viernes, 27 de junio de 2008

NOS MIRAN * * *

Durante la mayor parte del tiempo en Nos Miran (2002), no deja de asaltarnos la pregunta de quiénes son, en realidad, los que “nos miran”. ¿Quiénes son esos seres que, por alguna razón, se han llevado a una gran cantidad de ciudadanos en Madrid? La respuesta a esta interrogante acaba quedando en el aire y nunca queda del todo claro a dónde han ido o cómo es que han llegado a esa “otra dimensión”.

No hay nada original ni nuevo en el filme de Norberto López Amado, pero su realización es tan eficaz como atractiva, en los momentos más inquietantes y rescatables del filme, aquellos en los que vemos a los fantasmas reflejados en espejos, ventanas, cintas de vídeo, reflejados en el suelo y en charcos, que hacen olvidar las dificultades que tiene para sostener su premisa sobre las personas desaparecidas por entes sobrenaturales.

Basada en la novela de Javier García Sánchez, Nos Miran está inscrita en esa corriente moderna del cine español sobre historias de fantasmas y suspenso psicológico, que tan de moda se puso con el Espinazo del Diablo (2001), de Guillermo del Toro, y seguida hasta el cansancio por obras notables como The Others (2001) y El Orfanato (2007), así como otras lamentables en la línea de La Monja (2005). Llegará un momento –sino es que ya- en el que el espectador se canse, y los productores y realizadores decidan dar vuelta la página hacia otros temas, como ya se nota con REC, de Jaume Balagueró, o los Cronocrímenes, de Nacho Vigalondo.

En tanto eso pasa, no hay motivo para no disfrutar una película llena de clichés y situaciones vistas hasta el hartazgo, como ese detective de policia interpretado por el inexpresivo pero eficiente Carmelo Gómez, dispuesto a seguir sus propias reglas y con una niñez llena de un montón de traumas sin resolver, debido a un misterioso grupo de niños que le obligaban a hacer cosas indeseables, como retarlo a recostarse en las vías del tren para verlo pasar encima o asustar a su hermana menor.

No faltan, por supuesto, elementos tan desgastados como los manuscritos antiguos llenos de datos sobre brujería, conjuros, maleficios, satanismo y esoterismo, sobre la muerte y espíritus, o el bibliotecario que instruye a nuestro protagonista, la pequeña niña con un amigo “imaginario” y que ve shyamalanesca “gente muerta”; un hombre que ha caído en el manicomio debido a que ha pisado los terrenos de lo paranormal y la vulnerable esposa (Iciar Bollaín), a punto del colapso nervioso por no saber nunca qué diablos está pasando.

Nosotros tampoco lo sabremos a ciencia cierta. Lo rescatable de todo este derivativo asunto, es que Amado sabe mezclar bien el thriller policiaco con el suspenso paranormal, y cuenta con un buen ojo para encuadres sugerentes y atractivos (nuevamente, la manera de filmar a sus “aparecidos” es magnífica), en tanto sus actores no dan una sola nota falsa. No hay porque hacerle tanto el feo a este filme, sin otra pretensión que hacernos pasar un rato intrigados y rompiéndonos la cabeza con sus misterios.

jueves, 26 de junio de 2008

OUR MOTHER'S HOUSE * * * 1/2

Siete hermanos miran a su madre muerta en cama. Gracias a la impresionante cordura de la joven Elsa (Margaret Brooks), la hermana mayor, los demás hermanos se libran de caer en un estado de locura inminente, y que además, entiendan lo ocurrido. Esta escena marca pauta, de una manera decisiva, en el drama infantil Our Mother’s House (Reino Unido-E.U., 1967), dirigida por el también productor Jack Clayton.

Realizada con sobriedad, en la película vemos cómo este grupo de niños acaban afrontando la muerte de su madre de una manera fría, apoyándose en la religión que ella misma les inculcó. La adolescente Elsa, será quien tome las riendas de este fatal acontecimiento, y quien tomará toda decisión importante. Cuando su hermano, Hubert (Louis Sheldon Williams), intente dar soluciones más prudentes y racionales, Elsa terminará teniendo la última palabra, cuando decida guardar el secreto del fallecimiento de la madre y hacer creer a la gente de fuera que sigue viva.

