viernes, 7 de diciembre de 2007

DVD: C'EST LA VIE * * 1/2

Un hombre empaca las pocas pertenencias que necesitará en su último hogar: una clínica para enfermos terminales. Nunca se sabe la enfermedad que padece Dimitri (Jaques Dutronc, estupendo), pero poco a poco lo está acabando. El pesimismo lo invade, y al llegar a la clínica, la apatía hace mella en él. Una voluntaria, Suzanne (Sandrine Bonnaire) ayudará a que Dimitri recobre la voluntad de vivir, para pasar con entusiasmo los días que le quedan de vida.

Los Últimos Días de mi Vida (C’est La Vie, Francia, 2001), cuarto filme del realizador galo Jean-Pierre Améris, es un trabajo austero en su sencilla realización. Tiene como premisa fundamental los dilemas en torno a la vida, la muerte y lo efímero de la existencia, a los cuales se enfrenta el ser humano en algún momento de su vida, temas que corren el riesgo de caer en lo superficial si están envueltos en un tratamiento melodramático y lacrimógeno. Los Últimos Días de mi Vida no será el caso.

Basada en el libro "La Morte Intime", de la autora Marie Hennezel, Los Últimos Días de mi Vida nos presenta a dos protagonistas solitarios, destinados a encontrarse, a complementarse entre sí y a descubrirse como dependientes el uno del otro, en sus alegrías, desesperanzas, traumas y pasiones que compartirán entre sí. Sin embargo, lejos de despertar lástima o compasión, estos resultan atrayentes por su peculiar forma de mirar y enfrentar la vida.

Dimitri estará muriéndose, pero lo veremos fumar sin parar, empaparse bajo la lluvia sin preocuparse o pilotear un avión riesgosamente, provocan una reflexión acerca de la fragilidad y fortaleza del ser humano al mismo tiempo. A pesar de las buenas actuaciones de Dutronc y Bonnaire, no consiguen integrarse del todo en la trama, trazándose entre ellos una frontera abismal. Está claro que Suzanne y Dimitri sostienen una relación platónica, pero Améris decidió no profundizar más en la misma. Ambos personajes, en medio de sus distanciamientos y acercamientos, terminan diluyéndose, y el director opta mejor por recurrir a todos los personajes secundarios para trabajar su premisa, dejando a Susana y Dimitri ocupados en un flirteo superficial.

Los Últimos Días de mi Vida es un melodrama ligero, plano y algo débil, pero que brilla en manos de su eficiente cuadro de actores, en donde Jacques Dutronc y la siempre eficaz Sandrine Bonnaire, son quienes dan el repunte en el filme que, más que tratar de la muerte, habla sobre la vida.

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