viernes, 19 de septiembre de 2008

PEUT-ÊTRE * *

El realizador francés Cédric Klapisch se vale de uno de sus actores fetiches, Romain Duris (Arséne Lupin, Molière) para darle vida a Arthur, el veinteañero protagonista de Peut-être (1999), una propuesta entre lo surreal, lo fantástico y el homenaje más simple a la ciencia ficción. La película abre presentando la escena de un filme de ciencia ficción de pésima calidad, que Arthur observa por la televisión justo el último día del año 1999.

Durante la fiesta de año nuevo, Arthur tendrá la experiencia más delirante de su vida, cuando en el baño de su mejor amigo encuentre un túnel del tiempo, que lo llevará 70 años en el futuro, para encontrarse con sus futuros hijos y otros familiares. La futurista París será una suerte de universo Mad Max. Toda la ciudad ha quedado enterrada por la arena, algunos edificios logran asomarse (incluida la Torre Eiffell). Un Jean Paul Belmondo hippioso encarna a Ako, el hijo de sesenta y tantos años de Arthur.

El encanto de Peut-être radica en el atropellado encuentro entre el joven Arthur, de 28 años, con su anciano hijo en el futuro, no lejos de tener un alma joven en esa desgarbada apariencia que posee. Lo malo es que no es nada original ni nuevo el asunto. Además de los escenarios estilo Mad Max, la idea argumental no deja de sentirse como un plagio de Back to the Future. Ako, su hermana menor y varios nietos de Arthur, corren peligro de desaparecer si Arthur se niega a casarse con su novia en 1999.

Con estos plagios encima, más un poco atractivo mundo futurista (acaso el vuelo que emprenden Ako y Arthur en un cacharro volador es lo más llamativo), el filme de Klapisch terminará por sentirse como un gran chantaje sentimental, que no logra enganchar por ninguna de las líneas que desarrolla: ni por la futurista, ni por la de la fiesta en la noche en que, para muchos, inició el siglo XXI.

Si el filme hubiera tenido personajes más carismáticos, incluso graciosos, por ejemplo, desarrollando más esa dispareja familia del futuro de Arthur, el confesado plagio de Kaplish hubiera sido más digerible. Romain Duris está en el papel más flojo de su carrera, y se nota que el gran Jean Paul Belmondo intentó, inútilmente, que su personaje agradara y atrapara al espectador.

++ A pesar de que los más recientes filmes de Klapisch, como Las Muñecas Rusas, están disponibles en DVD, Peut-être no se encuentra editada en DVD, y tampoco tuvo estreno en cines.

jueves, 18 de septiembre de 2008

[REC ] * * * *


Algo demuestra REC (2007), el reciente filme del catalán Jaume Balagueró y el valenciano Paco Plaza: el subgénero del cine de zombies puede seguir vigente, se pueden reelaborar sus fórmulas y convenciones. Su idea parte del estilo de Blair Witch Project (1999), en cuanto a disfrazar de puro realismo un relato de terror fantástico, ambientado en pleno centro de Barcelona, con el pretexto de grabar un documental nocturno sobre el trabajo del cuerpo de bomberos.

El resultado es, precisamente, un filme de zombies tan efectivo como pocos en fechas recientes, realizado con un ritmo ágil, veloz y que no da tregua una vez que la reportera protagonista (Manuela Velasco) se aventura en la realización del documental, para acabar encerrada por la policia en un edificio junto a tres bomberos, unos mozos de escuadra y un puñado de aterrados vecinos, ante el peligro de una “amenaza biológica”.

Durante todo el tiempo (escasos pero aterradores 80 minutos) vemos lo que el camarógrafo de televisión también ve. Lo importante es no dejar de grabar, por terrorífica y sangrienta que se ponga la situación. Es el sensacionalismo televisivo la base de toda la historia, sin complicaciones y sencilla, no apta para aquellos susceptibles de acabar mareados ante los movimientos de una cámara inquieta, en su ir y venir por los rincones del edificio.

Lo que enseña Balagueró, de los máximos representantes del género de terror en España, y Plaza, es lo bien que se puede hacer un filme de este tipo usando recursos mínimos: un buen trabajo de maquillaje, iluminación muy básica, explotar los miedos claustrofóbicos a la obscuridad (¡Esa última escena es, simplemente, genial!) así como un magnífico diseño de arte y sonido. Esto y un cuadro de actores que sepan gritar a todo pulmón y totalmente desconocidos. Gracias a los momentos de sobreactuación que ofrecen algunos de ellos, el filme no deja de tener algo de serie B, pero hecho con inspiración y sobrado estilo. Lo mejor es que sus realizadores siguen una vieja fórmula que, por ser tal vez demasiado elemental, pocos siguen, especialmente en Hollywood: explotar los miedos más elementales del ser humano.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

MYSTIC RIVER * * * * *


Ha sido detrás de las cámaras donde Clint Eastwood ha dejado una marca significativa en su carrera, siendo el género del suspenso donde ha cultivado todavía más su ya probado talento. Mystic River (2003), es un absorbente thriller dirigido con seguridad y solvencia por Clint Eastwood. Al principio parece un melancólico filme ambientado en los 1960, que involucra a 3 amigos adolescentes.

La película no tarda en trastocarse en un laberíntico relato emocional, cuando el grupo de amigos es fragmentado debido al secuestro de uno de ellos. Muchos años después, los tres en los cuarenta y tantos años de edad, se vuelven a reunir debido al trágico asesinato de la hija de Jimmy (excelente Sean Pean), otrora ladrón y ex presidiario. Con una sed de venganza, Jimmy no tardará en llevar por su cuenta la investigación del caso, ya comenzada por su amigo Sean (Kevin Bacon), detective de policia. Sean representa el lado equilibrado dentro de este cuadro de amistad, marcado por la tragedia y la inestabilidad, cerrado así por Dave (Tim Robbins), el amigo secuestrado años atrás, y que fue testigo de las últimas horas de vida de la chica.

