viernes, 30 de noviembre de 2007

CINE ANIMADO: BEE MOVIE * * *

Por alguna razón, los insectos siguen siendo los protagonistas principales de la mayoría de las producciones animadas de hoy en día. Bee Movie (E.U., 2007), la nueva película animada de la Dreamworks, es la más reciente demostración de este hecho: todavía hay mucho por ver en el género sobre el microuniverso de los insectos. En esta ocasión, es el mundo de las abejas, en una fábula que sigue guardando los mismos defectos de las películas animadas de la Dreamworks: tenemos una buena idea argumental, que falla por su poco cuidada y consistente trama.

El filme tiene un buen comienzo. Barry (voz de Jerry Seinfield, productor y coescritor de la cinta), es una abeja que luego de graduarse, descubre con mucha inconformidad que deberá seguir el mismo destino de todas sus demás compañeras: ser una abeja obrera y fabricar miel dentro del estandarizado sistema de producción del panal. Barry y su amigo Adam (voz de Matthew Broderick), se dan cuenta que las abejas “piloto” que salen a buscar polen, llevan una vida más excitante y, además, tienen más éxito con las hembras. Barry decidirá enlistarse en dicho cuerpo, a pesar de ser bajito y no tener el físico adecuado.

Sin embargo, en su primer salida al mundo exterior y aprender a polinizar flores, Barry acabará perdido, hasta que una guapa florista, Vanessa (voz de Renée Zellweger) lo salva de morir aplastado. Entre enamorado y agradecido, Barry inicia una amistad con Vanessa, una aventura que lo llevará a descubrir que los humanos son productores y consumidores de miel, a base de esclavizar en las granjas apícolas a las abejas, encerradas e intoxicadas por el humo de los apicultores. Indignado por el hecho, Barry dejará de lado su platónico amor por Vanesa, para iniciar un juicio contra los humanos en presencia de las abejas explotadas.

Dirigida por Steve Hickner y Simon J. Smith, Bee Movie no falla a la hora de ofrecer escenas espectaculares, como siempre en las películas de la Dreamworks (la escena del primer vuelo de Barry, su viaje por las calles en varios autos), además de funcionar como una aventura didáctica del universo de las abejas y la producción de miel. Aunque me parece que el filme (escrito por 4 guionistas) está sobrecargado de gags que no son del todo buenos (hay muchos durante el juicio que podrían haber quedado fuera) y varios personajes que no aportan nada, pensando los guionistas que nos harían reír mucho (cosa que no logran mucho), como Sting, Ray Liotta y hasta una versión de Larry King en forma de abeja.

Si en Ratatouille (Lasseter, 2007) vimos lo excelente que funcionó un argumento en el que un cocinero entabla una peculiar amistad con una rata aspirante a chef, sin necesidad de intercambiar una sola palabra, en Bee Movie esa misma premisa se intenta desarrollar sin éxito, ya que entre Vanessa y Barry nunca habrá una entrañable química, con todo y que incluso se hablan.

Pero bueno, tal vez estoy siendo demasiado exigente con un filme animado que al final se nota hecho para el puro y llano entretenimiento familiar, con una técnica de animación irreprochable y que goza de un buen trabajo de vocal, en especial de Jerry Seinfield, que hace que Barry nos caiga bien con naturalidad y sin mucho esfuerzo.

EN CARTELERA: VACANCY * * *

Por lo regular, nunca nos salvamos de algún filme de terror veraniego de fórmula. Vacancy (E.U., 2007) entra en esa categoría de películas que no tienen nada nuevo que ofrecernos, pero la gran habilidad y destreza con la que está realizada, le ayuda a sobresalir por encima de cualquier otro churro que se nos ponga enfrente. La película, dirigida por Nimród Antal (aquel realizador de origen húngaro responsable de Control/2003, cinta de humor negro filmada completamente en los andenes del metro de Hungría), sigue el estilo de las clásicas películas de “terror en la carretera” de los 1970-1980, con una pareja protagónica que no podría tener menos química, Luke Wilson y la bella actriz británica Kate Beckinsale. Sin embargo, esto ayuda en mucho a un filme que se irá poniendo predecible, ya que en realidad los dos encarnan a un matrimonio destruido, en camino a una reunión familiar nada más para hacer acto de presencia y poner sus mejores caras.

