jueves, 28 de enero de 2010

ESTRENO: INVICTUS * * * 1/2

Morgan Freeman por fín encarna a Nelson Mandela en "Invictus" (2009), una gran actuación en la que es ya su tercera colaboración con Clint Eastwood.


El más reciente filme de Clint Eastwood puede crear falsas expectativas. Se puede llegar a pensar que es un filme de temática deportiva, es decir, sobre el rugby, un deporte que tan sólo es popular en algunos países anglosajones (se parece al fútbol americano, sólo que los jugadores están sin casco y sin protección alguna). O, se puede pensar también que estamos ante un melodrama político, que habla sobre la llegada del carismático líder Nelson Mandela al poder en 1994. De hecho, uno no se equivocaría si cree una cosa u otra, aunque en realidad, Invictus (2009) es las dos cosas a la vez.

En su tercera colaboración con Eastwood, Morgan Freeman finalmente encarna a Nelson Mandela, con la maestría y naturalidad que siempre lo han caracterizado. A diferencia de los papeles secundarios que hizo en Unforgiven o Million Dollar Baby, aquí Freeman brilla de principio a fin, con su Mandela de mirada cansada pero espíritu inquebrantable. La actuación de Morgan Freeman es lo mejor en la película, con todo y que no me ha entusiasmado tanto como yo esperaba; tanto como lo hizo en su momento Gran Torino o el díptico de Eastwood sobre la guerra en la isla de Iwo Jima. Pero me ha gustado, y no nada más Freeman luce soberbio, sino que Matt Damon interpreta, con una efectividad pocas veces vista en él, al capitán del equipo sudafricano de rugby, Francois Pienaar.

El Nelson Mandela de Invictus, título de un poema victoriano escrito por William Ernest Henley, que sirvió a Mandela de inspiración en sus momentos más difíciles en prisión, es un hombre que busca, ante todo, la paz y unión entre los afrikaners (los ciudadanos blancos) y el pueblo negro. Eastwood logra transmitirlo, de manera simple y simbólica, en ese equipo de guardaespaldas, encabezado por un disciplinado hombre negro, que no ve con buenos ojos que el presidente los haga formar equipo con un grupo de afrikaners. ¿Qué es lo que los hará confraternizar y unirse? Nada menos que el fervor del rugby. Mandela verá en Pienaar y en el equipo de rugby, a unos íconos más que viables para transmitir sus ideas de fraternidad y fuerza nacional, en una época (año 1995) en la que el mundo veía a esta pequeña nación fragmentada con mucha desconfianza.

No hay por qué asustarse, no hace falta ser un aficionado al rugby para disfrutar de la película. Los partidos de rugby están filmados extraordinariamente, y yo, que no se nada de este deporte, disfrute viéndolos, gracias a unas tomas que te colocan en medio de la acción misma. Lo interesante, es ver cómo hay momentos en que Clint parece jugar con nuestras expectativas en la trama. Me refiero a esos instantes en que parece que va a suceder algo grande, algo verdaderamente trágico, como para transformar al relato en un thriller político (¿Los conductores de esa vagoneta atentarán contra Mandela? ¿Ese niño estará a punto de cometer un atentado? ¿El avión ira a estrellarse en el estadio de rugby?), y pasa algo completamente diferente a lo que esperábamos.

Invictus es una historia con final feliz, y hasta ese momento mantiene su tono de melodrama amable y optimista. No hay mucha política y sí mucho rugby. Vamos, que el Mandela que Clint retrata en Invictus, es el de un aficionado al rugby que prefería dejar una reunión con altos políticos de Taiwan, para enterarse del marcador de un partido contra Australia.

++ Lo mejor: La actuación de Morgan Freeman y la escena de la visita a la celda que ocupó el verdadero Nelson Mandela.
++ Lo peor: Que la historia a veces cae en cierto letargo.

martes, 26 de enero de 2010

HOLLYWOOD ENDING * * * 1/2

En Hollywood Ending, Woody Allen plantea una metafórica y, a la vez, cómica premisa, sobre un director de cine con cegera psicosomática.





No es la película más popular de Woody Allen, tal vez casi nadie la recuerde, pero Hollywood Ending (2002) tiene una idea argumental atractiva: un realizador de cine que sufre de ceguera psicosomática. Ese realizador no es más que el mismo Woody, que protagoniza también la película, configurando una caricatura de sí mismo, graciosa y lastimosa al mismo tiempo. Woody da vida al hipocondríaco realizador de cine Val, atravesando una mala racha dirigiendo comerciales. Su gran oportunidad de regresar como un respetable director, será dirigiendo un melodrama romántico de época. No será fácil, ya que el productor que lo ha contratado es la actual pareja de su ex esposa (Tea Leoni), también productora, quien ha depositado una fe “ciega” en él para el proyecto.

