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miércoles, 30 de julio de 2025

28 YEARS LATER

La saga de zombies de "los 28", que empezó con 28 Days Later (o Exterminio, como la titularon en México) en el ya lejano 2002,  dirigida por Danny Boyle y escrita por Alex Garland, ha tratado siempre sobre familias fragmentadas por verse víctimas de una epídemia. Una epidemia provocada por un virus propagado por chimpances, sumamente contagioso, que convierte a los humanos en seres rabiosos, de ojos demónicamente rojizos, y que vomitan sangre (no por nada le llaman al virus "rage" o ira). No sólo eso, sino que estos zombies de inicios del siglo XXI fueron los primeros que vimos en pantalla grande correr velozmente, a diferencia del tradicional zombie de antaño, que caminaba casi en camara lenta y arrastrando los pies, dando a sus víctimas menos posibilidades de escapar. 

Con motivo del estreno de 28 Years Later, tercera película de la saga, me di a la tarea de ver por tercera vez las dos peliculas anteriores, para saber bien qué terrenos estaría pisando ahora como espectador. Years Later tiene a Danny Boyle de regreso en la dirección (la segunda película, 28 Weeks Later, fue dirigida por Juan Carlos Fresnadillo). Habiendo vivido una pandemia, me sorprendió no ver a los personajes de las anteriores películas usar cubrebocas, caretas y máscaras, siendo sustituídos por palos, bats de baseball, y todo tipo de arma que pueda servir para salvarse de ser mordido por zombies ultraveloces. Bueno, eran otros tiempos veinte años atrás, y para ser honesto, no suena muy atractivo, cinematográficamente hablando, el ver a nuestros protagonistas con el rostro cubierto todo el tiempo. Pero la verdad ¿cuánto no le hubiera servido usar una careta a cierto personaje en el primer filme, el cual, por vía de un ojo, acaba infectado de la "ira" y convertido en zombie? 

Tan influyentes fueron los dos primeros filmes, que sin ellos -creo yo- no existirían series como The Walking Dead y sus derivados, así como las películas coreanas Train to Busan y secuela. De hecho, quizás esta tercera entrega de la saga (18 años después de estrenada la ultima película) sea también una respuesta a ese fervor por los zombies que las series trajeron a la televisión. Curiosamente, la nueva película, en algunos sentidos, parece todo menos una película de zombies, estando toda la historia ambientada en la campiña británica.

Sin temor a exagerar, este filme se nota más influenciado por dichas series que por otra cosa. Por ejemplo, ese pueblito en donde la historia tiene lugar, amurallado, en una isla localizada no muy lejos de la Gran Bretaña, recuerda más a The Walking Dead que a los dos filmes anteriores. 

Ambientada 28 años después desde que se desató la epidemia, vemos que nada se ha podido hacer para controlar el virus,  desaparecerlo, o encontrar una vacuna. El mundo parece haber regresado en el tiempo a la prehistoria o, incluso, al medioevo, en donde ahora los zombies han evolucionado en otras especies, pero todavía siguen cazando humanos desprevenidos a gran velocidad,...o a una demasiado lenta. La narración es desde el punto de vista de un niño, Spike (Alfie Williams), quien junto a su padre (Aaron Taylor Johnson), viven en una isla cerca de la isla continental, en donde toda la poblacion ha sido puesta en cuarentena. De su papá el chico aprende no sólo lecciones de arco, sino de supervivencia, aventurándose en las afueras del pueblo para explorar. Spike vive también con su mamá enferma (la siempre versátil Jodie Comer), quien pasa en cama todo el tiempo sin que sepan exactamente lo que tiene. 

El alma de la película será precisamente el inesperado vínculo que empieza a formarse entre Spike y su mamá. Súbitamente, la película se convierte en la aventura de un hijo para encontrar una cura para la enfermedad de su mamá (la cual no tiene nada que ver con el virus zombie), cruzando media campiña para encontrar a un misterioso doctor shamanezco- curandero, interpretado por un casi irreconocible Ralph Phiennes, teñido en una pigmentosa explosión de amarillos y naranjas queso cheddar.  

La clave para dar con el doctor, es ir hacia donde se encuentra una gran columna de humo, donde vive en una versión ósea de Stonehenge, hecha de columnas y tótems de huesos humanos, siendo el principal uno construído con cráneos cual jenga calaverico (en serio, mueves uno y puede caerse toda esta mega pila). Es todo un monumento a la muerte dicho tótem ("memento mori, recordar que debemos morir", le dice el doctor a Spike).

Si la película ya está empezando a sonar demasiado filosófica y emocional, fans de la saga no teman. Danny Boyle trata de no  alejarse mucho de lo que las dos películas anteriores también ofrecieron, es decir, sangre, violencia, y zombies repugnantes (ahora casi todos lucen como Dios los trajo al mundo, o sea, en pelotas), incluyendo uno tamaño Goliath que, al más puro estilo Predator, se dedica a descabezar con todo y columna vertebral a sus víctimas. Así como tenemos zombies que corren a gran velocidad, ahora hay unos gordos y lentos que se arrastran en el suelo y comen gusanos. El estilo visual regresa al de 28 Days Later, aquel de multicamaras digitales de varios tipos (que le daba una apariencia de filme de bajo presupuesto, nueva y fresca), en donde ahora optan por usar incluso iPhones para ciertas escenas, congelando y descomponiendo en partes la acción, el movimiento, y el último respiro de los zombies antes de ser aniquilados. Esto, a su vez, contrastando con imágenes, casi paradisiacas o celestiales, de los personajes caminando por campos verdes y florales.

Es obvia la intención de hacer una película de zombies lo menos convencional posible (alejada de la vieja escuela iniciada por George A. Romero), sin tanto zombie comiendo cerebros y tripas de inocentes, y más centrada en una historia de madurez y crecimiento; en ser una reflexión sobre la muerte en medio de lo que parece ser el fin del mundo como lo conocemos, con la humanidad en peligro de extinción. 

Los toques de excentricidad están presentes en personajes inesperados, como un tipo sueco, Erik (Edvin Ryding), que se topa en el camino de Spike, amenazando con robar protagonismo desde que aparece, o un Jack O'Connell también apareciendo inesperadamente, como el líder de una pandilla de rubios oxigenados al estilo Naranja Mecánica.

28 Years Later no cae mucho en el molde convencional del  subgénero de zombies, y aunque en la primera mitad hay momentos en que el ritmo flaquea un poco y la historia se alenta, el filme toma una bocanada de aire justo cuando la travesía de Spike comienza. De hecho, este es el inicio de una trilogía (al anunciarse el estreno, llegué a pensar que este sería más bien el cierre de una), justo cuando creo que les faltó antes hacer un filme titulado "28 Months Later". Tal vez, algún día, Boyle producirá una serie que llene ese hueco y nos revele qué sucedió en ese periodo.
Exhibiéndose en cines.

