jueves, 10 de diciembre de 2020

ONE NIGHT IN MIAMI

LA NOCHE QUE DEFINIÓ EL RUMBO DE MUHAMMAD ALI
Y SAM COOKE.

Sólo en sueños hubiera podido darse algo como lo reflejado en One Night in Miami, el encuentro ficticio de cuatro figuras icónicas de los 1960: el boxeador Cassius Clay (Eli Goree), el activista por la defensa de los derechos civiles Malcolm X (Kingsley Ben-Adir), el cantante Sam Cooke (Leslie Odom Jr.) y el futbolista Jimmy Brown (Aldis Hodge). Como el título indica, durante una noche en Miami tal vez no ocurrirá mucho, pero si se dirá bastante entre todos ellos. Debut en la dirección de la actriz Regina King, no es de extrañar que el punto fuerte de la película sean las actuaciones, todas ellas, por cierto, estupendas. One Night in Miami quizás no sea un filme apropiado para aquellos que busquen una película con más acción, no tan dialogada, y con seguridad, menos teatral. 

El centro de toda la acción (por decirlo de alguna forma), será la decisión de Clay de convertirse al islamismo, apadrinado por Malcolm X. Es 1964, y Clay acaba de triunfar en una pelea contra Sonny Liston. Por su parte, Sam Cooke se encuentra en primer lugar de ventas, con fama y éxito; mientras, Jimmy Brown debe tomar una decisión igualmente crucial. Cuando todos queden encerrados en un cuarto de hotel en Miami, reunidos para celebrar el triunfo de Clay, y custodiados por los guardaespaldas de Malcolm X, en este lugar prácticamente la tierra temblará y los ánimos se encenderán. Entre una plática y otra, Clay, ocultándose de los reporteros, empezará a tener dudas respecto a su decisión de cambiar de religión y, como todos sabemos, cambiar su nombre por Muhammad Ali. Mientras, Malcolm X, el cual toma el lugar de líder ideológico-político del grupo, pondrá en cuestión la carrera de Cooke, al reprocharle que sus últimas canciones no son más que melodías cursis, con letras vacías y melosas, en lugar de hablar de algo más importante, como lo es la lucha de sus hermanos negros contra la segregación y el racismo. Además, le recomienda que debería seguir el ejemplo de cierto joven cantante "folk" blanco, cuya música tiene algo más que decir al respecto (dejo al espectador descubrir a quién se refiere Malcolm X). En tanto, Brown será más un testigo, no muy silencioso, de todo este enfrentamiento verbal e intelectual entre todos los presentes, ante el nerviosismo de los guardaespaldas, plantados afuera del cuarto.

A pesar de lo claustrofóbico y algo inactivo que llega a sentirse este encierro de los cuatro personajes en el hotel, el logro de Regina King es su capacidad para transmitir fuerza y emoción, gracias especialmente a los diálogos y a las estupendas actuaciones. Puede ser que se sienta muy teatral, pero el filme de King tiene mucho que decir (ella misma una activista en la vida real) sobre la lucha de los derechos civiles en los 1960, el racismo, y lo que significa ser un hombre negro en aquella década. Y también tiene algo que decir sobre la cultura, la música, y por qué no, el deporte (anticipa el hecho de que ciertos deportes tendrán mucho qué explotar de los deportistas negros en el futuro). One Night in Miami funciona más  como un despliegue lucidor de actuaciones y de diálogos fuertes, así como un intento de ser un sencillo retrato de época (y en plena época actual del Black Lives Matter, su estreno se siente más que apropiado y oportuno). Los fans de Muhammad Ali y de Sam Cooke puede ser que disfrutarán más el filme, especialmente en las secuencias finales. ⭐⭐⭐1/2

*Estreno en E.U. el 25 de diciembre. Disponible en Amazon Prime Video a partir del 15 de enero del 2021. 

domingo, 6 de diciembre de 2020

GET THE HELL OUT

ZOMBIES RABIOSOS.                Bruce Hung y Megan Lai.

Get the Hell Out está lejos de ser la respuesta taiwanesa a Train to Busan (y a Train to Busan Presents: Península, la secuela), el estupendo filme de zombies surcoreano. Get the Hell Out, el primer largometraje dirigido por I. Fang Wang, empieza bien, de una forma prometedora, en donde empezamos a hacernos la idea de que veremos una graciosa sátira política. En medio de campañas políticas, elecciones, y confrontaciones entre políticos, surge una epidemia de rabia, provocando que todos los contagiados se transformen en zombies. Sin embargo, la película de Fang Wang, exhibida durante el pasado Festival Internacional de Cine de los Cabos, requerirá de una gran paciencia del espectador, tanto para seguir una historia narrada caóticamente, como para soportar un sentido del humor que rayará en lo estúpido y simplón. La historia, por cierto, no tiene mucho de nuevo o extraordinario, en donde tenemos a un inocente guardia (Bruce Hung), quien trabaja en la entrada del parlamento, el cual terminará convirtiéndose en un héroe involuntario. Antes, nuestro futuro héroe tendrá que ser el instrumento de una senadora (Megan Lai), quien lo usará para recuperar su puesto político, desbancada por su rival del partido contrincante (Chung-Huang Wang). La querella entre ambos políticos tiene que ver con el apoyo de este último para la construcción de una planta de energía nuclear, a pesar de las advertencias de ella sobre los peligros de construirla. 

Fang Wang no podría estar más indisciplinado en su debut, cayendo en la tentación de dejarse llevar por excesos en este su primer filme, empezando por los visuales. La historia tiene pocas oportunidades de un buen desarrollo, debido a que, a cada rato, hay imágenes que aparecen de pronto, tratando de emular las viñetas de un cómic, incluyendo onomatopeyas y letreros, dando a todo la sensación de estar viendo una caricatura, o el de estar leyendo un cómic, precisamente. Aunque tiene momentos graciosos (toda la secuencia del encierro dentro del parlamento), así como otros de cierta emoción y adrenalina (la pelea previa al escape por el túnel), al final, el resultado se siente tan caótico y desastroso, que no hay en Get the Hell Out algo que la salve y la haga una buena película de zombies. Se necesita algo más que zombies vomitando chorros de sangre, hambrientos de morder víctimas inocentes, para tener una película interesante; algo más que chistes estúpidos y personajes irritantes. Se necesita una trama  con ideas, algo qué decir, y una lectura alterna. Get the Hell Out no está a la altura de las películas de Romero, pero bueno, tal vez sea mucho pedirle a un debutante en el largometraje, pero también puede ser que el realizador haya tenido que estudiar primero a los grandes maestros del género, antes de hacer su película de zombies. ⭐⭐

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