viernes, 27 de julio de 2007

DVD: MAN OF THE YEAR * * 1/2

En la filmografía del realizador estadounidense Barry Levinson, ha tenido cabida una estupenda satírica política, Wag the Dog (1997), con Robert De Niro y Dustin Hoffman. Levinson ha querido experimentar con la misma premisa de Wag The Dog, sin la misma fortuna, en El Hombre del Año (Man of the Year, E.U., 2006), película dispareja en la que trae de nuevo a Robin Williams en el papel principal, quien por cierto protagonizara hace ya 20 años otra comedia satírica del mismo Levinson, Buenos Días Vietnam (1987), para lucimiento del imparable y parlanchín comediante.

El Hombre del Año es de nuevo un vehículo ideal de lucimiento para Williams. Llega un momento en que la película ya no pertenece a Levinson, sino al propio Robin Williams, interpretando al conductor de un talk show que, de la noche a la mañana, se lanza como candidato independiente por la presidencia los E.U.A. Williams da rienda suelta a su sobrada capacidad para improvisar y llenar la pantalla con sólo decir de corrido un aluvión de chistes.

Tom Dobbs (Williams), el conductor televisivo en cuestión, inicia su campaña presidencial teniendo como prioridad la austeridad, llevándose consigo a su representante (Christopher Walken, eficiente de principio a fin) como asesor de campaña. Recorriendo medio E.U. en un autobús, y luego de vencer a sus contrincantes, los candidatos del partido Republicano y Demócrata, en un debate en vivo por televisión, rompiendo reglas y poniéndolos en evidencia, Dobbs resultará ganador en las elecciones.

Sin embargo, los problemas para Dobbs comenzarán cuando Eleanor (Laura Linney), empleada de una empresa desarrolladora de software y creadora de un sistema informático para votar y contar los votos con mayor rapidez, descubre que dicho sistema ha fallado, y que en realidad el presidente electo Dobbs perdió las elecciones por un error informático. Eleanor no tendrá menos problemas, cuando el presidente de la compañía (Jeff Goldblum) y otros ejecutivos, se muestren renuentes a que Eleanor cause una hecatombe mediática, haciendo público el error electoral, recomendándole dejar todo como está, bajo peligro de que resulte “afectada” su integridad física.

Escrita por el mismo Levinson, me parece que las dos ideas argumentales planteadas en su guión se han estorbado mutuamente, sin que alguna se desarrolle bien y hasta sus máximas consecuencias. Así, tendremos chocando a la buena idea satírica de poner a un popular comediante como candidato a la presidencia, sin pertenecer a ningún partido político, aunque con ideas muy revolucionarias y que sabe ganarse al público haciendo uso de su carismática personalidad, con la más convencional historia thrillerezca que aparece en la segunda mitad del filme, cortando el buen ritmo satírico impuesto por Williams al inicio.

Levinson sacrifica mucho la poderosa presencia cómica de Williams, y con ello, lo que pudo haber sido una lograda sátira política, a cambio de un thriller flojo y previsible, a pesar de la buena actuación de Laura Linney.

“Los políticos son como los pañales, hay que cambiarlos de vez en cuando”, soltará Dobbs casi al final de la película. Aunque en realidad, creo que nunca vemos del todo a un personaje real, sino a Williams interpretándo a... Robin Williams. Quién puede quejarse, cuando es el liberal Dobbs-Williams el que nos mantiene bastante entretenidos hasta el último minuto de este no muy afortunado filme.
++Man of the Year no vió estreno comercial en las salas españolas, pasando directamente al formato DVD.
++Disponible en DVD desde el 26 de junio.

jueves, 26 de julio de 2007

13 TZAMETI * * * 1/2


El dinero y a lo mejor también el placer por el peligro, por la adrenalina al menos, fue lo que movió a un auténtico participante de la terrible competencia de “ruleta rusa”, exhibida en 13 Tzameti (Francia-Georgia, 2005), en una entrevista incluida en los extras del DVD.