Basada en el libro de Julian Cloag, la historia tiene un aire siniestro, casi buñueliano. Los hermanos mayores aseguran comunicarse con su madre cada noche a las 9, para consultarle decisiones importantes y así manipular a los más jóvenes. Todo el reparto juvenil está magnífico, interpretando a unos hermanos de comportamiento inquietante. La conducta de Elsa y Diana, la otra hermana mayor, se intenta justificar de alguna forma en ese amor que profesaban a su madre, un afecto idealizado que roza lo insano.

Lo más logrado de la película, es la dirección de Clayton, totalmente centrada en las complejas relaciones que existen entre los hermanos Hook, y la figura paterna ausente (Dick Bogarde), que impone el desequilibrio entre los niños, despreciado por Elsa por haberlos abandonado hace mucho tiempo. A lo que conducirán estas gélidas relaciones, será a un trágico desenlace, en el que sobresale siempre ese enfermizo amor hacia la madre fallecida.

miércoles, 25 de junio de 2008

21 GRAMS * * * * 1/2

El realizador mexicano Alejandro González Iñárritu tiene en 21 Grams (E.U., 2003) uno de sus trabajos más experimentales, así como la segunda parte de una trilogía escrita por el guionista Guillermo Arriaga, que iniciara con Amores Perros (2000) y concluyera con Babel (2006).

Apoyado por un impecable reparto, Iñárritu entrelaza en 21 Grams tres historias distintas, a manera de un puzzle narrativo, girando todo alrededor de una tragedia, marca de “autor” en la obra de Arriaga, como sucedía en Amores Perros y Babel: reflexiones acerca de lo cíclico de la condición humana, la impulsividad, los destinos enlazados, el efecto en cadena de un dramático suceso y la incertidumbre sobre el futuro, más cargado de dudas que de respuestas. La película consolidó a Iñárritu como un realizador propositivo en sus temas, arriesgado en el tratamiento de los mismos, con un estilo visual denso, cargado e inquietante.

La película va estableciendo un juego narrativo, en instantes desconcertante y agotador, revelando poco a poco las claves y situaciones de lo que vendrá después. Las piezas del juego tienen la figura de Sean Penn, un matemático a punto de someterse a un transplante cardiaco, en tanto su vida está sometida a la silla de ruedas y a un tanque de oxígeno; luego Naomi Watts, ama de casa y madre de familia, afectada por una fuerte adicción a las drogas, y finalmente Benicio del Toro (en una de las mejores actuaciones de su carrera), un ex presidiario que intenta corregir su camino en una devoción religiosa exacerbada.

21 Grams fue el debut de Iñárritu en Hollywood y buena parte de su equipo técnico es el que ha venido colaborando con él desde hace tiempo: Rodrigo Prieto en la dirección de fotografía, dota al filme de un tratamiento visual similar al de Amores Perros (cámara en mano nerviosa, inquieta y película de grano reventado), Brigitte Broch en la dirección de arte consigue notables atmósferas opresivas y muy realistas, Gustavo Santaolalla en la composición de una banda sonora con sus inconfundibles y acústicos acordes en guitarra y, finalmente, Guillermo Arriaga como autor del guión, separado de Iñárritu después de diferencias creativas en ese rubro en Babel.

Sin embargo, no deja de ser admirable el hecho de que Iñárritu haya empezado con el pie derecho en el, por lo regular, inaccesible y cerrado universo de Hollywood.

++ La película puede conseguirse en edición austera y otra edición especial para coleccionista y con estuche metálico. Esta última contiene extras como un libreto de 16 páginas y un documental "detrás de cámaras".

martes, 24 de junio de 2008

PERSEPOLIS * * * * *


Quien dijo que la animación bidimensional estaba muerta o era cosa del pasado, debe estar fuera de sus cabales. Para muestra basta revisar Persépolis (2007), la magistral obra animada que sorprendió el año pasado en el Festival de Cannes (ganadora del Premio del Jurado, nominada a la Palma de Oro) y que estuvo nominada al Oscar a Mejor Filme Animado 2008. La película es toda una joyita, que sorprende desde el inicio con su estilo visual retro, con una paleta de colores neutra y minimalista en toda su concepción artística.

Este notable proyecto, producido en parte por la Sony Pictures Classics (dedicada a producir cine independiente), es la adaptación de la novela gráfica de Marjane Satrapi, en la que plasma su biografía en tono cómico y sarcástico, así como sus dolorosas experiencias como inmigrante desde su adolescencia hasta su juventud universitaria. Satrapi tuvo que partir de su natal Irán en los 1970, debido a la inestabilidad del país con la caída el Sha e instaurarse un gobierno comunista, que llevaría a su pueblo a vivir oprimido con fuertes leyes que restringían libertades a la mujer, como el hecho de tener que cubrirse la cabeza con un pañuelo siempre que salieran a la calle.