jueves, 30 de enero de 2020

1917


EN TIERRA DE NADIE  George Mackay en misión especial
Podrá sonar fácil hacer una película en una sola toma, algo que para cualquier director es pan comido. 1917, es el filme de Sam Mendes sobre la Primera Guerra Mundial, y además, una carta de amor a su abuelo (a quien dedica el filme), quien fuera un soldado durante aquel conflicto bélico y testigo de los hechos reflejados aquí. La película está filmada en una sola toma, o al menos esa es la ilusión conseguida. Lo que hizo realmente Sam Mendes, fue filmar varias secuencias, y luego, gracias a la magia de la tecnología digital durante postproducción, unirlas todas en un todo coherente. El resultado es impresionante.
Algo que también es cierto, es que Mendes consigue trasmitir la sensación de una narración en tiempo real, así como el de crear una sensación de cercanía e intimidad con sus personajes principales. Dos jóvenes soldados del ejército británico, Blake (Dean-Charles Chapman, de Game of Thrones) y Schofield (George Mackay), han sido asignados para una importante misión: entregar una carta a un general de alto rango, para detener un combate contra los alemanes.
Es una misión a contrarreloj, ya que ambos deben entregar la carta antes del amanecer. "Acepté la misión, y te escogí por que pensé que iba a ser algo fácil", le dice en alguna escena Blake a un aterrado Schofield. Flaco favor le hizo. Ambos enfrentarán los horrores de la guerra, y se jugarán el pellejo para cumplir con su deber. 1917 es la clásica historia de guerra sobre el valor y el coraje como principales armas para sobrevivir; de dos personajes que, imbuidos por un sentido heroico, aceptan involucrarse en una aventura peligrosa, en donde enfrentan peligros y obstáculos, al igual que tener que pelear con el enemigo (soldados alemanes apareciendo aquí y allá). De estar en un idílico paisaje en el campo, cubierto de flores, los dos soldados pasarán, en un abrir y cerrar de ojos, a un escenario infernal y dantesco, con cadáveres, ratas, trincheras abandonadas por los alemanes, etc.
Hay instantes crudos en la película, sin necesidad de ser una película sangrienta y con altas dosis de violencia. Ya hemos visto antes películas de largas tomas, como el Arca Rusa (otra película filmada en una sola toma), Goodfellas, de Scorsese, Birdman, de Iñárritu, etc., pero no tengo memoria de un filme de guerra como 1917, en donde el propósito sea ponerte realmente en medio de la acción. Prácticamente, estamos junto a los personajes, casi vivimos y sentimos lo que están experimentando, como en esas secuencias laberínticas en las que Blake y Schofield recorren interminables trincheras lodosas, esquivando soldados, hasta entrar al cuartel semi obscuro con el general que está a punto de darles sus instrucciones (Colin Firth, en una pequeña participación). Es una experiencia para vivirse en pantalla grande, claustrofóbica en ocasiones, sofocante en otras.
Sam Mendes no lo hizo sólo. El otro maestro detrás de la cámara fue Roger Deakins, director de fotografía (un fuerte competidor para llevarse el Oscar dentro de poco). Un trabajo que involucró largos ensayos, planeación exhaustiva (hubo un guión alterno al literario, formado únicamente de mapas con indicaciones sobre posiciones de cámara y actores), así como la creación de cámaras especiales para escenas específicas.
Al llegar a la mitad, tal vez 1917 termina convirtiéndose en algo parecido a un "Salvar al Soldado Ryan", incluyendo pequeñas participaciones no sólo de Colin Firth, sino también de Benedict Cumberbatch, Mark Strong, y Richard Madden. En ese sentido, su historia será sencilla y no muy original, pero 1917 termina siendo un espectáculo digno de ser visto, además de emocional y conmovedor al final. Una película que, en resumen, es un verdadero prodigio técnico y experimental, orquestado con precisión matemática -y mucha paciencia- por Mendes y Deakins.
⭐️⭐️⭐️⭐️

miércoles, 30 de octubre de 2019

HUSTLERS


Jennifer López y Constance Wu planeando una
redituable venganza.
Por difícil que sea de creer, los eventos reflejados en Hustlers están basados en hechos de la vida real, específicamente, durante la crisis financiera de Wall Street, en 2008. Hustlers, dirigida por Lorene Scafaria (Seeking a Friend for the End of the World), usa el tema de la crisis como telón de fondo, para contar cómo un grupo de bailarinas exóticas (vamos "strippers") deciden llevar a cabo una venganza en contra de sus muy adinerados clientes, principalmente, profesionistas de las finanzas y corredores de bolsa. Dichos clientes, si bien han dejado muchos miles de dólares en el club nocturno, tal vez no han tratado con el respeto que merecen a sus empleadas.
Jennifer Lopez (J-Lo para los fans) interpreta a Ramona, la estrella del strip club, así como la mente maestra detrás de un plan-sin-fallas, que junto a Destiny (Constance Wu), una chica apenas empezando en el negocio, llevará a cabo. Destiny ha sido deslumbrada por las actuaciones de Ramona en el escenario, desde el primer momento que la vio bailar. Pero pronto descubrirá que no todo es baile, luces, y música, ya que, luego de recibir consejos y tips de Ramona sobre cómo triunfar en este trabajo, verá que muchas veces habrá que hacer "cosas extra" con los clientes en privado. Cuando surgen las noticias de la crisis, Ramona y Destiny decidirán llevar a cabo una venganza en contra de, citando a aquella, "todos aquellos hijos de p*** que trabajan en la bolsa, que provocaron esta crisis y nos robaron nuestro dinero". La mecánica es muy simple: ir a bares, cazar a sus víctimas junto a otras dos amigas, Anabelle (Lily Reinhart) y Mercedes (Keke Palmer), drogarlos, y llevarlos al club, para robarles lo que puedan y drenar sus cuentas bancarias.
Destiny le cuenta toda su historia, años después, a una periodista (Julia Stiles), mientras vemos episodios de toda la historia en flashbacks. El relato no deja de ser polémico, al igual que discutible. Con un enorme signo de interrogación en nuestros rostros, nos preguntamos ¿Al urdir su plan, no son Ramona y compañía iguales o peores que sus víctimas? Sin duda. Pero el problema principal del filme, es lo mucho que un relato precautorio como este, con todo y el clásico mensaje de "el crimen no paga", tiende a caer en lo superficial. Su guión, si bien entretenido gracias a sus momentos y diálogos graciosos, no tiene un buen balance entre este aspecto y el profundizar más sobre el tema. No es que el filme no valga la pena. Jennifer Lopez y Constance Wu ofrecen buenas actuaciones, especialmente esta última, quien es la que provee el lado vulnerable y emocional a la historia. Su abuela (Wai Ching Ho) se roba algunas escenas, pero su personaje decidió hacer oídos sordos y aparentar indiferencia, mientras su nieta le daba fajos y fajos de dólares, así como regalos caros, sin nunca preguntar de dónde provenía todo.
Hay algo de irresponsable en mostrar a Ramona y sus amigas en algo cercano a unas heroínas. No lo son, por supuesto, y tampoco son versiones femeninas de Robin Hood. Para haber sido producida por Adam Mckay, a la película le falta mucho del tratamiento irreverente y estilo rompe-esquemas de sus películas (Hustlers podría ser una buena pieza de acompañamiento para The Big Short, de Mckay, que trata mejor y más a fondo el tema de la crisis del 2008). Si por algo se salva la película, es por tener el corazón bien puesto en la fuerte amistad entre Ramona y Destiny, en tanto, la mejor línea es dejada para el final, en boca de Ramona: "esta ciudad, este país, es un enorme strip club; tienes a gente arrojando el dinero, y a gente haciendo el baile".
⭐️⭐️⭐️