De alguna manera, Hollywood Ending está hermanada con Bullets Over Broadway (1994), esa obrita maestra de Allen, sobre el gángster que dirige la obra teatral escrita por otro. Por supuesto, Hollywood Ending no llega a las alturas de Bullets. En el experimento del “cine dentro del cine” de Woody, llevado a un territorio cómico, hay una ligera crítica al star system, al estilo de producir de Hollywood, así como también una burla sutil al cine independiente y a los realizadores con desplantes creativos extravagantes. La insistencia de Val por contratar a un fotógrafo chino nada más por esas “magníficas texturas que logra un realizador extranjero”, da a la película momentos graciosos a través de la presencia del traductor, que tendrá un doble trabajo en el rodaje. Val dirigirá la película estando ciego, algo que se antoja imposible y descabellado (nadie en el set se da cuenta de su ceguera), tomando decisiones cruciales para el diseño de producción y la dirección de actores, sin ver siquiera los objetos que elige para cada escena, los lugares donde sitúa la cámara, o los movimientos de los actores.

Desde el inicio ya sabemos que el resultado del trabajo de Val será desastroso. Durante el par de veces que he visto la película, he gozado viendo el ambiente de locura que logra Woody en el set de filmación, que, irónicamente, está bella y suavemente iluminada por el fotógrafo Wedigo von Schultzendorff. En general, es el Woody Allen interpretando al mismo personaje neurótico, nervioso y al borde de la locura; también es predecible cuál será el final de su aventura cinematográfica al lado de su ex esposa. Sin embargo, Hollywood Ending es una muestra más de la capacidad de Woody Allen para burlarse del mundo del cine, junto a la magistral The Purple Rose of Cairo, un mundo que conoce más que bien.

+El DVD contiene de extras: ficha técnica, ficha artística, ficha de doblaje, trailers, "Woody Allen: Entrevista en Cannes" y un juego puzzle.

domingo, 24 de enero de 2010

EL CARTEL

NOISE * * * *
El cartel de Noise es de lo mejor esta semana, protagonizada por Tim Robbins y que se estrena tardíamente en España (¡Es del 2007! ¿Qué caso tenía?). La película trata sobre un tipo neurótico e intolerante, interpretado magníficamente por Robbins, que pretende acabar con el problema de las alarmas ruidosas de los coches…destruyéndolos. El cartel logra reflejar de una manera genial la psicosis del personaje de Robbins, de una forma gráficamente atractiva, moderna y minimalista al mismo tiempo. La idea visual se basa simplemente en un altísimo contraste del retrato de Robbins, colocando simbólicamente encima de su cabeza toda una serie de elementos fácilmente reconocibles, referentes al tema del sonido: una serie de rayas altas y bajas que miden frecuencias de sonido y los edificios están representados como barras de ecualizador. Todo está fusionado con el título. Si hay un pero que le pongo al cartel, es ese cielo detrás del título. Sale sobrando y desarmoniza al cartel. Con todo, es un gran cartel, con mucha fuerza, en especial, por la intrigante expresión de Robbins. El tagline es irónico: “The difference is I do something about it”. El cartel utilizado en España es, por el contrario, un trabajo de lo más simple y sin pizca de creatividad. Su única idea es poner una capa translúcida encima del retrato de Robbins, con una serie de registros de sonido en blanco y negro. Apenas y como portada del DVD funcionaría. Ah y por cierto, este no es el espacio para esto pero...¡qué pésimo título en español!


NINE * * * * (y * * * 1/2 para el cartel "teatral")
Hubo dos carteles de Nine que llamaron mi atención. Uno de ellos -el mejor para mi gusto-, es el que muestra un enorme poster pegado en un muro, con los retratos de las cuatro actrices principales, y con Daniel Day Lewis caminando junto a un coche. Lo que me gusta es que es uno de esos carteles que juegan con la idea del cartel dentro del cartel, además de hacer una combinación de elementos de diferentes escalas y tamaños. El fotomontaje luce bien y consigue un efecto armónico. El poster del muro se aprovecha para colocar el nombre de todas las actrices, el nombre del realizador, Rob Marshall, y además, el título del filme, con cada letra encima de una fotografía. Es impresionante la cantidad de información que se pudo colocar en este cartel sin que luzca saturado. Otro mérito es que todo el cartel te transmite una atmósfera muy “italiana”, en referencia al tagline “This holiday season be Italian”. El segundo cartel, es uno que maneja un concepto más teatral. De hecho, funcionaría de maravilla como cartel de la versión teatral. Su idea efectista me ha gustado, con ese gran destello de luz proveniente del fondo, detrás de toda la escenografía. Es un cartel fotográfico, es verdad, pero su fotografía está bien ejecutada. El blanco y negro le viene bien para todo el juego de luces y sombras que presenta. Ver a Daniel Day Lewis caminando sobre el borde del sofá, le da cierta atmósfera mágica a todo el cartel en conjunto.

PEANUTS, EL CINE Y LOS MEDIOS


(Publicada el 18 de diciembre de 1962)

De nuevo, las estadísticas están en contra de Snoopy. Al menos, no le están dejando disfrutar su situación como perro privilegiado con casa. Tiene su lugar dentro de la sociedad, y aún así, ya se siente culpable. En el caso de Snoopy, se puede aplicar muy literalmente el hecho de que tiene un "techo para dormir". Y vaya que sabe usar el techo para dormir.

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