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Mis admirados hermanos Coen van repartiendo su genialidad de manera dosificada, con una comedia ligera y sin pretensiones un año, y al siguiente una obra que roza la maestría. Todavía estamos impresionados con su anterior película, la oscareada No Country for Old Men (2007), y siguiendo la regla, ahora ofrecen una comedia en la línea de Intolerable Cruelty y el remake de The Ladykillers, pero superior a estas en cuanto a propuesta narrativa y estilística.
Ethan y Joel Coen nos adentran en un relato satírico de espionaje, actuado magistralmente por un cuadro de actores que da vida a personajes que no esconden su excentricidad, dentro de un conjunto de historias paralelas que acaban entrecruzadas. Su burla, tan ácida como acostumbran, va dirigida a la CIA, y al menos en la película, sus miembros exhiben una incompetencia e ineptitud sin pudor, que detona con el despido de un explosivo asesor (John Malkovich, soberbio), debido a sus problemas con el alcohol.
De las sorpresas en esta nueva película, es ver al buen actor que Brad Pitt lleva escondido casi siempre, interpretando a un nervioso e hiperactivo instructor de gimnasio, que se verá encerrado en un callejón sin salida debido a una mujer, desesperada por encontrar pareja por internet (Frances MacDormand, genial como siempre cuando participa en un filme de su esposo, Joel Coen), administrativa en el mismo gimnasio. Para lograr hacerse cuatro anheladas cirugías plásticas, la mujer en cuestión sacará provecho de un hallazgo en el gimnasio, que contiene una supuesta información confidencial de la CIA.
Lo mismo sucede para George Clooney, que deja en segundo lugar su categoría de estrella de Hollywood interpretando a un marido infiel, paranoico y obsesionado con el ejercicio, en tanto Tilda Swinton estará ahí ofreciendo, como acostumbra, una gran actuación. Tal es la genialidad en el nuevo filme de los Coen, el presentarnos una magnífica dirección de todo su reparto sin importar la magnitud de la tarea. Así, se irá revelando una historia llena de chantajes, infidelidades, melodramas, humor negro, paranoias y muerte, todo en una magistral mezcla de géneros incluyendo el suspenso, como sólo los Coen saben hacerlo.
Al final, los inclasificables hermanos Coen son de esos contados especialistas en comedias artísticas e inteligentes, que gracias en parte al gran trabajo fotográfico del mexicano Emmanuel Lubezki, Burn After Reading es de esas películas que, a pesar de estar ambientadas en el tiempo presente, parecen ubicadas en otra época, veinte o más años atrás.