viernes, 16 de septiembre de 2011

GAMBIT * * * 1/2


Michael Caine y Shirley MacLaine.


Se ha dado a conocer que el próximo año, Gary Oldman dirigirá un remake de “Gambit” (1966), originalmente protagonizada por Michael Cane y Shirley MacLaine. Los nuevos protagonistas anunciados son Colin Firth (quien tiene todo para ser un buen sucesor de Michael Caine) y Cameron Diaz. Suena bien, y seguro los resultados serán buenos. El filme original está dirigido por Ronald Neame (The Poseidon Adventure), una mezcla de heist movie y screwball comedy, que funciona como fórmula matemática. La fría, calculadora y elegante personalidad de Michael Caine, junto a la más dulce, graciosa y encantadora personalidad de Shyrley MacLaine, nos telegrafía desde el principio cuál será el destino de estos dos, pero es interesante ver el camino que seguirán para llegar hasta ah.

El comienzo nos habla del plan que Harry (Michael Caine) y su amigo (Emile Fournier), un par de ladrones de arte, traman para conseguir que una atractiva bailarina euroasiática, Nicole Chang (Shirley Maclaine), de ojos azules, colabore con ellos para robar a un multimillonario del medio oriente (Herbert Lom). Su estrategia: la esposa fallecida del millonario era en extremo parecida a Nicole, y lo esperan distraer de esta forma para robar un valioso busto con la imagen de la mujer. Todo sale con una extraña perfección, sin problemas de por medio, a pesar de lo silenciosa e inexpresiva que es Nicole. Pero cuidado, esto tan sólo existe en la mente de Harry. Lo que vemos es nada más un ensayo mental de cómo espera que salgan las cosas. Lo que vendrá luego, es la otra cara de la moneda, el cómo sale el plan en el mundo real, con todos los problemas, contratiempos y dificultades que implicará robar al millonario Ahmad y burlar su sistema de seguridad.

La película de Neame no tenía mucha acción, ni mucho suspenso que digamos. Tampoco es una obra maestra del género. Harry no es quien al final sorprende como personaje, sino Nicole, quien no resulta ser la, en apariencia, superficial, frívola y poco brillante chica que uno imaginaría. Es una chica espontánea, inteligente, algo impulsiva, pero con mucha cultura. Lo que necesita Harry para salir de algunos aprietos. Una pareja dispareja, pero perfecta. 

WAR OF THE WORLDS * * * *


Tim Robbins, Tom Cruise y Dakota Fanning.


Steven Spielberg reinventa completamente los libros que adapta al cine. Su adaptación de “The Lost World” no me gustó tanto como la que hizo de “Jurassic Park”, ambas novelas de Michael Crichton. De la primera tan solo tomó el escenario principal (una isla con dinosaurios) y 3 o 4 personajes, para crear una historia completamente distinta, que apenas y tiene que ver algo con la fuente literaria principal. En el caso de “War of the Worlds”, novela clásica de H.G. Wells,  ha pasado lo mismo. No me pareció una adaptación lograda del libro, pero la película es buena, ya que respeta el espíritu de la novella de Wells y la paranoia de finales de siglo XIX (publicada en 1898) acerca de una invasión de marcianos a la Tierra. Algo que fue usado por Orson Wells en un programa de radio en 1938, alarmando a media población norteamericana con una transmision ficticia que hizo sobre una invasión extraterrestre.
 
Spielberg toma lo necesario de la novela para exponer sus propias inquietudes dramáticas y temáticas. Es decir, el personaje principal es un padre, Ray (Tom Cruise) divorciado, totalmente desconectado de sus hijos (Dakota Fanning y Justin Chatwin) y del mundo. En medio de una invasión extraterrestre, con máquinas gigantes que caminan con 3 largas patas brotando del suelo, Ray tendrá el escenario ideal para acercarse a sus hijos y reencontrar su lado paterno, que estaba tan enterrado en la tierra como los mismos extraterrestres.
 
Es un giro considerable en la filmografia de Spielberg. Esta es su primera película en la que los extraterrestres están lejos de ser los “E.T.s” amistosos de “Close Encounters of the Third Kind” y “E.T.”. Los extraterrestres de War of the Worlds pulverizan personas con un rayo láser, o los toman prisioneros para extraerles la sangre y usarla como alimento para una planta alienígena. Si alguien quisiera comunicarse con ellos haciendo música con un sintetizador, el desafortunado ya estaría hecho cenizas.
 
