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martes, 3 de noviembre de 2020

REBECCA

SIEMPRE NOS QUEDARÁ MONTECARLO.
Lily James y Armie Hammer

Aunque considero muy superior la versión que Alfred Hitchcock hizo de Rebecca, novela de Daphne Du Maurier, Ben Wheatley hace un buen trabajo ofreciendo su propia visión. A pesar de que esta nueva producción de Netflix puede sentirse algo condensada, incluso muy básica, la esencia de la historia original está ahí: La inocencia de una chica sencilla, quien se enamora de un millonario, el cual sigue de luto por su fallecida esposa, la Rebecca del título. 

En esta nueva adaptación de Rebecca, Lily James (Cenicienta) interpreta a la chica en cuestión, imprimiendo el encanto que la caracteriza, quien se verá a sí misma inmersa en un cuento de hadas. Durante un viaje a Montecarlo que realiza junto a la Sra. Van Hopper (Ann Dowd, estupenda aunque sea en un pequeño papel), una mujer adinerada y socialité para la cual trabaja como asistente personal y dama de compañía, nuestra protagonista conocerá a Maxim De Winter (Armie Hammer, sabiendo combinar sofisticación y obscuridad al mismo tiempo), un millonario. Hermético y emocionalmente difícil de descifrar, De Winter empieza a mostrar un inesperado interés por la tímida, insegura, y algo torpe chica, surgiendo entre ambos un romance que, tal vez de manera precipitada, terminará en ambos contrayendo matrimonio. 

"¡Vivirás en una enorme casa junto a un fantasma!" le dice su incrédula y muy enojada ex jefa a la ahora Sra. De Winter, cuando ésta lo deje todo para iniciar su nueva vida junto a De Winter, y se vaya a vivir con él a Manderlay, nombre de su enorme residencia. Aquella última frase que su ex patrona le dice, esconde mucho del misterio que vendrá después. ¿Al decir fantasma, se refiere al recuerdo de la difunta esposa de De Winter? ¿O más bien se refería al mismo De Winter? La frase anticipa lo difícil que será para el personaje de Lily James encajar en su nueva vida en la palaciega residencia, en donde casi cada rincón esconde algún secreto de la vida pasada de De Winter y Rebecca. Su curiosidad incontenible la llevará a explorar la residencia, ante la constante y vigilante mirada de la ama de llaves, la obscura Sra. Danvers, interpretada soberbiamente por la gran Kristin Scott Thomas.  

Desde el inicio adivinamos que Danvers no le pondrá las cosas muy fáciles a la Sra. De Winter para adaptarse a este nuevo mundo, la cual se encuentra batallando para acercarse al cada vez más lejano y poco comunicativo De Winter. 

No he leído la novela (está en mis pendientes por hacer), pero quizás en la historia original hay un personaje que ofrezca más apoyo emocional a la recién casada. Frank Crawley (Tom Goodman-Hill), el amigo de Maxim, es en el filme el personaje que parece querer cubrir este vacío. Pero siento que Frank como que no tiene suficiente espacio ni tiempo en el filme. Sin embargo, Ben Wheatley consigue transmitir el tema principal de manera efectiva, es decir, el terrible peso emocional del pasado y de los recuerdos. Sin revelar mucho de la trama, es crucial la escena dramática durante la fiesta de disfraces, en donde, baste decir, la Sra. De Winter decide ponerse un vestido y peluca que tendrán un efecto inesperado en Maxim. 

El diseño de producción es muy bueno, cosa que redondea  más al filme. Y si bien Armie Hammer y Lily James no son precisamente Laurence Olivier o Joan Fontaine, quienes interpretaron a la pareja en la película de Hitchcock, sus actuaciones son muy buenas. Podemos agregar también la buena participación de Sam Ryley como Jack Favell, el misterioso familiar de Rebecca. Favell marca el giro de la historia de melodrama a una historia de misterio. Aunque en este punto el filme pierde algo de su toque de suspenso psicológico, lo cierto es que Ben Wheatley termina ofreciendo una versión aceptable de la novela, cuyo fuerte está más en las actuaciones que en su fuerza para contar una historia ya clásica del cine. ⭐⭐⭐1/2

jueves, 27 de agosto de 2020

FREIES LAND

Felix Kramer y Trystan Pütter
No hace mucho tiempo que vi La Isla Mínima (2014), del realizador andaluz Alberto Rodríguez, aunque no recordaba mucho del mismo. Bastaron ver los primeros minutos de Freies Land (País Libre), su remake alemán, para empezar a recordar el filme español, y que la historia viniera poco a poco a mi memoria. Lo mejor de la versión alemana, es que Christian Alvar, su director, supo trasladar, de una forma asombrosa, el mismo estilo a lo "True Detective" que Rodríguez había imprimido a su filme. Esto sin que Freies Land se sienta como una simple copia al carbón de la película española. Tomando elementos básicos de la historia original, Alvar supo hacer su versión personal de La Isla Mínima, trasladando la trama de 1980 al año 1992, pocos años después de la Caída del Muro de Berlín. 