Eastwood sorprende con un relato de expiación de culpas y de los límites entre la verdad, la justicia y la hermandad, maravillosamente narrado, con personajes que parecen heredar las culpas de una sociedad insegura, encerrada en los suburbios, donde todos y nadie se conoce.

La excelente fotografía a cargo de Tom Stern, envuelve al filme de un nostálgico y gris cromatismo, muy intenso, como lo demuestra aquella escena excepcional donde se descubre al responsable del asesinato, narrado en paralelo a la consumación de una venganza absurda. Sin duda, una de las mejores películas de Clint Eastwood, realizada en pleno ejercicio de su excepcional talento, capaz de renovar aquí las convenciones del antiguo film noir y dando a la dirección de sus actores la mayor importancia.

++ Entre los extras disponibles del DVD se encuentran comentarios de Kevin Bacon,Laurente Fishburne y del autor Dennis Lehane, documental Mystic River: "Del guión a la pantalla", entre otros.

martes, 16 de septiembre de 2008

ONE HUNDRED AND ONE DALMATIANS * * * *

Después de The Lady and the Tramp (1955), una de las fábulas perrunas más famosas de la casa Disney, siempre he preferido más a One Hundred and One Dalmatians (1961), a pesar de lo encantadora que resulta la primera. No nada más su historia es más emocionante y perturbadora, sino que su concepto visual es más cercano a un relato romántico y de misterio del siglo XIX para niños.

Calles obscuras, llenas de neblina, en una Londres nocturna con un matrimonio de clase social media como protagonista, eran los elementos que poco a poco iban construyendo una historia que, de ser un encantador relato romántico, pasaba a ser una suerte de thriller siguiendo la formula de los “grandes rescates” con un equipo disparejo. El elemento más perturbador era su villana, de las más horripilantes y despiadadas en la historia de la Disney, Cruella De Vil (voz de Betty Lou Gerson), una verdadera bruja que vestía con elegancia, y que busca hacerle la vida de cuadros a Roger (voz de Ben Wright), un sencillo músico, dueño de un dálmata de nombre Pongo (voz nada menos que de Rod Taylor).

Gracias al paseo por el parque de sus respectivos dueños, Pongo y una guapa dálmata, Perdita, se conocían, enamoraban y luego, en una noche algo sórdida, daban luz a 15 cachorros. Las intenciones de Cruella De Vil son claras y desde el inicio la empezamos a odiar: apoderarse de los perritos para fabricar abrigos con su piel moteada.

La historia del gran rescate se antoja imposible, al convertirse en una aventura que adquiere enormes dimensiones, cuando a los 15 cachorros secuestrados por la De Vil se juntarán otros... ¡86 perritos!, a punto de acabar también como abrigos. Pongo y Perdita, con la ayuda de otros animales en una granja, se llenarán de valentía para salvar, no nada más a sus cachorros, sino a todos los demás 86 dálmatas.

La fórmula de esta entretenida historia es la que ahora se usa mucho en Hollywood: el padre que decide tomar justicia por su propia mano para rescatar a su hijo secuestrado, ante la ausencia o ineficacia de la policia, esta última, por cierto, completamente ausente en el relato. Pero con unos perros brillantes, que admiran a un heroico perro de un programa de televisión, quién necesita a Scotland Yard.

lunes, 15 de septiembre de 2008

HIGH ART * *

El segundo largometraje de la estadounidense Lisa Cholodenko, High Art (1998), narra el encuentro de dos chicas, Syd (Radha Mitchell), editora en una revista de arte, y su vecina, Lucy (Ally Sheedy), talentosa fotógrafa en receso artístico. La trama es muy parecida a uno de los recientes filmes de Cholodenko, Laurel Canyon (2002), centrada en relaciones lésbicas tormentosas y su hundimiento por las drogas. Sólo que High Art, en comparación con Laurel Canyon, es un filme menor, con fallas en su guión, pero con un par de buenas actrices.

La desilusión principal, al menos para mí, viene de Patricia Clarkson (de esas actrices que jamás veremos en un pueril filme comercial), en el personaje de una actriz alemana, amante de Lucy, drogada todo el tiempo y que apenas puede articular dos palabras.

Syd, fascinada por el trabajo fotográfico de Lucy, se convierte en su mejor crítica, hasta que empieza a mezclarla en su bohemio círculo de amistades, cayendo rápido en las drogas y afectando la relación con su novio.

Escrita por la misma Cholodenko, la historia peca de ser predecible, sin arriesgar algún giro dramático que la haga más interesante. Musicalizada de forma interesante por Stuart Hill, Nathan Larson y Craig Wedren, desafortunadamente al filme se le hecha de menos mucha fuerza dramática en sus personajes. La pobreza de los diálogos no ayuda mucho a que los personajes crezcan con el transcurso del filme.

Como intento de explorar los límites de una relación lésbica, de las obsesiones a raíz de la admiración de Syd hacia Lucy, High Art se queda muy corta. Syd falla mucho como personaje. Es toda tranquilidad, pero sin fuerza, y en ese sentido, Lucy acaba siendo más atractiva como personaje, con sus conflictos, sus dilemas y su obra fotográfica. La verdad sea dicha, estamos también ante una de las actuaciones más pobres de la estupenda Patricia Clarkson. Todos los grandes tienen un tropezón en algún momento.

++ High Art estuvo disponible en DVD en España desde el 2006, hasta que fue descatalogado. Disponible en región 1 y región 2 edición francesa.

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