jueves, 9 de abril de 2020

LOS RODRÍGUEZ Y EL MÁS ALLÁ


DESASTROSO MÁS ALLÁ.
El inicio de Los Rodríguez y el Más Allá prometía algo infinitamente mejor de lo que termina ofreciendo. Y no es un relato de fenómenos paranormales para niños, como lo puede sugerir su engañoso título. Nicolás (Rodrigo Simón), un niño muy inteligente y que vive con su familia, formada por su mamá (Mariana Treviño), su papá (Edu Soto) y dos hermanas (Sara Jiménez y María Blanco), ve su vida completamente alterada, cuando su abuela (Geraldine Chaplin) le da un video dejado para él por su fallecido esposo (Plácido Domingo). En dicho video, le serán reveladas al chico una serie de claves que lo llevan a descubrir que un refrigerador viejo es, en realidad, una puerta hacia otro mundo. Dicho mundo, es un planeta de nombre Maktub, no muy diferente al planeta Tierra, excepto que ahí se han quedado estancados en el año 1951, por culpa, precisamente, de Nicolás, al haber abierto ese portal. No nada más el mentado planeta Maktub es lo que se sale de control y descarrila aquí, sino todo este filme familiar, que hará que cualquier niño apague la tele y prefiera ponerse a jugar videojuegos.
Dirigida por el mexicano Paco Arango, Los Rodriguez es una bizarres de primer orden, que si bien presume una producción en donde se nota que hay presupuesto (efectos especiales, diseño de producción atractivo, y un reparto de actores españoles, mexicanos y argentinos), termina siendo un churro monumental, una cruza extraña de Star Gate con un filme de espías genérico y escrito sin la más mínima imaginación, incluyendo en la mezcla una comedia familiar con humor que parece escrito por un niño de 5 años.
Entre los grandes problemas de la película, está que Nicolás acaba siendo el personaje más flojamente escrito, y conforme avanza la película, irá siendo opacado por el resto de los personajes y subtramas enredosas. Después del primer acto, justo cuando la familia regresa de una visita express a Maktub, por una serie de circunstancias cada uno de ellos acaba adquiriendo superpoderes; unos no muy originales (como super fuerza e invisibilidad), y otros muy estúpidos (como el del papá, que consiste en que las orejas, la frente, y el trasero se le encienden y ponen rojos. ¡Wowww!). Luego, la caótica trama se estanca en gags sin gracia, mientras el papá trata de lidiar con la idea de que fue criado por unos padres bastante excéntricos y llenos de secretos. En resumen, un desastre de película, de dos tediosas y eternas horas de duración, que por fortuna tiene a Omar Chaparro en un papel muy secundario. De lo peorcito del 2019.

⭐️1/2

LA PLATAFORMA


Ivan Massagué 
Instalada en un futuro no muy lejano, La Plataforma es una experiencia que raya en lo claustrofóbico. Su historia tiene lugar completamente en una prisión extraña, sin celdas, sin barrotes, y muchos menos guardias, con un agujero abismal atravesando diferentes niveles, en donde los prisioneros -dos por nivel- están instalados. A través del agujero desciende la plataforma del título, llevando un elegante banquete servido para los presos. El problema, es que los presos del primer nivel son los afortunados que pueden probar la comida intacta, durante un tiempo corto, mientras que los presos en los niveles más bajos, tendrán que comer las sobras que vayan dejando sus vecinos de los niveles superiores. Como piezas de un juego extraño, los presos son movidos al azar, entre un nivel y otro, por una autoridad que nunca vemos.
Dirigida por el vasco Galder Gaztelu-Urrutia, el filme, en apariencia sencillo, acaba siendo intrigante, y no apto para muchas sensibilidades, debido a su violencia gráfica, la cual llega a ser extrema. Goreng (Ivan Massagué), el protagonista, es un preso de recién ingreso, quien vivirá, entre nivel y nivel, una verdadera pesadilla. Cuando Goreng sepa las verdaderas intenciones de su primer compañero de celda, Trimagasi (Zorion Eguileor), su principal preocupación será sobrevivir, comer o ser comido. Lo más interesante del filme (coproducido por Netflix), es que como espectador no sabes hacia a donde te llevará la historia, ni qué caminos tomará (una cosa es segura: puede ser hacia arriba, o hacia abajo). Por ejemplo ¿Quién será el siguiente compañero de celda de Goreng? ¿Será hombre, o mujer (en esta prisión viven hombres y mujeres por igual)?. ¿En qué nivel le tocará a nuestro protagonista despertar?
Es complicado encontrar una lectura exacta en La Plataforma (¿Una metáfora sobre la sociedad, en donde una fuerza superior, o gobierno invisible, decide quienes son los privilegiados que comerán bien un día, y los que se morirán de hambre al siguiente?). Y lo es mucho más, cuando al final la historia adopta tintes de tipo religioso, así como de aventura caballerezca hiperviolenta. La referencia más inmediata es "Don Quijote", novela que Goreng se encuentra leyendo al principio (de hecho, el mismo Goreng luce como una especie de joven Don Quijote de la Mancha). Goreng se da a la tarea de llevar, sano y salvo, un "mensaje" (dejo al lector descubrir cuál será ese mensaje) a quién sea que esté a cargo en las profundidades de las instalaciones. Inclasificable y sumamente original, La Plataforma luce, si no como el mejor filme, hasta ahora, del 2020, sí de los más originales.
⭐️⭐️⭐️⭐️

