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viernes, 22 de abril de 2022

THE ELECTRICAL LIFE OF LOUIS WAIN

Benedict Cumberbatch y Claire Foy.

 

La multinominada al Oscar El Poder del Perro me gustó, me pareció muy buena película. Pero si por alguna película Benedict "Dr. Strange" Cumberbatch debió de haber sido nominado al Oscar a Mejor Actor, es por The Electrical Life of Louis Wain. En su interpretación del Louis Wain del título, Cumberbatch está magnífico, en una actuación redonda y contenida. Wain fue un artista e ilustrador de inicios del siglo XX del cual no tenía el más mínimo conocimiento hasta que vi el filme. Su tema favorito: los gatos, a quienes dio un lugar especial en la iconografía de los 1910s y 1920s.
Gracias a una cálida narración de Olivia Colman, así como a un tono de fábula que está entre la excentricidad de Tim Burton y lo alucinante del cine de Terry Gilliam, la película no tarda en atraparte. De inmediato sientes que estás a punto de adentrarte en el universo extravagante de un personaje excéntrico. De no ser por que Wain dejó como legado sus dibujos y pinturas, jurarías que estás frente a un personaje ficticio. Wain empezó haciendo dibujos de animales (aparentemente, nunca plasmó en papel o lienzo una figura humana), y de ahí pasó a ser el favorito de familias pudientes, quienes le encargaban los retratos de sus gatos durante la época Victoriana.
De cabellos rojos y ensortijados, y un bigote que usaba para ocultar su labio leporino, la película, dirigida por Will Sharpe, empieza por contar la historia del artista como un tipo de apariencia extraña, delgado, dedicado a mantener a su madre y a sus siete hermanas, todas bajo el escandaloso control de la hermana mayor (Andrea Riseborough, magnífica). Dicha hermana decide contratar a una institutriz, Emily Richardson (Claire Foy, igualmente estupenda) para educar y dar clases privadas a la hermana menor.
Emily y Louis no tardarán en empezar una relación, la cual llevará al pobre a ganarse el rencor y encono de su controladora hermana, quien teme que la reputación de la familia esté en juego al ver que su hermano se ha comprometido con una mujer ya demasiado mayor para casarse, así como por un incidente en un teatro, el cual causará no menos escandalo en la sociedad.
El elenco también está formado por Toby Jones, interpretando a Sir. William Ingram, el editor de Wain para el diario en donde empezó a publicar sus primeras ilustraciones de gatos, personaje a quien tal vez deba buena parte de su fama. Ingram dió a Wain oportunidades que seguramente en otro diario no hubiera encontrado, colocándolo en el gusto de los amantes de los gatos, quienes empezaron a comprar postales, tarjetas, y toda clase de memorabilia en donde se publicaban las ilustraciones.
Para muchos, la película quizás sea otra historia más del artista atormentado y lleno de traumas, afectado por una enfermedad mental. Waine sufría de ataques de pánico debido a pesadillas que tuvo desde niño, así como probablemente (según psicólogos que han analizado su obra) de esquizofrenia, como la padeció una de sus hermanas. Lo cierto, es que la manera de contar la historia es muy original, como una historia romántica entre Wain y Emily con desenlace dramático. La película recuerda la reciente The Personal History of David Copperfield, de Armando Ianucci, o incluso Big Eyes del mismo Tim Burton, mientras que Wain puede verse también como la contraparte masculina de Beatrix Potter (interpretada por Renée Zellweger en Miss Potter), artista y escritora dedicada a escribir historias protagonizadas por conejos.
Al final, lo mejor de filme, además de sus actuaciones, es la excelente ambientación, fotografía, y diseño de arte. Sharpe trata de adentrarnos en la mente de Wain con una propuesta visual algo psicodélica, tal y como lo fueron los últimos trabajos del artista hacia el final de su vida. Es una lástima que la Academia de Hollywood haya pasado por alto esta gran actuación de Benedict Cumberbatch.
⭐️⭐️⭐️1/2 A la renta.

jueves, 3 de febrero de 2022

THE LOST LEONARDO

 

¿Será un Da Vinci?