Dos detectives, Patrick (Trystan Pütter), originario de Alemania del Oeste, y Markus (Felix Kramer), imponente y corpulento, originario de Alemania del Este, son obligados a trabajar juntos en el caso de la desaparición y asesinato de dos hermanas, en un pueblito con tan sólo dos policías a cargo de la autoridad. Pronto saldrán a la luz casos de otras chicas desaparecidas, así como una red de tráfico de drogas, huelgas y sindicatos involucrados, corrupción policiaca, etc. En fin, todos los ingredientes que se pueden esperar de un thriller policiaco tradicional. Sin embargo, lo mejor de Freies Land (de hecho, siento que supera por mucho al filme original en este aspecto), es cómo la fricción entre ambos personajes, junto a sus evidentes diferencias físicas, crea una interesante y complicada química entre ellos. Por ejemplo, ahí tenemos los cuestionables métodos de Markus para investigar y, sobre todo, interrogar a los sospechosos. "Viejas mañanas de ustedes de la Alemania del este", le dice Patrick a su colega, el cual, además, tiene bajo la manga uno que otro truco de espionaje, para así poder sacar más información valiosa. 

Esta nueva interacción entre los dos detectives, incluidos un buen diseño de producción (nominado en el German Film Awards de este año) y fotografía, es lo que termina dándole más sabor a esta versión alemana. Con todo y los cambios en la historia, ambas películas comparten estilos visuales similares, como esas impresionantes tomas aéreas con drones, que le dan a la película una cualidad visual abstracta única y muy interesante. Mi único problema con este nuevo filme (que también tuve con La Isla Mínima en su momento), es que la historia, en sí, no aporta mucho al género, quedándose incluso en lo convencional y tradicional, así como su avance a un ritmo, ocasionalmente, lento. Puedo apostar a que pronto Hollywood tendrá su propia versión, tal vez en manos de David Fincher.

⭐️⭐️⭐️

sábado, 6 de junio de 2020

ALL DAY AND A NIGHT


Ashton Sanders y Jeffrey Wright 
Al inicio de All Day and a Night, un homicidio es cometido. El joven protagonista de la historia será quien lo cometa, y a simple vista, es un asesinato a sangre fría, justo dentro de la casa de la víctima. Lo que vendrá después en esta película, el segundo filme dirigido por el también guionista Joe Robert Cole (co guionista de Black Panther), es el relato sobre el por qué de estos hechos y el qué llevó a Jahkor Abraham Lincoln (sí, buen nombre), interpretado con gran vigor e intensidad por Ashton Sanders (Moonlight), a cometer un crimen que lo terminará llevando a prisión.
El padre de Jahkor (Jeffrey Wright, estupendo) se encuentra en prisión también, por lo que, cuando este último llegue a hacerle compañía, el espacio servirá para que ambos tengan la oportunidad de ajustar cuentas, limar asperezas, y tal vez acercarse uno al otro, debido a que su relación no ha sido, precisamente, muy amigable y cercana. No, un momento. La película no trata de esto. Creo que de haberse centrado más la trama en esto último, es decir, si hubiera sido un drama presidiario sobre padre e hijo sobreviviendo en un inusual escenario como la cárcel, tal vez All Day hubiera estado mucho mejor. El problema del filme, es que apenas y tenemos unas cuantas escenas de esto, con Jahkor y su padre apenas mirándose, o acercándose, o hablándose.
All Day termina llevándonos a escenarios ya vistos con anterioridad, con personajes no muy bien desarrollados, y que parecen calcas de unos provenientes de mejores películas, como Boyz n the Hood (1991). Películas que cuentan historias sobre jóvenes negros iniciándose en la vida del crimen y tráfico de drogas, y sobre cómo sus vidas son marcadas por esto para siempre. Robert Cole trata de explorar todo eso nuevamente, y aunque ese universo de "crimen y castigo" urbano está muy bien reflejado, con un logrado énfasis en el realismo, el problema es que la historia es plana la mayor parte del tiempo, con algunos logrados momentos, aunque ya muy hacia el final. Lo rescatable del filme, son las poderosas actuaciones tanto de Ashton Sanders como de Jeffrey Wright, y si por algo se puede ver All Day será por eso y nada más.
⭐️⭐️ 1/2

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