UN PAPÁ PIRATA


Natasha Dupeyrón, Luis de la Rosa, y Miguel Rodarte.
Una historia que ya nos sabemos como receta de cocina, y que cualquiera la podría contar, incluso, con lenguaje de señas. Pero lo peor de este "churrito", no es tanto eso, sino la total incompetencia de sus realizadores para contárnosla de una forma atractiva y nueva. Desde el inicio, sabes que habrá problemas con una película cuyo humor y encanto depende casi por completo de lo gracioso que se puedan ver sus personajes vestidos en botargas, y de cómo son víctimas de tacleadas en plena calle por extraños que los hacen objeto de bromas pesadas (exacto, estilo Jackass).
Ian (Luis de la Rosa, quien más gris, seco, e inexpresivo no podría estar), un adolescente, se entera por su abuela moribunda que su papá (Andrés Almeida) no es su padre biológico. Por ella también se entera quién es su verdadero papá, André (Miguel Rodarte), un actor de telenovelas venido a menos, el cual ahora tiene un negocio especializado en contratar "botargeros". Dirigida por Humberto Hinojosa, todo el filme se siente dirigido con flojera, sin muchas ganas, y con una muy blanda dirección de actores. Más de la mitad de la película no te la crees. Por ejemplo, justo cuando Ian decide ir a buscar a su verdadero papá a su negocio, sin decirle nada más decidirá empezar a trabajar para él, y aprender lo que, según una chica que trabaja también ahí (Natasha Dupeyrón), que ser "botargero" es algo cercano a un "arte" y que debe tomarse como tal (¡por favooor!).
Apenas y veremos algo del papá postizo y la mamá (Dominika Paleta) de Ian (el primero, otrora miembro de una banda llamada "Stigma", calificada como la más importante del pop en español -cosa que nunca se nota en el filme-, y que busca reunirse con sus antiguos compañeros para un concierto), personajes prácticamente ausentes durante toda la trama. Terriblemente predecible, con nula originalidad, y un guión perezoso, esta historia de figuras paternas con problemas de control de ira (hubiera sido más interesante una historia sobre este último aspecto, fuera de broma), pasa a la lista de lo peor del 2019.
⭐️⭐️

FRAGMENTOS EN LA VIDA DE UN MÚSICO



Javier Frausto, "músico ruidista".
Proyectada en el FICUNAM 2020, este cortometraje no pasa de ser un "interesante" ejercicio de cine experimental. A pesar de que su fuerte está principalmente en lo visual, este filme, del director Pablo Chavarria, acaba siendo demasiado disparejo, luchando durante su hora y 5 minutos de duración por encontrar un mínimo balance entre el video arte, el surrealismo, y el documental, siendo éste último quizás el aspecto más débil de todos. Su personaje, un tal Javier Frausto, autocalificado como "músico ruidista" (el cual, honestamente, tiene de músico lo que yo de físico nuclear), apenas y termina despertando poco o nada de interés. Chavarria intenta contarnos la llegada de Frausto a San Cristóbal de las Casas, para dar un taller sobre lo que, según él, es ejecutar música (es de risa verlo tratar de sacar sonidos de un trombón, y las caras de los alumnos presentes). Como sea, al final, él mismo confiesa que, junto con el director, todo lo fueron armando sobre la marcha, agregando cosas que se les iban ocurriendo al azar (no es muy difícil darse cuenta de ello); mientras, el mismo Chavarria demuestra lo "muy modesto" que es, al poner en una de las últimas escenas a un tipo español alabándolo y diciendo lo grandes y maravillosas que son sus películas.
⭐️⭐️