Un documental que, al menos para quien esto escribe, resulta más fascinante que las tres películas del Código da Vinci juntas. Es cierto, dichas pelis son ficción, son palomeras y, si acaso, entretenidas, pero tratan de todo menos de Leonardo da Vinci, el genio renacentista. El Último Leonardo se centra por completo en una pintura titulada "Salvator Mundi" (o "El Salvador del Mundo"), que fue encontrada alrededor del 2010, en E.U., botada con otras tantas en una casa de subastas. Los "cazadores de tesoros" gustan de llamarles a estas obras "silentes", y son pinturas que nadie quiere comprar. El descubridor de "Salvator Mundi" quedó prendado de la pintura, especialmente, por una corazonada que le decía que su autor podría ser Da Vinci. Y es aquí en donde empezó la aventura de este, en apariencia, humilde cuadro. Luego de que este retrato al óleo de Jesucristo fue comprado por su descubridor por unos miles de dólares, el cuadro se embarcó en una travesía, entre E.U. y Europa, para terminar adquiriendo un valor en subasta de 2 billones de dólares. ¿Cómo es posible que una pintura que nadie quería, escondida en un lugar recóndito de Nueva Orleans, terminó adquiriendo un valor monetario exhorbitante? Es ahí donde radica lo fascinante de este documental, dirigido por Andreas Koefoed, que si bien es cierto ostenta un formato cercano al del tradicional documental televisivo de cabezas parlantes, estilo National Geographic, lo genial es la manera en que el realizador cuenta esta historia. Una historia que, por momentos, pisa los terrenos de lo increíble, con instantes en los que crees estás viendo un relato de ficción, de esos que están entre el género de investigación y misterio, con todo y su dósis de suspenso. El documental también te sumerge en las aguas del complejo mundo del mercado del arte, marcado sobretodo por la ambición. Aquí, lo que tal vez importe menos es el valor artístico, en donde los marchantes de arte, en un golpe de suerte, podrían terminar haciéndose tan ricos como los clientes para los que trabajan, es decir, coleccionistas de arte. El Último Leonardo, con entrevistas a marchantes, académicos, críticos de arte, especialistas en la obra de Da Vinci, historiadores, etc., te da una o dos lecciones sobre arte y su verdadero valor, que empieza con la intervención en el filme de Dianne Dwyer Modestini, restauradora del "Salvator Mundi", primera especialista en atribuirlo a Leonardo. Calificado por algunos críticos como "La Mona Lisa masculina", la pintura, que se cree fue realizada entre 1499 y 1510, de verla sientes de alguna forma que sí pudo ser pintada por Da Vinci. Sin embargo, la película te deja con reflexiones como: ¿Un cuadro deja de ser de su artista original al empezar a ser intervenido por su restaurador? ¿Se puede exhibir el "Salvator Mundi" en la misma sala que ocupa La Mona Lisa en el Museo del Louvre? ¿Debe ser expuesto con ficha museográfica que diga "Por Leonardo Da Vinci" o "atribuído a...."? ¿Los dos billones de dólares en los que se vendió el cuadro en la casa de subastas Christie reflejan su verdadero valor, o es producto del enigma en el que los medios lo envolvieron? Recomendable para todos los amantes del arte. De lo mejor del año. ⭐⭐⭐⭐⭐ A la renta.

