jueves, 22 de abril de 2010

NIKOGARSNJA ZEMLJA * * * *

Dos soldados enemigos quedarán atrincherados en "Nikogarsnja zemlja", ambientada en la Guerra de los Balcanes en 1993.





“Por más que queramos, no se puede permanecer neutral siempre”, sentencia un general francés de las fuerzas de la ONU en algún instante de En Tierra de Nadie (Nikogarsnja zemlja, 2001), tercer largometraje del realizador bosnio Danis Tanovic. Aquellas palabras no podrían ser más reveladoras, en una historia que se ambienta en la guerra de los Balcanes de 1993, entre Bosnia y Serbia. En un espacio supuestamente neutral (que le da título al filme), un pequeño pedazo de “tierra de nadie”, dos combatientes, el bosnio Ciki (Branco Djuric) y el serbio Nino (Rene Bitorajac), se convertirán en presa uno del otro dentro de una trinchera. Pero ese tal vez sea el menor de sus problemas, ya que un compañero de Ciki ha quedado convertido en una trampa mortal, luego de que Nino y otro soldado le colocaran debajo una mina, al creerlo un cadáver.

Escrita por el mismo Tanovic, la película es un pequeño y sencillo melodrama bélico, que en muchos instantes se adentra en los terrenos de la sátira política. Sin embargo, la historia se irá convirtiendo en una agridulce metáfora sobre la imposible reconciliación entre dos frentes, cuyos soldados no saben a ciencia cierta porqué pelean o quién ha empezado todo. Por otro lado, En Tierra de Nadie es una muy eficaz y bien tramada crónica sobre la voraz labor de los reporteros de guerra en medio de un conflicto, además de una crítica certera al papel no nada más militar, sino político de las fuerzas pacificadoras de la ONU, es decir, los llamados “cascos azules”, con sus oficiales preocupados más por su imagen antes los medios.

En este escenario nadie sale bien librado. No, espere, ceo que me equivoco. Si hay alguna voz que se alce por la paz y la cordura en la película, esa será la de Cera (Filip Sovagovic), el infortunado combatiente bosnio, quien recostado sobre una mina sabe que cualquier movimiento puede ser fatal. Es la víctima de la ineficacia y burocracia de las Naciones Unidas; es aquel que se ha convertido en la historia sensacionalista de la televisión británica, es la bomba humana que nadie querrá tocar.

La realización de Tanovic es un trabajo en el que funcionalidad y buen ritmo narrativo se conjugan de manera admirable. Tanovic demuestra un gran dominio del buen suspenso, alrededor de la suerte de estos tres combatientes atrincherados.

++ Los extras incluyen trailer, ficha artística, ficha técnica y filmografías selectas.

martes, 20 de abril de 2010

EL CARTEL

FROM PARIS WITH LOVE * * * *
(y * * * * para los carteles teaser)
Aunque no he visto "From Paris with Love", no parece ser más que un thriller palomero medianamente visible, producido nada menos que por Luc Besson. Sin embargo, sus carteles son de lo más destacado esta semana. El cartel del estreno, es una atractiva y funcional combinación de tipografías de diversos tamaños y fotografías en blanco y negro. A través de una composición equilibrada, Dimitri Simon, diseñador del cartel (autor del cartel de Banlieu 13), consigue agrupar numerosos elementos en un espacio relativamente reducido, en este caso una columna. La imagen más impactante es la del revolver apuntando al espectador, sostenida por John Travolta, mientras que , del lado izquierdo, Johnathan Rhys Meyers nos da la espalda. De hecho, la composición, realizada a través de un fotomontaje de los retratos, le da un efecto tridimensional al conjunto. Todo tiene profundidad de campo, todo luce nítido, gracias a la manipulación digital, por supuesto. Pero el efecto es logrado. Me gusta como cartel para un thriller. Es cierto, recurre, aunque sea un poco, a imágenes cliché de acción (ese coche explotando en el aire) y a la imagen cliché de la Torre Eiffel para comunicarnos en dónde se ubica la trama, pero es un cartel con una propuesta estética interesante. No cualquiera se arriesga con el blanco y negro en un cartel para un filme de acción, con múltiples texturas que le dan al trabajo una sensación desgastada y urbana. No tenemos la clásica tipografía de textura metálica y voluminosa de carteles hollywoodenses, sino una de diseño simple, que juega con múltiples escalas y varios colores. Otro aspecto audaz, es colocar los créditos del lado derecho del formato, de costado, y que hace imposible su lectura a menos que inclinemos la cabeza.

