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sábado, 25 de noviembre de 2023

MARCEL THE SHELL WITH SHOES ON

 

Marcel, el caracol.

Marcel, protagonista de este falso documental, es un caracolito con un ojo saltarín pegado, y claro, vistiendo zapatos con estilo. De hecho, yo completaría el título agregando "con zapatos y... adorable a más no poder". El mayor logro de este documental, sobre un personaje salido de la imaginación de su director, Dean Fleischer Camp (presentado por primera vez en una serie de 3 cortos animados en 2010), es que, conforme avanzan los minutos del filme, es tremendamente difícil no caer en las arenas movedizas repletas de carisma del pequeño Marcel. Bueno, al menos para quien esto escribe así sucedió.

Antes de ver la película, no sabía en lo absoluto a lo que me iba a enfrentar, viendo continuamente pósters e imágenes de un extraño personaje al que, viendo desde un ángulo u otro, no le encontraba forma ni tenía idea de qué era. Leyendo el título las cosas se iban aclarando. "Está bien, es un caracol, con un ojo saltón y patitas", terminé concluyendo. A primera vista, Marcel parece el tipo de personaje que regularmente podrías encontrarte en películas infantiles, pero al ver la película, nominada este año a Mejor Filme Animado en los Oscares y BAFTAs, te sorprendería ver que la película está lejos de ser un simple filme familiar sobre las aventuras de un caracolito viviente en el mundo de los humanos.

Y son cosa curiosa aquellas nominaciones, ya que la película tiene únicamente un pequeño puñado de personajes animados, todos ellos ubicados dentro de un contexto real. Es decir, no es 100 por ciento un filme de animación. Pero la forma en que ambos mundos, el animado y el real se funden aquí, es verdaderamente sorprendente.

La verdad sea dicha, no hay que juzgar las cosas por su tamaño. Marcel, a pesar de su diminuto tamaño, se roba la película, la abarca totalmente, y si bajas la guardia tal vez te robe el corazón. Este falso documental trata de decirnos quién es realmente Marcel (magnífico trabajo de voz de Jenny Slate), y de dónde proviene. La primera cuestión queda cubierta, aunque la segunda, al final del filme, no tanto. Tal interrogante prevalecerá hasta el final. Marcel y Connie, su mamá (voz de Isabella Rossellini), cuales gnomos habitando un jardín, viven en una enorme maceta, ubicada en la ventana de la casa de Dean (el mismo Fleischer Camp, de quien la mayor parte del tiempo sólo escuchamos su voz). ¿Será que Marcel y su mamá vienen del mar? Es posible, pero no lo sabremos con exactitud.

 

Marcel se va convirtiendo en un fenómeno mediático, así como una especie de personalidad del internet cuando, ayudado por Dean, inicia una causa pidiendo ayuda para encontrar a su papá y familiares. Dean decide hacer de todo ésto la historia de su siguiente documental, en tanto el filme se transforma en una parodia tremendamente encantadora sobre "influencers", las redes sociales, y lo que es la celebridad. Incluso, nuestro caracol se transforma en toda una figura de la televisión. Pero nada de esto se le subirá a la cabeza a Marcel, y seguirá siendo el mismo Marcel de siempre, carismático, filosófico, inteligente, y parlanchin.

La animación en stop motion es de una simpleza impresionante. Los personajes animados se mueven e interactúan en el mundo real con los protagonistas de carne y hueso (incluído un perro) de forma sutil. Por más infantil que pueda parecer la película, Marcel the Shell es una película sumamente inteligente y sensible a la vez, que lo mismo abarca temas sobre los medios y la celebridad, como la vida y la muerte, todo -o casi todo- desde el punto de vista del diminuto personaje. Marcel se mueve en un mundo miniatura, a escala, en donde cada área y rincón de la casa de Dean sirven como escenario para entrevistar al primero.

