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miércoles, 20 de abril de 2022

THE MATRIX RESURRECTIONS

Carrie-Anne Moss y Keanu Reeves.


Cuando se dio la noticia de que habría una cuarta película de Matrix, no lo podía creer. Estaba incrédulo, pero no tanto de emoción -me gustan los filmes, pero no soy fan-, sino por el hecho de, literalmente, no creer que a casi veinte años de ver el tercer filme, Matrix Revolutions (2003), la cual fue bastante concluyente con la historia de Thomas Anderson/Neo (Keanu Reeves), ibamos a tener una cuarta parte. ¿Qué más habría por contar después de tanto tiempo? No mucho, por lo que puede verse. Seamos sinceros: sin Hugo Weaving, quien interpretó en la trilogía original al agente Smith, y sin Laurence Fishburne, quien interpretó a Morpheus, una película de Matrix no te sabe a lo mismo, especialmente sin este último. Digo, Morpheus es el icónico personaje que, en el primer filme de 1999, introdujo a Thomas, un hacker, al universo de la Matrix, ofreciéndole tomar una píldora azul o roja. Aquí, tenemos a una especie de sustituto, una fusión de Morpheus y el agente Smith (Yahya Abdul-Mateen II), el cual, si bien hace un trabajo aceptable tratando de emular la actuación de Fishburne, no alcanza a llenar completamente sus zapatos. Como sea, la estrategia en The Matrix Resurrections, dirigida esta vez únicamente por Lana Wachowski, ha sido poner en un estado amnésico tanto a Neo como a Trinity (Carrie-Anne Moss), en un reencuentro que será el núcleo alrededor del cual gira toda la historia. Y otra de las estrategias en la película (escrita por Lana Wachowski, David Mitchell, y Aleksandar Hemon) es convertir al filme en una broma en sí durante su primer acto. Es decir, Thomas se encuentra ahora trabajando como diseñador de videojuegos para una compañía, desarrollando un juego, precisamente, titulado "The Matrix", el cual es la cuarta parte de una serie. Varios de sus colegas hacen bromas al respecto, como ¿cuál seria el mejor título? o ¿es una estrategia para, nada más, hacer ganar dinero a la empresa?, etc. Anderson/Neo no recuerda nada de lo vivído en los tres filmes anteriores, y se encuentra sufriendo una especie de stress post-traumático, luego de su lucha contra las máquinas. No parecen estarle sirviendo mucho las terapias que lleva con un psicólogo (Neil Patrick Harris), quien trata de hacerle ver que nada de eso fue real, sino más bien un mal sueño, o una simple ilusión. Neo termina reencontrándose en "la Matrix" (o sea, el mundo en que vivimos) con Trinity, ahora casada, con hijos, y un nombre diferente, Tifanny, sin que tampoco recuerde nada del pasado. Entre algunos de los problemas de esta cuarta parte, no es únicamente el hecho de que, en general, se siente algo agotada en ideas, sino que además se siente dependiente de las anteriores películas. En su primera mitad, constantemente estamos viendo escenas de las anteriores cintas, como si Lana Wachowski no confiara mucho en la memoria de los espectadores y seguidores de la saga. Esto último es tan recurrente, que termina sintiéndose rutinaria esta parte del filme. Esto sucede mientras Bugs (Jessica Henwick) y el clon de Morpheus intentan refrescarle la memoria a Neo, el antiguo elegido, ya que necesita regresar al universo de las máquinas (o, siguiendo las referencias religiosas y simbólicas de la historia, "resucitar") y ver que las cosas no han mejorado mucho en estos veinte años, con otro conflicto con las máquinas a punto de ocurrir. Los humanos en aquel universo futurista, ahora conviven amigablemente con una que otra de esas máquinas con tentáculos. "Veo que mi sacrificio y todo lo que hice no ha servido de mucho", dirá Neo, una vez que su memoria haya regresado y se reencuentre con una ahora avejentada (en mi opinión, demasiado avejentada) Niobe (Jada Pinckett Smith), y sepa que Trinity se encuentra en peligro. Es cierto, estamos ante la película menos buena de la saga (hay críticos que afirman que la tercer película ya era mala), y su excusa para traer de vuelta todo el show no se siente tan fuerte como debiera. Y lo malo también, es que hay uno que otro personaje de regreso, como "El Merovingio" (Lambert Wilson), quien, ahora sin Monica Belluci, se siente ridículo y sin mucho sentido su reaparición. Pero eso no significa que la película no se pueda ver, ya que, a pesar de su narración tendiente a lo caótico, en su tercer acto "resucita", ofreciéndo a los fans lo que quieren, como acción cinética, buenos efectos especiales, y una vuelta de tuerca inesperada. Esperemos que ya dejen descansar la franquicia. En #HBOMax y a la renta.

jueves, 3 de febrero de 2022

DUNE

 

Timothée Chalamet y Rebeca Ferguson.

La épica de ciencia ficción, ha sido ahora llevada al cine por el visionario Denis Villeneuve, en una saga que parece estará al nivel de El Señor de los Anillos, ya que el realizador se ha propuesto adaptar toda la novela original, escrita por Frank Herbert, en dos filmes. Es por eso que Dune, la versión del 2021, y primera parte, no se siente tan concluyente como la versión de David Lynch, hecha en 1984 (en parte filmada en México). Luego de ver la versión de Villeneuve poco después de haber visto el filme de Lynch (no del gusto de muchos críticos), confieso que hay cosas de este último con las que me quedo, por ejemplo, su propuesta más surrealista y más orgánica, y otras que podría desechar por completo, como el gordo flotante lleno de ampollas supurantes, o la participación de Sting, que al menos histriónicamente, no aporta mucho. Mientras, hay cosas en el filme de Villeneuve con las que me quedo, y otras que dejaría un poco de lado. Lo mejor, sin duda, es su tradicional visión minimalista, rayando en la elegancia visual en su diseño de producción. En esta ópera espacial tenemos un preciado objeto llamado "especia" (algo cercano a ser comparado con el petróleo) por el cual varios planetas se encuentran en disputa, como el de Arrakis (o también llamado Dune) y Caladan, de donde nuestro héroe, Paul Atreides (Timothée Chalamet), es originario. Hay una guerra por la "especia", con intrigas y traiciones incluídas, en donde Paul se dispone a pelear para probar que puede convertirse en soldado. Entre su entrenador (Josh Brolin) y su madre, Lady Jessica (Rebeca Ferguson), la preparación de Paul incluye, no nada más el aspecto físico, sino el de desarrollar sus habilidades psíquicas. Estas últimas incluyen sueños recurrentes sobre la guerra en Arrakis, con las visiones de una misteriosa chica de brillantes ojos azules, así como una especie de voz telepática para, cual Jedi de Star Wars, poder manipular la voluntad y mente de otros. Mientras la versión de Lynch tiene un tono más de película antigua de aventuras de matineé, con humor tanto involuntario como voluntario, animatronics, y un diseño de producción, en general, más tendiente al kitsh, la versión de Villeneuve es todo lo contario. Dune del 2021 es más sobria, y sin duda, menos tendiente al caos en la narración de la historia de Paul, con un toque de tragedia, y actuaciones más dramáticas. El personaje del Baron Vladimir Arkonen (ahora encarnado por Stellan Skarsgard), sigue gordo pero flota menos, y no tiene ampollas a punto de reventar. Este termina siendo uno de los aciertos, ya que no es tan irritante como la encarnación que hizo Kenneth McMillan en 1984. Pero si algo tienen en común ambas películas, son el tener extraordinarias escenas en el desierto. Y aunque es verdad que ahora los gusanos gigantes lucen más impresionantes gracias a los efectos digitales, resentí el no verlos más tiempo como en el filme de Lynch, apenas apareciendo unos escasos minutos. Además de la gran actuación de Rebecca Ferguson, también destaca Oscar Isaacs como el Duque Leto, padre de Paul, al igual que secundarios como Jason Momoa y Zendaya, en el papel de Chani (Sean "Blade Runner" Young en la peli de Lynch). Si bien siento que el filme nuevo termina siendo algo largo (2 horas y media de duración), y que la actuación de Chalamet, aunque no está mal, no es tan memorable como la interpretación de Kyle MacLachlan en el filme de 1984, Villeneuve acaba dando algo más de fuerza y peso dramático a cada uno de sus personajes. La película goza también de una gran banda sonora compuesta por Hans Zimmer, estridente, y que le provee de toda una atmósfera nueva y única. ⭐⭐⭐⭐ En #HBOMax y a la renta.

martes, 16 de noviembre de 2021

REMINISCENCE

Thandiwe Newton y Hugh Jackman.
 

