viernes, 10 de diciembre de 2010

DAMES * * * *

Una de las magníficas coreografías de "Dames"

Dames (1934) fue de los primeros musicales en Hollywood, en la época del incipiente cine sonoro. No gozaba de una trama especialmente elaborada o complicada. La historia se quedaba en lo puramente elemental, para exponer los entretelones de las producciones de Broadway, al igual que las dificultades para estrenarlas.

Al final, poco importa lo pobre que puede ser la historia, la cual narra los enredos de una adinerada familia encabezada por Ezra Ounce (Hugh Herbert), jefe de una asociación en contra de las pueriles diversiones teatrales. Dick Powell, deja patente en Dames su gran talento para actuar y cantar (en serio, nada más le faltaba bailar). Su personaje, Jimmy Higgens, es un escritor en busca de patrocinios para la que cree será su gran obra musical. Jimmy y su novia, Barbara (Ruby Keeler), se aman con locura, y con canciones se expresan su amor durante la mayor parte del filme.

Los líos amorosos vendrán cuando una impertinente y rubia actriz, Mabel (Joan Blondell) entre a escena para perturbar al nervioso padre de Barbara, Horace P. Hemingway (Guy Kibbee). Una vez que Jimmy encuentre productor para su obra, Mabel se meterá, a como de lugar, en el reparto principal.

La capacidad artística de Powell, es la que sostiene buena parte de la película, sobre todo en los números musicales, donde interpreta la memorable canción “I Only Have Eyes For You”, junto a Ruby Keeler. Ambos llevan estupendamente sus papeles, y derraman miel cada vez que se miran, sonríen, o se dicen “te amo”.

El realizador Ray Enright, demuestra una capacidad admirable para conjugar varios tonos en la historia, así como para sacarle jugo al pobre argumento. Sea en esas seductoras miradas que lanza a la cámara Joan Blondell, y su manera de sacarle canas verdes a Horace cada vez que este la encuentra metida en su cama; sea en escenas graciosas como la de la cabina del tren. O aquella en la que Mabel está en la habitación de Horace y este no sabe donde esconderla.

Las canciones que interpreta Powell, compensan mucho lo flojo del guión. En los números musicales de la parte final, queda patente el gran talento de Enright para dirigirlos. Hay un grandioso montaje de acciones en el estreno de la obra de Jimmy, como una juguetona combinación de acciones y espacios, momentos en los que parece estamos viendo escenas en exteriores citadinos, y otras en el escenario teatral.

Estamos ante un divertimento en toda la extensión de la palabra, logrado para su época, en materia de sonido, montaje y efectos especiales. El número musical donde camisas y ropa cobran vida al ritmo de la música es simplemente genial. Los movimientos de cámara son intrépidos a la hora de filmar los bailes, ejecutados por guapísimas y sonrientes bailarinas, al ritmo de una disfrutable música Big Band. Sobra decir lo hermosas de esas alucinantes coreografías geométricas, con tomas desde lo alto para apreciar toda su perfección, a cargo del famoso coreógrafo Busby Berkeley.

jueves, 9 de diciembre de 2010

INCEPTION * * * * *

 "Inception", un viaje freudiano hacia los recovecos del subconsciente.

La más reciente película de Christopher Nolan, Inception (2010), no es fácil de ver. Esto no es nada nuevo, la mayoría del cine de Nolan no es sencillo de apreciar. Ni siquiera lo son sus dos entregas del nuevo y todavía más obscuro Batman. Aunque se basa en clásicas tramas de suspenso y del film noir, el cine de Nolan descansa en complejas estructuras narrativas y argumentales, que demandan una gran atención por parte del espectador. Su primer largometraje, Following (1998), tiene una narración no lineal, y ya anunciaba lo que vendría después en su filmografía: historias de hombres atormentados por los recuerdos, la memoria, algún hecho traumático de su pasado y que los ha marcado de por vida. Su película más accesible a la fecha quizás sea Insomnia (2002), en contraposición con la más obscura, difícil de digerir, compleja y magistral Memento (2000), sobre un hombre que carece de memoria a corto plazo, y tiene que escribirse en el cuerpo notas que le ayuden a recordar cosas importantes.