No es nada difícil adivinar el camino que irá tomando la historia, cuando veamos que el viaje por carretera de David (Wilson) y Amy (Beckinsale), se interrumpa cuando su coche se descomponga en medio de la noche y tengan que dirigirse al motel más cercano. El encargado (Frank Whaley, cual primo-hermano del Norman Bates de Psycho/Hitchcock/1960) les dará una habitación que no será más que una trampa, en la que quedarán atrapados cuando se den cuenta por unos vídeos que están a merced de unos aficionados a las grabaciones snuff (vídeos con violencia real y explícita).

La tarea de David y Amy será una: escapar de los asesinos, que no se detendrán hasta matarlos. Habrá muchas salidas posibles y seremos testigos, en este juego del gato y el ratón, de las metidas de pata que cometerán David y Amy en su desesperado intento de huir. Los errores -y uno que otro acierto- de ambos, serán el ingrediente principal, que imprimirán verdadera emoción y adrenalina a una trama por demás elemental.

Lo curioso, es que contra todo pronóstico el filme acaba siendo muy entretenido como para pasar un buen rato. Tanto Wilson como Beckinsale tienen un buen desempeño desde el primer minuto. Los dos resultan muy creíbles como la pareja que no puede verse ni en pintura. Habrá que reconocer que, si bien el guión no es nada del otro mundo, el trabajo de Antal como director es sorprendente, al saber conseguir momentos lo bastante intrigantes como para mantenernos fijos en la butaca, todo apoyado en una buena dirección de sus actores.

DVD: BREVES EN DVD


Walk on Water (2004) de Eytan Fox * * *
Eyal (Lior Ashkenazi) es un espía del Mossad, cuya esposa se acaba de suicidar y para colmo le asignan una misión que toma a regañadientes, por no encontrarle mucho sentido: encontrar a un anciano ex nazi para matarlo. Haciéndose pasar por guía de turistas, Eyal trabará amistad con el nieto del anciano, para averiguar si continúa vivo. En este thriller no habrá acción frenética, sino que se centrará en el ajuste de cuentas emocional y existencial de un hombre a punto de reencontrarse con su lado humano.


Non ti Muovere (2004) de Sergio Castellito * * 1/2
Después de un interesante inicio, esta cinta caerá en el chantaje emocional, en una resolución nada satisfactoria. Timoteo (Castellito), es un médico que inicia una aventura romántica con una atractiva chica, Italia (Penélope Cruz en una buena actuación), inmigrante que vive en la pobreza, luego de violarla cuando esta lo ayuda al descomponérsele el coche en la carretera. El hombre lleva un matrimonio infeliz con su esposa, que se agrava cuando su hija adolescente queda en coma al accidentarse en moto.


In my Country (2004) de John Boorman. * * 1/2
Basada en la novela de Antjie Krog, esta es la historia de una idealista mujer afrikaneer, Anna (Juliette Binoche), que se encuentra cubriendo para la estación de radio local los juicios sumarios hacia los responsables de las torturas y desapariciones durante el llamado Apartheid, en Sudáfrica, en contra de la población negra. Su encuentro con un periodista afroamericano (Samuel L. Jackson), le abrirán los ojos hacia la realidad. Un buen tema que se queda a la mitad, al transformarse en un previsible melodrama romántico.


Edison Force (2005) de David J. Burke. * * 1/2
La nueva y eficiente corporación policiaca Edison comienza a enfrentar casos de corrupción, cuando dos policias (LL Cool J y Dillan McDermoth) se vean envueltos en el asesinato de un traficante de drogas. Un aspirante a periodista (Justin Timberlake) se contagiará del idealismo de su jefe (Morgan Freeman), para tratar de investigar el caso a fondo y lograr su primera gran historia. Un thriller convencional y predecible aunque entretenido, sostenido por la presencia adicional de Kevin Spacey.