El escenario, es una muy inundada ciudad de Miami, en un futuro tal vez no muy lejano. Antes de que casi todo quedara cubierto con agua, hubo también una gran guerra. Reminiscencia tiene un tema interesante, la memoria, cuyo desarrollo no tiene mucho de original que digamos. Lisa Joy, su directora y guionista, toma prestado de muchas partes, por ejemplo, un poco de Total Recall, y algo de Eternal Sunshine of the Spotless Mind. Además, a la receta agrega dos cucharadas de Inception y Minority Report. La película trae de vuelta a la pantalla a Hugh Jackman y a Rebeca Ferguson, luego de trabajar juntos en The Greatest Showman. 
 
Casi haciendo malabares narrativos, Lisa Joy logra mantener en equilibrio el número, con resultados aceptables pero con ciertas reservas. No es de extrañar que, hablando de ejercicios narrativos, la película recuerde a Christopher Nolan. Aventuro una hipótesis aquí, pero es posible que Jonathan Nolan, esposo de Joy, haya aportado una que otra idea al guión. Lo cierto, es que para haber intentado explorar el complejo tema de los recuerdos y la memoria, la realizadora consigue hacerlo de una forma entretenida. Nick Bannister (Jackman), un veterano de la "gran guerra", se encuentra explotando una tecnología que permite a las personas que lleguen a su negocio explorar sus memorias, en vivo y a todo color. Luego de poner en trance a las personas en un contenedor de agua, Nick y su colega, Emily (Thandiwe Newton, en una buena actuación) pueden acceder a sus cerebros, para así abrir el bául de sus recuerdos y visualizarlos en la forma de hologramas. 
 
¿Cómo y quién desarrolló esta tecnologia? No se explica ni aclara, por lo que no nos queda mas que asumir que ha sido el mismo Nick el que la ha creado. Su obscuro y melancólico mundo se iluminará, cuando al negocio llegue una muy atractiva cantante de jazz, Mae (Rebeca Ferguson), para hacer uso del servicio y así le puedan ayudar a encontrar sus llaves (es en serio), urgando un poco en su memoria de horas atrás. 
 
Está de más decir que Nick quedará prendado de inmediato de su muy joven clienta,      por lo que deseará saber más quién es esta misteriosa mujer, poco a poco involucrándose en una historia que incluye,  además de romance, traficantes de drogas, violencia, secuestros, etc. Tenemos así una clásica historia de  film noir, con femme fatale incluída, y Nick convertido sin querer en un detective como sacado de una    novela hard boiled. La mayor interrogante, será siempre saber quién es realmente Mae, y por qué ha desaparecido.
 
Hay una subtrama estorbosa, que involucra una disputa por una herencia millonaria, teniendo en medio a una familia de origen latino. La actuación de Marina de Tavira no pasa de ser una pequeña aparición, sin ser muy relevante su personaje de mujer alcohólica y afectada de la memoria, una viuda que actúa extraño y en un permanente estado de embriaguez. 
 
Al final, Reminiscencia no está a la altura de las peliculas arriba mencionadas, y aunque sale más o menos bien librada del ejercicio narrativo que pone en juego, mucho le hubiera ayudado a la historia no recurrir tanto a la narración en off de Jackman, diciendo líneas poéticas sobre el tiempo y la memoria. Joy incluso recurre a usar en algún momento la idea del sueño dentro del sueño, y éste a su vez dentro de otro sueño, como en Inception, de forma cautelosa y sin mucho riesgo. Y ése es el gran problema, en donde, si bien la película es un simple entretenimiento de fin de semana, no se arriesga más, ni tiene tantas pretenciones como lo aparentaba al inicio.
⭐⭐⭐
Disponible en #HBOMAX y a la renta.

miércoles, 27 de octubre de 2021

THE TOMORROW WAR

 

Chris Pratt pelea contra alienígenas de nuevo...pero en la Tierra.

De las cosas que más me gustaron de Edge of Tomorrow (2014), con su trama sobre saltos interminables en el tiempo, teniendo a Tom Cruise atrapado en una especie de maldición dentro de un circulo interminable de saltos cuánticos, es que la narración tiene sentido, es clara y entendible. The Tomorrow War tiene una premisa similar, sólo que sin mucho de esa claridad y coherencia. No digo que este filme dominguero, dirigido por Chris McKay (The Lego Batman Movie), no se pueda entender del todo, sino que hay momentos en que la historia tiende a ponerse algo enredosa. En serio, llega un momento en que ya no sabemos si estamos en el presente, o en el futuro, o si de este último ya saltamos al pasado. 
 
En The Tomorrow War estamos ante el inminente fin del mundo, debido a una invasión extraterrestre. Eso sí, el filme tiene una secuencia que podría quedar entre lo más memorable del año. Es la víspera de Navidad, y a la mitad de un partido de futbol soccer hacen una espectacular entrada una especie de soldados del futuro, quienes aparecen como venidos de otra dimensión. Estos soldados han venido desde 30 años en el futuro, para reclutar más guerreros que ayuden a combatir a unos extraterrestres dispuestos a conquistar la Tierra. Este partido de soccer lo está viendo desde su casa Dan Forrester (Chris Pratt), un maestro de biología en una secundaria, su esposa, Emmy (Betty Gilpin), y su hija de 9 años, Muri (Ryan Kiera Armstrong), junto a todos sus invitados a la cena de Navidad. 
 
Dan termina siendo reclutado para irse al futuro a pelear contra los aliens, junto a otro escuadrón de personas, sin mucho entrenamiento militar, y un curso intensivo sobre viajes en el tiempo, que incluye una explicación rápida sobre cómo es posible dar saltos hacia atrás y hacía adelante en el tiempo. Ya para este momento, uno se pregunta ¿Por qué no mejor viajar desde el futuro al punto en el pasado en donde la invasión comenzó para intentar evitarla? La respuesta, es que la película terminaría muy pronto, sin buenas escenas de acción, adrenalina, y excelentes efectos especiales. 
 
El problema del filme, es que por la mitad de la historia uno está en peligro de quedar perdido o enredado, entre un salto y otro en la línea del tiempo que recorre nuestro protagonista. A pesar de todo, la película te termina atrapando, gracias a que la historia tiene alma y sus personajes te importan, sin ponerse nunca sentimental. Y justo cuando pensamos en el primer acto que J.K. Simmons tendría nada más unos cuantos minutos en el filme, interpretando al papá de Dan, por fortuna en el tercer acto tiene un afortunado regreso, en un emocionante tercer acto. Tal vez sean por demás inverosímiles las circunstancias en que se desarrolla esta parte de la película, considerando el lugar remoto en donde tiene lugar, y la manera en que nuestros héroes llegan ahí. Pero al menos, The Tomorrow War cumple su cometido de ser un filme dominguero para entretenerte un fin de semana. ⭐⭐⭐ 
*Disponible en #AmazonPrimeVideo

miércoles, 13 de enero de 2021

THE MIDNIGHT SKY

George Clooney en confinamiento en el Ártico.
 