NIÑAS BIEN


Ilse Salas


Nominada al Ariel a Mejor Película en 2019, Las Niñas Bien queda debiendo mucho. Es de esas películas multinominadas (también lo estuvo para Mejor Edición, Mejor Fotografía, y hasta Mejor Directora y Guionista para Alejandra Márquez Abella) de las cuales esperas mucho más de lo que al final terminan ofreciendo. No hay mucho que reprocharle en aspectos técnicos (diseño de vestuario, diseño de arte, dirección de fotografía, y edición, entre lo bien y lo aceptable). El filme cuenta la historia de Sofia (Ilse Salas), una mujer adinerada y de la "alta sociedad", quien vive en un mundo de fantasía (con Julio Iglesias como objeto inalcanzable) y serias dificultades para aceptar que su vida cambiará drásticamente, ante el panorama de que, muy pronto, podría dejar de pertenecer a la high class de principios de los 1980. El gran problema, es que la realizadora está lejos de contarnos una historia buena, sólida, interesante, y que nos enganche desde el principio. Puntos buenos para Marquez Abella, por su capacidad para observar acciones y cuidar detalles de época (buen diseño de producción). Pero, honestamente, Las Niñas Bien termina siendo aburrida y blanda, sin actuaciones ni diálogos memorables, quedándose muy lejos de ser siquiera aspirante a "Mejor Película" del 2019.
⭐️⭐️

miércoles, 8 de abril de 2020

UNCUT GEMS


Adam Sandler 
Cuando Adam Sandler ofrece una buena actuación como en Uncut Gems, desconcierta, y te toma desprevenido. Uno no sabe si es un buen actor, que por alguna razón gusta de hacer, la mayor parte del tiempo, malas películas; o un actor que simplemente necesita encontrar el proyecto adecuado, un buen guión, y un director que crea en él. Aunque ignorado por la Academia de Hollywood para una nominación a Mejor Actor, no cabe duda que en este filme Sandler sorprende, y ofrece un trabajo que, por lo menos, te sacude y te hace pensar al final "¿Realmente era ese Adam Sandler?" A los cinéfilos no nos sorprende mucho, ya que antes, en Punch Drunk Love, y más recientemente, en The Meyerowitz Stories, Adam Sandler ha dado muestras de que cuando quiere ser un buen actor, lo consigue.
Los hermanos Safdie, Benny y Josh, los realizadores, ofrecen una película que, de entrada, parece una cruza entre una historia de gángsters estilo Guy Ritchie (Snatch, por ejemplo), y de los relatos de mafiosos de Martin Scorsese (de hecho, funge como productor ejecutivo). Llega un momento en el filme en que Sandler, en el punto más desesperante de su situación, parece querer emular al muy joven Robert De Niro de Mean Streets, de Scorsese. No trato de decir que Sandler alcance esos niveles, está difícil que algún día lo haga. Sin embargo, Sandler termina construyendo un personaje que se siente muy original, sacado de su propio baúl de sorpresas, y que no se parece a nada de lo que ha hecho antes.
Sandler interpreta a Howard Ratner, dueño de una joyería con cierto prestigio y clientela exclusiva, formada, entre otros, por el basquetbolista Kevin Garnett (quien hace una "aparición especial" en el filme). Desde unas minas en Etiopía, ha llegado a las manos de Howard una extraña y enorme piedra de diamante, la cual, según él, está valuada en millones de dólares. Howard tiene planeado vender la piedra en subasta, pero comete el grave error de hacer demasiado pública su adquisición. Cuando Garnett le pida la piedra a Howard, en un inusual préstamo-intercambio por tan sólo 24 horas, todo se complicará para éste, debido a que está endeudado con unos mafiosos italianos, quienes, para colmo, tienen como jefe a su cuñado (Eric Bogosian).
Los Safdie ofrecen un filme tan entretenido como inquietante, un estudio vibrante sobre un apostador compulsivo, de ambiciones incontrolables, y con hambre por el dinero. Además, los realizadores muestran una gran habilidad para sumergirnos en sofocantes ambientes urbanos, que te llevan al cine de los 1970 de Scorsese (Taxi Driver viene a la mente), y muestran también alguna inspiración en el cine de los Coen (al inicio, de llevarnos a explorar los interiores coloridos de la piedra, nos llevan a las imágenes de una colonoscopia).
Por otro lado, Sandler está rodeado de excelentes actores secundarios, como LaKeith Stanfield, interpretando al amigo y colaborador de Howard, Idina Menzel, quien interpreta a su esposa, y Tilda Swinton presta su voz para la gerente de la casa de subastas, y que nada más escuchamos por el auricular del teléfono. Aunque llega un punto en que las cosas se complican demasiado en la trama, y que se necesita un respiro ocasional dentro del ritmo frenético de la narración, vale mucho la pena dejarse llevar por este viaje entre calles y callejones, casas de empeño, joyas, dólares, y un poco de basketball. Quién sabe cuándo Sandler vuelva a estar así de bien.
⭐️⭐️⭐️⭐️