DVD: BREVES EN DVD











A Home at the End of the World (2001) de Michael Mayer. * *
Bobby (Colin Farrell) es adoptado de niño por la familia de su mejor amigo, Jonathan (Dallas Robertson), al quedarse sólo por la muerte de sus padres. Ambos inician una relación homosexual, interrumpida por una larga separación. Ambos se reencuentran años después, Jonathan viviendo con una estrafalaria chica (Robin Whright Penn), mientras Bobby llegará para alterar emocionalmente la vida de ambos. A pesar del carisma de su reparto, decepciona el débil argumento y su timidez para tratar el tema del SIDA.











A Love Song for Bobby Long (2004) de Shainee Gabel. * * 1/2
Tres destinos se juntan en este relato sobre la expiación de frustraciones y fantasmas del pasado. Pursy (Scarlett Johanson), una chica que lleva una vida sin rumbo, regresa a Nueva Orleáns al funeral de su madre. Para colmo, encuentra la casa de su madre ocupada por Bobby (John Travolta), maestro de literatura alcohólico, y un joven escritor frustrado (Gabriel Macht). La experiencia de vivir bajo el mismo techo, servirá para que estas tres almas perdidas encuentren el sentido de sus vidas.











De Zaak Alzheimer (2003) de Erik Van Looy. * * * *
Intrigante thriller belga, mezcla de Memento (Christopher Nolan, 2000) y The Professional (Luc Besson, 1994) . La historia gira en torno a un avejentado asesino a sueldo, Angelo Ledda (Jan Decleir), que sufre de Alzheimer y tiene que escribirse en la piel notas para no olvidar los datos de sus encargos. Sus problemas comienzan cuando le mandan asesinar a una niña de 12 años que era prostituída por su padre, debido a que se negará a hacerlo, por lo cual empezará a matar a los involucrados en este encargo, mientras es perseguido por un par de policias.


DVD: PROMISES * * * *

El mexicano Carlos Bolado, el estadounidense de origen judío B.Z. Goldberg y la sudafricana Justine Shapiro, hicieron posible un proyecto ambicioso, que tiene como tema principal el conflicto árabe-israelí, Promises (Estados Unidos 2001), documental conformado por material recopilado a lo largo de más de 5 años de trabajo, con entrevistas realizadas a varios niños israelíes y palestinos.

Goldberg ha apostado por el punto de vista de este grupo de niños, como testigos de los hechos violentos y conflictos bélico-políticos en la franja de Gaza. Para los tres realizadores, en los niños podría estar la esperanza de una solución a esta batalla campal, que parece no tener fin. La serie de entrevistas, muestran unos niños realmente preocupados por su cultura, sus tradiciones y su futuro. Los problemas que tienen en su entorno, ha creado en ellos una personalidad asombrosamente politizada, con una inteligencia que brilla por encima de su aparente inocencia.

Bolado, Goldberg y Justine Shapiro (ex conductora del programa documental The Lonely Planet), co-dirigen este documental que logra transmitir frescura y espontaneidad, con un magnífico trabajo de edición en manos del propio Bolado. 200 horas de material quedaron bien sintetizadas, en una película que nos lleva por un recorrido exploratorio, buscando testimonios que fueron evolucionando con el paso de los años, conforme los niños protagonistas crecieron. Lo mismo vemos a un niño palestino, aficionado al deporte y con el doloroso recuerdo de haber visto a su amigo morir en medio de un tiroteo en su barrio, como a unos hermanos gemelos, jugadores de voleyball, más parciales respecto al conflicto y deseosos de poder convivir, por primera vez en su vida, con niños palestinos.

Quien realiza las entrevistas y convive con los niños es el mismo Goldberg, el cual se ganó su simpatía y consiguió reunir a los niños de ambos pueblos. Lo impresionante es ver cómo algunos de estos niños serán inflexibles en sus posiciones ideológicas, y se rehúsan siquiera a mirar a la cara a otro niño, sea este palestino o israelí. La ortodoxia con la que son educados varios niños judíos, hace que no cambien su postura negativa frente a los niños palestinos . Por el lado palestino, por ejemplo, vemos la arrogancia e intolerancia de un pequeño niño palestino, que considera a los judíos como los culpables de todos los males y sufrimiento de su pueblo.