Primer largometraje del realizador georgiano Géla Babluani, en 13 Tzameti Sébastien (George Babluani, hermano de Géla, recordándonos con su rostro a un joven Robert De Niro), ya sea por necesidad de ayudar económicamente a su hermano y familia, o por amor a la aventura, el caso es que este especialista en arreglar techos, un día decidirá robar un pasaje de tren en casa de uno de sus clientes, para involucrarse en una aventura de policias y ladrones, teniendo un giro monumental cuando acabe involucrado en el bajo mundo de la mafia francesa.

No habrá marcha atrás cuando Sébastien tenga que participar en un enfermizo evento, con apuestas millonarias de por medio, en el que 13 participantes se colocan en círculo, apuntándose con una pistola en la cabeza, cargada con una bala y disparando a la señal de un escandaloso juez. Son minutos exhaustivos, adrenalínicos, casi insoportables, a pesar de la sorprendente limpieza y nula crudeza gráfica en la puesta en escena de Babluani.

Por aquellas estupendas secuencias valdría nada más la pena revisar esta curiosidad, filmada en blanco y negro, que en cuanto a lo demás se refiere es una muy elemental cinta de suspenso policiaco, en su narración y exposición de personajes.

Sébastien será tocado por la violencia. Por primera vez ha matado, en un negocio en el que se explota a desafortunados inocentes, para que un grupo de maleantes se enriquezca. Babluani consigue crear una espiral de tensión, en imágenes que traen a la memoria El Cazador de Venados (Cimino, 1978) y su magistral y decadente visión sobre este mundo de las apuestas, la “ruleta rusa” y el dinero, una referencia fílmica que posiblemente haya estado rondando en la cabeza de Babluani. Sin embargo, la gran premisa sobre lo adictivo del juego y el dinero manchado de sangre del filme de Cimino, es lo que falta en 13 Tzameti, en la que no existe una parte humana que invite a la profunda reflexión sobre lo absurdo del bajo mundo de las apuestas, con vidas de por medio.
++ Disponible en DVD desde el 17 de julio.

EN CARTELERA: EN EL HOYO * * * *

Juan Carlos Rulfo (hijo del famoso escritor mexicano Juan Rulfo), consigue en su reciente trabajo, En El Hoyo (México, 2006) un interesante y arriesgado documental (en más de un sentido), que hace una crónica sobre la construcción de un megapuente vial, que corre por encima de una de las avenidas más grandes de la Ciudad de México.

El documental tiene una fuerte carga de crítica política hacia el anterior gobierno de la ciudad, debido a que muchos ciudadanos estuvieron en contra de la construcción de este puente, de un alto costo no nada más económico, sino humano, representado en la muerte de varios trabajadores. Es ahí donde Rulfo, con un mínimo de recursos técnicos (una cámara digital en mano), se interna para hacer un registro honesto, natural y directo, de lo que es el día a día de cientos de albañiles y constructores, quienes por un salario pequeño se arriesgan laborando a pocos metros de distancia de autos a gran velocidad, o desde alturas vertiginosas.

Lo que llama la atención desde el principio, es la manera en que Rulfo se transforma en uno más de estos trabajadores, muchos de ellos inmigrantes de poblados fuera de la ciudad, que llegan aquí buscando dinero y mejores oportunidades de empleo, para entrevistarlos y tratar de saber porqué están arriesgándose por un pago mínimo, y cuáles han sido sus vidas hasta entonces. Mientras, el hilo conductor del documental será el rescate de un albañil, que ha quedado atrapado dentro del cimiento de una columna.

En una de las entrevistas a una guardia nocturna, el tono del documental toma un giro metafórico (típico en los trabajos de Rulfo, como en sus documentales Del Olvido al No Me Acuerdo, El Abuelo Cheno y Otras Historias), cuando la supersticiosa trabajadora afirme que el mismo Satanás es quien protege y cobija estos puentes, llevándose las almas de los albañiles a su antojo. Los puentes toman así un cariz simbólico, de obra maldita. Su longitud es tal, que todavía están en construcción.