jueves, 27 de febrero de 2020

MEMORABLE


Nominado al Oscar como "Mejor Corto Animado", este excelente cortometraje, realizado en animación "stop motion" (tradicional animación cuadro por cuadro) puede verse como dos cosas: un pequeño homenaje a Vincent Van Gogh, al igual que un íntimo, delirante, y sensible estudio sobre la demencia. El pintor protagonista (con un gran parecido a Van Gogh, y concebido como si el mismo pintor post-impresionista lo hubiera diseñado y/o pintado) no recuerda el nombre de las cosas, ni situaciones que han ocurrido, o incluso, no se percata del paso del tiempo. Su esposa lleva el padecimiento de su marido artista lo mejor que puede ("no hay nadie más en el baño, es tu propio reflejo el que ves en el espejo", le dice ella en alguna escena), mientras, el pintor, gradualmente, se ve a sí mismo -o más bien, alucina- en situaciones totalmente surreales, platicando con personajes fantásticos, como sacados de sus propias pinturas; o incluso él mismo cambiando de una apariencia, digamos impresionista, hasta una más abstracta. Magnífico, recomendable para los amantes del arte.
⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️

lunes, 4 de marzo de 2019

AT ETERNITY'S GATE

Willem Dafoe. 
Tarde o temprano sucederían dos cosas: que el pintor y realizador Julian Schnabel (director de la fantástica The Diving Bell and the Butterfly) tomara la decisión de dirigir una película sobre el genio de la pintura post-impresionista, Vincent Van Gogh (ya había dirigido antes la biopic de otro grande de la pintura, Basquiat); y la otra, que el gran Willem Dafoe lo interpretara. Nunca había imaginado a Willem Dafoe interpretando al atormentado pintor holandés. No sólo el parecido físico es impresionante, sino que su actuación es fenomenal. Es cierto, tal vez Dafoe sea más viejo que Van Gogh en el periodo tratado en el filme, su estancia en el pueblito francés de Arles, hasta su muerte, a los 37 años de edad. Qué importa, cuando su rostro sinuoso y enigmático, lleno de recovecos, y erosionado por su interpretación de personajes excéntricos e inclasificables, mantiene tu mirada fija en la pantalla con cada close-up. Como en la escena durante su plática con un sacerdote (Mads Mikkelsen), cuando éste le dice que uno de sus cuadros es "feo, horrendo", a lo que el pintor le contesta, con una mirada azul, fija y perdida, "Pinto las cosas tal y como las veo, es el don que Dios me dio".
Si algo siempre ha fascinado en la vida de Van Gogh, al menos en cine, es su relación de amor-odio con su colega y gran amigo, Paul Gauguin (Oscar Isaacs), y aquí no podía ser la excepción. Aunque Schnabel no muestra su amistad como esa bomba de tiempo a punto de explotar que sí se muestra en Lust for Life (con Kirk Douglas como Van Gogh, Anthony Quinn como Gauguin), sí muestra otro lado, no por ello menos interesante, el de una total codependencia que Van Gogh tenía por Gauguin. Aquí vemos sus clásicas pláticas, donde Vincent trata de convencerlo de que sus ideas y teorías sobre la pintura son válidas (esto mientras orinan tranquilamente, mientras observan un bello paisaje), al igual de convencerlo de que permaneciera en Arles y no se fuera a París. Es donde se muestra la fragilidad mental de Van Gogh, siempre al borde de la locura y del quebranto emocional, inseguro al no saber si era un buen pintor, cosa que Schnabel refleja magníficamente. En lo visual, lo hace con esos desenfoques en ciertas partes de la imagen, al estilo de The Diving Bell and the Butterfly (muy buena dirección fotográfica de Benôit DelHomme).
La película también se centra en la relación de Van Gogh con su hermano Theo (Rupert Friend), la cual termina siendo conmovedora, gracias a la decisión de Schnabel de enfocarse más en la cercanía física entre los dos, que en escritos y cartas. Todo el tema del filme queda resumido en esa escena en donde Vincent le pregunta a su hermano, "Theo ¿crees que soy un buen pintor?". Dafoe (nominado al Oscar a Mejor Actor este año) se enfunda completamente en el papel, tanto, que hasta él mismo se involucró en la realización de las reproducciones de los cuadros vistos en el filme. Más que una biopic convencional, es un gran estudio de personaje el que ofrece. 
⭐️⭐️⭐️⭐️