Promises ofrece el retrato de un conflicto que va más allá de ser una simple pelea política y territorial. El conflicto árabe-israelí, en voz de estos niños, deja entrever también problemas de intolerancia racial, religiosa y social, vamos, tenemos un conflicto político-cultural-social a fin de cuentas. La escena en que la que un niño palestino se acerca a otro judío, que está siendo entrevistado, para comenzar una "batalla" de eructos, además de su comicidad, puede ser vista como una especie de burla crítica sobre lo absurdo de la guerra que mantienen ambos bandos, con un alto número de víctimas hasta la fecha.

Cinco años más tarde, sorprende ver cómo los chicos entrevistados tiempo atrás, al inicio del documental, junto a su evidente cambio físico, también evidencian uno mental, en sus juicios y forma de pensar, invadidos algunos de ellos por cierto pesimismo sobre la violencia, que seguirá pase lo que pase. Promises queda así como un valioso documento sobre el pensamiento infantil de un siglo XXI incipiente, acerca de la guerra, la paz, la fraternidad y la amistad, demostrando que esta última es la que sobrevive al final.

jueves, 29 de noviembre de 2007

CINE ANIMADO: MEET THE ROBINSONS * * * 1/2

Mientras veía Meet The Robinsons (E.U., 2006), no podía dejar de felicitar por dentro a la Disney por haber acertado en su segundo largometraje animado en 3D, luego del tropiezo cometido en el anterior, Chicken Little (Mark Dindal, 2005), realizado con la Walt Disney Feature Animation, su productora especializada. Meet the Robinsons no será completamente perfecta, ni muy original que digamos, pero lo importante en la película es una auténtica preocupación de la Disney por contar una historia interesante, conmovedora, cuidando a sus personajes y el guión, teniendo como fondo una magnífica técnica de animación, que ya sería de extrañar que esto último no fuera uno de los puntos fuertes del filme.

Meet the Robinsons es un relato que inicia como una versión moderna del Oliver Twist de Charles Dickens, para ir teniendo giros en su trama que la convertirán en un sensible homenaje a los raros, los excéntricos, los inadaptados, los nerds e inventores, que apuestan por lo diferente y sueñan con dejar su huella en el mundo, sin importar que en el camino pongan en peligro la integridad de quienes les rodean.

Lewis (voces de Daniel Hansen y Jordan Fry), es un niño huérfano rubio y de gafas enormes, abandonado en la puerta de un orfanato por su madre siendo un bebé. El chico es una suerte de geniecito incomprendido, ya que pasa el tiempo pensando e inventando artefactos extraños, que al final acaban descompuestos y sin servir para otra cosa que para hacer pasar un mal rato a los infortunados que estén cerca. Lewis es compañero de cuarto de un adormilado y triste niño aficionado al baseball, Goob (voz de Matthew Josten), y entre sus sueños está el encontrar una familia que lo quiera adoptar, cosa en la que no ha tenido éxito, ya que los padres que llegan al orfanato buscan un niño más normal, que guste de jugar y hacer cosas normales.

Pero la ilusión más fuerte de Lewis es poder conocer a su madre, y su vida tendrá un giro cuando, luego de una participación frustrada en un concurso científico, conozca a un extraño niño, Wilbur Robinson (voz de Wesley Singerman), quien afirma venir del futuro para prevenir a Lewis de cuidar su importante invento, una máquina capaz de hacer ver los recuerdos de la gente, de un villano de bigote afrancesado (Stephen J. Anderson), que amenaza con frustrarlo y destruirlo, teniendo que huir al futuro donde conocerá a la excéntrica familia Robinson.

Dirigida por el mismo Stephen J. Anderson, decía antes que la película no se lleva el premio a la originalidad, en el guión escrito por Anderson, Michael Bochner y siete guionistas más, adaptando el libro “A Day with Wilbur Robinson”. Todo el asunto futurista y de viajes forzosos en el tiempo, recuerda de inmediato a Back to the Future (Robert Zemeckis, 1985) y secuela, además de que a la trama le sobran personajes, que no tienen un papel relevante más que adornar un poco el cuadro familiar de los Robinsons. Incluso, hay un robot al que le tocan las obligadas escena chuscas, que se nota copiado del protagonista de Robots (Wedge-Saldanha, 2005). Si acaso, me pareció interesante el personaje del abuelo, Wilbur, por supuesto, y esa banda de ranas jazzeras con su vocalista inspirado en Frank Sinatra resultan muy simpáticas.