Los hijos de Ray no ayudan mucho en su travesía para sobrevivir el ataque. La niña es una preguntona, escandalosa y con ataques de ansiedad, mientras que el chico es un rebelde que prefiere estar peleando con los soldados que ayudando al padre. En ese sentido, hay partes que parecen más escenarios de alguna película de la Segunda Guerra Mundial. Las personas huyendo llegan a parecer prisioneros judíos de guerra, y hay un tren en llamas que cruza imparable, fantasmagórico.
 
Fuera de todo esto, la película es un gran espectáculo, aunque la historia no es nada del otro mundo. Hay instantes magistrales, como el ataque submarino en el ferry, los cadáveres que van apareciendo en un lago ante la asustada niña, el primer ataque de las máquinas en las calles, o esa parte del refugio que toma Ray con un extraño (Tim Robbins). Esta última, es una parte llena de suspenso ocurriendo en un sólo espacio, en especial, cuando entra ese enorme tentáculo telescópico en busca de víctimas. Un extraterrestre descubre una bicicleta, el téntaculo se observa a sí mismo en un espejo, y una decisión trágica detrás de una puerta cerrada.  

martes, 13 de septiembre de 2011

RISE OF THE PLANET OF THE APES * * * 1/2


¿QUIÉN SE TOMÓ MI CERVEZA? César,
un chimpancé en evolución y IQ elevado.
Siguiendo la moda de las precuelas, llega un intento más por rescatar la serie de filmes de culto “The Planet of the Apes” (1968-1972), de la cual también hubo serie televisiva en los 1970. Luego del fracaso de crítica que tuvo la versión de Tim Burton (a mi me gustó, a pesar del extraño final que tiene), llega un tal Rupert Wyatt (¿A alguien le suena?) con una idea en la que parece querer empezar desde cero. En esta película, todo empieza con unos experimentos científicos para encontrar una cura para el mal de Alzheimer, y luego, una enfermedad que se esparcirá por todo el mundo.

Los experimentos, por supuesto, son llevados a cabo en simios, creados digitalmente y que cobran vida gracias al motion-capture. Andy Serkis, convertido en un experto en esta técnica luego de dar vida a Gollum en Lord of the Rings y a King Kong en la nueva película, es quien da vida a nuestro simio protagonista, César, un chimpancé. De hecho, César (y muchos de sus compañeros simios) no luce tanto como un simio real, sino algo más cercano a los primates de la prehistoria. El caso es que, luego de quedarse huérfano siendo bebé, César es adoptado por Will (James Franco), un investigador del proyecto, cuyo padre (sorpresiva reaparición de John Lithgow en cine) sufre de Alzheimer.

No es difícil adivinar que entre Will y César se irá formando un entrañable cariño y lazo paterno-filial. César tiene la inteligencia suficiente para comunicarse con lenguaje de señas, transmitir emociones, sentimientos, y en un momento dado, empezar a caminar erguido. Algo que hubiera dejado a Darwin completamente fascinado. No hay nada extraordinario en esta parte. Lo interesante comienza cuando César quiere dejar de sentirse como una mascota y arrojar la correa a un lado. Cuando el chimpancé acabé encerrado en un centro de control animal, el filme cobra un giro descomunal, convirtiéndose en un drama carcelario protagonizado por simios.

Lo mejor de la película, es la climática escena de los simios tomando el puente Golden Gate en San Francisco (y la ciudad entera), destinada con seguridad a convertirse en icónica en la Historia del Cine. Y si algo me sorprendió en esta escena, no fue tanto ver orangutanes colgando del puente, o a un gorila tratando de saltar hacia un helicóptero en pleno vuelo, sino la total ausencia de reporteros o de cámaras de televisión. En serio, los medios y la prensa están muy ausentes en este filme. Mientras, lo más cómico (o tragicómico) es ver la mala suerte que tiene siempre el pobre vecino de Will y César.

En su etapa post-Harry Potter, Tom “Draco Malfoy” Fenton, es el malo de la historia, encarnando el prototípico papel de “carcelero” torturador. Brian Cox es su padre y director del centro de control animal. Freida Pinto es el interés romántico de Will, y en cierto modo, la “rival” del celoso César. La mayor virtud de la película, es su magnífica narración, sin fallas, lagunas o puntos flojos. Es cierto, es una historia pequeña, sencilla de seguir, pero ante todo bien editada. Y no sólo César se roba la película como el mono más inteligente. Hay un orangután que también maneja el lenguaje de señas y tiene mucho que compartir.

¿Qué depara el futuro? ¿Esto es el inicio de una nueva serie de películas? ¿Todo se quedará en esta precuela? Con toda la tecnología digital a la mano, se abren muchas posibilidades para una nueva saga. Aunque, sinceramente, no estoy seguro de querer ver siempre simios digitales en futuras películas, y que se pierda el encanto y personalidad propia que daba a las viejas películas ver actores maquillados. El tiempo dirá. 

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