martes, 5 de diciembre de 2017

LOVING VINCENT * * * * 1/2

Loving Vincent, la primera película en la historia totalmente pintada a mano.
¿Vincent Van Gogh, el genio holandés de la pintura impresionista, realmente se suicidó, o fue asesinado? Tal es la muy original premisa de la cual parte Loving Vincent, esas hipótesis que los amantes del arte encontramos irresistibles. Especialmente, si todo está narrado en la forma de pinturas animadas. La principal inspiración, son las obras más famosas de Van Gogh, consiguiendo los realizadores, Dorota Kobiela y Hugh Welchman, un alucinante e impresionante banquete visual, en el que participaron cerca de 100 pintores en su producción. Para dar vida al filme, se utilizó la técnica rotoscópica de animación, pintando al óleo escena por escena, y dotando a los cuadros de uno de los pintores más fascinantes y complejos de la historia del arte una tridimensionalidad fascinante, nunca antes vista.

Kobiela y Welchman (con experiencia previa trabajando en efectos visuales y animación) consiguen un vibrante homenaje a Vincent Van Gogh (interpretado por Robert Gulaczyk) el cual, irónicamente, no trata mucho de su pintura. Su principal objetivo, es tratar de hacer una aproximación más psicológica al artista, hacer una disección del pintor como personaje. El asunto acaba tomando destellos de una especie de historia policiaca, reconstruyendo los hechos del día en que Van Gogh se suicidó, en el pueblo de Auvers-su-Oirse, Francia, en 1890. Armand Roulan (Douglas Booth), hijo del cartero Joseph Roulin (Chris O'Dowd), ambos retratados por Van Gogh, es enviado por su padre a entregar la última carta escrita por el artista a su gran amigo, el Dr. Gachet (Jerome Flynn). Sin tener una opinión muy positiva sobre Van Gogh, Armand se embarca a entregar la carta póstuma partiendo de París, iniciando al mismo tiempo su propia investigación sobre qué hay realmente detrás de la muerte de Van Gogh.

La cinta toma forma con las entrevistas de Rouland a personajes que tuvieron oportunidad de conocer al pintor, como Pere Tanguy (John Sessions), Adeline Ravoux (Eleanor Tomlinson), un barquero (Aidan Turner), Louise Chevalier (Helen McCrory), quien no tiene muy buenos recuerdos del pintor ("Tenía una mirada maligna"); Margaret Gachet (Saoirse Ronan), la hija del doctor Gachet, precisamente, entre otros. Todos ellos fueron retratados por Van Gogh, y en el filme se toma como referencia esos cuadros para filmar las escenas de las indagaciones. En todo momento, el estilo visual que se usa es el del autor de "Los Girasoles", pinceladas gruesas, flameantes, y fuertes, excepto durante los flashbacks (con escenas de la vida de Van Gogh, y de los hechos ocurridos días antes de su muerte), en blanco y negro, y concebidos como si fueran pinturas acrílicas monocromas.

Pinturas como "Noche Estrellada", "Campo de Trigo con Cuervos", o el famoso "Dormitorio de Van Gogh", son usadas como fondos y escenarios de una película hipnotizante, muy al estilo de Waking Life (el filosófico filme, parte documental, parte ficción, de Richard Linklater, hecho en la forma de ilustraciones animadas). El único "pero", es que Armand Roulin acaba robando casi todo el protagonismo a la verdadera estrella, Van Gogh (relegado al blanco y negro de los flashbacks). Pero no hay duda de que los amantes del arte y de la obra de Van Gogh, encontrarán intrigante e interesante el filme, y quizás terminen viviendo en sus pinturas, como sus mismos personajes.