Al estar escrita y dirigida por la misma Satrapi, la visión de sí misma es lo más fiel a su realidad, y concibe al mismo tiempo un personaje fuerte, interesante e inquieto. Nos narra todo su proceso de crecimiento y maduración en la forma de un relato que, a pesar de lo dulce y encantador que resulte en ocasiones visualmente, no duda en recurrir al humor, la ironía, la crudeza en muchas de sus imágenes y lo conmovedor, en especial en esa entrañable relación que Marjane (voz de Chiara Mastroiani) llevó siempre con su abuela (voz de Danielle Darrieux), un símbolo de feminismo, libertad, moral y fortaleza que influyó siempre en la rebelde chica.

“El miedo adormece la conciencia”, es una de tantas frases cargadas de filosofía, cariño y sabiduría que la abuela (de los personajes más interesantes de la película) dirá a Marjane, quien nos lleva de la mano en la narración en off que hace de su vida, sumamente ágil en la narración visual que no verá descanso. Hay escenas dramáticas, delirantes y graciosas a pesar de la fuerte carga crítica y política, como en aquel minirelato del ascenso y caída del Sha, la escatológica desilusión amorosa de Marjane o esa clase de dibujo de anatomía con una modelo... cubierta con una burka.

¿Y qué hay del trabajo artístico? Es un prodigio, en cuanto al juego cromático y minimalista que propone: apenas tres colores (negro, gris, verde) y un sin fin de tonalidades que remiten de inmediato al cómic original, en un estilo expresionista de fuertes sombras para los recuerdos del pasado de Marjani, mientras el presente (de donde parte el relato) es colorido pero triste. El aeropuerto, donde Marjani espera en una sala, es el lugar propio para los recuerdos y la nostalgia por el país natal. Y en ella, pesa mucho ese sentimiento.

lunes, 23 de junio de 2008

21 * * *

La fórmula a la que recurren los realizadores de 21 (2007) no es nada original, pero han sabido darle la vuelta para conseguir un filme, al menos, entretenido. Su historia está basada en hechos reales, sobre un grupo de chicos de bachillerato en Boston, cuyo pasatiempo de fin de semana era viajar hasta al luminoso paraíso de Las Vegas, de casinos, apuestas, mucho dinero y mujeres espectaculares, para usar su talento con los números en el atractivo, y a la larga peligroso, negocio de las apuestas.

No será Jim Sturgess quien lleve la sartén por el mango, el esforzado joven actor en su segundo papel de peso, luego de que demostrara que sabe cantar en Across The Universe, sino Kevin Spacey, quien en su papel de carismático maestro de matemáticas acaba robándose la película. Pronto este maestro, el que todos quisiéramos tener en algún momento gracias a sus clases divertidas, simpático y con una gran química con los alumnos, se revelará como una suerte de “caza talentos” para su pequeño grupo clandestino de jugadores de 21 Black Jack

El realizador Robert Luketic consigue buena química entre el ecléctico grupo de chicos, aunque no la suficiente como para hacer atractiva su película, trabajando por enésima vez la fórmula del “gran equipo” en busca del “gran golpe”. Junto a Sturgess está la guapa Kate Bosworth, el interés romántico de este tímido chico con ambiciones, un verdadero genio de las matemáticas buscando una beca que le ayude a estudiar medicina en Harvard, y aspirar a algo más que trabajar como vendedor en un tienda de trajes a la medida.

Spacey, como siempre, está fenomenal en su mefistofélico personaje de doble cara, justo cuando le presente a su joven “Dustin Hoffman” (recordando Rain Man de Barry Levinson), sólo que sin autismo y con cara de niño, una solución fácil y rápida a sus problemas económicos, es decir, el ambicioso mundo de las apuestas. Con Laurence Fishbourne como sagaz jefe de seguridad de casinos, quedará claro que en este filme son los adultos quienes mandan, tanto en trabajo actoral como en el gran número de sorpresas que nos deparan al final.

Para quienes vieron Confidence (2003), el filme de Luketic poco o nada tiene que ofrecer de novedoso, y llegarán a ser poco soportables sus tintes de melodrama familiar y escolar, aunque la magnífica –hay que reconocerlo- vuelta de tuerca final será, tal vez, la segunda cosa rescatable.

++ Próximamente en DVD.

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