Con todo y sus defectos, Meet the Robinsons termina funcionando sin muchos problemas, más en su conmovedor retrato de Lewis como niño de mente inquieta, en búsqueda de su pasado y de su felicidad presente, que en la surrealista visión del futuro, que siento no acaba de tomar forma del todo.

DVD: POSSESSION * * *

En el sexto largometraje del cineasta Neil LaBute, Possession (E.U., 2002), la propuesta narrativa del director es yuxtaponer dos tramas distintas y casi independientes entre sí. Una de ellas, queda opacada y fuera de lugar por la otra, mucho más interesante, teniendo unas cartas escritas por un poeta del siglo XIX, como el objeto que unirá ambas historias. Roland Michell (Aaron Eckhart), un estudiante estadounidense de literatura inglesa, lleva a cabo una investigación en la Londres actual, sobre un poeta victoriano del siglo XIX, Randolph Henry Ash (Jeremy Northam), entusiasta investigador también de Biología y Botánica. Buscando datos en una biblioteca, Michell se topará con unas cartas de Henry Ash, que tratan sobre su encuentro en una fiesta con Christable LaMotte (Jennifer Ehle), también poetisa, donde él deja ver que está dispuesto a iniciar una relación amorosa con ella.

Entusiasmado por el hallazgo, Michell se pondrá en contacto con Maud (Gwyneth Paltrow), investigadora británica especialista en la obra de Ash y LaMotte, para iniciar juntos una investigación y poder saber qué fue lo que sucedió con estos escritores. Conforme sus indagaciones van progresando, Michell y Bailey irán involucrándose profundamente en la vida de Ash y LaMotte, al grado de dejarse "posesionar" por su idilio decimonónico, con el riesgo de acabar contagiados por esa misma pasión romántica y.....bueno, sucederá lo que tenga que suceder.

En efecto, la cosa suena de lo más predecible en esta película de LaBute, basada en la novela de A.S. Byatt, aunque tiene algunos puntos a favor. La película nunca aburre a pesar de lo convencional de su relato. Los hallazgo del par de investigadores van moviendo bien la historia: la carta misteriosa de Ash, el misterio que rodea su romance con LaBotte -según se dice, Henry Ash era sumamente fiel a su esposa-, su relación por correspondencia que se fue perdiendo con el paso de los años, etc. Desafortunadamente, la idea de yuxtaponer dos tramas en una sola línea narrativa, es algo que no funciona del todo en el filme, debido a que una de ellas (la de Henry Ash y Christable LaMotte) opaca a la otra (la de Michell y Maud); una se va perdiendo mientras la primera nos va interesando cada vez más. La historia romántica de Ash y LaMotte resulta mucho más atractiva, interesante y compleja, que la pálida y, en muchas ocasiones, estorbosa trama de Michell y Bailey.

Incluso en cuestiones histriónicas compiten las dos parejas protagónicas, sucumbiendo los estadounidenses frente a los británicos (Jennifer Ehle es una actriz muy socorrida por su físico para personajes de esta época). Una buena ambientación, vestuario de primera, impecable dirección artística y una cálida fotografía, son otros aspectos que ayudan a sobresalir a la trama antigua y su tortuoso romance.

El desenlace de la película tiene una vuelta de tuerca que se va telegrafiando momentos atrás, con ese hallazgo que tendrá Maud en la antigua residencia. Lo más molesto de todo al final, es esa sensación que nos queda de haber querido ver una película dedicada sólo a la trama victoriana, permitiendo que se desarrollara mejor con todo su misterio y buen desenlace. LaBute supo mantener un buen equilibrio narrativo entre ambas épocas y dirigir bien a buena parte de sus actores, en este experimento que nos recuerda de inmediato a Somewhere in Time (Jeannot Szwarc, 1980), protagonizada por el ex Superman Christopher Reeve, donde además de tener una historia romántica de época, sus dos tramas paralelas estaban enlazadas en su conclusión.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

CINESPAÑA: PELICULAS PARA NO DORMIR: ADIVINA QUIEN SOY * *

Dentro de la serie de películas de horror y suspenso paranormal, Películas para no Dormir, creo que de las menos logradas es Adivina quien Soy (España, 2006), del realizador Enrique Urbizu, un burdo intento de homenajear a varios monstruos clásicos del cine de terror, entre ellos Nosferatu, quien hiciera su aparición en el filme mudo homónimo dirigido por F.W. Murnau, en 1924, adaptación muy libre del Drácula de Bram Stoker.