Los carteles teaser son estupendos también. Hay unos diseñados por el despacho Ignition Print fenomenales. Son igualmente tipográficos, y los elementos fotográficos pasan a segundo plano, a merced del diseño tipográfico. En dos carteles (dedicados a los dos personajes), el título del filme, inclinado para dar un efecto dinámico, abarca todo el formato. La gran mancha de sangre es un punto de tensión visual que se utiliza, además, como la “O” de “Love”, y para colocar el retrato del personaje dentro, en blanco y negro. La foto continua dentro de la tipografía, en una estrategia minimalista que fusiona imagen y fotografía de una manera genial. Ignition Print apostó por el minimalismo y la estética limpia del blanco y negro en otro par de magníficos carteles. Uno transforma el cañón de un revolver en la Torre Eiffel, con una mínima información escrita. Otro (que atribuyo también al mismo despacho) también utiliza un revolver como un original soporte de elementos, en este caso, un paisaje, silueteado y en alto contraste, de París. Los personajes incluso caminan sobre el revolver, el cual sirve también como soporte para el título.

PEANUTS, EL CINE Y LOS MEDIOS.


(Publicada originalmente el 22 de abril de 1963)

La "Semana de la Biblioteca" ha comenzado para Charlie Brown y sus amigos. Durante las siguientes semanas, daremos cuenta de sus reflexiones sobre la biblioteca, el ritual que significa acudir a la misma, pedir libros prestados, etc. Nuestra protagonista principal será Sally, hermana menor de Charlie Brown. Por lo pronto, empecemos con una aguda observación de Linus hacia Lucy, quien prefiere pasar viendo televisión durante esta semana tan especial. Y su observación es dura, pero comprensible. No quiero ver lo que Lucy hará con Linus una vez que termine de ver televisión.

domingo, 18 de abril de 2010

CLASH OF THE TITANS * * *

Sam Worthington como Perseo en el remake de "Clash of the Titans", el clásico del cine fantástico de los 1980.


De niño habré visto una docena de veces -si no es que más- Clash of the Titans, la primera versión dirigida por Desmond Davis en 1981. Incluso, despertó mi interés por la mitología griega por un tiempo. En su momento, la película se consideró un producto serie B por el que nadie apostaba un centavo en cuanto a éxito comercial. Pero el tiempo ha probado lo contrario, y ahora es un filme de culto, un clásico del cine fantástico de los 1980. Clash of the Titans me gusta tanto como Jason and the Argonauts (1963), ambas con criaturas fantásticas creadas por el maestro del stop motion Ray Harryhausen.

Una nueva versión de la película llega 30 años después, dirigida por el realizador galo Louis Leterrier. Con muchas reservas, este remake me ha gustado, aunque no la considero tan buena o mejor que la película original. Si bien los efectos especiales de la era digital juegan un papel primordial y han mejorado muchas cosas (los escorpiones gigantes que nacen de la sangre de Calibos en contacto con la tierra, o Pegaso, aquí un gigante corcel negro volador), otros aspectos dejan mucho que desear. La historia empieza de una forma muy interesante, para poco a poco ser opacada por los mismos efectos especiales. Al final, Leterrier (como en su versión de Hulk) termina dando más importancia a la acción que a la trama.