MALEFICENT: MISTRESS OF EVIL

Angelina Jolie regresa como Maleficent.
¿Era necesario ampliar y complicar un cuento de hadas que ya había sido contado por la Disney de una manera simple y sencilla en su versión animada de 1959? No, por supuesto que no lo era. Sin embargo, Maleficent (2014), la primera cinta de esta saga "corregida y aumentada" de la "Bella Durmiente", no dejó de despertar cierta fascinación gracias al giro y aproximación tomado, una película en "acción viva" sobre los orígenes de su villana de enormes pómulos (algo que casi no está de moda actualmente ¿cierto?), Maléfica, con el rostro de Angelina Jolie. La idea, fue contarnos que Maléfica no siempre fue la bruja diabólica y malvada que todos creíamos, sino una especie de "ángel caído"; un ser fantástico y alado con una infancia feliz, pero que durante su juventud tuvo la mala fortuna de involucrarse con el hombre equivocado.
Advertencia: es necesario haber visto la primer película para poder entender y seguir el hilo de la recientemente estrenada secuela, Maleficent: Mistress of Evil. Desafortunadamente, esta segunda parte no es tan buena como la primer película (dirigida por el especialista en efectos especiales Robert Stromberg, que de hecho, fue su película debut como director). Al menos, el primer filme acabó funcionando, gracias a que te conseguía enganchar en todo el entramado dramático conjurado por sus escritores, con todo y lo saturado que estuvo de criaturitas mágicas y escenarios fantásticos (te transporta eficientemente al universo de Maléfica, una cruza de un mundo medieval con el de Narnia, y el Señor de los Anillos). El cuento clásico en su versión con actores de carne y hueso, es más una historia sobre la verdadera maternidad-paternidad (no siempre exclusivo de los madres y padres naturales), que otra cosa.
El problema, es que casi no hay nada en esta secuela de lo que sí ofreció la anterior cinta, empezando por un buen arranque. Aurora (Elle Fanning, nuestra otrora "bella durmiente") está buscando poder casarse con su "príncipe azul" (Harris Dickinson), cosa que Maléfica no ve con buenos ojos. En resumen, cree que el matrimonio con un príncipe de otro reino distraerá a Aurora de sus deberes como reina del bosque mágico. Baste decir -sin contar mucho-, que la primer reunión entre los futuros suegros, es decir, los reyes interpretados por Michelle Pfeiffer y Robert Lindsay, no resultará como se esperaría en un cuento de hadas, yéndose más hacía un melodrama de "guerra entre consuegras", con otro personaje condenado a un profundo sueño.
Una pregunta muy existencial sí termina surgiendo con esta segunda parte: ¿Maléfica está sola en este mundo? Es decir ¿Hay otros seres de su misma especie en algún lugar? La respuesta es sí. Ella no se hará a sí misma esa pregunta, sino que el descubrimiento de sus congéneres será puramente accidental. Este nuevo filme, dirigido por Joaquim Ronning hubiera tomado caminos más interesantes si sus guionistas hubieran desarrollado más esa parte de la historia. Por otro lado, es una pena que Imelda Staunton, Lesley Manville, y Juno Temple, quienes interpretan a las hadas protectoras de Aurora, y que en el primer filme agregaron un buen toque de comicidad, ahora no aparecen en carne y hueso, sino completamente en digital y no tan graciosas como antes. Sin embargo, Sam Riley, como el cuervo convertido en humano, sigue agregando su toque de trágica inocencia como fiel servidor de Maléfica.
Lo que sí es interesante, es ver el toque de diversidad racial en el reparto, con los miembros de la especie de Maléfica siendo interpretados por actores asiáticos, afroamericanos, hindúes, etc. En ese sentido, sobresale Chiwetel Ejiofor, interpretando al líder y gurú de un clan, que encabezará una rebelión contra la reina Ingrith (Pfeiffer). Si bien la imponente y bella presencia de Angelina Jolie sigue dominando la pantalla, la película desperdicia lo que hubiera sido una excusa mejor para regresar a este universo: ahondar más en la complejidad de maléfica; en su dicotomía de bondad y maldad, teniendo, por el contrario, una especie de Game of Thrones para niños.
⭐️⭐️1/2

JOKER



EL QUE RÍE AL ÚLTIMO... Joaquín Phoenix en una nueva encarnación
de The Joker.
Si tuviera que contar la cantidad de Jokers que ha habido en cine y tele (desde el interpretado por César Romero en la serie de Batman de los 1960, pasando por el de la serie animada al cual Mark Hamill dio voz), estaría perdido. La verdad, ya he perdido la cuenta. De todas formas, cada uno de nosotros tenemos nuestro favorito (para mí, sería el de Jack Nicholson en el Batman de Tim Burton). Tal vez ahora incluya en mi lista el de Joaquin Phoenix en Joker, filme que se centra por primera vez en los orígenes del archivillano más icónico y complejo que haya tenido Batman. Y vaya Joker (o Guasón en estas latitudes), muy parecido al interpretado por el fallecido Heath Ledger en The Dark Knight. Aún así, Phoenix ha sabido imprimirle un pathos original. Además, el actor del labio leporino no podría haber estado más que perfecto para este trabajo. La historia de este filme, dirigida por Todd Philipps, más especializado en comedias que en otra cosa (para empezar, dirigió toda la trilogía de The Hangover) tiene extrañas similitudes con la reciente historia del actor, a quien, por inicios de esta década, le dio por querer dejar la actuación para iniciar una fallida carrera como rapero-hip-hopero (todo está en el documental I'm Still Here).
Es impresionante el peso que Phoenix perdió para interpretar al Guasón, aquí alter ego de Arthur Fleck, un pobrediablezco tipo que trabaja como payaso, ya sea haciendo malabares con un letrero para publicitar un negocio en las calles de Ciudad Gótica, o para entretener a niños enfermos en el hospital. Ambientada a inicios de los 1980, el relato nos cuenta cómo Fleck luchará por alcanzar su sueño de convertirse en un exitoso comediante. Algo que resulta interesante, es el hecho de ver durante la primera mitad que la memorable carcajada del villano se debe a una enfermedad compulsiva incontrolable. Aunque resulta por momentos irritante ver y oír en muchas escenas a Phoenix carcajearse incontrolablemente hasta echar las anginas (la risa loca del Mozart de Tom Hulce en Amadeus es graciosa y dulce en comparación), al final, este aspecto pasa a segundo plano. Uno acaba sucumbiendo en total empatia hacia un tipo patético, que recibe palizas casi a diario; al que todo le pasa y nada le funciona. Lo que mejor sabe hacer Arthur no es precisamente contar buenos chistes y ser gracioso (para lo cual, por cierto, es terrible), sino cuidar a su mamá (Frances Conroy, de American Horror Story), con quien vive.
Lo admirable de la dirección de Phillips, es que no tarda en sumergirnos en un mundo sofocante, obscuro, y violento, que más que lucir como las recientes adaptaciones de cómics de la DC, está más aterrizada en las calles nocturnas de Mean Streets o Taxi Driver, de Scorsese. No es extraño que Arthur termine recordándonos a los cinéfilos al Travis Bickle de Taxi Driver, entrada la segunda mitad de la película (¡Y sorpresa, sorpresa! Robert DeNiro aparece aquí haciendo un pequeño papel, como el anfitrión de un talk show), o al aspirante a comediante de The King of Comedy (también de Scorsese).
Pero se supone que estamos en Ciudad Gótica, no en Nueva York. Y entre que si estamos ante un plagio o un "filme inspirado en...", el verdadero deleite es ver la actuación de Joaquin Phoenix y su gradual transformación en el villano. Cierto incidente en el metro, no nada más detonarán en él las psicosis que acabarán moldeándolo, sino en toda la ciudad, con una plaga de violencia que pondrán difícil a Thomas Wayne (Brett Cullen) su elección como gobernador de la ciudad; el papá de cierto niño de nombre Bruce, quien más adelante se convertirá en el vigilante nocturno que todos conocemos.
Lo scorsesiano no nada más está en lugares, atmósferas, y personajes, sino también en el uso de la música. Hay una selección de canciones estupenda, con insistencia en el tema de los payasos y lo tragicómico de su profesión (otro tema del filme), especialmente en la canción "That's Life", clásica interpretada por Frank Sinatra. Y hablando de musicalidad, quizás este sea también el primer Joker con cierto sentido del ritmo en todos sus movimientos, cosa que Phoenix sabe imprimir con algunos pequeños bailes y contorsiones, que logran también acentuar sus cualidades enfermizas, que incluyen delirios y alucinaciones, que dan a este Guasón dimensiones nunca antes exploradas. ¿La venganza de un comediante, abusado y fracasado, contra su público y la sociedad?
Este filme sobre el Guasón tal vez no vaya a ser para todos, especialmente fan boys que seguramente estarán buscando más acción y efectos especiales, o sea, el factor entretenimiento y espectáculo, que incluso los filmes de Batman de Christopher Nolan sí tienen. Lo que tenemos aquí es algo completamente alejado de todo eso, un verdadero estudio de personaje, muy psicológico, que toma su tiempo para incubarse y desarrollarse; para diseccionarlo y observarlo, pero que con seguridad los amantes de los cómics encontrarán intrigante y fascinante.
⭐️⭐️⭐️⭐️