Inception es la película más espectacular de Nolan hasta la fecha. En una escena, mientras Cobb, personaje interpretado por Leonardo DiCaprio, deambula por las calles de Paris en un sueño, junto a una chica estudiante de arquitectura, Ariadne (Ellen Page), ambos se detienen en un puente para contraponer dos enormes espejos. El efecto es muy conocido: las imágenes de uno y otro espejo se reflejarán ad infinitum. Una contenida dentro de otra. Esto no hace más que simbolizar la idea genial que subyace en la trama de Inception, es decir, la posibilidad de soñar que estamos soñando, y de que en ese último sueño soñemos que soñamos. El sueño contenido dentro de un sueño, como una muñeca rusa.

Por supuesto, estamos en los terrenos de la fantasía. No sé, pero creo que para ser capaz de eso, el ser humano debería tener una enorme capacidad cerebral que pudiera contener tal cantidad de información, y que a su vez no enloqueciera en el proceso. Se dice que durante el sueño, el cerebro se encarga de organizar la información que absorbió durante el día, junto a otra serie de datos que proviene del propio subconsciente. En la película, los personajes consiguen hacer esto durmiendo bajo los efectos de sedantes, y son capaces de compartir un mismo sueño en grupo.

La historia cuenta cómo Cobb y un grupo de “elite” (como salido de Mission Imposible), se encargan bajo encargo de espiar y de sembrar información en el cerebro y subconsciente de las personas. Claro, esto no suena muy legal, pero empresarios millonarios están muy interesados en este servicio. En la historia será Saito (Ken Watanabe), un influyente empresario nipón, que solicitará a Cobb un “inception”, o sea, sembrar una idea, una pieza de información en el cerebro de un “competidor”, Robert Fischer (Cillian Murphy), a punto de heredar todo el emporio de su padre moribundo (pequeña participación de Pete Postlethwaite).

Es como un “lavado de cerebro”, pero llevado a una realidad virtual, con escenarios concebidos por los “soñadores”, edificios diseñados por un “arquitecto” (o “arquitecta” en este caso), alguien encargado de la tecnología y de investigar los antecedentes de las “victimas”, Arthur (Joseph Gordon-Levitt) y un maestro del disfraz, Eames (Tom “Bronson” Hardy), capaz de cambiar su fisonomía en los sueños. Si se quiere despertar de un sueño, sólo tienes que “morir” en el, o por medio de una sacudida o “kick”. O también escuchar a Edith Piaf cantar “Non, Je Ne Regrette Rien”.

La historia se ahorra muchos detalles, muchas explicaciones, como por ejemplo cómo es que la genial Ariadne es capaz de “transportar” todos sus diseños al mundo de los sueños. Pero esto no haría más que complicar una trama de por sí compleja, que nos lleva por varias tramas paralelas, por los diferentes niveles del subconsciente, en este caso 4, siendo el último una especie de limbo en donde un sueño puede sentirse que dura toda una vida. Uno puede soñar que envejece ahí, como le sucederá a un personaje. Porque el tiempo en un sueño es, ilusoriamente, más largo que en la realidad.

Cobb, curiosamente, es como el policia federal interpretado por el mismo DiCaprio en “Shutter Island”, atormentado por el recuerdo de la muerte de su esposa. En los sueños hay trampas y engaños del subconsciente (“ilusiones”, “proyecciones”), y para Cobb es la constante aparición de la imagen de su esposa fallecida, Mal (Marion Cotillard), quien siempre se aparecerá en los sueños para sabotear las operaciones, para distraer a Cobb, quien no puede regresar a EU porque se le culpa de la muerte de aquella.

Técnicamente, Inception es un prodigio. Visualmente, Nolan se inspira en el arte de M.C. Escher, el creador de la escalera “infinita”, y de otras obras basadas en ilusiones ópticas. “Paradojas”, según las llama en la película. Una de las escenas más geniales y espectaculares, es ese pasillo del hotel en el que los personajes flotan como en gravedad cero. Nolan es muy renuente a revelar los secretos técnicos de sus filmes, pero según sé esto se hizo con poco o nulo trabajo digital, con un set hidráulico giratorio. La música vuelve a estar a cargo de Hans Zimmer, que le da un aire todavía más intrigante a la trama. Inception es un fantástico viaje “freudiano”, sobre la catarsis y el poder curativo de las culpas a través de los sueños.