Adivina quien Soy tiene una historia sin mucha sustancia y con poco interés, que tiene como protagonista a Estrella (Nerea Inchausti), una niña aficionada a los filmes y libros de monstruos, que vive sola con su madre (Goya Toledo), enfermera en un hospital. Estrella lleva una vida normal, entre cumplir con sus deberes escolares y pasar el tiempo no con amigos, sino viendo películas de monstruos. En la calle, la chica tiene un amigo aparentemente imaginario, al que llama “Vampiro”(Eduardo Farelo), un tipo que anda en motocicleta, vestido de piel, rapado y su apodo se debe al gran parecido que tiene con Nosferatu, mientras pasa noches difíciles ya que se imagina a un asesino tipo Leatherface (del clásico de horror slacher Texas Chain Saw Masacre/1974) entrando a su habitación para tratar de hacerle daño.

A la mamá le inquietará sobremanera que Estrella pase todo el día pensando en monstruos y conviviendo con seres imaginarios, por lo que su relación se irá haciendo difícil, entre discusiones y peleas, circunstancias que provocan que empiecen a salir secretos del pasado de la madre de Estrella, que nos llevarán a pensar que “Vampiro” (suerte de “ángel guardián” de la niña), sea más real de lo que parece.

Lo mejor de Adivina quien Soy, escrita por el mismo Urbizu y Jorge Arenillas, está en su última parte, cuando vemos cómo esta fantasía infantil, de una niña que sueña con monstruos y no con muñecas, estuvo adormilada durante toda la primera hora, aburrida, plana y que parece no llevarnos a nada. Goya Toledo interpreta muy bien su papel de madre con secretos ocultos, Nerea Inchausti está igualmente muy bien en su actuación, mientras el cinefotógrafo Unax Mendía sabe crear ambientes opresivos en su buen trabajo. Si algo no me convenció nunca en la película, es que todo el asunto del “Vampiro” imaginario se siente más como un distractor, ya que tarda en tomar forma y nunca es lo suficientemente interesante como para ser la base de la historia.

martes, 27 de noviembre de 2007

CINESPAÑA: AMOR IDIOTA * *

De algo está seguro el protagonista de Amor Idiota (España, 2004), Pére-Lluc (Santi Millán), y es que, según él, es un idiota, porque siempre ha hecho, pensado y dicho cosas idiotas. Lo peor, es que Pére parece sentirse algo cómodo con esta condición, ya que a lo largo de todo el filme lo vemos actuar impulsiva y alocadamente con conocimiento de causa, en su propósito de conquistar a una vulgarzona mujer casada, Sandra (Cayetana Guillén Cuervo), dueña, junto a su marido, de una empresa dedicada a gestionar, imprimir y colocar anuncios en los postes de las calles de Barcelona.

El décimo sexto largometraje del realizador catalán Ventura Pons, de los pocos directores catalanes que filman sus cintas totalmente (o casi) en catalán, fue un fracaso de crítica en España, y no es para menos. La película, adaptación de la novela homónima de Lluís Anton Baulenas, es una grisácea, verborreica, monótona y desencantada historia de amor fou (es decir, amor loco), fallida por donde quiera que se le vea, a pesar de las esforzadas actuaciones de Santi Millán y la siempre efectiva Cayetana Guillén Cuervo.