En su primera película dirigida para Netflix, algo le ha sucedido a George Clooney. Simplemente, el también actor no pudo conseguir lo que sí ha podido en otros filmes dirigidos por él. Usualmente, Clooney es un buen realizador, por lo que es posible que en The Midnight Sky no se haya sentido plenamente cómodo dentro del género de la ciencia ficción. The Midnight Sky se siente relacionada con otras joyas del género, como Solaris (tanto la versión original de Tarkovsky, como la dirigida por Steven Soderbergh, curiosamente, protagonizada también por George Clooney), Interstellar, Moon, Gravity (exacto, también con Clooney), y algunas más, pero termina palideciendo en comparación. Me parece que Clooney quiso experimentar un poco con un género cinematográfico dentro del cual ha participado antes como actor, para ver qué podía hacer como director, y probarse a sí mismo. El mayor problema del filme (escrito por Mark L. Smith, y Lily Brooks-Dalton), es que tenemos dos narrativas, una ambientada en el planeta Tierra del futuro, desolado y devastado, y otra en una estación espacial, tripulada por un equipo en búsqueda de un nuevo planeta que poblar, en donde ni en un lugar ni en otro hay algo verdaderamente interesante que pase.

Clooney interpreta a Augustine, un científico, el cual ha decidido quedarse solo en una estación ubicada en el Ártico, luego de que un cataclismo dejara a la Tierra inhabitable. Avejentado, cansado, recordando episodios de su juventud, y muy barbudo, pronto la soledad empieza a hacer estragos en su estado mental, hasta que una niña (Caoilinn Springall) aparece de la nada en la estación. Creyendo que ha sido olvidada en el lugar, Augustine trata de hacer comunicación con ella sin éxito, ya que la niña no dice palabra alguna. Mientras, en la estación espacial, el equipo formado por un grupo de científicos, entre ellos Sully  (Felicity Jones), Adewole (David Oyelowo), Mitchell (Kyle Chandler), Maya (Tiffany Boone), y Sánchez  (Demian Bichir), viven una no menos aburrida estancia en el espacio. 

Si acaso, hay un par de cosas que suceden más o menos interesantes, una en la Tierra y otra en la Estación, pero poco ayudan para tener una historia con más fuerza, que realmente te involucre y enganche; apenas y hacen algo para que la historia avance hacia algo interesante. The Midnight Sky termina siendo aguada y desinflada. Lo que sucede en la estación espacial recuerda mucho a Gravity, pero la diferencia es que el filme de Cuarón, con toda su sencillez, era más emocionante. Y no importa el hecho de que la secuencia en The Midnight Sky tenga a "Sweet Caroline", la canción de Neil Daimond, de fondo. Mientras, la trama con Clooney en la Tierra, a pesar de su vuelta de tuerca al final tratando de sorprenderte, no tiene mucho sentido, ya que no responde muchas cuestiones del filme.  ⭐⭐1/2

*Disponible en Netflix desde el 12 de diciembre. 

miércoles, 2 de septiembre de 2020

THE VAST OF NIGHT

MUCHO RUIDO RADIOFÓNICO.       
Jake Horowitz y Sierra McCormick.
Concebida como un homenaje-tributo a Rod Serling y su clásico televisivo de los 1950, "La Dimensión Desconocida", The Vast of Night tiene el mérito de saber envolvernos en un suspenso peculiar, con muy pocos recursos, y una sorprendente sencillez. Lo curioso, es que mientras las historias presentadas en "La Dimensión Desconocida" se basaban mayormente en acción continua (con excepción de algunos episodios, en donde dos o varios personajes estaban confinados a un sólo espacio, donde se desarrollaba toda la historia), The Vast, primer filme del realizador Andrew Patterson, se va por caminos sumamente distintos.
Durante todo el filme (de hora y media de duración) la cámara entra y sale de la pantalla de un antiguo televisor, en donde, de situarnos como espectadores de un programa estilo "The Twilight Zone", en blanco y negro (que luce realmente como producido en los 1950), pasamos, en una transición a color, a ser casi protagonistas y testigos de la historia contada, en un episodio llamado, precisamente, "The Vast of Night". Cayuga, Nuevo México. Tenemos tan solo dos protagonistas, un DJ, Everett (Jake Horowitz), con un programa de radio nocturno, y Fay (Sierra McCormick), una adolescente de 16 años, que trabaja como operadora telefónica en el turno de la noche. Durante uno de sus programas, Everett escucha una extraña transmisión, un ruido de una frecuencia que, entre deducciones de si podría ser militar o no (o, incluso, de alguna estación mexicana haciendo interferencia), al final, su origen es incierto. 
Cuando un radioescucha llame al programa para, a través de una anécdota, contar algo que parece sacado de un filme o novela de ciencia ficción (según él, ambientada antes de la puesta en órbita en el espacio del Sputnik por los rusos), y revelarles que sabe el origen de dicha transmisión, la cual puede que sea o no de este mundo.
Producida por Amazon Studios, lo que termina siendo interesante de la película, es que Patterson (también el guionista) ha conseguido hacer algo realmente fuera de lo convencional. Toda la narración de la historia estará basada, más que en acción, en largos diálogos, tanto entre Everett y Fay (por cierto, ambos están estupendos, con una manera impresionante de decir sus lineas con rapidez y agilidad, emulando el estilo de los filmes y programas de aquella época), como de algunos narradores y testigos de hechos. Sin ver en ningún momento escenas en flashbacks de lo que nos están contando (eso queda en nosotros y en el poder de nuestra imaginación), estos narradores van revelando pistas, acontecimientos, sucesos misteriosos sin explicación, etc., en un ejercicio de, digamos, "economía narrativa" impresionante. 
Lo mismo puede decirse del estilo para dirigir de Patterson, basado en largos planos secuencia, ya sea siguiendo a los dos chicos en largos recorridos, o simplemente con la cámara explorando lugares, casi a nivel del suelo (quienes hayan visto Evil Dead saben de lo que hablo), como si una presencia invisible y paranormal estuviera recorriendo todo.
Para aquellos que prefieran un cine con más acción, más historia, y más agilidad en su narración, tal vez The Vast no sea el filme adecuado. Hay largas tomas, ininterrumpidas, p. ej. de Fay recibiendo y escuchando llamadas telefónicas; o de Everett, frente al micrófono, nada más escuchando la narración del radioescucha por teléfono. La verdad, es que el asunto no suena tan aburrido como parece. The Vast of Night, además de estar excelentemente ambientada, puede que sea más del regocijo de quienes gusten de historias estilo "The Twilight Zone"; o para qué ir más lejos, estilo "Project Blue Book", la serie sobre ovnis y hallazgos extraterrestres de History Channel. 
Disponible en Amazon Prime Video.
⭐️⭐️⭐️1/2