++El DVD no contiene extras, pero el Blu-ray está lleno de cosas interesantes como: 
Réplica del maletín usado por el protagonista de la película, un peón (icono de la película), 4 postales con los teaser póster, libreto de instrucciones de la máquina/maletín que genera los sueños
Disco 1: Modo Extracción: "Infíltrate en el mundo de sueños de 'Origen'", videos sobre cómo  Christopher Nolan, Leonardo DiCaprio y el resto del reparto y del equipo diseñaron y lograron los momentos estrellas de la película.
Disco 2: Detrás de la historia, "Proyecto Somnacin: Archivos confidenciales", la banda sonora de "Origen", trailers, spots de televisión, y mucho más.

SABIAS QUE...


En esta ocasión, dedico el "sabias que" al gran actor Morgan Freeman.

+Morgan Freeman (1937) inició su carrera de actor tardiamente, a los 43 años. Para los 50 años, ya tenía en su haber 7 películas. Desde entonces, a lo largo de 22 años, Morgan ha trabajado en 53 películas. 

+Durante su niñez fue criado por su abuela, en la zona rural de Mississippi. Cuándo murió su abuela, tuvo que mudarse a Chicago con sus padres, en donde tuvo que seguir una juvenil vida delictiva para sobrevivir. "No podías andar sólo, tenías que pertenecer a una pandilla", recuerda el actor. 

+A pesar del temprano reconocimiento que tuvo como actor, en su adolescencia se unió al ejército (la Fuerza Aérea para ser exactos), rechazando una beca para estudiar teatro en la Universidad de Jackson. De todas formas, debido a cuestiones raciales no le fue permitido volar, y estuvo trabajando como operador de radar hasta 1959.

+Debajo de su foto en el anuario escolar, simplemente decía "El Actor".

+Nunca se sintió cómodo con el método Stanislavsky, así que sus clases de actor las enfocó más al baile y la música. Prefirío mudarse de Los Ángeles a Nueva York, para probar suerte en Broadway, donde los actores negros eran más bienvenidos. Encontró trabajo en la Opera Ring Company. 

+En lugar de unirse a la ola "blaxploitation" (como muchos actores negros) a principios de los 1970, prefirió, aconsejado por su agente, tomar un trabajo en el programa televisivo para niños "The Electric Company". Morgan trabajó durante casi 6 años en este programa, combinándolo con esporádicos trabajos en teatro.

+Por un tiempo, Morgan cayó en el alcoholismo, debido a la frustración de estar desperdiciando su talento en un programa para niños, a mediados de los 1970. Tirado frente a la puerta de su casa, pensó "Estaba ahí tirado, pensando: 'Aquí estás tirado, borracho y es inaceptable'".

+Su primer papel de importancia lo obtuvo en "Brubaker" (1980), un drama carcelario dirigido por Robert Redford. Pero el trabajo que en verdad lo catapultó a la fama fue en "Driving Miss Daisy" (1987),  interpretando al chofer de una anciana adinerada. Por este papel, tuvo nominaciones a los Globos de Oro y al Oscar.

+Su especialidad es un personaje estereotipado, conocido como el "negro mágico". Es decir, el personaje negro destinado a ayudar e "iluminar" a los protagónicos blancos. Este personaje se caracteriza por ser sabio, benevolente, asexual y paciente. Ejemplos los tenemos en "Deep Impact" (1988), donde interpretó al primer presidente de los E.U. negro en Hollywood, "Bruce Almighty" (2003), en donde interpretó al primer Dios negro del cine, o "Invictus" (2010), con su magistral interpretación de Nelson Mandela.    

lunes, 6 de diciembre de 2010

MACHETE * * * 1/2

Danny Trejo como el héroe chicano de rostro lastimado "Machete".