El motor de esta historia, la posible mudanza del realizador a una casa nueva, mientras le cuenta a Marcel la historia de su relación fallida con su novia, es el pretexto para expresar miedos a nuevos comienzos y los cambios para ambos Sin lugar a dudas ni discusión, de los mejores filmes del año.
Disponible en #HBOMax.

martes, 3 de agosto de 2021

HOME OFFICE: UN ESPECIAL DE MIRREYES VS GODINEZ

 

Con reservas, mejor que la película original.

No me extraña mucho que haya encontrado pasable este "especial" de Mirreyes vs Godinez, que trae de regreso a los personajes de aquella película del 2019, dirigida por Chava Cartas, el cual me pareció de los peores filmes de aquel año. Para empezar, Home Office (también dirigida por Chava Cartas), dura nada más una hora, y los personajes no regresan para pelear y confrontarse todos juntos en una oficina. Debido a la pandemia, los personajes están reunidos por Zoom para tener una reunión de trabajo, y planear además una fiesta sorpresa de "zoompleaños".

En la forma de un falso documental, cada uno de los personajes va narrando cómo está sobrellevando la pandemia, el encierro, y tratando de hacer "home office", con negocios desde casa. Por supuesto, no falta también el escéptico que no cree en el COVID 19, que lo considera todo producto de teorias conspiratorias, y una invención de los medios de comunicación para infundir terror en la población.

En comparación con el filme original, Home Office (producido por Amazon), es, con reservas, mejor. Si bien algunas de las historias individuales terminan siendo una bobada simplona (como la del "mirrey" que se dedica todo el tiempo del encierro a estar bebiendo y hacer estupidez y media en su casa, o la de aquel de caireles pellirojos, que se dedica a estar jugando videojuegos), las que se salvan son las de quienes están tratando de hacer algo productivo. Una de las empleadas está vendiendo cubrebocas con diseños, otra está tratando de montar un negocio de ventas de tenis (Regina Blandón) con el marido , y la recepcionista (Michelle Rodríguez) está organizando la fiesta y haciendo los decorados. Genaro (Daniel Tovar), el narrador de todo el filme, es quien trata de mantener al equipo de trabajo lo más organizado posible.

En general, el fuerte de la película termina siendo el cómo trata de extraer humor de la pandemia, con una que otra cosa graciosa, como los emails que abren el filme, o la controversia sobre si se dice "có-vid" o "co-vid" (con énfasis en la última sílaba), o como nuestro escéptico de pronto cambia de opinión y decide salir a la calle, protegido con un traje improvisado y un garrafón en la cabeza. El mayor problema, es que no me creí mucho la premisa del falso documental, es decir, de realizar entrevistas simultáneas, en tiempo real, a casi 10 personajes al mismo tiempo. De no ser por ese detalle, tal vez me hubiera gustado más "Home office". Ideal si no se tiene otra cosa mejor que ver en Prime Video.
⭐⭐1/2

miércoles, 18 de noviembre de 2020

BORAT: SUBSEQUENT MOVIEFILM

DE INCÓGNITO. Sacha Baron Cohen regresa como Borat.

Borat, el reportero bigotón originario de la República de Kazakhstán, está de regreso. Quien se aventure a ver este nuevo falso documental, 14 años después de su primer filme, Borat (2006), deberá sentarse y estar  preparado para muchos momentos divertidos y cómicos, así como para otros incómodos. Para quienes conozcan otros filmes de Sacha Baron Cohen (como The Dictator), ya saben a lo que nos tiene acostumbrados, es decir, humor que puede ser tan divertido como vulgar y sin tapujos; totalmente frontal. En esta ocasión, es el presidente de los E.U. y magnate, Donald Trump, hacía donde Baron Cohen dirige toda su artillería cómicamente liberal. Una cosa es segura: los republicanos odiarán la película (empezando por el mismo Trump, quien luego de ver el filme calificó a Cohen en Twitter de no ser "nada gracioso"), y es posible que los demócratas amarán el filme y reirán con el mismo. 