jueves, 9 de abril de 2020

LOS RODRÍGUEZ Y EL MÁS ALLÁ


DESASTROSO MÁS ALLÁ.
El inicio de Los Rodríguez y el Más Allá prometía algo infinitamente mejor de lo que termina ofreciendo. Y no es un relato de fenómenos paranormales para niños, como lo puede sugerir su engañoso título. Nicolás (Rodrigo Simón), un niño muy inteligente y que vive con su familia, formada por su mamá (Mariana Treviño), su papá (Edu Soto) y dos hermanas (Sara Jiménez y María Blanco), ve su vida completamente alterada, cuando su abuela (Geraldine Chaplin) le da un video dejado para él por su fallecido esposo (Plácido Domingo). En dicho video, le serán reveladas al chico una serie de claves que lo llevan a descubrir que un refrigerador viejo es, en realidad, una puerta hacia otro mundo. Dicho mundo, es un planeta de nombre Maktub, no muy diferente al planeta Tierra, excepto que ahí se han quedado estancados en el año 1951, por culpa, precisamente, de Nicolás, al haber abierto ese portal. No nada más el mentado planeta Maktub es lo que se sale de control y descarrila aquí, sino todo este filme familiar, que hará que cualquier niño apague la tele y prefiera ponerse a jugar videojuegos.
Dirigida por el mexicano Paco Arango, Los Rodriguez es una bizarres de primer orden, que si bien presume una producción en donde se nota que hay presupuesto (efectos especiales, diseño de producción atractivo, y un reparto de actores españoles, mexicanos y argentinos), termina siendo un churro monumental, una cruza extraña de Star Gate con un filme de espías genérico y escrito sin la más mínima imaginación, incluyendo en la mezcla una comedia familiar con humor que parece escrito por un niño de 5 años.
Entre los grandes problemas de la película, está que Nicolás acaba siendo el personaje más flojamente escrito, y conforme avanza la película, irá siendo opacado por el resto de los personajes y subtramas enredosas. Después del primer acto, justo cuando la familia regresa de una visita express a Maktub, por una serie de circunstancias cada uno de ellos acaba adquiriendo superpoderes; unos no muy originales (como super fuerza e invisibilidad), y otros muy estúpidos (como el del papá, que consiste en que las orejas, la frente, y el trasero se le encienden y ponen rojos. ¡Wowww!). Luego, la caótica trama se estanca en gags sin gracia, mientras el papá trata de lidiar con la idea de que fue criado por unos padres bastante excéntricos y llenos de secretos. En resumen, un desastre de película, de dos tediosas y eternas horas de duración, que por fortuna tiene a Omar Chaparro en un papel muy secundario. De lo peorcito del 2019.

⭐️1/2

martes, 7 de abril de 2020

THE INVISIBLE MAN


Elizabeth Moss tiene un enemigo invisible
The Invisible Man, el clásico de horror de la Universal de 1933, seguía en cierta medida la misma premisa de Frankenstein (otro clásico de la Universal, de 1931): la tragedia del científico en búsqueda de controlar la naturaleza, en su ambición por alcanzar la inmortalidad a través de un gran descubrimiento. Su descubrimiento, un medio para volverse, precisamente, invisible, se salía de sus manos, y su destino se veía amenazado con quedarse para siempre en ese estado.
En la decisión de los estudios por rehacer aquellos filmes de horror de la época dorada de Hollywood (luego del fracaso con la crítica de La Momia, producida por Tom Cruise, y a quien culpan por el fracaso del proyecto), llega el remake de The Invisible Man, un verdadero repunte y revitalización de estos remakes. En esta nueva historia, las cartas se juegan de manera distinta, dando un giro de 360 grados a la premisa del filme original; uno en donde ahora es un personaje femenino el que lleva el protagonismo. Una mujer es quien sobrelleva el peso emocional del filme, de hecho, un personaje fuerte que no se quedará con los brazos cruzados ante nada.
Cecilia (Elisabeth Moss, fenomenal), una arquitecta, ha escapado, en medio de la madrugada, de una vida de abusos, maltratos, y violencia junto a un novio abusador, Adrian(Oliver Jackson-Cohen). Sin nadie más en el mundo mas que su hermana, Emily (Harriet Dyer), Cecilia encuentra refugio en la casa de un amigo, James (Aldis Hodge), detective de policia, quien vive con su hija adolescente (Storm Reid). Sin embargo, Cecilia vive en un estado de constante ansiedad y pánico, por temor a que Adrian, un connotado investigador y especialista en óptica, pueda encontrarla.
Las cosas toman un giro inesperado, cuando Cecilia se entere, a través del hermano y abogado (Michael Dorman) de Adrian, que éste se ha quitado la vida. Es cuando Cecilia
empezará a experimentar fenómenos que parecen paranormales (ruidos extraños en la casa vacía, cosas que se mueven y caen, sábanas que misteriosamente son jaladas de la cama, etc.). ¿Será el espíritu de Adrian el que está acosándola y torturándola psicológicamente desde el más allá?

Dirigida por el actor y guionista Leigh Whannell (guionista de Insidious 1 y 2), la película le da completamente la vuelta a la historia que ya muchos cinéfilos conocemos. Guarda un par de cosas en común con el filme original, pero nos devuelve algo nuevo en su totalidad. Lo genial en la dirección de Whannell, es su prodigiosa manera de, no nada más manipular a su personaje femenino, sino a nosotros como espectadores, con un estupendo relato que apuesta por el camino del horror psicológico.
Llega un punto culminante en la película, en donde Cecilia se siente sola en el mundo, que nadie (ni su hermana) cree en ella y en lo que está experimentando. A la mitad, se siente que a la historia se le está acabando el combustible, pero minutos después toma un nuevo respiro y se recupera, justo cuando los problemas de Cecilia vayan en aumento. Lo interesante en esta nueva versión, es que Whannell no sólo ha sabido actualizar muy bien la historia, adaptando la realidad de los abusos físicos y maltrato a la mujer, sino también hablar sobre las complejidades en las relaciones entre hermanos. No será perfecta (un par de aspectos, al final, caen en lo inverosímil), pero la verdad es que Elisabeth Moss está impresionante, siendo capaz de mantener una emoción fija de ansiedad y pánico durante todo el filme.
⭐️⭐️⭐️⭐️