lunes, 7 de octubre de 2019

AD ASTRA


ÚLTIMA PARADA: NEPTUNO. Brad Pitt cruzará el Sistema Solar para
encontrar a su padre. 
En ocasiones, nos toma por sorpresa una buena actuación de Brad Pitt. Y si su actuación en la recientemente estrenada One Upon a Time... in Hollywood no me impresionó mucho al no hacer gran cosa más que ser el viejo Brad haciendo lo suyo, danzando al ritmo de la batuta de Tarantino, Ad Astra, dirigida por James Gray (The Immigrant, Two Lovers), es arena de otro costal. Tal vez no hay mucho de qué sorprendernos, ya que el mismo Pitt es el productor ejecutivo del filme, así como el protagonista, teniendo nombres de peso a su lado, como Tommy Lee Jones y Donald Sutherland, en papeles secundarios.
El póster de la película, un enorme retrato de Brad Pitt, puede llevarnos a pensar que Ad Astra es uno de los últimos blockbusters del verano, el thriller espacial del mes. Lo cierto, es que estamos ante algo completamente diferente, una película más en la línea de First Man o Interstellar, que Armageddon o Space Cowboys. Es verdad, Ad Astra cuenta con algunos momentos emocionantes, por ejemplo, una persecución en la Luna con sabor a Mad Max (y que lucen impresionantemente realistas), o una vertiginosa caída desde lo alto de una torre --- que se alza desde la Tierra hasta el espacio exterior. Sin embargo, durante la trama no hay momento en que la película no nos traiga a la memoria "2001: A Space Odyssey", o incluso "Solaris". De hecho, me atrevo a pensar que Ad Astra (frase que en latín significa "a las estrellas"), es el particular homenaje de James Gray al clásico de Kubrick.
Pero lo genial de Ad Astra es toda su sencillez, en la historia de un astronauta, Roy McBride (Brad Pitt), quien, como si fuera una versión futurista (la historia se ambienta en un "futuro cercano") del Neil Amstrong que vimos en First Man, emprende una aventura existencial al espacio, en una misión secreta para encontrar a su padre (Tommy Lee Jones), un renombrado astronauta, quien se cree está vivo en Neptuno. El padre de Roy forma parte de un proyecto científico, del cual no se habían tenido noticias en 30 años. McBride deberá emprender una misión de carácter militar a través del sistema solar para encontrarlo, con escalas en la Luna y Marte.
Lo que llama más la atención, es que el personaje de Pitt no está dentro de la línea del clásico astronauta con mentalidad científica, ni busca sacrificarse para salvar a la humanidad y el universo entero. McBride acaba exudando una tremenda humanidad todo el tiempo, el cual tiene que someterse a pruebas psicológicas constantemente, frente a una computadora, para comprobar que sigue teniendo la sanidad mental requerida para llevar a cabo la misión. La verdad, no es mucho lo que pasa en Ad Astra, y muchos tal vez la encontrarán aburrida (quizás aquellos que estén buscando más un filme dominguero de acción para pasar la tarde). Pero tenemos una buena actuación de Brad Pitt, quien dota al personaje de una gran carga humana, a pesar de que, junto al tema de las relaciones "padre-hijo", también esté presente el típico tema de la ciencia ficción espacial, la búsqueda de vida inteligente en el espacio. La odisea espacial que emprende McBride es intrigante, y sin duda te mantiene con la pregunta ¿Estará vivo o muerto su padre?
McBride está cercano a ser la versión masculina de Sandra Bullock en Gravity (película con la que Ad Astra guarda similitudes), en especial, cuando todo se torna en una historia de sobrevivencia y la película empieza a tocar el clásico tema de la soledad en el espacio (los terrenos de Solaris), aunque también en la Tierra. Es un mínimo lo que se ambienta la historia en la Tierra, y lo poco que vemos son flashbacks de la vida de McBride junto a su esposa (Liv Tyler, en algo que es poco más que un cameo). Gray (quien coescribió la película junto a Ethan Gross, guionista de "Fringe", serie de ciencia ficción) le da a la historia un giro sensible al final, sin caer mucho en lo lacrimógeno. Ad Astra es esa clase de cine de ciencia ficción con algo que decir, uno más inclinado a lo artístico, y no dudo que su formato IMAX agrega un toque más espectacular al asunto.
⭐️⭐️⭐️⭐️

