sábado, 12 de junio de 2010

LAW ABIDING CITIZEN * * 1/2

¿Es esta la cara de un asesino? Gerard Butler y Jamie Foxx estarán encerrados en un laberinto de enigmas y muerte en "Law Abiding Citizen".


Hay una secuencia rescatable en el derivativo thriller Law Abiding Citizen (2009), por la manera en que está montada. En la secuencia se juntan dos acciones paralelas. En una de ellas, una niña da un recital de cello, y al principio vemos cómo abre su maleta, saca el instrumento y luego se dispone a tocar. Al mismo tiempo, vemos cómo otro hombre saca una sierra eléctrica, dispuesto a cobrar venganza contra el criminal que asesinó a su esposa e hija.

No hay casi nada nuevo en esta película dirigida por F. Gary Gray, y producida por Gerard Butler. Al final, la película cumple como un simple entretenimiento, a pesar de “tomar prestada” la idea de Seven, en la historia de un hombre, Clyde Shelton (Gerard Butler), que busca venganza contra los asesinos de su esposa e hija. El dudoso sistema judicial de la ciudad de Filadelfia, ha dejado en libertad a uno de los criminales. Clyde no nada más busca venganza contra el autor material de los asesinatos, sino contra todo el sistema judicial y sus involucrados, incluyendo juez y abogados.

El guión, escrito por Kurt Wimmer, tiene tantos giros y cambios en Clyde que, más que resultar excesivo, todo el asunto acaba siendo un verdadero acertijo por resolver. En concreto: ¿Cómo es posible que Clyde pueda planear y ejecutar múltiples asesinatos desde prisión? ¿Hay alguien ayudándole desde afuera, o él solo hace todo? Tuvo diez años para planear meticulosamente todo, incluso que lo encerraran por haber tomado justicia por su propia mano. Nada puede salir mal. Lo fascinante será ver cómo Clyde, de ser un cariñoso padre de familia, se convierte en un terrorista que pondrá a la ciudad de Filadelfia en completa alerta.

Nick Rice (Jamie Foxx), el abogado de Clyde, verá atónito su inesperada transformación. Nick simpatizará de inmediato con Clyde, al ser este también un padre de familia, siempre ocupado para ir a ver a su hija dar un concierto de cello. Convertido en un monstruo, Clyde manipula toda la situación a su antojo desde prisión. Es como el cerebral personaje de Seven, pero esta faceta de Clyde tan sólo me ha interesado unos cuantos minutos en la primera parte. Hay un par de escenas muy buenas aquí: la persecución del criminal por los techos de unas casas; y otra en la que toda la policia se movilizará para dar con un abogado desaparecido.

Luego de que se nos revela un gran secreto del pasado de Clyde, que nos ayudará a entender más lo que está sucediendo, Gary Gray baja la guardia. La película ya no es tanto el interesante entramado de enigmas por resolver, sino un simple thriller dominguero. No me he creído tanto a Gerard Butler como el genial Clyde, mientras que Jamie Foxx ofrece una actuación demasiado elemental para lo que estamos acostumbrados a ver de él. Sin embargo, Law Abiding Citizen es un thriller pasable en la medida que no se le exija demasiado.

++Lo mejor: La primera parte, adrenalínica y sanguinolenta.
++Lo peor: Que su cerebral inicio se va perdiendo pasada la primera mitad.

domingo, 6 de junio de 2010

OCÉANS * * * *

El documental "Océans", es un espléndido trabajo que nos descubre las maravillas de la vida marina, y su fragilidad ante los daños causados por el hombre.

Francia ha iniciado una tendencia por el documental de la naturaleza que apuesta más por el impacto visual, que por el tedio académico de los documentales televisivos. Ejemplos notables han sido Winged Migration, La Marche de l’empereur, Microcosmos: le peuple de l’herbe, etc. Son documentales accesibles para un público masivo, que intentan contarnos una especie de historia sobre las criaturas que estamos viendo.