martes, 17 de diciembre de 2019

TERMINATOR: DARK FATE


ESTÁ DE VUELTA, BABY
Mackenzie Davies y Linda Hamilton.
No es difícil adivinar la estrategia usada por los productores para intentar resucitar la ya desgastada saga de Terminator: "¡Rápido, llamen a Linda Hamilton!" Y he aquí a Linda Hamilton en Terminator: Dark Fate, sacada del olvido, algo apolillada tal vez, pero con todas las ganas del mundo para interpretar nuevamente a la ya muy avejentada Sara Connor. Algo podía presentirse al respecto desde el anterior filme, Terminator Genisys (2015), en donde el personaje estuvo de vuelta en versión juvenil, interpretada por Emilia Clarke (Game of Thrones).
Para quienes hayan estado siguiendo la serie de filmes, una o dos cosas no tendrán mucho sentido en Genisys luego de ver Dark Fate. Por ejemplo -y sin revelar mucho de la trama- ¿cómo es que John Connor aparece en aquel filme (intepretado por Jason Clarke), considerando lo que vemos al inicio de Dark Fate? Coherencia y lógica no tienen mucha importancia en estas grandes franquicias, siempre y cuando se vea potencial monetario y el signo de dólares en la taquilla. Aunque está por verse el éxito que pueda tener Dark Fate, ya que la película, en general, no es otra cosa que maaás de lo mismo. Podría decirse también, que la nueva película parece más un remake de Terminator 2: Judgement Day (de 1991, e infinitamente mejor para ser honestos), sólo que con sus dos estrellas, Hamilton y Arnold Schwarzenneger, ahora con muchos años encima. Ambos esta vez son más "secundarios", frente a sus más jóvenes coestrellas. La historia, en comparación, es más descafeinada, derivativa, y sin la misma emoción y adrenalina.
Toca ahora a Mackenzie Davis (The Martian, Blade Runner 2049) llevar las riendas en cuanto a acción se refiere y patear uno que otro culo robótico. Davis es la heroína, Grace, mitad humana y mitad máquina, enviada desde el apocalíptico futuro que ya nos sabemos (en donde la rebelión contra el cataclismo provocado por Skynet continua), para (sí, adivinaron) llevar a cabo una misión: proteger con su vida a una chica mexicana, Daniela (Natalia Reyes). ¿Defenderla de quién? De una nueva amenaza, el REV-9 (Gabriel Reyes), una máquina doblemente letal, ya que es capaz de autoclonarse y, como el T-1000 de Judgement Day, de copiar la forma de quien tenga enfrente. ¿Por qué es tan especial Daniela? Suficiente será decir que su vida es decisiva para la lucha que en unos 20 años se llevará a cabo contra las máquinas.
Los fans adivinarán de inmediato hacia dónde va todo, y llenarán fácilmente los espacios que faltan. Aunque Dark Fate es más pan con lo mismo, al estar dirigida por Tim Miller (director de Deadpool), y escrita por James Cameron, es de esperarse que el punto fuerte del filme (por cierto, con mucho sabor mexicano) son las escenas de acción. Un par de secuencias tienen adrenalina de sobra, aquellas en las que "Anold", de regreso como el T-800, se deberá enfrentar al REV-9, demostrando que podrá ser un viejo robot asesino, pero todavía no está obsoleto y tiene carga para rato. Linda Hamilton no se queda atrás, demostrando que sigue en plena forma, gruñendo sus líneas con mucho regusto serie B, y que su reencuentro con el viejo T-800 no será en términos muy amistosos. Si por algo vale la pena Dark Fate, no nada más es por la adrenalínica y palomera acción, sino por la emoción cinéfila de ver a Hamilton y a Arnold juntos nuevamente en pantalla, repitiendo sus papeles para un posible ajuste de cuentas, mientras que este último intenta demostrar que, debajo de sus cables, circuitos, y tornillos, puede haber un corazón. Y seguro... esta historia continuará.
⭐️⭐️1/2

lunes, 7 de octubre de 2019

AD ASTRA


ÚLTIMA PARADA: NEPTUNO. Brad Pitt cruzará el Sistema Solar para
encontrar a su padre. 
En ocasiones, nos toma por sorpresa una buena actuación de Brad Pitt. Y si su actuación en la recientemente estrenada One Upon a Time... in Hollywood no me impresionó mucho al no hacer gran cosa más que ser el viejo Brad haciendo lo suyo, danzando al ritmo de la batuta de Tarantino, Ad Astra, dirigida por James Gray (The Immigrant, Two Lovers), es arena de otro costal. Tal vez no hay mucho de qué sorprendernos, ya que el mismo Pitt es el productor ejecutivo del filme, así como el protagonista, teniendo nombres de peso a su lado, como Tommy Lee Jones y Donald Sutherland, en papeles secundarios.
El póster de la película, un enorme retrato de Brad Pitt, puede llevarnos a pensar que Ad Astra es uno de los últimos blockbusters del verano, el thriller espacial del mes. Lo cierto, es que estamos ante algo completamente diferente, una película más en la línea de First Man o Interstellar, que Armageddon o Space Cowboys. Es verdad, Ad Astra cuenta con algunos momentos emocionantes, por ejemplo, una persecución en la Luna con sabor a Mad Max (y que lucen impresionantemente realistas), o una vertiginosa caída desde lo alto de una torre --- que se alza desde la Tierra hasta el espacio exterior. Sin embargo, durante la trama no hay momento en que la película no nos traiga a la memoria "2001: A Space Odyssey", o incluso "Solaris". De hecho, me atrevo a pensar que Ad Astra (frase que en latín significa "a las estrellas"), es el particular homenaje de James Gray al clásico de Kubrick.
Pero lo genial de Ad Astra es toda su sencillez, en la historia de un astronauta, Roy McBride (Brad Pitt), quien, como si fuera una versión futurista (la historia se ambienta en un "futuro cercano") del Neil Amstrong que vimos en First Man, emprende una aventura existencial al espacio, en una misión secreta para encontrar a su padre (Tommy Lee Jones), un renombrado astronauta, quien se cree está vivo en Neptuno. El padre de Roy forma parte de un proyecto científico, del cual no se habían tenido noticias en 30 años. McBride deberá emprender una misión de carácter militar a través del sistema solar para encontrarlo, con escalas en la Luna y Marte.
Lo que llama más la atención, es que el personaje de Pitt no está dentro de la línea del clásico astronauta con mentalidad científica, ni busca sacrificarse para salvar a la humanidad y el universo entero. McBride acaba exudando una tremenda humanidad todo el tiempo, el cual tiene que someterse a pruebas psicológicas constantemente, frente a una computadora, para comprobar que sigue teniendo la sanidad mental requerida para llevar a cabo la misión. La verdad, no es mucho lo que pasa en Ad Astra, y muchos tal vez la encontrarán aburrida (quizás aquellos que estén buscando más un filme dominguero de acción para pasar la tarde). Pero tenemos una buena actuación de Brad Pitt, quien dota al personaje de una gran carga humana, a pesar de que, junto al tema de las relaciones "padre-hijo", también esté presente el típico tema de la ciencia ficción espacial, la búsqueda de vida inteligente en el espacio. La odisea espacial que emprende McBride es intrigante, y sin duda te mantiene con la pregunta ¿Estará vivo o muerto su padre?
McBride está cercano a ser la versión masculina de Sandra Bullock en Gravity (película con la que Ad Astra guarda similitudes), en especial, cuando todo se torna en una historia de sobrevivencia y la película empieza a tocar el clásico tema de la soledad en el espacio (los terrenos de Solaris), aunque también en la Tierra. Es un mínimo lo que se ambienta la historia en la Tierra, y lo poco que vemos son flashbacks de la vida de McBride junto a su esposa (Liv Tyler, en algo que es poco más que un cameo). Gray (quien coescribió la película junto a Ethan Gross, guionista de "Fringe", serie de ciencia ficción) le da a la historia un giro sensible al final, sin caer mucho en lo lacrimógeno. Ad Astra es esa clase de cine de ciencia ficción con algo que decir, uno más inclinado a lo artístico, y no dudo que su formato IMAX agrega un toque más espectacular al asunto.
⭐️⭐️⭐️⭐️

jueves, 24 de enero de 2019

IO

Anthony Mackie y Margaret Qualley.
IO pudo haber funcionado mejor como un cortometraje (entre 20 y 30 minutos de duración hubieran sido suficientes), ya que, en la hora y media de duración de su historia post-apocaliptica, no hay mucho que contar. No estamos frente a un escenario realmente nuevo. En el futuro, la raza humana ha quedado diezmada, con una colonia de sobrevivientes viviendo ahora en una luna de Júpiter. En la Tierra, tan sólo un pequeño número de personas han quedado atrás. Una de ellas, es una joven científica, Sam (Margaret Qualley, hija de la actriz Andie MacDowell), la cual vive en un paraje desolado realizando experimentos científicos, continuando las investigaciones de su padre (Danny Huston), y en sus ratos libres mantiene una relación a distancia con un hombre de "IO", la colonia en cuestión.
Su rutina cambia cuando un misterioso hombre, Micah (Anthony Mackie), uno de los pocos habitantes que quedan en la Tierra, llega en globo, en camino a tomar el último viaje a la colonia. La cuestión para Sam será si lo mejor es partir con Micah, dejarlo todo atrás; su trabajo de años, el legado de su padre, o quedarse y mantener la esperanza de salvar a la Tierra. Desafortunadamente, el flime (dirigido por Jonathan Helpert) carece de fuerza, y de una historia más interesante, sintiéndose más como un capítulo extendido de TheTwilight Zone que otra cosa. 
⭐️⭐️