viernes, 6 de septiembre de 2019

ONCE UPON A TIME...IN HOLLYWOOD


¿Otro Oscar para Leonardo DiCaprio ?
Quentin Tarantino siempre acaba saliéndose con la suya. Pase lo que pase, siempre consigue presentar en la pantalla, frente a nuestros ojos, la película que él quiere, sin filtros -ni demandas de productores- de por medio. Se dice, incluso, que Once Upon a Time In... Hollywood, su más reciente filme, terminó presentándose tarde en Cannes, debido a que el director todavía estaba haciendo "ajustes de último minuto", y afinando detalles. Lo que podemos atestiguar en Once Upon... es la gran libertad que el "chico malo de Hollywood" disfruta, no nada más dirigiendo y escribiendo, sino produciendo su propio cine.
A pesar de lo indisciplinada y tendiente a lo caótico que pueda ser Once Upon..., Tarantino hace de su muy particular épica sobre la transición del Hollywood de finales de los 1960s a los inicios de los 1970s, una verdaderamente única, particular, y fascinante experiencia cinéfila. Cualquier enamorado del cine no podrá dejar de sentirse atraído hacia ella, dejando pasar por alto sus huecos argumentales, o lo no muy sólida ni tan fuerte historia que nos cuenta. Su versión sobre la "familia Manson" y sus crímenes en Hollywood, es una muy personal y peculiar. Quienes busquen exactitud y precisión milimétrica de historiador, no la encontrarán aquí. Tal y como sucedió con Inglourious Basterds, nuevamente Tarantino juega con el "Y qué tal si...", dándole una vuelta de 180° a los hechos que conocemos sobre Charles Manson y el asesinato de Sharon Tate (Margot Robbie, con todo el candor que la caracteriza, y siendo lo más "Margot Robbie" que puede ser), esposa en aquel entonces de Roman Polanski. Aquí, el realizador polaco es vecino de un ficticio actor de cine y televisión, Rick Dalton (Leonardo DiCaprio, espectacular), quien luego de tener éxito en una serie de televisión a finales de los 1950s (estilo Gunsmoke), su agente (Al Pacino, en una muy breve participación) lo hace reflexionar seriamente sobre su carrera, y del peligro que corre de estancarse y no evolucionar. No es para menos. Rick últimamente se la ha pasado haciendo películas serie B sobre soldados americanos rostizando nazis con un lanza llamas (¿a alguien le suena conocida alguna película así?), comerciales, y apariciones televisivas cantando y bailando a ritmo a go-go.
El soporte moral de Rick será Cliff Booth (Brad Bitt, simplemente siendo "Brad Pitt" ), su otrora doble y buen amigo. Cliff es una mezcla de Robert Redford a la "Sundance Kid" y Peter Fonda a la "Easy Rider", y que ahora trabaja como chofer y asistente de Rick. Hay tres narrativas paralelas en el filme: la de Rick, luchando por superar su afición a la bebida y por encontrar ese giro que necesita su carrera durante la filmación de un western (formado por múltiples viñetas y escenas, que parecen ideas encajonadas de Django Unchained y The Hateful 8); la de Cliff, sin mucho que hacer más que demostrar la dura vida de los dobles de cine, viviendo solo en un remolque junto a su perro pitbull, comiendo tan sólo sopas Ramen, y recordando cómo alguna vez le pateó el culo a Bruce Lee en un set de cine frente a muchos testigos (una escena hilarante); y la de Sharon Tate, igualmente, sin gran cosa por hacer más que lucir rostro y belleza en Hollywood Boulevard, asistir a fiestas en la mansión Playboy, y entrar gratis al cine a ver sus propias películas.
Durante la primera mitad, la película parece seguir los pasos de "American Crime Story" y que nos llevará por un recuento de los hechos de uno de los crímenes más famosos cometidos en Hollywood. Pero no es así, y no hay que desilusionarse mucho al respecto. Lo que tenemos, es la muy particular épica de Tarantino sobre esos hechos, y por otro lado, su visión del Hollywood de aquella época; la otra cara del showbusiness; la menos glamorosa y más escandalosa, encarnado en la figura de Rick. La épica del personaje tiene tintes a la Forrest Gump (hay escenas con el truco usado en dicho filme, insertando a DiCaprio en filmes y programas originales, como "The Great Escape" y "FBI"), y durante el algo accidentado relato de su historia se dedicará a demostrar que detrás de su rostro de estrella hay un verdadero actor (¿de hecho, no ha sido esta la historia del mismo DiCaprio hasta este año, en el que ganó su primer Oscar?).
No se necesita tanto ser fan de Tarantino para ver y disfrutar Once Upon a Time In... Hollywood (de casi tres horas de duración), sino contar con un buen sentido del humor para tomar el tercer acto de la película con la mejor actitud, y dejarse llevar por la misma borrachera cinéfila de Tarantino. No nada más tenemos también a un puñado de los actores que regularmente aparecen en sus filmes (Kurt Russell y Michael Madsen), sino una magistral ambientación (un diseño de arte digno de ser premiado, con esos increíbles pósters falsos de películas de Rick), y homenajes a "Érase una vez en el Oeste" y "Érase una vez en América (varios movimientos de cámara emulan estos filmes de Sergio Leone). Y también tenemos al Tarantino "curador de música", que nos da esa experiencia única de sentir que estamos entrando, no al cine, sino a una rockolla llena de oldies clásicos. Ah, y claro, también de ver a un Leonardo DiCaprio en todo su elemento, versátil, en un vehículo de lucimiento único que seguramente le dará su segunda nominación al Oscar. ⭐️⭐️⭐️⭐️

martes, 27 de agosto de 2019

SCARY STORIES TO TELL IN THE DARK


CON LA PIEL DE GALLINA. Michael Garza y Zoe Margaret Collettii.
Al ser totalmente desconocida para mí la novela de Scary Stories to Tell in the Dark (escrita por Alvin Schwartz), la principal razón que me empujó a verla fue el nombre de Guillermo del Toro detrás del proyecto, quien fungió como productor y coescritor del guión. Es una pena que haya sido estrenada en estos días, de finales de época veraniega, alejada todavía del Halloween, cuando tal vez hubiera funcionado mejor. Su impacto y resonancia en el espectador hubiera sido muy diferente, para una historia que, precisamente, arranca durante la "Noche de Brujas".
Scary Stories está estructurada en forma de subtramas, de relatos de miedo (de ahí su título), de esos que se cuentan alrededor de una fogata, acampando en medio de la noche, y asando bombones. Otra cosa que juega en contra de este filme, dirigido por el noruego André Ovredal (de quien únicamente he visto la muy entretenida Trollhunter), es lo mucho que tiene que esforzarse para sobresalir por sí solo como un filme de horror, en medio del furor por el reciente estreno de Stranger Things 3 en Netflix, y de los recientes estrenos de filmes que son adaptaciones de novelas de Stephen King (escritor de donde Scary Stories toma mucha inspiración), como It (y muy próximamente It 2), o la nueva versión de Pet Sematary. Scary Stories no deja de sentirse todo el tiempo como una especie de dejá vu de todas esas producciones, con todo y su buena ambientación a mediados de los 1960 (durante la campaña electoral de Nixon a la presidencia), aspecto que acentúa todavía más el "efecto Stephen King" en la historia. Incluso, hay algo de Evil Dead en medio de todo, justo cuando el detonante de la trama es el hallazgo de un libro embrujado por un grupo de chicos, justo mientras huyen de unos bullies como sacados de It. El libro es encontrado en una casa victoriana abandonada, en donde más de cien años atrás tuvieron lugar hechos ocultos e innenarrables, que tienen que ver con la autora de dicho libro. Stella (Zoe Margaret Colletti) una chica tímida aspirante a convertirse en escritora y una verdadera nerd del cine de horror (su cuarto es como un museo dedicado al tema), decide conservar el libro para saber más de la autora, sin saber los horrores que está apunto de desencadenar.
Scary Stories termina siendo visible, y vale la pena para un domingo por la tarde, pero su problema es que termina siendo una película de "momentos" (y muy contados) de horror surreal, con buenas secuencias como aquella del espantapájaros en el sembradío de maíz, la del sanatorio psiquiátrico con un personaje paranormal deambulando por los pasillos (con la forma más extraña de atrapar a uno de los personajes), o la del del sheriff (no podía faltar uno en estos filmes) en la prisión y esa sorpresa que le cae por la chimenea.
Al final, con varios clichés, lugares comunes, y con esa sensación de que ya hemos visto todo antes, sólo que aquí apropiada para preadolescentes y adolescentes. De todas formas, Scary Stories resulta muy funcional y con suficiente entretenimiento escabroso para pasar un buen rato en el cine mordiéndose las uñas. Lo mejor, es la decisión de del Toro de incluir a un personaje latino, Ramón Morales (Michael Garza), de peso e importancia, y no nada más de relleno de fondo, como siempre sucede. Una ovación de pie.
⭐️⭐️⭐️1/2

