sábado, 19 de abril de 2014

ZERO DARK THIRTY * * * *

BELLA E IMPLACABLE. Jessica Chastain como Maya, investigadora de la CIA.

"E.U. no tortura", dice el presidente Obama durante el fragmento de una entrevista, en una escena de Zero Dark Thirty, el más reciente filme de Kathryn Bigelow. En ese sentido, el filme es revelador y propenso a causar polémica. Desde el inicio, vemos a un agente de la CIA torturar a un hombre sospechoso de estar vinculado con el grupo saudi de Al-Qaeda. Pone en evidencia a una agencia de investigaciones, con una ascética imagen en contra de la tortura. Aquí, vemos la crónica de las investigaciones que, después del 9/11, se llevaron a cabo para dar con el "enemigo número 1", Osama Bin Laden, que finalmente llevaron a su captura y ejecución el 6 de mayo del 2011, exactamente 10 años después.

Jessica Chastain interpreta magníficamente a Maya, una agente investigadora de la CIA con temple de acero y persistencia infatigable ("es ella contra el mundo"), personaje en parte real, en parte ficticio (Bigelow ha afirmado que es una construcción basada en 2 o 3 personajes reales, que llevaron a cabo la investigación, y cuya identidad ha mantenido protegida frente a los medios). Maya tendrá un sólo    objetivo: encontrar a Bin Laden. Sus investigaciones están enfocadas en dar, primero, con un mensajero y colaborador de Osama, Abdu Ahmed. 

La película pudo haber sido un interesante estudio de personaje, de no ser porque la narración, con grandes saltos de tiempo, pasando por importantes sucesos y atentados que ocurrieron durante la investigación, se mantiene como un frío recuento de los hechos. Su forma está entre un filme de espionaje y un thriller político, que va tomando varios caminos y direcciones. Técnicamente, la película luce impecable en su ejecución y reconstrucción de los hechos, quedando patente en la excitante parte final, cuando el grupo de SEALS irrumpe en la casa donde se esconde Osama, donde limpia y eficazmente cumplen con su misión, casi en total obscuridad.  

Mi problema con el filme, es que no hay una mínima reflexión sobre el tema de la tortura. Maya se nota al principio incómoda al presenciar las torturas; más adelante, parece incluso involucrada en el proceso. Ella es como un tornado, dispuesta a que nada la detenga, a demostrar que sus investigaciones y teorías son correctas. El filme tiene un subtexto feminista, en el propósito de Maya de sobresalir en una institución dominada por los hombres. Hay una escena en donde trata de demostrarle al grupo de SEALS que no se equivoca en su teoría sobre el escondite ("quiero que lo maten por mí"), horas antes de la operación.

A pesar de todo, la película (con sus enormes elipsis narrativas), es una buena película de espionaje, con sus momentos emocionantes (la localización, rastreo y persecución de Ahmed), y mucho suspenso (el largo proceso para que se apruebe la misión). En su narración, casi en tiempo real, a contra reloj, no hay muchos diálogos, ni mucho tiempo para involucrarse emocionalmente con Maya, ni con algún otro personaje. Ni siquiera cuando, durante una cena en un restaurante, su amiga y colega (Jennifer Ehle), le pregunta "¿Tienes algún amigo?". Ahí es cuando el guión intenta involucrarnos más emocionalmente con el personaje, aunque sin mucho éxito. 


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