jueves, 7 de marzo de 2013

ARGO * * * *

ARGO-F...KYOURSELF. Alan Arkin y Ben Affleck.

Argo (2012) es un buen thriller, genial e inteligente, dirigido con maestría. Aun así, no me pareció un filme oscarizable o ganador del premio a Mejor Película. Es un filme magníficamente ambientado, y merecia nominaciones y premios más técnicos, como para su diseño de producción, vestuario, etc. La película es otro logro del Ben Affleck realizador, rescatando un acontecimiento que sacudió a los medios a finales de los 1970: la toma de la Embajada de Estados Unidos en Irán, por un grupo de gente enardecida que reclamaba la entrega del Sha, refugiado político en Norteamerica. Seis empleados de la embajada lograron escapar y refugiarse en la embajada canadiense, detonando con ello una operación de rescate ideada por un agente de la CIA. 

De no estar el filme basado en hechos reales, dicha operación parecería materia prima para una sátira política. Nuestro agente, Tony Mendez (Ben Affleck con melena), taciturno y poco expresivo, en cuyo libro está basado el filme, planea algo descabellado y por lo que nadie apostaría un centavo. La idea es montar la producción falsa de una película de ciencia ficción serie B, titulada precisamente "Argo". Mendez, con la ayuda de dos productores (John Goodman y Alan Arkin, magníficos), planea un despliegue  mediático (conferencias de prensa, planeación de medios, artículos en revistas), además de castings, un poster, ensayos, story boards y, el punto principal, buscar locaciones en el medio oriente. Todo parecerá como  el remake barato de Star Wars, al cual se dedican guiños nostálgicos en el cuarto del hijo de Mendez. El mismo Affleck parece estarse viendo a sí mismo, recreando su infancia en aquellos años. 

En ese sentido, la película es también un suspiro nostálgico a una era donde se produjo el mejor cine moderno; el que vio nacer sagas de ciencia ficción exitosas (Alien, Star Wars, la serie televisiva Battle Star Galactica). Posters de cine tienen una presencia constante en el filme, adornando el fondo de varias escenas, tan sólo pequeños fragmentos que nada más un verdadero cinéfilo podría identificar. Estos detalles no son en lo absoluto distractores; forman parte de la gran labor de Affleck de sumergirnos y trasladarnos a principios de los 1980s. Otra cosa que consigue es darle a la película un sabor   documental sumamente efectivo. 

George Clooney es uno de los productores, y quizás gracias a esa influencia la película consigue ser un thriller político bien construido, siendo al mismo tiempo un entretenimiento que funciona en casi todos los niveles. El suspenso final está montado magistralmente. Al reparto no le rechina nada. John Goodman y Alan Arkin se roban el filme con one-liners únicos: "Si voy a producir una película falsa, tiene que ser una película falsa exitosa", dice Arkin.

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