martes, 21 de noviembre de 2017

MANIFESTO * * *

Este y otros 12 personajes más son interpretados por Cate Blanchett.
Manifesto es una tentación para quienes quisimos ver más de Cate Blanchett en I'm Not There, en donde hizo una magnífica interpretación-imitación de Bob Dylan. Ahora, Blanchett tiene un gran vehículo de lucimiento para ella sola, una impresionante demostración de su camaleónico talento, introduciéndose en la piel de 13 personajes distintos. Escrita y dirigida por Julian Rosefeldt, la película es más un experimental conjunto de viñetas inconexas, que otra cosa. Todos estos personajes citan, precisamente, extractos de manifiestos políticos y artísticos en diferentes situaciones. Tenemos, por ejemplo, una madre de familia citando postulados del pop art antes de cenar, una mujer declamando el manifiesto dadaísta de Tristan Tzara en medio de un funeral, una titiritera diciendo introspectivamente partes del manifiesto surrealista de André Bretón mientras construye una marioneta; una científica mencionando postulados constructivistas, una maestra enseñando a sus niños el manifiesto del cine Dogma de Lars Von Trier, y las ideas de Jean Luc Godard. 
El problema es que no todas las viñetas funcionan, o acaban realmente atrapando nuestra atención, haciendo que el filme en conjunto no se sienta del todo coherente. Algunas viñetas son graciosas dentro de lo absurdo y hasta ridículo que resulta la situación (la madre de familia que no acaba de decir la oración antes de cenar, la coreógrafa dando instrucciones a sus bailarinas, la maestra en la escuela, la reportera del noticiero). Mientras, otras viñetas se sienten inconclusas, en puntos suspensivos, o simplemente, como ideas desarrolladas a medias (el vagabundo, por ejemplo). Como sea, Manifesto es un sorprendente y sumamente interesante ejercicio histriónico a cargo de Cate Blanchett, un recordatorio más de la gran actriz que es.

sábado, 11 de julio de 2015

MR. TURNER * * * 1/2

ARTE ENSALIVADO.
Timothy Spall magistral como JMW Turner.
No es la biopic clásica sobre el artista atormentado y en crisis existencial. Mike Leigh, con una educación artística paralela a su carrera de director, se aproxima en Mr. Turner a la vida de J.M.W. Turner, uno de los pintores británicos modernos más importantes en la historia del arte. Específicamente, trata sobre los últimos 30 años de su vida. En esta   visualmente impresionante reimaginación de la vida de Turner, Timothy Spall está magistral, interpretando con gruñona y brutal convicción al pintor.  Prácticamente se enfunda en el papel, lo vive y exuda.

El Turner de Leigh y Spall, es una reinvención del pintor llena de pinceladas únicas, y guiños caricaturezcos, como esa forma que tiene de comunicarse con gruñidos y miradas enojadas, serias y entrecerradas. Se muestra al artista que sobresalió por sus magistrales escenas marinas, de atardeceres impresionantes ("El Sol es Dios", dice poco antes de morir), pero que tiene un comportamiento casi primitivo con las mujeres. La película es toda una experiencia de ver, bella en toda su concepción, con una dirección fotográfica magistral y apabullante de Dick Pope. 

Se muestra a Turner con todas sus peculiaridades y excentricidades (¿Qué genio del arte no lo es?), como el hecho de verlo (un aspecto verídico) escupir en sus pinturas mientras pintaba, algo que puede verse asqueroso, pero que seguramente dotaba de algún efecto especial al resultado final de sus cuadros. O cómo cuando un hombre adinerado se ofrece a comprar un enorme lote de cuadros, Turner simplemente declina la oferta, por considerar sus pinturas como "patrimonio nacional" de Gran Bretaña. Pero también se muestra a un artista de extremos, capaz de atarse al mástil de un barco para experimentar de primera mano una auténtica tormenta, para verla, sentirla, y saber plasmarla en el lienzo.