Robert Rodríguez es el creador de un subgénero que ahora es conocido como “mexploitation”. Para la creación de este subgénero, Rodríguez se ha nutrido de elementos del spaguetti western y, sus historias casi siempre se ambientan en la frontera entre México y Estados Unidos. Este es un terreno fértil para  sus westerns mexicanizados, con mafias mexicanas, chicanos, etc. Su primera gran película del género fue “El Mariachi” (1992), seguida por las secuelas "Pistolero" y "Once Upon a Time in Mexico". “From Dusk Till Dawn”, otro de sus "mexploitations", está muy aparte de la historia de El Mariachi, pero tiene una irresistible mezcla de spaghetti western con una clásica trama de vampiros. Es decir, la serie B es la principal fuente de inspiración de Rodríguez, y Machete no es la excepción.

Rodríguez ha hecho mancuerna con Quentin Tarantino en muchas ocaciones, y si algo tienen en común es el "reciclaje" cinematográfico. En Machete rescata del total olvido a Steven Seagal y a Don Johnson, el primero protagonista de filmes de acción y artes marciales, el segundo, protagonista del serial televisivo Miami Vice. Pero si hay un personaje interesante, no tanto por sus capacidades histriónicas –nulas, por cierto- sino por su imponente y, de alguna manera, “monstruosa” presencia en pantalla, es el “Machete” del título, interpretado por el chicano Danny Trejo. Trejo (quien curiosamente ha tenido en otras películas nombres como “Cuchillos”, “Navajas”, etc.) es un eterno colaborador de Rodríguez, y de ser un simple secundario, un personaje de relleno en sus películas, ahora tiene el protagónico, tan filoso como su rostro curtido y marcado por cicatrices. Inmediatamente, su rostro remite a los filosos instrumentos que le dan nombre, así como de su paso por la vida criminal y la cárcel en la vida real,  donde se convirtió en campeón de boxeo.

El proyecto empezó como un falso trailer, que se pudo ver antes de la proyección de Grindhouse y Planet Terror, ambas dirigidas por Tarantino y Rodríguez en conjunto. La historia, claro, tiene lugar en la frontera entre México y Texas. Por ahí pasan muchos indocumentados, los cuales  -como ha estado pasando en la realidad- están siendo “cazados” por Rangers y la feroz patrulla fronteriza. Además, la trama tiene mucha actualidad, en especial, por las leyes anti inmigrantes que se estaban queriendo implementar en Arizona. Comandados por el marshall Von Jackson (Don Johnson), a la cacería de la patrulla se ha añadido el senador xenófobo y ultraconservador John McLaughlin, interpretado por Robert DeNiro, actor a quien uno menos esperaría encontrar en una película de este tipo. De todas maneras, DeNiro está muy divertido como uno de los villanos, el político de doble cara y acento sureño (como todos los políticos), en campaña electoral para convertirse en gobernador del estado.

Las cosas, como veremos, no le saldrán tan bien como espera al senador, luego de que en un complot que trama para inculpar a Machete Cortez (Trejo), ex policia federal, todo se complique. Machete es un expolicia con un pasado –como siempre- muy traumático. En un operativo, su esposa fue asesinada por el ahora peligroso capo mexicano Torrez (Steven Seagal, parloteando algunas palabras en español), a quien la mayor parte del tiempo vemos hablando por video chat, rodeado de chicas en su alberca.

Lo que pronto sabremos, es que existe un grupo secreto, lidereado por una chica que vende comida mexicana en la calle, Luz (Michelle Rodríguez), que auxilia a los indocumentados y se encuentra organizando un gran movimiento revolucionario contra la policia anti inmigrante, monitoreado por una atractiva agente de policia (Jessica Alba).

Machete es uno de esos churros que están hechos, simplemente, para palomear un rato en el cine. Si se va con la actitud adecuada, con el humor correcto, uno hasta puede acabar divertido. Al ser de Rodríguez, se puede esperar violencia gráfica de todos los niveles imaginables. Hay una escena, en donde un tipo es destripado, mientras otro de los matones acaba colgando de su intestino por la ventana. En otra, un sacerdote (Cheech Marin, no podría faltar) acaba crucificado en su parroquia. No es violencia vomitiva, pero violencia a final de cuentas, y en el contexto de una película serie B, con más acción que diálogos interesantes (vamos, Machete creo que dice una docena de palabras en toda la película), es complementaria, en el sentido de que Machete no podría existir como película sin esta violencia. Es lo que le da su personalidad cinematográfica, incluyendo el duro rostro de Trejo, con mirada asesina y que jamás sonríe.

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