martes, 17 de agosto de 2010

THE LIMITS OF CONTROL * * 1/2

Tilda Swinton hablará de cine a Isaach de Bankolé en "The Limits of Control".





Por lo regular, tengo grandes expectativas respecto al cine de Jim Jarmusch. Mis problemas han comenzado con su más reciente filme, The Limits of Control (2009), una película en la que esperaba que Jarmusch reelaborara –como siempre- los elementos de un determinado género cinematográfico, en este caso el thriller y los filmes de espionaje, para ofrecernos algo artísticamente novedoso, interesante y filosófico. Cumple con todo lo anterior, aunque siento que lo ha hecho a medias.

En The Limits of Control, llega un momento en que Jarmusch se pierde completamente en la historia. En realidad, no estoy seguro de que exista una historia. Es cierto, la película tiene muchos méritos artísticos, en especial, estéticos, gracias a la notable dirección fotográfica de Christopher Doyle. Pero si en su forma es rescatable, en el contenido no hay más que vacío. Todo parece girar en torno a una pregunta ingenua, que por increíble que parezca nunca se desgasta: preguntarle al personaje principal, un malencarado hombre negro (Isaach de Bankolé) “¿Usted no habla español verdad?”. No se desgasta porque la misma pregunta es hecha por una variada y muy internacional galería de personajes. Por lo demás, la película no se siente más que como una gran tomadura de pelo.

La película abre con este hombre negro, el cual no tiene nombre, recibiendo instrucciones de dos hombres franceses en el aeropuerto. Le entregan un juego de llaves y una caja de fósforos. El sujeto en cuestión apenas y dice cuatro o cinco palabras en toda la película, y siempre gusta de ordenar un par de espressos, en tazas pequeñas y separadas. Al llegar a Madrid, se encuentra con un par de contactos en un café, interpretados por Luis Tosar y Tilda Swinton. Vale aclarar, que así como nuestro personaje no tiene nombre, ningún otro personaje lo tendrá. Esta es una película en donde las identidades de los personajes poco o nada importan. Estos contactos siempre tendrán con el “hombre solitario” un intercambio de cajas de fósforos. Una de ellas tendrá dentro un pequeño papel, con números escritos y que el tipo se tragará sin mayor razón.

Toda la película es una rutinaria repetición de esta especie de ritual. Mientras, el interlocutor en turno le dirá al silencioso hombre máximas filosóficas, anécdotas, historias, etc. Luis Tosar le hablará de instrumentos musicales, Tilda Swinton sobre cine (la película The Lady from Shangai, para ser más precisos), John Hurt sobre música flamenca, Gael García Bernal sobre peyote, Youki Kuodo sobre biología molecular, etc. De hecho, la película puede verse como un agradable tour por varias ciudades españolas (hay una escena de un baile flamenco, en donde se canta una de estas máximas: “Quien se sienta superior, que vaya al cementerio”). Lo que más gustará de hacer el hombre, es pasearse por las callejuelas de pueblos o visitar el Museo Reina Sofia.

Si uno está interesado en saber cuál es la verdadera misión del sujeto, irremediablemente tendrá que esperarse hasta el final, y así presenciar la breve actuación del actor fetiche de Jarmusch, Bill Murray. Lo mismo será si se quiere saber el porqué un helicóptero está volando constantemente a donde quiera que va nuestro personaje.

Escuché que alguien dijo que con The Limits of Control, Jarmusch estaba intentando ser David Lynch. No lo creo. No siento que Jarmusch haya tenido que lidiar en esta película con otra realidad, una surreal o relacionada con el mundo de los sueños. El grave problema de este trabajo de Jarmusch, es que la mayor parte del tiempo no sabemos lo que pasa ni si existe una historia. Más bien, creo que Jarmusch ha hecho esta película para sí mismo. Quizás en el futuro tendremos el “director’s cut”, y muchas dudas quedarán aclaradas.

++Disponible sólo en DVD. Los extras incluyen "Detrás de Jim Jarmusch" y "Montaje de Jim Jarmusch".

domingo, 15 de agosto de 2010

IN BRUGES * * * * *

Brendan Gleeson y Colin Farrell, una pareja dispareja de matones en "In Bruges".





No hay reglas para las buddy movies (películas de parejas disparejas). De hecho, creo que no hay reglas rígidas para ningún género cinematográfico. Siempre se pueden reinventar y combinar con otros géneros. In Bruges (2009) es otro de esos claros ejemplos de cómo un escenario puede influir en el tono emocional de la historia, así como en el desarrollo de los personajes. La pareja protagónica, formada por una magnífica mancuerna entre los actores irlandeses Colin Farrell y Brendan Gleeson, nos atrapa por su química desde el principio. No es precisamente una pareja de policias (como usualmente vemos en las buddy movies), sino una de matones a sueldo. Uno de ellos lleva una carga emocional que lo conducirá a tomar decisiones extremas.

Como su título indica, toda la historia se ambienta en la ciudad belga de Brujas, el escenario más improbable de todos para que un par de asesinos se reúnan. A Ray (Farrell), le dará soberamente igual el hecho de que se encuentre en una ciudad medieval, llena de arquitectura antigua y gótica, en dónde el tiempo parece haberse detenido. Mientras, Ken (Gleeson) verá una gran oportunidad para empaparse de cultura, arquitectura religiosa y disfrutar de los atractivos y tranquilidad de la ciudad.

Lo interesante es ver los giros inesperados que toma la historia en un solo sitio. Apenas y puedo decir el pretexto de los personajes para estar en Brujas, sin el peligro de revelar mucho de la trama: ocultarse en dicha ciudad por orden de su lunático y psicópata jefe, Harry (Ralph Fiennes, fenomenal). Además, habrá que eliminar a un sujeto por un “trabajo” que tuvo resultados lamentables. Será sorprendente ver de quién se trata, y quién tendrá que llevar a cabo el trabajo.

La relación entre Ray y Ken es, prácticamente, la de un padre e hijo. Es cómica al principio (la explicación de Ray para no subirse a observar la vista desde una torre: “¿para qué me subo a ver lo mismo que veo aquí abajo?”), aunque con el tiempo se torna en algo inusualmente conmovedor. Ahí es donde radica el corazón de algo que, a final de cuentas, es un thriller. Pero no cualquier thriller de acción. Este es el primer largometraje del también escritor teatral Martin McDonagh, y su debut es grande, no en el sentido de “superproducción”, sino por su notable manera de construir un gran suspenso. En ese climax final, todavía hay mucho que los personajes nos revelan, incluso el peor de los psicópatas, los peores terrores en cada uno de ellos.

++ Disponible únicamente en DVD. Los extras incluyen escenas inéditas y ampliadas, escenas cómicas, "Un paseo en barco por Brujas", etc.

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