No nada más la película trata del Turner artista, sino de aquel que tendrá una evolución emocional, en especial en su trato con las mujeres. Merece una mención especial el formidable trabajo que hace Dorothy Atkinson, interpretando a la sirvienta de Turner (un personaje ficticio), quien juega un papel casi cómico, de testigo silencioso de lo que ocurre en el hogar del artista, y que tiene incluso sentimientos por él, pero que este ignora. Turner simplemente opta por tratarla como un objeto.  La usa en algún momento para saciar su apetito sexual, mientras la mujer sufre de una enfermedad de la piel que va avanzando en la historia, pero que Turner parece no notar, o más bien decide ignorar. 

Leigh muestra a un hombre en eterno conflicto con su parte sexual y sentimental, de una complejidad psicológica difícil de descifrar, incluso para la mismo realizador. Trata de hacerlo con escenas entre cómicas y desconcertantes, como aquella del burdel, en donde Turner le pide a una prostituta posar para él en la cama, hasta que de pronto el pintor rompe en un llanto horripilante, inexplicablemente, mientras dibuja. O cuando parece no saber cómo reaccionar ante el fallecimiento de una de sus hijas, cuando su exesposa (Ruth Sheen) le da la noticia. Es el retrato del genio artístico que es un total misterio y enigma, en camino por reencontrarse con esa parte emocional, aparentemente petrificada,  dentro de él.

Marion Bailey, como la casera de Turner durante su retiro a Margate (alejándose de la fama y celebridad, para quizás encontrar el amor)  merece otra gran mención por su notable actuación. Al final, la  película no tiene mucho éxito en ayudarnos a entender a Turner como personaje y artista. Leigh no se arriesga mucho en profundizar más en la psiqué emocional del pintor, así como tampoco en entender por qué escogía los temas que pintaba. 


jueves, 2 de octubre de 2014

THE WOODMANS * * * * *

CON AMOR POR EL ARTE EN LA SANGRE. Francesca Woodman
y George, su padre.
Un documental para amantes de la fotografía, y claro, del arte en general. En apenas una hora y veinte minutos, la película cuenta el drama de la familia Woodman, una familia de artistas que vieron eclipsada su vida artística y creativa por el suicido de su hija, Francesca Woodman, fotógrafa.  Según críticos y opinión de conocedores, Francesca estuvo adelantada a su tiempo, con imágenes surrealistas de un aura misteriosa, perturbadora e intrigante. Su estilo fue revolucionario, de esos rompe-esquemas, fuera de todo lo visto anteriormente, en donde se convirtió a sí misma en su propia modelo y tema, a un grado casi obsesivo. 

No nada más vemos fotografías, sino vídeos hechos por la misma Francesca, en donde representaba frente a la cámara pequeñas instalaciones, performances, etc., no tan logrados como sus fotos, pero no por ello dejan de ser interesantes. Sus sueños, inquietudes y traumas fueron su fuente de inspiración. La noticia de su suicidio, a principios de los 1980, no fue del todo sorpresiva para su mamá, Betty Woodman, pintora y ceramista, y su papá, George, pintor y fotógrafo, ya que en el documental dan testimonio (incluido su hijo, Charles, videoasta, junto a amigos y conocidos de la fotógrafa), sobre cómo de ser una niña creativa y con inquietudes artísticas, con la ambición de convertirse en una gran artista y adquirir becas académicas, Francesca tuvo un repentino deterioro mental. Muchos coinciden en que una relación sentimental fallida con un hombre fue el detonante de dicho deterioro, a partir del cual tuvo que ir a terapias psicológicas luego de un primer intento de suicidio.

A pesar de su convencional formato de cabezas parlantes, lo más interesante del documental (dirigido por Scott Willis) es descubrir la obra de una fotógrafa fascinante, prolífica, incansable y que -como ella misma revela en su diario- nada más quería "relevar a la gente como veo las cosas a través de mis ojos". Pero es también el descubrimiento de una familia, que en conjunto, es extravagante, curiosa, y  que al mismo tiempo irradian gran tranquilidad y paz. Parte de la segunda mitad del documental, es descubrir su forma de vida, su proceso creativo (la creación de Betty de una enorme escultura-mural para la Embajada de E.U. en Beijing), y el cómo han sobrellevado la pérdida de su hija, viviendo tranquilamente en la campiña italiana. The Woodmans, en general, desarrolla eficazmente el tema sobre la fina linea entre la creatividad y la fragilidad mental. 