martes, 16 de julio de 2019

TOY STORY 4

Woody regresa con una nueva misión.
Con Toy Story 3 (2010) parecía que un ciclo se estaba cerrando, y que la saga de los juguetes más famosa de la Historia del Cine había llegado a su fin. Sin embargo, algo en el interior de nosotros los fans nos decía que, en esta historia sobre la verdadera amistad, todavía hay mucha tela de donde cortar. Woody el sheriff (Tom Hanks excelente), y su mejor amigo, Buzz Lightyear (Tim Allen, también estupendo), el guerrero intergaláctico, todavía tienen cuerda de sobra.
Ha sido muy largo el camino recorrido desde aquel lejano 1995, cuando Woody nos desmostró que es el "amigo fiel" que todos quisiéramos tener, y que Buzz intentó llevarnos "al infinito y más allá". Su debut fue espectacular, y vaya que al ver Toy Story 4, el tardío (su estreno se pospuso cerca de dos años), pero sorpresivo regreso de los adorados juguetes, el paso del tiempo es evidente. Ver todos los filmes previos de corrido, es atestiguar 25 años de evolución en la cada vez más sofisticada técnica de animación de la Disney-Pixar; lo que en el 95 fue impresionante para los que vimos el filme por primera vez aquel año, ahora se mira con retro-nostalgia, al ver como, de movimientos no muy precisos en los personajes, algo robóticos y mecanizados, ahora, la cuarta película presume un impresionante foto-realismo que te deja con la quijada caída y los ojos desorbitados. Los juguetes lucen más reales que nunca, casi tan humanos como los dueños con quienes comparten su universo, en la forma ya no de Andy, el entrañable dueño de los juguetes, sino ahora de la pequeña Bonnie (voz de Madeleine McGraw). De hecho, esta cuarta película es la que tiene más personajes humanos de la franquicia.
La estafeta de la dirección ha pasado a Josh Cooley (quien ha hecho de todo en la Pixar, desde escritor de guiones hasta voz de personajes), y si en términos de dirección este filme no es precisamente superior a las anteriores entregas, el caso es que Toy Story 4 sigue cumpliendo magistralmente como un filme de acción, rescates, aventuras, y comedia, sin decepcionar en lo absoluto. Esencialmente nos cuenta lo mismo de siempre, es decir, Woody en misión para rescatar a un compañero en apuros, incluyendo el hecho de que en este universo juguetero, es tan difícil el dejar ir y renunciar a algo, como en el mundo de los humanos. Pero hay un par de temas nuevos, complejos y más profundos, que apenas habían sido tocados antes, como preguntarse si los juguetes tienen alma, y si en ellos también puede existir esa "voz interior" que nos guía siempre (es Buzz quien tiene las mejores bromas en este aspecto).
Si Toy Story 3 ya empezaba a pisar terrenos algo obscuros en sus historias, esta cuarta entrega, así como puede ser tan divertida y dulce, también tiene momentos escabrosos. Bonnie ha agregado a su querida colección de juguetes uno nuevo, Forky (voz de Tony Hale), el cual, durante un golpe de reciclaje creativo que tuvo durante su primer día en el kinder, creó con un tenedor desechable tomado de la basura, plastilina, un palo de paleta y mucha imaginación. Al ser de su propia creación, Forky se convertirá en el juguete más querido para Bonnie, con todo y tener los ojos disparejos, así como un impulso incontrolable de querer regresar al bote de basura.
Durante un viaje familiar, a donde, además de Woody y Buzz, también irán Jessie (Joan Cusack), Bull's Eye, Ham, Rex, el Sr. Cara de Papa (trabajo póstumo de Don Rickles, quien falleció a mitad de la producción), su esposa, Slynky Dog (me pregunto como el resorte de este perro salchicha luce intacto y en perfectas condiciones, después de todo lo que ha tenido que pasar en 3 filmes), Trixie, etc., Forky acaba prisionero de Gabby Gabby (Christina Hendricks), una antigua muñeca, y de su séquito de tenebrosos muñecos de ventrílocuo, dentro de una tienda de antigüedades.
Hay un verdaderamente sorpresivo regreso, Bo Beep (nuevamente voz de Annie Potts), aquella pastora de porcelana con la que Woody tuvo buena química en la primer película, y de la cual ya no supimos nada después (al inicio del filme sabremos qué pasó en todo este tiempo). Lejos ha quedado su apariencia de fina y dulce figura de adorno. Ahora regresa más atractiva, como una imponente y fuerte presencia femenina, rediseñada completamente para ser una especie de versión Disney de Charlize Theron en Mad Max (con más cabello, eso sí), con todo y un brazo roto, y conduciendo un coche de carreras reconstruido y disfrazado de zorrillo. Con sus tres ovejas, Bo Beep ha regresado para sacudir y mover el ya de por sí complicado mundo de Woody.
Forky tiene grandes momentos en los que amenaza con robarse el filme, al ser una suerte de Frankenstein descubriendo el mundo, a sí mismo, y su verdadero destino, no como basura, sino como el más valioso juguete de Bonnie. La más dura tarea de Woody, será tratar de convencerlo de ello. Buzz también tendrá sus propios problemas, con dos nuevos personajes de peluche, Ducky y Bunny (Keegan-Michael Hall y Jordan Peele, respectivamente), mientras que Keanu "John Wick" Reeves se agrega al elenco de voces, al dar mucha vida, bravura, y dosis de inseguridad a Duke Caboom, un motociclista de juguete con temerarios momentos en el tercer acto.
Quien no sienta un nudo en la garganta al final, tal vez tuvo que ver los tres primeros filmes antes. La serie de filmes de Toy Story es de esos pocos filmes que tocan tu alma, y esa cuerda emocional que todos llevamos dentro. Si hay otro gran tema ahora, es que por primera vez se aborda lo que verdaderamente es ser un juguete. Toy Story 4 es emocionante, divertida y conmovedora hasta la lágrima. Una verdadera joya. 
⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️

martes, 25 de junio de 2019

MEN IN BLACK: INTERNATIONAL

HOMBRES...Y MUJERES DE NEGRO. Tessa Thompson y Chris Hemsworth.
Ver en un poster de Men in Black rostros diferentes a los de Will Smith y Tommy Lee jones causa una sensación de extraña familiaridad. Aunque la franquicia empezó a mostrar signos de agotamiento desde Men in Black 3, todavía con Smith y Jones en el reparto (y con Josh Brolin interpretando una versión joven de Tommy Lee Jones), se sostenía como mesa con una pata floja, y algo coja. ¿Qué llevó a pensar a los productores que una nueva película de los Hombres de Negro podría funcionar sin Will Smith y Tommy Lee Jones en el reparto? Nada más ellos lograban esa química única de buddy movie, pareja dispareja, "aprendiz-maestro", que vimos desde el primer filme.
El tiro les salió por la culata, al creer que Chris Hemsworth, nada más por ser Thor, iba a salvar el show y sostener Men in Black: International. la cuarta entrega. El resultado es un paso atrás en la franquicia, ya que estamos ante la película más aburrida de la serie. El principal acierto de la primer película (dirigida por Barry Sonnenfeld, en 1997), fue hacer una paródica e irreverente película policiaca, que se alimentaba de filmes serie B sobre invasiones alienígenas y monstruos de hace décadas (en este caso, extraterrestres inmigrantes en el planeta Tierra, ocultos entre nosotros los terrícolas). Entre sus risas y diversión, tenía un mensaje detrás sobre la tolerancia. Todo eso está perdido --- o buena parte de ello.
Con F. Gary Gray ahora como director, la intención de hacer una especie de híbrido entre James Bond y Mission Impossible con algunos aliens, no funciona del todo, resultando incluso en una historia predecible y sin mucha imaginación. La muy sosa historia da continuidad a la premisa original, es decir, el par de personajes diametralmente opuestos, que tienen que hacer equipo para embarcarse en una misión. Una chica (Tessa Thompson), a quien simplemente conoceremos como agente M, ha estado sumamente interesada desde niña en temas sobre el origen del universo, agujeros negros, etc., con la ilusión de pertenecer a la corporación ultrasecreta de MIB. En su primera misión, tendrá que hacer equipo con el Agente H (Chris Hemsworth), para seguir la pista de un par de seres extraterrestres, quienes quieren hacerse de un poderoso objeto; la llave para crear un arma poderosa.
Hemsworth parece estar haciendo su papel teniendo una sola cosa en la cabeza: ser tomado en cuenta para convertirse en el nuevo James Bond (con toda la "suave", despreocupada, y relajada actitud que se necesita); o simplemente ser Thor con traje, pelo corto, y sin martillo. El problema, es que Gray no supo realmente captar completamente el espíritu camp, y el verdadero humor de los filmes originales. Para empezar, el parlanchín perro Pug nada más tiene un pequeño cameo, y los también divertidos aliens-insecto con cuerpos de palo y antenas, también aparecen nada más unos segundos. No hay nada de lo que hacían a estos filmes sumamente entretenidos.

