viernes, 9 de mayo de 2014

YOU WILL MEET A TALL DARK STRANGER * * * 1/2



FUTURO INCIERTO Y OBSCURO. Anthony Hopkins y Naomi Watts.

Es de reconocer que Woody Allen ha tenido una buena racha con su serie de películas inglesas. Sin ser las obras maestras del pasado ambientadas en Nueva York, han probado ser comedias y melodramas románticos aceptables, bien llevados, con humor y, por supuesto, con la sensibilidad alleniana bien puesta. You Will Meet a Tall Dark Stranger no es la excepción, otro  melodrama romántico instalado en Londres, muy visible, entretenido, y con las mismas preocupaciones temáticas de Allen: la insoportable levedad del ser artístico, el oficio del escritor lleno de dificultades, matrimonios emocionalmente disparejos, infidelidades, etc. No falta tampoco el inevitable personaje en donde Allen se ve reflejado a sí mismo, con el dilema del amor entre un hombre mucho mayor y una mujer considerablemente más joven.

El reparto se desempeña impecablemente. Naomi Watts y Josh Brolin interpretan un desdichado matrimonio, ella una graduada en arte, casada con un hombre que es doctor de carrera, pero que está en búsqueda de convertirse en un escritor profesional, aunque sin mucho éxito. La madre de ella (Gemma Jones, magnífica), abandonada por su septuagenario marido (Anthony Hopkins), con alma y energía de veinteañero, acaba obsesionada con las predicciones de una lectora de tarot (Pauline Collins). En tanto, su marido (con ayuda del viagra) ha reconstruido su vida junto a una considerablemente más joven call girl (Lucy Punch), a la cual dará una vida llena de lujos, con el peligro de acabar en la bancarrota.

Dark Stranger no es precisamente el tipo de comedia hilarante o sarcástica, típica de Woody Allen. Como en sus anteriores películas londinenses, es un melodrama agridulce, que si bien tiene ciertos momentos propensos a ser cómicos (incluso, el tono con el que está narrada en voz en off le da un sentimiento de comedia romántica), en general, el filme tiene un aura de amargura muy marcada. Al final, todos los personajes vislumbran un futuro tan obscuro como el sugerido en el título, sin muchas esperanzas. 

El camino de los artistas es amargo y desilusionante en esta película. En el caso de nuestro doctor, luego de haber publicado una sola novela, no ha tenido otro golpe de suerte. El personaje de Naomi Watts, sueña con abrir su propia galería de arte, y dejar de trabajar para su actual jefe (Antonio Banderas). Para fans de Woody Allen, esta película quizás se quede a medio camino de las ambiciones artísticas de un director de su calibre, haciéndolos sentir que pudo haber estado mucho mejor. Pequeña y todo, el filme es pasable y muy disfrutable. 



martes, 6 de mayo de 2014

THE MASTER * * 1/2

¡PREPÁRAME OTRO COCTEL! Joaquin Phoenix y Philip Seymour Hoffman.

The Master tiene una de las últimas y mejores actuaciones de Philip Seymour Hoffman (fallecido en febrero pasado), bajo la dirección de Paul Thomas Anderson. Irónicamente, estamos ante una de sus películas menos logradas. Es un pesado, tedioso, y al final, vacío relato, aparentemente inspirado en la vida del fundador de la cienciología, L. Ron Hubbard, a principios de los 1950. El reparto incluye a  Joaquin Phoenix, interpretando a un personaje alcohólico y con arranques de violencia. De ser un marino, Freddie (Phoenix) abandona el servicio y se convierte en un fotógrafo fallido. En su vagar por el mundo, se atraviesa en su camino Lancaster Dodd (Hoffman), una especie de gurú y terapista, que como líder de algo parecido a una secta, se dedica a divulgar la práctica del hipnotismo y regresiones a vidas pasadas, para curar enfermedades y padecimientos mentales. 

Joaquin Phoenix hace uso de esa cualidad que tiene para lucir disperso, como desconectado del mundo terrenal y encerrado en sus propios dramas. Paul Thomas Anderson explota bien esa cualidad. Lo malo, es que tanto Phoenix como Hoffman, ambos como siempre magníficos, están dentro de una historia que, simple y desafortunadamente, tiene poco o casi nada interesante que contar. El guión es flojo. No se toma mucho la molestia en explicar el por qué de esas extrañas, explosivas, y violentas reacciones que tiene el personaje de Phoenix. Freddie adopta el papel de "guardaespaldas" de Lancaster, cada vez que ve a su guía y mentor en una situación amenazante se lanzará como fiera encima de quien atente contra la integridad de su protector. Ni el mismo Hubbard sabe qué hacer en esos momentos, para controlar al que considera su "conejillo de indias" y, además, su bartender, ya que Freddie es genial preparando e improvisando cocteles. 

Freddie es como una bestia incontrolable, una fuerza animal inexplicable. Sin embargo, el más grave problema, es que esta película del también director de la mucho mejor There Will Be Blood (su anterior largometraje) es muy aburrida, con 3 cuartas partes de metraje invertidas en ver nada más terapias ridículas y absurdas. Y todo para que Freddie, al final, acabe igual o más perturbado y confundido que al principio. 


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