La historia no es más que la recuperación del mito de Perseo (Sam Worthington, sin mucha personalidad para el papel), hijo de Zeus (Liam Neeson), enviado a la Tierra para ser criado por un humilde pescador (Pete Postlethwaite, en un cameo extendido). Leterrier ha decidido darle más énfasis al odio que Perseo sentirá por Zeus y los demás dioses, por haber provocado la muerte de su padre adoptivo en la Tierra. Perseo decide negar el hecho de que es un semidios, todo el tiempo estará en lucha con su verdadera naturaleza, y cumplirá su misión de enfrentarse al Kraken, una colosal criatura que vive en el océano, más con su parte humana que con la divina.

La parte romántica del filme original, es decir, el enamoramiento de Perseo por la princesa Andrómeda (Alexa Davalos), queda de lado, cuando aquella sea ofrecida al Kraken en sacrificio. Los esfuerzos de Leterrier por darle algo de sabor romántico y humorístico a la película son inútiles, con la atracción que Perseo parece sentir por su “ángel de la guarda”, Io (Gemma Atertton), que no aparece en la película de 1981. Bubo, ese gracioso y encantador buho mecánico fabricado por los dioses, tan sólo aparece en un cameo de 10 segundos. Dicen las malas lenguas, que esto ha sido a petición del mismo Worthington, ya que el tipo odiaba al buho y consideró que era mejor olvidarlo por el bien de la película.

Por esta razón, la historia se sentirá apresurada. Muchas cosas han faltado y otras cambiado. Por ejemplo, los tres regalos que recibe Perseo, un casco, un escudo y una espada, aquí se reducen simplemente a la espada. Tampoco esperemos ver a Cancerbero, el lobo guardián de tres cabezas, o al buitre gigante que transportaba una jaula. Medusa ha sido una decepción. Además de estar mediocremente animada, se le ha dotado de un atractivo rostro y escultural cuerpo (tomados de la modelo Natalia Vodianova), que no me han inspirado temor alguno, como sí sucedia con la temible y horrorífica Medusa diseñada por Harryhausen.

El Kraken sí cuenta con un mejor diseño, más apegado a la criatura real de la mitología nórdica con tentáculos. Su salida del océano resulta espectacular, desde que el mismo fondo marino empieza a abrirse, pero no aparece el tiempo suficiente como para permanecer en nuestra memoria al salir del cine. Hay arpías volando cada vez que Hades (Ralph Fiennes) hace su aparición, entre una densa nube de humo, mientras que las tres brujas que darán a Perseo el secreto para matar al Kraken, parecen algo más cercano a seres diseñados por Guillermo del Toro (me vino a la mente el monstruo del Laberinto del Fauno, con los ojos en las manos).

La nueva Clash of the Titans, con todos sus aciertos y errores, resulta palomera y entretenida si uno no se pone muy exigente. Sin embargo, en muchas partes de la película es evidente que Leterrier estuvo pensando en la trilogía de The Lord of The Rings: mismo estilo de tomas áreas para las ciudades; la forma de narrar el castigo a Acrisius (Jason Flemyng), que acaba transformado en el demoniaco Calibos, es similar a la introducción de The Fellowship of the Ring, y los escorpiones gigantes son utilizados como los olifantes en The Return of the King.

Extrañamente, la película funcionó para mí. Me fue difícil distraerme de lo que pasaba en pantalla y de no quedar atrapado por la lucha emocional de Perseo. El Zeus de Liam Neeson, más juvenil y portando una armadura brillante, rompe con la apariencia clásica del interpretado por Laurence Olivier en el primer filme; mientras que el Hades interpretado por Ralph Fiennes, parece más un vampiro con un aire trágico difícil de pasar desapercibido.

++Lo mejor: El conflicto emocional de Perseo, el colosal Kraken y Pegaso.
++Lo peor: La falta de romance, humor y una trama reducida a su mínima expresión. Ah, y que Bubo no haya recibido el homenaje que merecía.

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