Borat tendrá que viajar de nuevo a los E.U. (o los US&A, como llama al país), específicamente, a un estado, Texas. El objetivo de Cohen es uno, el provocar, haciendo otra de sus mordaces y ácidas críticas al que es quizás el estado más republicano del país. El primer ministro de Kazakhstán ha decidido enviar a Borat en una misión diplomática especial, ofrecer un "regalo" valioso (bueno, soborno) a McDonald Trump (como Borat lo llama en algún momento del filme) para obtener así apoyo económico para el país. Borat decide llevar el regalo más poco ortodoxo que se le pudo haber ocurrido, a su hija, Tutar (Maria Bakalova), la cual vive en condiciones deplorables. Luego de ver un dibujo animado estilo Cenicienta, en donde se cuenta cómo la primera dama, Melania Trump, conoció a Donald, Tutar accede a ir, empujada también por su sueño de convertirse en alguien como ella. 

Producido por Amazon Studios, la estrategia cómica de nuevo es mostrar a Kazakhstán como el país más atrasado e ignorante del mundo, y a Borat como la reencarnación de ello. Por ejemplo, en su nueva aventura por Texas, el tipo es un completo ignorante de la tecnología, como al intentar usar un smartphone en una tienda de tecnología, frente a un sorprendido vendedor. O aquella en la tienda de envíos por mensajería, en donde Borat se comunica por fax a su país, para reportar al gobierno sobre el progreso de la misión. El encargado del negocio, sin cuestionar los extraños mensajes, profesionalmente se dedica a enviarlos por la máquina, sin mostrar signos de sorpresa. Muy diferente resulta aquella otra escena en una clínica prenatal, a donde Borat llega con Tutar, en donde le insinúan a un muy católico médico (no hay cámara escondida en esta broma) que su hija tal vez necesite un aborto, ya que le ha "puesto un niño dentro" (dejo al espectador que descubra cómo se llegó a esa situación, debido a un simple cupcake).

Aunque hay otras partes en donde (como sucedió en la primer película) seguramente las situaciones son actuadas y escenificadas, lo admirable del filme es la capacidad de Cohen y su director, Jason Woliner, de conseguir un trabajo lo más creíble posible, y que despierta la duda en el espectador sobre lo que es real y lo que tal vez no sea del todo real. La escena dentro de la sinagoga, en donde Borat finge ser un antisemita (de aquellos que niegan que el Holocausto existió) frente a una anciana tal vez demasiado amigable, si bien divertida, es sin duda actuada. El eje del filme, es la historia de Borat y su hija, en donde esta última se americanizará lo más posible, cambiando su imagen. Tutar lleva consigo un libro sobre educación sexual en la forma de un libro infantil, con ilustraciones que muestran cómo unos genitales femeninos comerán con mandíbulas de tiburón la mano de una chica, si ésta se atreve a explorarlos (es de antología ver el rostro de algunos al ver el libro por primera vez).

Comentar más sería arruinar otras sorpresas del filme, como el concierto de Borat al aire libre, frente a gente fervientemente republicana; otra que muestra la visita de Tutar a un grupo de mujeres puritanas, y otra en donde se muestra el encuentro de Borat con el vicepresidente, Michael Penn. Pero la cereza del pastel, es la entrevista con Rudolph Giuliani, ex gobernador de Nueva York y ahora el consultor legal de Donald Trump. Son tan embarazosas las consecuencias, que Giuliani tuvo que aclarar después, en posteriores entrevistas, que sólo "me estaba fajando la camisa".

En resumen, Subsequent Moviefilm termina siendo un gracioso falso documental, que vale la pena revisar en estos tiempos electorales en E.U. (estratégicamente, la película fue estrenada antes de las elecciones). Los chistes contra Trump son divertidos, pero por otro lado, el filme se siente innecesariamente misógino. Es provocador, aunque no tanto como la primer película. Aunque es todo un espectáculo ver a Cohen transformarse de nuevo en el personaje, creo que el factor sorpresa ha quedado desvanecido, luego de casi quince años entre un filme y otro. ⭐⭐⭐1/2

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