FEEDBACK

Eddie Marsan.
Pocas veces -o, más bien, nunca- se le da la oportunidad a un actor del calibre de Eddie Marsan de tener el protagónico en un filme. Feedback (producido por TNT), es uno de esos relatos que parecen contados a contrarreloj, en donde Eddie Marsan está impresionante. No me sonaba su nombre, pero Pedro C. Alonso, el director, consigue poner en marcha una historia llena de tensión y adrenalina, siendo lo más interesante el hecho de que la mayor parte de la acción está instalada dentro de una cabina de radio.
Marsan interpreta a Jarvis Dolan, un locutor, que luego de haber sido secuestrado y torturado, intenta seguir con su vida normal y con su programa de radio nocturno. Sin embargo, las cosas tienen un giro descomunal, justo cuando Jarvis, su productor (Alexis Rodney), y su asistente (Ivana Baquero, aquella niña de "El Laberinto del Fauno") sean convertidos en rehenes dentro de la cabina, justo durante la transmisión del programa. Lo que cree son fallas técnicas, o distracciones de su equipo de producción, serán más bien sus captores tomando el control. Algo brillante en la dirección de Alonso, es que dentro de los primeros muy tensos minutos, Jarvis no podrá ver nada desde el otro lado de la ventana, mientras escucha la voz de los dos secuestradores en sus audífonos.
En poco más de hora y media de duración, el realizador es capaz de envolvernos en una tensión in crescendo, en donde las cosas se complicarán más y más, poniéndose crudamente violentas (el filme tiene momentos de violencia extrema y muy gráfica, no apta para corazones frágiles), hasta que finalmente sepamos lo que realmente quieren los secuestradores: sacar una confesión al aire, sobre lo que pasó en un cuarto de hotel, durante un festival de música en Irlanda, en donde Jarvis, su colega (Paul Anderson), y una chica, se vieron envueltos en una situación delicada.
Aunque excelentemente actuada, el problema del filme es que, a pesar de lo bien construida que resulta la tensa situación, no te acabas creyendo del todo lo que está ocurriendo. Por otro lado, la conclusión no es la más satisfactoria que pudieron darnos Alonso y su coguionista, Alberto Marini. De alguna forma, sientes que debe haber algo más, justo cuando los créditos finales empiezan, pero que tal vez acabó en el suelo del cuarto de edición.
⭐️⭐️⭐️