En el intento por darle un giro de 180° a una franquicia que iba bien, el asunto se descarrila. Aunque debo reconocer que MIB: International tiene contados momentos rescatables (los viajes en motos super-sónicas, las escenas de persecuciones en Londres (pasable la broma que H le hace a M de "Aquí el volante está del otro lado"), al final, el tener a la gran Emma Thompson (con cabello platinado) en un pequeño papel, y a Liam Neeson como el nuevo jefe de MIB, no ayuda mucho. El personaje de Tessa Thompson (supuestamente interesada desde niña en los misterios del universo), termina decepcionando, y en general, toda la película, que al querer darle nuevas caras a la historia no ha hecho nada para refrescar la serie de filmes.

⭐️⭐️1/2

ROCKETMAN

Taron Egerton como Elton John.
Taron Egerton nos está enviando un mensaje claro en Rocketman: "soy un actor que quiere ser tomado en serio". Va por buen camino. Desde Eddie The Eagle, el también actor de Kingsman (el cual, por alguna extraña razón, casi siempre interpreta personajes con anteojos) ha demostrado ser muy capaz y estar dispuesto a tomar riesgos; a transformarse dejando de lado vanidades frívolas, y especialmente, que tiene voz para cantar. En Rocketman, Egerton es dirigido por segunda ocasión por Dexter Fletcher (director de Eddie The Eagle), en donde interpreta a Reginald Dwight, mejor conocido por sus fans como Elton John. Tarde o temprano teníamos que ver la vida de este icono del rock y el pop contada en cine, seguido del reciente impacto que tuvo apenas el año pasado Bohemian Rhapsody, la multinominada y oscarizada biopic de Freddy Mercury y Queen.
Rocketman (título de una de sus más famosas canciones del album doble Goodbye Yellow Brickroad) toma caminos diferentes a Bohemian Rhapsody, unos menos convencionales y más audaces, visualmente hablando. La película es verdaderamente vital, ágil, y llena de energía musical (realizada con la "bendición" de Elton John, quien funge como productor ejecutivo), en la línea de "Across the Universe" (musical con canciones de The Beatles). Nos cuenta la vida del músico y compositor a través de sus canciones más representativas, como Saturday Night's Alright (esta, como podría esperarse, durante la pelea en un pub), Bennie and The Jets, Don't Go Breaking My Heart, Crocodile Rock, The Bitch is Back, Candle in the Wind, Rocket Man, I'm Still Standing, etc. Es decir, lo clásico del catálogo de Elton John.
Si desde el primer número musical uno no está en el asiento del cine moviendo el pie y las piernas, tal vez esté viendo la película equivocada. Uno de los primeros números musicales es como una calca de Vaselina, pero el de la canción Rocket Man es de un delirio cómico casi caricaturesco. En dicho número, vamos siguiendo a Egerton, brincando de escenario a escenario, mientras canta, baila, y salta, todo magistralmente sincronizado entre la letra y la historia contada.
Escrita por Lee Hall (quien escribió Billie Elliot, y no es accidental que entre este filme y Rocketman existan muchas conexiones), tenemos aquí a un padre estricto y cerrado (Steven Makintosh), un militar aficionado al jazz para el cual Elton John siempre fue como un cero a la izquierda. Nada le importó que su hijo mostrará genialidad musical desde niño (tocaba a Mozart de oido), y fuera admitido en la Royal Academy of Music. Lo interesante, es que todo nos es contado por Elton John desde el círculo de un grupo de apoyo, estrafalariamente vestido como demonio de carnaval, ante los atentos oídos y miradas de extraños. Aunque tuvo algo de apoyo por parte de su mamá (Bryce Dallas Howard, magnífica y con un convincente acento), lo cierto, es que Elton John tuvo una infancia gris e infeliz.
Sin embargo, todo cambió para Elton cuando conoció a Bernie Taupin (Jamie Bell, el mismísimo "Billy Elliot"), con quien formó una imparable e incansable dupla creativa, siendo este último el creador de las letras de todas -o casi todas- sus canciones. Aunque Rocketman no cuenta nada nuevo, es decir, el relato del genio musical hundido en su adicción a las drogas (aquí Elton John confiesa que las ha probado todas), el alcohol, y afectado por severas crisis emocionales (debido a su homosexualidad, junto a su búsqueda del amor y de ser aceptado), y que además tiene los clichés típicos del ambicioso manager musical (Richard Madden) de doble cara (aunque debo reconocer que Stephen Graham está estupendo, como el primer agente artístico de Elton), la película termina siendo un muy disfrutable tour de force musical.
Cuando verdaderamente comienza la historia de Elton (y despega el filme), es con su debut en "El Troubadour", el legendario club en Hollywood, durante su primer viaje a California para probar suerte. Es aquí en donde Elton John, como el estrafalario y extravagante cantante y pianista, de excéntricos anteojos, que todos conocemos, se inventó a sí mismo (como si el carnaval de Rio de Janeiro y el Mardi Grass juntos le hubieran llovido encima). Eché de menos ver más del proceso creativo de componer y escribir, de ver más trabajo en estudio de Elton y de los miembros de su banda. Pero la verdad, Rocketman es un explosivo, surreal, y delirante homenaje a un personaje complejo y fascinante.