Pére-Lluc es un patético y pobrediablezco treintañero, que trabaja impartiendo cursos en el gobierno, y que se encuentra pasando por una etapa difícil, debido a que uno de sus mejores amigos, quien vive en Buenos Aires, ha muerto. En el cumpleaños de su padrino, Pére protagoniza ebrio una vergonzosa escena de pésimo gusto (¿Cuál es la justificación para mostrarnos, en un estricto primer plano, el pene del personaje puesto encima de un plato de comida?), para ser regañado luego por su mejor amiga, Jordina (Mercé Pons). Pére conocerá esa misma noche a Sandra, mientras esta coloca anuncios en la calle, de la cual quedará prendado, y su estrategia para llamar su atención y conquistarla será seguirla para todos lados, observarla de lejos colocar anuncios, espiarla fuera de su casa, abordarla en bares, en resumen, no dejarla ni a sol ni a sombra, en una obsesión que irá creciendo hasta que ella empiece a ceder y sentir cierta simpatía por Pére, y de ahí seguir a lo inevitable: iniciar una aventura amorosa, basada en el sexo.

En efecto, durante un tercio y poco más de la película, no veremos más que a Pére y a Sandra tener sexo, sexo y....más sexo, en los lugares más insólitos (¡Ese manoseo en el bar, o esas escenas de sexo en pasillos y escaleras de edificios! ¡Por favor!). El asunto, además de inverosímil, es más bien rutinario.

Aparte del rutinario sexo que sostiene la hueca relación de Pére y Sandra, la narración en off de Pére acaba siendo muy cansada, llena de frases que jamás nos creemos que puedan ser dichas, pensadas o escritas por este personaje. Nunca pude creerme el hecho de que, mientras el Pére narrador está diciendo en off unas líneas tan profundamente “filosóficas” y “poéticas”, el Pére que vemos en pantalla es un tipo que trabajosamente puede decirle algo a Sandra, o expresar un sentimiento por su amigo fallecido.

La historia no nos dice ni revela nada nuevo sobre el amor: es loco, apasionado, irracional e impulsivo. Y que Ventura Pons nos lo trate de decir a través de unos personajes fallidos como Sandra y Pére, no ayuda mucho ni con ese happy-end tan poco creíble.

EL HOLLYWOOD DE AYER: 3:10 TO YUMA * * * * *

Hay un momento, en la eterna hora que tienen que pasar juntos el enojado ganadero Dan Evans (magnífico Van Heflin) y su prisionero, el líder de la banda de ladrones Ben Wade (Glenn Ford soberbio), dentro del cuarto de hotel que servirá de prisión temporal para el bandido, en la que Wade llega a entender (y de alguna manera compadecer) al también padre de familia Evans, luego de haberle causado pérdidas monetarias al “tomarle prestadas” una buena cantidad de cabezas de ganado, para obstruirle el paso a la diligencia cargada de oro que asaltó junto a sus secuaces, incluidos un par de caballos para escapar.

La historia de redención narrada en 3:10 to Yuma (E.U., 1957), es quizá una de las más famosas dentro del género western (de mis favoritos), en la que el humilde granjero y ganadero encarnado por Van Heflin, harto de tantas injusticias, robos y crímenes, agobiado por la frustración y una temporada de sequía que amenaza con dejar sin alimento a todo su ganado y llevarlo a la ruina, decide echarse encima el deber y responsabilidad de custodiar a Ben Wade, ayudado por un grupo de hombres encabezados por el alguacil, para subirlo a un tren que lo llevará hasta Yuma (pequeño poblado cerca de la frontera con México) y ser colgado.

Dirigida por Delmer Daves, teniendo como leiv-motiv musical toda la película el tema cantado por Frankie Laine, 3:10 to Yuma es un relato originalmente escrito por Elmore Leonard, que llevaba como premisa argumental la posibilidad de que un villano, sarcástico y sanguinario, pudiera enderezar su camino y tener un poco de humanidad, por la impresión que le causa el gran sentido de justicia de Dan, al tiempo que es conmovido por el cálido núcleo familiar que encabeza como patriarca de una familia, formada por dos hijos y una preocupada esposa (Leora Dana).

A primera vista, la película parece un comercial y entretenido western de fin de semana, pero en realidad, tenía algunas audacias en su guión como ese encuentro sexual sugerido entre Wade y la atractiva cantinera (Felicia Farr), o la violencia de varias escenas, como la del asalto, en donde queda perfectamente descrito el personaje de Wade al mostrarlo como un frío y despiadado ser, capaz incluso de sacrificar a sangre fría a uno de sus compañeros con tal de que su robo no se frustrara, el hombre que era colgado del candelabro del hotel o el enfrentamiento final.