THE CAVE


HÉROES ANÓNIMOS. La doctora Amani Ballour.
Lo que está a punto de presenciar en este documental, no es fácil de verse. Un documental sobre verdaderos héroes, que no se ocupan de "cuidar galaxias", o combatir villanos. Hablo de doctores, que día a día arriesgan sus vidas para salvar las de otros, dentro de un hospital en la provincia de Al Ghouta, en Siria. Dicha provincia ha vivido el asedio más grande en la historia, por parte de las tropas del régimen de Bashar al-Assad. El equipo de doctores está a cargo de Amani Ballour, la directora del hospital, quien a pesar de estar a punto de cumplir treinta años, luce cansada, y más bien, 10 años mayor de lo que realmente es. No es de extrañarse.
En The Cave, documental nominado este año al Oscar, dirigido por el sirio Feras Fayyad, se nos muestra, a un ritmo que parece en tiempo real, el gran trabajo de Amani y la responsabilidad que lleva a cuestas. Además de recibir, día y noche, gente herida y en estado crítico (muchos al borde de la muerte), Amani tiene que realizar su labor con recursos limitados, e incluso soportar el sexismo y otros prejuicios respecto a su profesión. En una escena, el familiar -hombre, por supuesto- de un paciente, la critica por no estar a la altura para dirigir el hospital, remarcando que el "lugar de las mujeres está en el hogar, no dirigiendo hospitales", además de culparla del desabasto y falta de material para atender a los pacientes.
Conectado a través de un complejo sistema de túneles, en donde la gente de Al Ghouta vive refugiada, buscando un lugar seguro en donde protegerse de los bombardeos constantes de aviones de combate rusos, el hospital es el escenario principal del documental. Durante cerca de 2 horas, vivimos junto a sus protagonistas momentos de suma tensión, de horror, en donde bebés y pequeños niños llegan heridos y sofocados, cubiertos de polvo, asustados y llenos de pánico. Podemos sentir el estrés de los doctores, de saber que en cualquier momento podrían ser el objetivo de un bombardeo, sobresaltándose ante cualquier ruido o estruendo, o de saber que pueden quedarse sin luz a mitad de una cirugía.
Lo mejor de The Cave, es que, así como terminamos involucrados con los miles de casos y pacientes que pasan frente a nosotros, todo filmado con una cámara nerviosa y agitada la mayor parte del tiempo (es de imaginar la tensión que el camarógrafo y el equipo de producción debieron vivir, al sentir y escuchar bombas caer a su alrededor. Ovación de pie por su admirable trabajo), también terminamos involucrados con los doctores y sus historias. Médicos que lo sacrificaron todo (hogar, familias, seres queridos) para estar aquí. En ese sentido, Amani no acaba opacada entre todo el ir y venir de la cámara, en medio del caos que reina, sino que el filme nos atrapa al contarnos su historia, sobre cómo de niña decidió estudiar medicina en la Universidad de Damasco, y luego venir a esta provincia a trabajar en el hospital y "hacer lo mejor que pueda y salvar tantas vidas como sea posible".
Sin embargo, otra doctora, Samaher, amenaza con robarle protagonismo a Amani como la carismática del grupo, con su constante buen humor en momentos difíciles, aunque temperamental cuando critican su forma de cocinar. La parte masculina está representada en el doctor Salim Namour, quien provee momentos sublimes que rompen con el tenso tono, gracias a su gusto por escuchar música clásica desde su celular mientras está en el quirófano operando. En ese sentido, Fayyad encuentra un balance sutil, al no limitarse únicamente a mostrar el documento crudo, violento y, sin duda, impactante, en lo gráfico con lo que expone la vulnerabilidad de la gente, víctimas del régimen y la guerra civil. El realizador sabe cómo involucrarnos con los médicos y darnos su lado más humano, honrando el trabajo heroico de una mujer, el retrato testimonial de su lucha ante la adversidad.
⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️

NO MANCHES FRIDA 2


No he podido ver la trilogía de películas alemanas "Fuck you Göethe" (dirigida por Bora Dagtekin), en las cuales están basadas tanto No Manches Frida 1 y, ahora, como si fuera una especie de castigo para el espectador, la secuela, No Manches Frida 2. ¿Serán las originales igual de malas? Beneficio de la duda. En tanto, esta secuela es tan fallida --y quizás peor-- que su antecesora. Para empezar, la premisa es todavía más hueca, débil, y en lo absoluto creíble. Ahora, la escuela Frida Kahlo, en donde trabajan como maestros Lucy (Martha Higareda) y Zequi (Omar Chaparro), está en peligro de ser cerrada por la Secretaria de Educación, debido a su bajo y cuestionable nivel académico (no es de extrañar, considerando que en la primer película fue contratado Zequi, un ex convicto, para ser maestro de un grupo problemático, así nada más, sin referencias, diplomas, ni nada). Y hay que agarrarse de donde uno pueda, cuando nos enteremos lo que deben hacer para salvar el prestigio del instituto, y evitar que sea cerrado: participar en una competencia de baile, viajando a Puerto Vallarta. ¡Pobres alumnos!
El dilema ahora para Zequi, será enseñar a bailar a su grupo problema, lo más pronto posible --no sea que el prestigio de la escuela caiga todavía más bajo. Pero eso no es todo, ya que además tendrá que ganarse nuevamente el amor de Lucy, justo después de fallarle en el altar, cuando estaban a punto de casarse. Esta segunda película es más de lo mismo. Lo peor, es que No Manches Frida 2, dirigida nuevamente por Nacho G. Velilla, falla incluso en ser basura divertida, ya que ni a eso llega. La trama termina siendo débil, debido a que la aventura en la playa del personaje de Chaparro para ganarse el amor nuevamente de su ex prometida, se ahoga en un mar de viñetas, que no son graciosas en ningún momento. Roban protagonismo el personaje de la amiga "desesperada" por ligar (Itati Cantoral), y el de la mujer presentadora, ex docente del colegio, con el gag interminable del sabotaje que le hacen de la bocina y el micrófono cuando quiere dar anuncios o presentar algo. El gag con Chaparro en paracaídas, siendo jalado por un bote en el mar, con el frustrado intento de querer poner un anuncio en el aire, ya lo hemos visto infinidad de veces en comedias de Hollywood, más gracioso y mejor hecho.
Lo demás, es relleno de tomas de drones a lo largo de la playa, vómitos digitales, así como una conclusión que no te crees ni a la fuerza, con el milagro final que salvará el número y convertirá a nuestros chicos, en una sola noche, en bailarines profesionales. Dan escalofríos pensar que vendrá, con toda seguridad, una tercera película. De las peores películas del 2019.
⭐️

