- esta película pertenece casi por completo a los simios. Es ahora una historia de traición, de intriga política, de ambición por el poder, de manipulación y con sus momentos de reflexión --- y todo esto ocurre en la tribu de los simios. Los humanos sirven más como trasfondo en la historia. No es que de parte de los humanos no sucedan cosas interesantes. Malcolm, por ejemplo, junto a su novia (Keri Russell) y su hijo (Kodi Smit-McPhee), tendrá el propósito de demostrar que no todos los humanos son violentos. Malcolm está ahí para echarle una mano a César, justo cuando las cosas se pongan difíciles en muchos sentidos.

Gary Oldman interpreta al líder de la comunidad de humanos sobrevivientes al virus, y como siempre está muy bien en su actuación. Es el líder moral en un escenario que parece extraído de alguna película de zombies (estilo The Walking Dead). Lo mejor de esta segunda parte, es que los simios ya son personajes con características bien definidas, con más inteligencia. Además, se ven muchísimo más convincentes y realistas que en la anterior película.

En comparación con la serie de películas originales, sigo extrañando la sensación de estar viendo una película de ciencia ficción, ambientada en otro mundo. Con todo, esta segunda entrega es una película muy buena, entretenida, que así como puede tener humor ocasional, también es obscura y sombría. No hay duda de que la franquicia va por buen camino.



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