Océans (2009) es la incursión en el documental del famoso actor Jacques Perrin, quien a su vez hace mancuerna con el documentalista Jacques Cluzaud, director precisamente de Winged Migration. Ante un documental como Océans, poco o nada se necesita de una narración en off. Sin embargo, aquí tenemos a Pierce Brosnan con una agradable narración que, curiosamente, no resulta estorbosa. Brosnan nada más interviene en momentos clave de la película. Su narración no es reiterativa, sino ilustrativa y, en muchos casos, aclaratoria sobre los daños que el ser humano está haciendo a la vida bajo los mares y océanos.

Vale aclarar que Océans es un documental de corte ecologista, que no pretende regañar al espectador, sino advertirle que la vida marina puede desaparecer por su culpa. Un documental como Océans es oportuno en estos tiempos, en que el derrame de petróleo en el Golfo de México está causando daños, según los expertos, irreparables a la ecología marina.

El documental es entretenido y, al mismo tiempo, estremecedor. Hay un momento en que estamos viendo a unas tiernas focas relajarse en la playa, cuando a los pocos minutos unas orcas se acercan a cazarlas y devorarlas. Lo mismo para unas tortugas recién salidas del cascarón, de las cuales sólo unas cuantas llegarán al océano antes que las gaviotas las cacen.

Lo que destaca junto a impresionantes imágenes de medusas nadando y de inmensas ballenas cantando y asomándose por la superficie, es la bella banda sonora de Bruno Coulais. La música alcanza momentos sublimes, como cuando acompaña a un cardumen formar una danza al ritmo de la melodia. La música de Coulais es la que establece el versátil tono del documental, que puede ir desde lo más dramático, como cuando vemos el trágico destino de muchas especies atrapadas en las redes de los pescadores, conmovedor a pesar de estar recreado con tecnología digital. Pero hay otros momentos muy humorísticos, casi de humor negro, como cuando vemos cumplirse la clásica ley del mar: “el pez grande siempre se come al más pequeño”.

El mundo que revela Océans parece ubicado en otro planeta, con criaturas submarinas que parecen seres alienígenas. Parece quedar fuera de nuestra comprensión ver cómo unos cangrejos (o langostinos, tal vez) forman falanges y torres como si de un verdadero ejército se tratara. Llegó un momento en que sentí la necesidad de un poco de explicación científica, como saber el nombre y especie de varios animales. Aunque, al final, no me ha importado mucho, ya que hay imágenes técnicamente impecables, que desafían el saber cómo han sido logradas. Por ejemplo, aquella de un buzo nadando como si nada junto a un tiburón blanco.

Hay imágenes de unas carabelas navegando que no tienen más sentido que darle sabor a la narración, y ha sido irresistible para Jaques Perrin no aparecer brevemente. Junto a Lancelot Perrin, quien seguramente es su nieto, Jacques Perrin recorre un museo de historia natural, observando varios especímenes que hemos visto antes en todo su esplendor. Es un recordatorio de que la vida marina puede acabar así en unos años, como un simple recuerdo disecado en el museo.

++Lo mejor: La gran amalgama entre música e imagenes que consiguen los realizadores.
++Lo peor: Que haya tenido que echar mano de la tecnología digital para recrear ciertas escenas.

A SERIOUS MAN * * * *

"A Serious Man" es la primera comedia judía de los hermanos Coen, un delirante viaje filosófico y existencialista.




De lejos, el más reciente filme de los hermanos Coen, A Serious Man (2009) parece un filme inaccesible, pero irresistible. Para empezar, abre con un cortometraje, filmado en pequeño formato fotográfico, que no tiene nada que ver con la historia principal. Su historia parece ubicada en el pasado (tal vez principios del siglo XX), está completamente hablada en yiddish y tiene el humor negro característico en la filmografía de los hermanos Coen. No hay mucho que decir respecto al corto, tan sólo que está protagonizado por un matrimonio que recibe de visita a un fantasmagórico anciano, a quien la esposa creía muerto.