Como sea, lo principal es que En El Hoyo es un trabajo de alto contenido social, sencillamente realizado, cuyo propósito principal es mostrar la vulnerabilidad de estos albañiles ante una obra monstruosa y descomunal, símbolo de la tozudez y vanidad del anterior gobernante de izquierdas, Andrés Manuel López Obrador, que quiso con esta obra quedar bien en las pasadas elecciones presidenciales, sin éxito.

++ Durante el festival Documenta Madrid 2007, Juan Carlos Rulfo fue miembro del jurado del palmarés de este año, enmarcada por una retrospectiva de su obra documental.

EN CARTELERA: EL VIOLÍN * * * * 1/2

El caso de El Violín (México, 2005), primer largometraje de ficción del realizador Francisco Vargas, fue complicado en su camino a poder ser distribuida en México. Recientemente pudo ver su estreno comercial en salas mexicanas, luego de que países de Europa como Francia (donde tuvo un gran éxito de crítica luego de su exhibición en el Festival de Cannes 2006), y Polonia, ya habían podido verla. Luego de ser estrenada en México, por fin llegó a España, mientras el realizador tuvo la presión por ver cómo sería recibida una película que deja una dudosa imagen del ejército mexicano.

Fotografiada en blanco y negro, la película narra una historia atemporal, ambientada en alguna época que no se puede definir del todo, pero que toca un tema espinoso: la invasión del ejército en comunidades rurales y los abusos cometidos a sus habitantes indígenas. El Violín es un relato de suspenso muy bien tramado, que sorprende por su gran sencillez, sin dejar de ser por ello un conmovedor relato sobre cómo Plutarco, humilde anciano violinista interpretado por Ángel Tavira, actor no profesional, termina involucrado en la rebelión organizada por su propio hijo (Gerardo Taracena).

Don Plutarco se dedica a tocar el violín en las calles junto a su nieto, a pesar de no tener la mano derecha. Si algo atrapa desde el primer momento, es la naturalidad de Ángel Tavira para encarnar a su personaje, trabajo que le mereció el premio Un Certain Regard a la Mejor Actuación en Cannes. Su rostro será en muchos sentidos el hilo conductor/dramático de la película, cuya fotografía no huye de la influencia del más clásico Gabriel Figueroa y su famoso preciosismo, en su manera de retratar los paisajes rurales mexicanos.

Del guión, escrito por el mismo Vargas, es destacable también cómo transforma al que pudo ser un típico soldado duro y frío, en un personaje interesante. Me refiero al que simplemente conoceremos como el Capitán (Dagoberto Gama, notable), quien quitará a Plutarco su violín para así poder pedirle que vuelva a visitarlo y tocar un poco de música. El físico de Ángel Távira vuelve a ser importante para el buen desarrollo dramático del relato. Su frágil e indefensa figura, su rostro lastimado por el tiempo y sus ojos entristecidos, ayudan a que quedemos enganchados en el suspenso por saber el destino de él y su violín.

Tal vez El Violín vuelva a insistir en los habituales ambientes rurales del más clásico cine mexicano de su llamada “Época de Oro”, pero resulta inusual la carga política que ha dejado caer en este escenario, con tal sensibilidad y maestría visual.

++ Guillermo del Toro dio su apoyo incondicional al filme desde su primera proyección en el Festival de Cine de Guadalajara 2006, admirando sobretodo su magistral uso del sonido.
++ La película surgió de un cortometraje homónimo de Vargas, en el que también actuaba Ángel Tavira.

lunes, 23 de julio de 2007

CATCH A FIRE * * * 1/2


En las notables actuaciones de En Nombre del Honor (Catch a Fire, Francia-Reino Unido-Sudáfrica-E.U., 2006) se encuentra su mayor atractivo. No hay duda de que el realizador australiano Phillip Noyce, sabe encontrar en sus actores la vena más dura o aquella más dramática, extraerla de su mirada, de sus rostros, en esta historia ambientada a principios de los 1980, durante el Apartheid en Sudáfrica.