lunes, 11 de junio de 2018

SOLO: A STAR WARS STORY * * * 1/2

Aldren Ehrenreich es el joven Han Solo. 
La producción de Solo: A Star Wars Story, tuvo una trayectoria accidentada. Luego de que Phil Lord y Chris Miller (directores de The Lego Movie) fueran despedidos del proyecto a medio camino, Ron Howard entró a escena a finalizar el filme (se dice que volvió a filmar casi el 70 por ciento de lo ya rodado). Luego, estaba el asunto de quién interpretaría al joven Han Solo, el icónico mercenario-vaquero-espacial de la saga original, que fuera interpretado por Harrison Ford hace cuatro décadas.
El papel acabó en manos del no muy conocido Aldren Ehrenreich (al menos, antes de ver su excelente actuación en "Hail, Caesar", yo jamás había escuchado de él), con los nervios y escepticismo de muchos fans (incluyéndome a mí), respecto a si era o no la elección correcta. Tal vez no se parezca mucho a Harrison Ford, pero el caso es que Ehrenreich consigue una muy buena interpretación sin ser del todo una imitación obvia de la actuación de Ford. Es cierto, se nota que estudió los gestos, movimientos y forma de hablar del Solo original, pero la verdad el tipo aporta algo nuevo y pone de su propia cosecha a su versión del personaje.
Ron Howard no es extraño del todo a este género. Tiene algo de experiencia en el cine fantástico (Willow) e historias ambientadas en el espacio (Apollo 13). Howard sabe darle a este primer "spin off" de Star Wars un auténtico toque de películas de aventuras espaciales y ciencia ficción de matineé (al estilo Flash Gordon). Solo es un western ambientado en "una galaxia muy, muy lejana", y tiene también mucho de películas de gángsters y heist movies (películas de grandes robos). Tiene en contra el hecho de estar deslavada de religión jedi, o algo que tenga que ver con "la fuerza".
Sin embargo, Solo tiene algo del espíritu de los filmes clásicos de Star Wars. Hay dos principales motivos para ver el filme: ser testigos de cómo Han conoció a su inseparable y peludo camarada Chewbaca (Joonas Suotamo), y ver cómo se hizo del Halcón Milenario, la icónica nave en la que viaja a la velocidad de la luz. También hay otro acontecimiento que presenciar, y es cómo Han conoció a Lando Calrissian (Donald Glover, también estupendo). Aquí comprobamos que cuando Han le dijo a Lando en El Imperio Contrataca "El Halcón te lo gané de manera justa", era cierto. Bueno, más o menos.
Woody Harrelson está bien en su interpretación de Beckett, una especie de forajido, que servirá de "mentor" para Han. Siendo en esencia un western, Solo tiene una secuencia de "gran robo al tren", espectacular y bien ejecutada. Junto a Val (Thandie Newton), y Rio Durant (voz de Jon Favreau), Beckett se dedica a robar y contrabandear para un jefe gangsteril, Dryden Vos (Paul Bettany). Emilia Clark (de Game of Thrones) interpreta a Qui'ra, el interés romántico de Han, a quién este último se encuentra buscando luego de haber sido separados. Al final, siendo el único personaje femenino, Qui'ra tiene algunos giros sorpresivos y lados fuertes. Y hay otro lado femenino en el filme, representado en la androide L3 37 (voz de Phoebe Waller-Bridge), carismática y valiente.
Solo es buena, pero no es nada extraordinario. Acaba siendo entretenida y funcional. Le falta algo más de la emoción que sí tuvo, por ejemplo, Rogue One, así como más presencia de la figura de un villano. Solo es otra demostración de cómo Disney está tratando de extraerles todo el jugo posible a los personajes creados por Lucas, explotándolos al máximo. ¿Pero hay de qué quejarse al respecto? El filme es satisfactorio y cumple. ¿Acaso George Lucas no hizo lo mismo con los reestrenos de sus "ediciones especiales" de la trilogía clásica hace ya dos décadas? Es un negocio muy redondo, y así ha estado funcionando desde hace tiempo.

lunes, 23 de abril de 2018

READY PLAYER ONE * * *

VIRTUALMENTE LISTO.   Tye Sheridan 
Ready Player One es quizás la película que los amantes de la realidad virtual y los videojuegos estaban esperando. No será lo mejor de Steven Spielberg, pero el filme funciona. Spielberg ha confesado que gusta de jugar videojuegos, y en Ready Player One (adaptación de la novela de Ernest Cline, quien coescribió el guión junto a Zack Penn) sabe cómo sumergirnos profundamente en su universo virtual, plagado de referencias a la cultura pop y el cine de los últimos 40 años (muchas de ellas referencias directas a cintas dirigidas y/o producidas por Spielberg, como Back to the Future, Jurassic Park, etc.). La historia habla sobre una realidad que ya está aquí desde hace tiempo, y sobre un futuro no muy lejano: la gente viviendo dentro de una realidad artificial, generada digitalmente, con poco o nulo contacto físico.
En esta aventura futurista, Wade (Tye Sheridan), un chico que vive aislado del mundo y sumergido en la realidad virtual, acepta el reto de jugar un sofisticado videojuego diseñado por su gran ídolo, un genio tipo Steve Jobs, Halliday (Mark Rylance). Halliday es el creador de OASIS, un mundo virtual. Al morir, Halliday ha dejado un reto póstumo a los usuarios de OASIS, encontrar tres llaves, y ganar como premio toda su fortuna. Wade, Samantha (Olivia Cooke), y otros jugadores en forma de avatares, deben descifrar el gran misterio detrás de la vida de Halliday. Sorrento (Ben Mendelsohn), un antiguo colega de Halliday, ahora es su principal competidor al fundar una compañía fascistoide.
La película es como un entrecruce de Charlie and the Chocolate Factory, Jobs, A.I. (de Spielberg), Scott Pilgrim vs. The World (aunque deslavada de toda su irreverencia y humor), y Lego Movie. Hay personajes que usan pantallas virtuales con "coreografías de manos" al estilo de Minority Report (también de Spielberg). El tema sobre cómo la tecnología envuelve nuestras vidas se explora con eficacia. En el aspecto visual, la película es impresionante (con momentos de antología nostálgica, en donde se hacen presentes el Delorean, King Kong, un T Rex, y el robot de The Iron Giant). Sin embargo, aunque la sensación de aventura nunca se pierde, con momentos emocionantes, a veces el filme se siente atragantado en su propia pirotecnia visual, tendiente a lo caótico. La trama se pone por instantes confusa, y algo incoherente.

lunes, 16 de abril de 2018

THE TITAN * *

Sam Worthington.
Titan es una luna en Saturno, la única con una atmósfera y con la posibilidad de sostener vida de una forma similar a la Tierra. Un costoso proyecto militar, encabezado por un científico (Tom Wilkinson) se propone enviar a un grupo de militares a explorar Titan, a costa de servir de "conejillos de indias" para someterse a un experimento que de ser simples seres humanos, los convertirá en mutantes con súperpoderes. El problema principal de The Titan (película producida por Netflix), es que nunca se siente que realmente despegue. Al filme, dirigido por Lennart Ruff, le toma más de la mitad de su tiempo para llegar a lo bueno, donde realmente quiere.
Como película de ciencia ficción, a Titan le falta de un buen desarrollo. Ruff le da a la historia un toque de horror orgánico (estilo David Cronenberg), cosa que le infunde un poco de vida al asunto, aunque sin ser nada extraordinario. Las actuaciones son buenas, aunque sin mucho terreno en donde moverse. Sam Worthington interpreta a un militar y padre de familia, que sacrificará todo, su esposa (Taylor Shilling) e hijo, con tal de convertirse en algo que ni él mismo sabe a ciencia cierta que será. Pero sabe, que de una u otra forma, lo está transformando en algo sobrehumano. Suena interesante. Lo cierto, es que, al final, The Titan no pasa de ser una historia de ciencia ficción promedio. No consigue engancharte, en especial, por la total falta de química entre sus personajes. Su premisa luce simplemente esbozada, y lo que vale la pena llega muy tarde.

jueves, 12 de octubre de 2017

BLADE RUNNER 2049 * * * *

Ryan Gosling .