sábado, 21 de junio de 2014

THIS IS NOT A BALL * * * *

ARTE EMPELOTADO. Vik Muniz y su más reciente
proyecto artístico-futbolístico.  
El artista visual brasileño Vik Muniz, convertido en documentalista desde su debut con el magnífico documental de corte ambientalista Waste Land (2010), se aboca ahora en This is not a Ball a realizar una travesía global sobre la historia del futebol. Aquí también la excusa es un proyecto artístico  (quizás no tan trascendental como el de su anterior documental), pero sin duda ambicioso: conformar la enorme figura de una esfera (de hecho, un diseño esférico concebido por Da Vinci, que encuentra paralelos con el diseño de un balón de fútbol), usando cerca de 10 mil balones, fabricados por la marca Voit. Como soporte, Muniz se vale de la cancha del Estadio Azteca en la Ciudad de México, y como es usual en su trabajo artístico, intentará tomar una fotografía aérea del resultado final desde un helicóptero. El documental ha sido blanco de muchas críticas: calificar a Muniz de pretencioso por el proyecto (el cual le llevó varias noches hacer y rehacer, debido a correcciones de cálculo), que es un enorme comercial para Voit, y que su único objetivo es promocionar su trabajo y a su país, como anfitrión de la Copa del Mundo 2014. 

Lo cierto, es que el documental es un trabajo bien realizado y documentado, que no únicamente habla sobre el fútbol, sino sobre la base fundamental de un balón: la esfera. Hay entrevistas con puntos de vista de astrofísicos, psicólogos, artistas, deportistas, etc. El filme se convierte a ratos en una especie  de "diario de viaje", en donde Muniz, viajando por varios países (México, Japón, etc.) encuentra paralelos de otros juegos con el también conocido como soccer. El formato, sostenido con animaciones divertidas y atractivas, podrá sentirse en ciertos momentos algo televisivo, pero en general, el documental consigue amalgamar todos estos temas, aproximaciones y visiones, que de lejos parecerían no tener conexión alguna, en un todo coherente. Sin tomarse mucho en serio, el documental resulta entretenido, conmovedor e impresionante (el equipo de jugadores discapacitados en África). Gente interesada en arte, aunque no mucho en fútbol, y viceversa, seguro encontrarán el filme difícil de dejarlo pasar.  

jueves, 10 de abril de 2014

WASTE LAND * * * * *

Cuando vi por primera vez una exposición del artista visual brasileño Vik Muniz, lo primero que me llamó la atención, fue su capacidad para darle un sentido plástico a cosas inusuales, como basura y otros elementos, como sus famosos retratos hechos a partir de cabello. Este documental de Lucy Walker, Karen Harley y Joao Jardim (con la participación de Fernando Meirelles como productor), muestra a este artista de renombre internacional trabajando en uno de sus más recientes proyectos, Waste Land. Muniz se adentró en los oceánicos tiraderos de basura en Rio de Janeiro, en donde se dedicó a entrevistar a recolectores de basura, recopilando testimonios con historias tristes e edificantes, algunas inspiradoras, pero todas con algo en común: el deseo de una vida mejor. Muniz tomó retratos de algunos de ellos, luego de conocer a fondo sus historias, ampliando luego dichas fotos para rehacerlas  con basura recolectada de estos tiraderos. El resultado, es un documental interesante para los amantes del arte, resultando conmovedor y, al mismo tiempo, revelando un contundente mensaje ecologista (los escenarios de los basureros son impresionantes). Muestra el lado altruista-activista de Muniz, rescatando la dignidad y el espíritu de estos recolectores-recicladores de basura que, sin más remedio, han hecho de eso un medio de vida.

ARTE CON BASURA. El artista Vik Muniz. 

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