La trama narrada en Catch a Fire, es a primera vista una especie de reelaboración del relato contado por Noyce en Rabbit-Proof Fence (2002), en la que Kenneth Branagh encarnaba a un funcionario del gobierno australiano, en persecución de tres chiquillas aborígenes, que habían escapado de ser explotadas en un internado para niñas. Tim Robbins es como el Branagh de aquella película, un detective de policía del régimen dictatorial blanco, dedicado a buscar, arrestar y torturar a todos aquellos nativos sospechosos de ser comunistas y terroristas.

El perseguido será Patrick Chamusso (Derek Luke, magnífico), originario de Mozambique, un humilde obrero en la planta de petróleo de Johannesburgo y entrenador de un equipo de fútbol infantil, el cual será arrestado bajo sospecha de haber participado en un atentado a la planta. Sin embargo, cuando su esposa también sea torturada y encarcelada por el detective Nic Vos (Robbins), Patrick se enfilará, una vez liberado, en las huestes terroristas, para luchar en contra de las fuerzas opresoras que lastimaron a su esposa, y por ende, dieron muerte a muchas más personas.

Patrick Chamusso realmente existió, y cuando todo parecía una historia ficticia, el verdadero Chamusso dará constancia, en una entrevista final, de seguir vivo. De ver al Chamusso real, uno cae en la cuenta que tal vez un más joven Forrest Withaker hubiera sido perfecto para el papel. Pero Derek Luke, así como Tim Robbins, están excelentes en sus personajes, logrando un buen acento sudafricano, sin jamás notarse la diferencia con el resto del elenco originario de Sudáfrica.

El guión, escrito por Shawn Slovo, se cuida mucho de ofrecer una visión a favor del terrorismo o justificarlo. En Catch a Fire, más allá de un propósito político, vemos cómo la violencia irrumpe de golpe en el núcleo familiar. Ni el mismo Nic Vos o Chamusso, se salvan de ser afectados por esta violencia.

Es verdad, en el filme la figura de Chamusso será la de un héroe glorificado, que lo perdió todo por poner encima sus ideales, para luchar por un país que ni era el suyo. Será muy predecible y convencional el camino que seguiremos en el filme, pero es inevitable el no caer atrapados por la forma fascinante en que Noyce nos presenta a Chamusso.

DVD: SMOKIN' ACES * *

La Última Carta (Smokin’ Aces, Reino Unido-Francia-E.U., 2006), el más reciente filme del realizador y guionista Joe Carnahan (Blood. Guts, Bullets and Octane/1998, Narc/2002, etc.), cuya filmografía ha pasado prácticamente inadvertida tanto en México como en España, no está lejos de ser el mismo ejercicio de estilo a lo Tarantino y Guy Ritchie de siempre. Tanto Carnahan como otros directores que han seguido este camino, han pecado de dar más importancia a la puesta de imágenes y al ritmo frenético de sus películas, sin preocuparse mucho por narrar una historia en lo mínimo interesante.

Debo confesar que me agradaron las recientes Lucky Number Slevin (McGuigan, 2006) y Running Scared (Kramer, 2006), pero aquí los creadores demostraron preocupación por una buena construcción del relato y sus personajes, sin que por ello desmereciera el aspecto visual, dando por resultado filmes entretenidos y al mismo tiempo intrigantes. Nada de esto último sucede en La Última Carta, en donde Carnahan pisa los terrenos del churro palomero, sin que el filme llegue a ser el pasable thriller policiaco que prometía. Al principio, el director coloca con eficacia los cimientos de un relato moderno de policias contra gángters.

