jueves, 21 de enero de 2016

THE GOOD DINOSAUR * * * *

UN MUY BUEN DINOAMIGO. Spot y Arlo. 
Pixar nos dio el año pasado mucho, más de a lo que nos tiene acostumbrados. Inside Out, un viaje a la psiqué de una niña, en medio del difícil proceso de crecer (considerada una de las mejores películas del 2015) y luego, The Good Dinosaur, una prehistórica aventura del tipo "y qué tal si...", sobre la amistad entre un apatosauro, y un considerablemente menos evolucionado niño cavernícola. Si bien  Dinosaur no tiene la genialidad de su antecesora, no deja de ser un efectivo entretenimiento familiar, divertido y conmovedor; un arranca lágrimas para quien deje que le toque una cuerda paterno-filial sensible. Visualmente es impresionante, con el acostumbrado cuidado en el detalle de la Pixar, en su reproducción de paisajes del oeste Americano. La película es algo cercano a un western, pero  ambientado en la época prehistórica. Resulta que los dinosaurios nunca se extinguieron (la primera escena muestra a un meteoro pasando de largo la Tierra), y evolucionaron, al grado de convertirse en granjeros y ganaderos. Los humanos se quedaron en algo parecido a bestias carroñeras y salvajes,  moviéndose en cuatro patas, aulladoras, y comunicándose con gruñidos. No hay película de Pixar que pase sin tocar -aunque sea un poco- nuestra alma. Dinosaur es un relato edificante en la forma de una odisea, en la que nuestro dinosaurio del título, Arlo (voces de Jack McGraw y Raymond Ochoa) deberá superar sus miedos y madurar. Cuando Arlo acaba perdido y lejos de su hogar, luego de que una gran inundación cobre la vida de su papá (Jeffrey Wright) y lo arrastre lejos de su hogar, su verdadera aventura comienza. Su compañero de viaje será Spot (Jack Bright), un neander-niño, temerario, salvaje, y algo perruno, quien le ayudará a sobrevivir en tan críticas circunstancias, y con quien forma un fuerte e inesperado lazo de amistad. En la amistad entre Arlo y Spot está el corazón del filme, la cual termina siendo conmovedora, con momentos delirantes (una escena pequeña pero alucinante, producto de cierta intoxicación por comer moras silvestres), otros verdaderamente bellos (el campo cubierto de luciérnagas), y uno inquietante  (el sueño final de Arlo). Hay instantes en que se siente forzada la adaptación, como en esos tiranosaurios vaqueros (Sam Elliot como el jefe), haciendo extraños movimientos cabalgantes, mientras persiguen su ganado de búfalos. Podrá ser un filme "menor" de la Pixar, pero la verdad The Good Dinosaur no acaba fosilizada en nuestra memoria. 

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