“Recibe con simplicidad todo lo que te suceda”, es la cita que abre A Serious Man, la primera comedia enteramente judía de los hermanos Coen, para la cual se inspiraron en mínimos aspectos autobiográficos. Por ejemplo, para la creación de Larry Gopnick (Michael Stuhlbarg), el atormentado personaje principal, los Coen se basaron en su padre y en varias personas que conocieron en esa época. La historia puede llegar a sentirse algo “obscura”, al estar llena de palabras en hebreo, que la experiencia de verla parecería requerir el tener un diccionario a la mano.

Además, en la mejor tradición coeniana de Barton Fink (su mejor película para mi gusto), A Serious Man, si bien no llega a los niveles de aquella, sí contiene las acostumbradas claves secretas y misteriosas, que al final dejan al espectador rascándose la cabeza tratando de resolverlas.

De hecho, Larry Gopnick, un maestro de Física que verá su vida desbaratarse en pocos días, es como el torturado dramaturgo trastocado en guionista de Barton Fink. Instalada en los suburbios de algún estado del Medio Oeste norteamericano, en 1967, la historia nos da cuenta de cómo el intachable Larry, maestro empleado en una escuela hebrea, tendrá que lidiar con un sin fin de problemas familiares, empezando con el hecho de que su esposa (Sari Lennick) tiene una relación con el mejor amigo de Larry, Sy Ableman (Fred Melamed).

Su hijo, Danny (Aaron Wolff), iniciándose en el consumo de la mariguana, está preparándose para hacer su Bar Mitzbah, pero en el colegio un compañero, cual Goliath bíblico, siempre está acosándolo para hacerle la vida de cuadros. Sara (Jessica MacManus), hija de Larry, vive preocupada por hacerse una cirugía en la nariz. Por si fuera poco, Larry tiene a su inútil cuñado, Arthur (Richard Kind), viviendo en su casa y escribiendo un mapa del universo titulado “El Mentaculus”. Lo que en verdad viene a desequilibrar la vida de Larry, es la aparición en su escritorio de un sobre con dinero, el cual cree que es un soborno de un alumno asiático para que le suba su calificación.

Contrario a lo que estamos acostumbrados a ver en la filmografía de los Coen, A Serious Man tiene escasos o nulos momentos climáticos. Queda la sensación de que es una película inconclusa, y aunque el guión no es caótico, se nota que es un aglomeramiento de ideas, tramas y subtramas que los Coen tenían en sus cabezas, y que decidieron juntarlas de una manera más o menos coherente.

La película está llena de momentos delirantes, como las constantes pesadillas de Larry, o ese genial minirelato que se cuenta a mitad del filme, sobre el dentista que encuentra en los dientes de un paciente goy (es decir, no judío) una profética inscripción en hebreo. Tan sólo este relato y el corto del inicio, dan cada uno para una película entera.

Con todo, no cuesta trabajo empatizar con Larry como personaje, un “hombre serio” al borde de la locura por no encontrar salida a sus problemas. Larry cree que Hashem (una manera de llamar a Dios para evitar decir su verdadero nombre) no ha sido justo con él y que trata de decirle algo con cada cosa que le pasa, por lo que intentará encontrar alguna respuesta con la visita a tres rabinos.

Soy un admirador del trabajo de los Coen, aunque no creo estar frente a una de sus mejores películas. A Serious Man me ha gustado, pero con muchas reservas. Me ha gustado también cómo han utilizado tan sólo un pequeño extracto de la psicodélica canción “Somebody to Love”, de Jefferson Airplane, durante la secuencia de créditos, y la dirección de fotografía de Roger Deakins (fotógrafo de cabecera de los Coen) tiene sus mejores momentos en la utilización de ciertos lentes para hacer borroso parte del cuadro. Parece que el “Principio de la Incertidumbre”, al que Larry hace alusión en una de sus clases, y que establece que nunca podemos saber realmente lo que está pasando, puede aplicarse a esta laberíntica y compleja película de los Coen.

++Los extras del DVD incluyen "Poniéndose serio", "Creando 1967", y "Hebreo y Yiddish para goys".

Vistas de página en total