Desafortunadamente, todo se irá cayendo hacia la mitad, cuando Carnahan (también autor del guión) no sepa en lo absoluto qué hacer con la gran cantidad de personajes que nos presenta: un montón de criminales compitiendo entre sí por un sólo objetivo: asesinar a Buddy “Aces” Israel (Jeremy Piven), mafioso y popular mago-ilusionista de las Vegas, ya que se ha decidido a testificar contra varios mafiosos. Un trío de ex policias desorganizados (encabezados por Ben Affleck), un par de malhabladas matonas a sueldo (una de ellas la atractiva cantante Alicia Keys), un violento y ridículo grupo de neo nazis y un experto torturador español, competirán por ser los primeros en tener la cabeza de Buddy.

Los agentes del FBI, Richard (Ryan Reynolds) y Donald (Ray Liotta), quienes se encuentran siguiendo a Primo Sparazza, padre de Buddy, serán enviados por su jefe (Andy Garcia) para evitar que el ilusionista sea asesinado.


Carnahan nunca encuentra el tono deseado para su película. El supuesto humor negro no está muy logrado que digamos, y en realidad, no hay oportunidad de quedar enganchados con algún personaje, ni que alguno de los actores nos sorprenda con su trabajo. Carnahan no consigue aprovechar bien a sus numerosos personajes, por lo que no le quedará más remedio que enfrentarlos entre sí, en una batalla interminable de balazos y bombas al final de la cinta. El problema es que Smokin’ Aces no es más que eso, sin una buena historia, ni humor que salve un poco el asunto.

domingo, 22 de julio de 2007

EN CARTELERA: PATHFINDER * * 1/2

Los vikingos vuelven al cine en El Guía del Desfiladero (Pathfinder, E.U., 2007), representados en películas de antaño como Eric El Vikingo (Caiano, 1965) y su remake sueco (1985), dirigido por el ex Monty Python Terry Jones, con Tim Robbins en el papel principal.

En Pathfinder, dirigida por el germano Marcus Nispel, poco hay de nuevo en el retrato cinematográfico que se hace de los vikingos: temibles guerreros con hambre de conquista y experimentados navegantes nórdicos. Lo que sí cambia, es su representación de gigantescos y monstruosos guerreros de corte gótico, en un relato que rescata la nada descabellada hipótesis de que fueron los primeros europeos en pisar América, muchos siglos antes de Cristóbal Colón.

Sin embargo, la película no pretende tener el más mínimo cariz histórico, siendo más bien un efectivo filme de aventuras, que no sirve más que para pasar un rato viendo una historia no muy interesante y sin bases dramáticas fuertes, sobre el conflictivo choque de dos culturas.

La trama cuenta cómo el vikingo Fantasma (Karl Urban, el Eomer de “Las Dos Torres”), es adoptado de niño por una tribu de indios, dentro de la cual se criará hasta crecer y convertirse en un indio cara pálida. La película se transformará en una especie de versión violenta de Pocahontas, cuando la tribu de indios (¡Todos ellos hablando inglés!) se tenga que enfrentar contra un grupo de vikingos invasores (¡Todos, por el contrario, hablando noruego!), que no buscan otra cosa más que destruir y matar. Fantasma tendrá que huir al representar un peligro para su gente y su amada indígena (Moon Bloodgood), siendo a su vez perseguido por el enfurecido líder de los vikingos, quien lo considera un traidor a su gente.

La película tiene todo el atractivo visual de una antigua película fantástica, a lo Conan El Bárbaro (Milius, 1982). De hecho, parecerá que también estemos frente a un cómic de aventuras. Hay escenas de acción muy logradas, así como un diseño de producción en general notable. Pero frente a este buen tratamiento visual, se contraponen puntos flojos en el guión, con una historia que pudo haber estado mucho mejor por donde quiera que se le mire, ya sea en sus personajes flojos y poco interesantes, o en su nada original premisa. Es más, el dilema de Fantasma no es muy difícil de resolver ni para él ni para nosotros, ya que siempre sabemos con quienes prefiere estar, a pesar de que su sangre vikinga empiece a hervir en cierto momento clave de la película.

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