La dupla actoral formada por Glenn Ford y Van Heflyn (este último, junto a Ford, un prolífico actor de westerns, como Tomahawk/1951, Shane/1953, etc.) es sencillamente genial, de las mejores y más memorables en el género. Ford resulta en verdad inquietante en su papel de villano, de los pocos que hizo en los numerosos westerns que protagonizó, mientras que la fuerza interpretativa de Heflyn quedaba patente desde el inicio, con un personaje nunca dispuesto a doblegarse ante las manipuladoras tentaciones de Wade, encarnando el ideal del héroe incorruptible y honorable.

CINE ANIMADO: TOY STORY 2 * * * * *

Era inevitable que tras el éxito de Toy Story (John Lasseter, 1995), la Pixar-Disney decidiera producir la secuela, Toy Story 2 (E.U., 1999) en la que pudieran continuar las aventuras del grupo de juguetes encabezados por el vaquerito Woody (voz de Tom Hanks), convertido ahora en el mejor amigo de Buzz Lightyear (voz de Tim Allen). Como pocas veces sucede en la mayoría de las secuelas, esta segunda parte de Toy Story es casi tan buena como su antecesora. En esta ocasión, la preocupación de sus realizadores, entre los que repitió John Lasseter en colaboración con Ash Brannon y Lee Unkrich, ha sido ofrecer un filme con más acción, humor y aventuras, sin abandonar del todo la premisa sobre el valor y amor de los niños hacia sus juguetes.

Resulta que ahora quien está en peligro es Woody, debido a que ha sido robado por un ambicioso coleccionista en una venta de garage, que la mamá de Andy organizó y a donde fue a caer el vaquero por equivocación. Ni tardos ni perezosos, Buzz y los demás juguetes se organizarán para ir al rescate de Woody, antes de que el coleccionista lo venda para una exhibición en Japón.

Woody descubrirá algo muy parecido a lo que enfrentó Buzz en la primera película: no es el único de su tipo, ya que en los años 1950-1960 fue un popular juguete que incluso tenía un programa infantil por televisión. Además, existió una especie de “woodymania”, con una enorme variedad de productos con su imagen, incluyendo un par de compañeros, una niña vaquera, Jessie (voz de Joan Cusack) y un anciano minero, Pete (voz de Kelsey Grammer). El coleccionista es un fanático de todo lo relacionado con el vaquero Woody, y nuestro protagonista luego de conocer la historia de Jessie como la antigua muñeca de una niña, y enfrentarse a la material filosofía de Pete, se debatirá entre volver a la casa de Andy con sus amigos o quedarse con Jessie y Pete y ayudarlos a no ser guardados en cajas de nuevo.

La película es tan entretenida como la primera parte, y en cuanto a la técnica de animación se notan los avances que hubo entre una y otra, en escenas estupendas como la del recorrido de Buzz dentro de la juguetería en un coche de cuerda, aquella del almacén de maletas en el aeropuerto, la del elevador a gran velocidad, y como agregado tenemos una variedad de Barbies con elaborados y complejos bailes a go-go. Las dos líneas argumentales: la de la juguetería, con Buzz teniendo dificultades con su propio villano, el Emperador Zurg, y otro Buzz Lightyear con el mismo delirio de grandeza que él tenía en la primer película, y la trama de Woody atrapado con Pete y Jessie, son manejadas con mucha habilidad por Lasseter y sus guionistas, incluyendo esa pequeña secuencia en flash-back sobre la historia de Jessie, junto a una niña a la que le pasó lo que a todos los niños: creció.

Aquel es el verdadero trasfondo de la historia de Toy Story 2, el inevitable proceso de crecimiento, de envejecimiento, por el que hasta un juguete tiene que pasar (esa parte en la que Woody se somete a un proceso de restauración por un ancianito, es muy sugerente al respecto). Pete se lo hará ver a Woody para que piense en su futuro: Andy tendrá que crecer, madurar, dejar de ser niño y lo abandonará algún día. El gran dilema será ¿Qué desea Woody para su futuro? ¿Algo como una “vida eterna” al convertirse en objeto de culto y exhibición, o la posibilidad de ser desechado en la basura por su entrañable dueño?

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