⭐️⭐️⭐️⭐️

GODZILLA: KING OF THE MONSTERS

El Rey ha regresado. 
Con cada película de Godzilla manufacturada en Hollywood (de 1998 a la fecha) se pierde un poco de diversión. Mucho tiene que ver el hecho de que en esta nueva franquicia hollywoodense de "Gojira" (su nombre original en japonés), los efectos especiales tienen un "aplastante" resultado, especialmente para quienes crecimos viendo los filmes originales japoneses. Estos sí eran divertidos, unas joyas del cine serie B, con tipos enfundados en disfraces de monstruos (de cuestionable calidad), cuyo trabajo era caminar sobre maquetas y destruir edificios de utileria. De hecho, Godzilla: King of Monsters (secuela de Godzilla del 2014) está dedicada a Haruo Nakajima, el hombre que se puso el escamoso disfraz de Godzilla durante 12 filmes consecutivos, desde 1954.
No es que menosprecie la buena calidad de los efectos especiales de King of the Monsters, con todo y que en ocasiones el diseño de los monstruos a los que la famosa lagartija gigante de rayos radiactivos tiene que enfrentarse, como Mothra, Rodan, un "demonio de fuego" mexicano que habita en un volcán, y un dragón de tres cabezas llamado King Ghidora (todos tomados de los filmes originales japoneses) no sea tan impresionante como uno esperaría. Visualmente, esta secuela, dirigida por Michael Dougherty (Krampus), es apenas calidad "Furia de Titanes", y tal vez sea ponerse demasiado exigente pedir más que eso. Godzilla 2 es un simple filme palomero serie B, para audiencias no muy exigentes, y sin otra cosa mejor que hacer un domingo por la tarde. Los fans de Godzilla quizás sean los que salgan más decepcionados. Tenemos ahora a un grupo de "eco terroristas", que buscan despertar a todos los monstruos de la Tierra (uno de ellos vive en México), para que funcionen como "depredadores" de los humanos, causantes del deterioro y el desequilibrio del planeta. Una extraña máquina llamada ORCA, diseñada por la organización Monarch, integrada por un equipo de cripto-zoologos, genera ondas electromagnéticas para comunicarse con los monstruos, ya sea para controlarlos, o para desatar su furia. Sin embargo, las cosas se complican cuando una de sus científicas (Vera Farmiga) es secuestrada por los terroristas junto a su hija (Millie Bobby Brown, cuyo personaje que interpreta en Stranger Things no dejará de venir a la mente de quienes seguimos dicho programa de Netflix).
No es la secuela que merecía el "Rey de los Monstruos". Quien se anime a verla, que sea por el gusto de ver una hueca y superficial "monster movie", con monstruos arrasando ciudades, destruyendo aviones, aplastando edificios, y luchando entre sí (¿no son todas estas pelis así?). Lo malo, es que Gojira, la verdadera estrella, sale poco menos de 30 minutos en pantalla (de las 2 horas y 11 minutos que dura el filme), así como el hecho de que hay muchos personajes, y ninguno de ellos lo suficientemente interesante. No pude evitar al final sentirme algo aburrido, y las buenas "monster movies" no se supone que te hagan bostezar. Ken Watanabe está de regreso, y se agrega Ziyi Zhang, para darle más sabor "asiático" al asunto, junto a Kyle Chandler, como un experto en comunicación animal. Todos ellos están bien, aunque es una lástima que grandes actores, como Charles Dance, David Strathairn, y Sally Hawkins se sientan muy desperdiciados. Para hacer más decepcionante el asunto, México quedó reducido en el filme a una ficticia "Isla de Mara", con un volcán (no es el "Popo") donde vive Rodan, y escenas caóticas con montones de extras corriendo llenos de pánico. Bueno, una excusa para que los que trabajaron en el Centro Histórico vayan a ver la película y se busquen en la multitud. 
⭐️⭐️1/2

ALADDIN

Will Smith como el nuevo genio de la lámpara. 
La expectativa es mucha cada vez que la Disney decide rehacer alguno de sus clásicos animados. Algo es seguro, y es que no se podrá tener a todos contentos (ahí está el ejemplo de Dumbo, que a muchos gustó, pero que otros aborrecieron). Toca el turno ahora a Aladdin (1992), de esos clásicos intocables del catálogo de la Disney, la cual decidió mover todas sus fichas hacía un sólo número, el de Will Smith, para interpretar al genio de la lámpara. El ex príncipe de Bel-Air, actor y rapero, no la hubiera podido tener más difícil, al tratarse de llenar los zapatos del fallecido Robin Williams, quien diera la voz, un montón de su camaleónico humor y complejo de "personalidad múltiple" al genio de la lámpara (por ello ganó un Globo de Oro "especial").
La buena noticia, es que Will Smith está a la altura de las circunstancias. En su interpretación del genio en este remake de Aladdin, lo que menos hace Smith es una imitación del trabajo de Williams. Lo que ofrece, es su propia versión del genio, en un trabajo que es parte actuación en acción viva ("de carne y hueso"), parte versión CGI (o generada digitalmente). En este último aspecto, es en donde vemos al genio de color azul que todos recordamos, y con mucho esteroide digital, para lograr el mismo físico musculoso del genio animado.
Pero otra cosa también es delicada, la música (multipremiada y multinominada en su momento a los Oscares). En esta nueva película, dirigida por Guy Ritchie (Snatch, la saga de Sherlock Holmes, King Arthur), varias de las canciones originales aparecen, incluyendo la más memorable, A Whole New World, ahora en la voz de Naomi Scott, quien interpreta a Jasmine, y que sabe imprimir una energía particular a la canción. Hay algunas adiciones inéditas al soundtrack, como una canción verdaderamente épica, Speechless (también cantada por Naomi Scott), dividida en dos partes (escrita por Alan Menkin, el mismo compositor de la banda sonora del filme animado). De ahí que, de una hora y media que duraba el filme animado, ahora estemos con 2 horas y 8 minutos de duración, las cuales se pasan como volando en la alfombra mágica (que también aparece, y con un protagonismo casi heroico y cómico).
Aladdin 2019 es sumamente espectacular, tanto por su nueva forma de abordar la historia clásica (con un enfoque algo más feminista), así como por su producción musical (hay momentos en que parece que estamos viendo un musical de Bollywood). Su diseño de producción es suntuoso (excelente diseño de vestuario y locaciones en Jordania). La historia es la que todos recordamos, con pequeños ajustes: Aladino (interpretado por Mena Massoud), es un pillo callejero con varios trucos bajo la manga, y un mono como su cómplice. Por azares del destino, Jasmine se cruza en su camino, y sin que Aladino sepa que es una princesa (con la ambición de convertirse algún día en reina y una justa gobernante de su reino), una química especial empieza a surgir entre ellos. Sin embargo, Aladino es hecho prisionero por el villano de la historia, Jafar (Marwan Kensari, maligno y obscuro), y si aquel desea ser puesto en libertad deberá realizar un pequeño trabajo para él: entrar a una antigua cueva que resguarda un tesoro (así es, "¡Ábrete Sésamo"!), y recuperar una lámpara mágica, la cual, resguarda al antiguo y mágico genio que le concederá tres deseos a quien lo haya liberado de su prisión.
Está de más decir que Will Smith se roba la película desde que aparece, no importa si es en versión real o digital. El tipo irradia energía, carisma, humor, y su acostumbrada labia en partes iguales. Es comprensible el escepticismo de los fans de Robin Williams (entre los que me incluyo). La verdad, pasados unos minutos, uno termina atrapado por la sobrada personalidad con la que Smith llena al genio (especialmente, en su primer número musical, dentro de la cueva). También es cierto que está lejos de tener el mismo ritmo frenético, espontaneidad, y versatilidad visual que el genio de la versión animada sí tenía. Sin embargo, Ritchie y Smith están muy cercanos en esta película a igualarlo.
Por su parte, Mena Massoud y Naomi Scott están muy bien en sus papeles, combinando muy bien actuación, canto y baile (por cierto, Massoud lo hace bien en este último aspecto, en cierto número musical dentro del palacio). Guy Ritchie tal vez no suene como el más indicado para dirigir un cuento de hadas, con mucha magia y romance. Lo cierto, es que ha hecho un buen trabajo. La historia romántica se queda contigo, gracias en especial al papel pivotal que tiene Jafar (verdaderamente diabólico), y al logrado contraste de tonos, entre aventura romántica, comedia (la dama de compañía de Jasmine, interpretada por Nasim Pedrad, contribuye con algo de humor), y al buen mensaje sobre la autenticidad. Es de reconocer la apertura a un reparto diverso desde el punto de vista racial, con muchos actores de origen árabe (mención especial merece Navid Negahban, libanés, quien interpreta al sultán) -o con alguna ascendencia. Al final, tal vez este nuevo Aladino sea de más larga duración, y esté más cargado de pirotecnia hollywoodense, pero entre todo eso la esencia de la historia se mantuvo intacta. 
⭐️⭐️⭐️⭐️

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