¿Y entonces Rick Deckard es o no un "replicante"? Quizás la respuesta se encuentre finalmente en Blade Runner 2049, secuela tardía de la icónica Blade Runner (1982, basada ligeramente en la novela de Philip K. Dick "Do Androids Dream of Electric Sheep?"), dirigida por Ridley Scott. Esta segunda parte no está a la altura de la original Blade Runner (uno de los mayores logros en la filmografía de Scott). Sin embargo, es un loable y magnífico intento de retomar lo que el filme de Scott cimentó en los 1980, una película de culto, y que marcó el inicio de un género: el tech-noir. Su imaginería futurista ha sido la influencia de muchos cineastas. Y aunque hay instantes en la nueva película, dirigida por Denis Villeneuve (Incendies, Sicario, Arrival) en que hay homenajes inevitables a la primera Blade Runner (ese letrero de Atari en la calle, por ejemplo, o iniciar con el plano de un enorme ojo), el realizador francocanadiense consigue hacer una película muy personal (Ridley Scott únicamente produjo), así como plasmar su propia visión. Consigue además una película de ciencia ficción que dentro de sus 2 horas y media de duración, se siente más dentro de la línea del cine de arte y autor, que dentro del mainstream hollywoodense. Es cierto, el filme original era más redondo, en donde acción y espectacularidad (innovadores e impresionantes efectos especiales "prácticos"), al igual que una genial y alucinante banda sonora compuesta por Vangelis, se combinaban perfectamente con una inteligente, visionaria y también -por qué no- artística película. 2049 está ambientada 30 años después de los eventos del primer filme. La corporación Tyrell se ha ido a la bancarrota, tomando su lugar un nuevo gigante corporativo, Wallace Co.

Un joven Blade Runner, K (Ryan Gosling, con esa templanza e inexpresividad que siempre maneja a su favor), un replicante en cacería por eliminar a los últimos replicantes "serie 8", desenterrará la evidencia que lo puede llevar a encontrar a Rick Deckard (Harrison Ford), de quien no se ha tenido pista alguna en años. K vive con sus propios demonios (recuerdos de su "niñez" lo inquietan), y llena sus horas de soledad en casa con una chica virtual, un holograma que funciona como ama de casa, amiga, y confidente (Ana de Armas). La historia es una muy básica trama policiaca estilo film noir, y los obstáculos para K comienzan cuando su jefa (Robin Wright) le aconseje olvidar su investigación sobre Deckard. El diseño de producción es fantástico, (minimalista como en Arrival), y en conjunto con la dirección fotográfica de Roger Deakins, es el aspecto del filme con más puntos a su favor. Mientras, la banda sonora compuesta por Hans Zimmer, evoca la música de Vangelis con mucha similitud. Con algunos problemas de ritmo al inicio, cociendo las cosas un poco a fuego lento, a la trama le lleva algo de tiempo realmente despegar (una media hora menos de duración le hubiera caído mejor al filme). Sin embargo, la secuela de Blade Runner cumple -aunque con reservas- al ser un magnífico, aunque no extraordinario, filme de ciencia ficción. Tal vez se siente algo estático, pero la película tiene ideas y algo qué decir. Nuestro protagonista es otro ejemplo de ese personaje mitad humano-mitad máquina en busca de su propia identidad, de su origen, y del sentido de su vida, tal vez demasiado vacía y artificial. Desafortunadamente, el regreso de Harrison Ford al "bladerunniverso" no tiene el mismo peso que tuvo su regreso a Star Wars, por ejemplo (apenas y ocupa un tercio del filme). Jared Leto, como el invidente fabricante de robots, tampoco tiene una participación muy lucidora. Vamos, no tenemos presencias memorables como un Rutger Hauer, o una Daryl Hannah con look cyberpunk, como en el primer filme ¿El minimalisimo visual de Villeneuve dejará huella con el tiempo? Probablemente. De lo que no hay duda, es que sus imágenes se quedan en tu mente, y te dejan con ganas de regresar al cine y verlas de nuevo.

miércoles, 13 de septiembre de 2017

WHAT HAPPENED TO MONDAY * * 1/2

Noomi Rapace.
Hay una buena idea detrás de "What Happened to Monday". Desafortunadamente, se queda a medio camino en llevarla más lejos: el control total del gobierno sobre el número de hijos que es posible tener, en un futuro no muy lejano (el año 2073). Su director, Tommy Wirkola (Dead Snow, Hansel & Gretel), se conforma con quedarse en los terrenos más seguros del thriller futurista-distópico, y que durante sus dos horas de entretenida duración, te deja con la sensación de que este platillo ya lo hemos probado antes. La receta: un poco de "Children of Men", otro más de "Minority Report" (las escenas de acción se notan muy "inspiradas" en el filme de Spielberg). El giro que le da cierta originalidad a la película, con todo y lo involuntariamente gracioso que pueda sonar, es el vehículo de lucimiento que acaba siendo para Noomi Rapace (de la franquicia sueca "The Girl With the Dragon Tatoo"). La actriz sueca interpreta a 7 hermanas gemelas, cada una bautizada por su padre (Willem Dafoe, lástima que no le dieron más tiempo en pantalla), muy originalmente, con el nombre de cada día de la semana. El papá se las arregla para mantenerlas ocultas del gobierno y del buró encargado de monitorear los nacimientos, dirigida por Nicolette Cayman (Glenn Close, también algo desaprovechada), hasta que ya de adultas se enfrentan con el hecho de que una de ellas, "Lunes", ha desaparecido. La trama tiene lagunas, pero el diseño de producción es logrado.

martes, 30 de agosto de 2016

INDEPENDENCE DAY: RESURGENCE * *


TARDÍO RESURGIR. Jeff Goldblum y Liam Hemsworth. 
¿Tiene algún sentido hacer una secuela de Independence Day sin Will Smith en el reparto? No mucho. Es como enterarse que el alma de la fiesta no podrá asistir porque ha tenido un contratiempo,  y te tienes que conformar con la compañía de conocidos y rostros más o menos familiares. Esa es la sensación que te queda luego de ver Independence Day: Resurgence, la secuela de aquel filme de acción y ciencia ficción, que llega con 20 años de retraso. Roland Emmerich supo crear con la primera ID, en 1996, la fórmula de invasión extraterrestre combinada con pánicos apocalípticos sobre el fin del mundo, incluyendo batallas en el aire, y acción sobrepatriotera. No era muy buena, pero poco a poco se consolidó como un clásico blockbuster palomero de acción de mediados de los 1990s. 

Dirigida nuevamente por Roland Emmerich, IDR adolece de sobredosis de efectos CGI, mucha pirotecnia digital, raciones contadas de acción, pero desafortunadamente menos diversión. Entre que nos preguntamos si la ausencia de Smith ha sido porque no le llegaron al precio, o si estaba más interesado en hacer Suicide Squad (la cual, de hecho, no fue una mejor elección de todas formas, pero bueno), el caso es que a Resurgence le ha faltado su carismático poder de estrella. Además, por supuesto, una mejor historia, incluyendo, un mejor pretexto para traer a los aliens de vuelta a la Tierra. 

Lo mejor que se les pudo ocurrir para explicar la ausencia de Steven Hiller (Will Smith), es que este murió en el cumplimiento de su deber. Ahora su hijo, Dylan (Jessie T. Usher), siguiendo sus pasos como piloto de combate, se encuentra a punto de iniciar su primera misión de importancia.  Por otro lado, E.U. ahora tiene una base militar defensiva en la Luna, en estrecha colaboración con China. Ahí está trabajando nuestro nuevo potencial héroe, interpretado por Liam Hemsworth, no muy afortunado tratando de llenar los zapatos de Will Smith. Sin embargo, el ritmo de trabajo se verá roto, cuando una extraña e inexplicable visita de los aliens sea interrumpida al ser  atacados por error por la fuerza aérea. 

Por alguna razón, el estado mental del ahora expresidente Whitmore (Bill Pulman) no parece muy estable, sin rastro de la impecable y pulcra imagen presidencial que ostentaba 20 años atrás. ¿Representa alguna ventaja que tengamos pleno conocimiento de la tecnología extraterrestre, así como que conozcamos el comportamiento de los aliens debido a que el gobierno tiene a varios como prisioneros? ¿Será bueno que una estudiosa (Charlotte Gainsbourg con un extraño acento) haya descifrado su lenguaje y escritura? ¿Será de ayuda que una especie de paramilitares en África sean expertos cazadores de los aliens, y conozcan anatómicamente sus puntos débiles? ¿La película se salvará por el simple hecho de tener en el reparto a Jeff Goldblum, repitiendo su papel de David Levinson? La respuesta es: más o menos, o... no exactamente. 

La sorpresa vendrá cuando los científicos, encabezados por el ahora más excéntrico Dr. Brakish Okun (Brent Spiner, de vuelta), quien ha despertado de un largo coma, se enteren que los aliens quizás nunca se fueron, y que su "reina madre" ha estado viviendo oculta, "invernando", en la Tierra. Es evidente que la mayor apuesta al planear esta nueva ID fue la nostalgia, pero no ha sido suficiente. Hay nostalgia, sin duda, al ver el viejo reparto de regreso en sus papeles (incluyendo a Judd Hirsh, interpretando al papá de Levinson), pero Roland Emmerich no ha entregado más que un desastroso e indisciplinado filme de acción, de esas películas contractuales que se hacen "por cumplir". Carece de las impactantes imágenes icónicas que fueron el sello de la primer película (¿Acaso alguien ha olvidado la escena de la Casa Blanca siendo destruida por un rayo láser inmenso?), y cometió el gran error de haber desaprovechado totalmente a Jeff Goldblum. Su actuación acaba opacada entre efectos especiales, acción descontrolada y bombástica, y sin lineas que se queden en nuestra memoria. La presencia de los aliens se siente menos amenazante en esta ocasión. Pero el problema de IDR, es que no hay nada que nos sorprenda como hace 20 años. ¿Y para esto regresaron los aliens? Ojalá ni se molesten en hacer la tercer película. A lo mejor ahora ni Jeff Goldblum quiera aparecer en ella.

domingo, 25 de octubre de 2015

THE MARTIAN * * * *

NÁUFRAGO EN MARTE.
Matt Damon necesita ser rescatado -- otra vez.
Matt Damon está en problemas nuevamente, y hay que ir a rescatarlo. En The Martian, Damon tiene que ser rescatado por tercera vez (recordemos, primero fue en Saving Private Ryan, la segunda vez en Interstellar, olvidado en un planeta desconocido). El hecho no tardó en convertirse en la broma del día en Facebook ("Estados Unidos debería dejar de invertir en rescatar a Matt Damon, déjenlo donde está", decía algún meme). En esta ocasión, el actor se ha convertido en un náufrago del espacio, un "Robinson Crusoe" marciano. 

Mark Watney (Damon), un botánico, es dejado a su suerte en el planeta rojo, luego de que la misión para investigar el suelo marciano con la que viajaba, fuera arrasada por una tormenta de arena. La comandante de la misión (Jessica Chastain), de decisiones algo precipitadas, lo ha dejado atrás creyéndolo muerto. Los verdaderos problemas de Mark apenas comienzan. Es ciencia ficción instalada en un futuro tal vez no muy lejano, con sentido del humor en muchos momentos. 

Una vez que le caiga el veinte que se encuentra en completa soledad, en medio del desierto anaranjado de Marte, y de que las posibilidades de ser rescatado son mínimas (una nueva misión de rescate no será posible hasta dentro de 4 años), Mark decidirá grabar en un videodiario el día a día de su estadía en el planeta. Poniendo en práctica sus conocimientos de botánica, Mark se deberá volver un granjero marciano, si no quiere morir de hambre con las raciones de comida disponibles para nada más un año. Creando un ambiente terrícola artificial con oxígeno, el astronauta consigue cultivar papas. Si tiene suficiente agua o no para beber, y cómo piensa conseguir más cuando se acabe su ración del líquido, se deja muy aparte en la trama. Como sea, nuestro amigo deberá acostumbrarse, le guste o no, a una dieta de papas con catsup.

En su siguiente filme ambientado en el espacio después de Prometheus, Ridley Scott se encuentra en terrenos que conoce bien. No es precisamente que Mark vaya a encontrarse con aliens dispuestos a matarlo. En lo que da en el clavo Scott, es en hacernos sentir una verdadera y continua tensión. Nos involucra de lleno en la angustiante situación de Mark (a quien sólo le falta tener una pelota de nombre Wilson para hacerle compañía). La tensión es constante, en una historia que avanza a contra reloj. Estamos pegados en la butaca esperando el que tal vez podría ser un destino fatal para el personaje. 

Mientras, en la Tierra, en contacto con Mark a través de un complejo sistema de códigos que, al final, acaba convertido en un común y corriente chat, el director de la NASA (Jeff Daniels) está en un estado de relajada angustia. Su equipo de genios, encabezados por Vincent (Chiwetel Ejiofor), se  encuentra trabajando en una manera de enviarle más comida a Mark y rescatarlo. Al mismo tiempo, la jefa de relaciones públicas (Kristen Wiig, en plan ejecutivo y serio), trata de mantener una imagen ante la prensa de que todo está bajo control y sin peligro.

Adaptación de la novela homónima de Andy Weir, la historia tiene todo el sabor científico de una novela de Julio Verne (lo primero que viene a la mente es "Misterious Island"). Scott ha hecho una película de aventuras espaciales, que revisa filmes de ciencia ficción recientes (Moon, Gravity, etc.).   A cada segundo estamos recordando este u otro filme de ciencia ficción, pero The Martian es pura diversión palomera, sin ambiciones metafísicas en su historia, o de sumergirse en complejidades  psicológicas y emocionales. Matt Damon está bien en su personaje, y hay que reconocerle ambición en la evidente pérdida de peso que tuvo para su papel. Está a unos pocos kilos de parecerse a Christian Bale en The Machinist. No es como para que lo nominen al Oscar, pero tiene su mérito. 


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