martes, 7 de abril de 2020

PLUS ONE


Maya Erskine y Jack Quaid.
A través de una especie de pacto, Alice (Maya Erskine) y Ben (Jack Quaid) se han propuesto ir a una serie de 10 bodas, como buenos amigos, durante un sólo verano. Esto, al menos, hasta que uno u otro encuentre novio o novia con quien ir a estos eventos. Durante el tour, ambos compartirán el mismo cuarto a los hoteles que vayan, y, de paso, escucharán muchos discursos (unos buenos, otros bastante malos) con sus respectivos brindis. La premisa de este pequeño telefilme producido por TNT (sí, ahora también producen sus propias películas) suena atractiva, y si a eso agregamos que el director, Jeff Chan, ha intentado darle un sabor a la Noah Baumbach, la experiencia termina siendo disfrutable.
Aunque antes de llegar a la mitad de Plus One podemos adivinar hacía donde irá la trama, la película, si bien resulta predecible, se salva por la magnífica química de su pareja protagónica. Al inicio, parecería que Alice será un personaje irritante, y que a los 15 minutos querrás cambiar de canal. Pero nada más lejos de ser así. Maya Erskine termina dotando a su personaje, una chica que sufre debido a sus problemas existenciales, y a sentirse en segundo lugar al lado de su hermana (próxima a casarse), un carisma especial y buen sentido del humor. Es decir, la amiga perfecta para ir a cualquier boda. Por su parte, Jack Quaid como Ben, con uno de esos rostros que sientes los has visto antes, en otros filmes o programas (parece una especie de Andrew Garfield ojiazul y más castaño), sintiendo igualmente que se le está acabando el tiempo para encontrar una novia, termina siendo, con su facha de chico correcto y bien portado, la perfecta combinación con Alice para ir a cualquier boda, fiesta, o reunión. Un guión bien escrito, buenas actuaciones, y lo mejor, personajes que nos importan. TNT va por buen camino.
⭐️⭐️⭐️1/2

DULCE FAMILIA


Fernanda Castillo
Dulce Familia, es de esas películas que tienen todas las buenas intenciones del mundo, pero que al final, su mensaje acaba diluido en melcocha de lo más pegajosa, comedia multicolor con la que ni a la fuerza te ríes, y una historia llena de fallas. Fernanda Castillo, en su personaje de mujer con preocupaciones sobre sus kilos de más, no resulta muy creíble, ya que no luce como una mujer realmente con sobrepeso. Para eso, los productores debieron haber llamado a una actriz realmente con esa complexión, y no decantarse por la "cara famosa" que hemos visto infinidad de veces en esta clase de películas. Tammy (Castillo) está pronta a casarse con su muy ñoño novio, y para su boda tiene pensado usar el vestido que su mamá (Florinda Meza, un monumento a la sobreactuación y al botox), una insufrible actriz luchando por mantenerse vigente, usó en su propia boda. El problema, es que el vestido simplemente no le queda, y que el cierre ni a golpes sube.
Por ello, Tammy se propondrá bajar de peso para demostrarle a su mamá y a sus dos hermanas, una vegana radical, que tiene una hija adolescente gritona y comedora compulsiva, y la otra, una nutrióloga insufrible, creadora de un programa radical para bajar de peso, que "querer es poder". El más grande problema de esta muy fallida película (de hecho, irá a mi lista de lo peor del 2019), no sólo es que como comedia femenina falla, al no ser en lo absoluto graciosa, sin chistes buenos, y con escenas ridículas (la "malla para la lengua", o la escena de la limpieza de colón es de lo más absurda, así como lo que ahí encontrarán), sino que la trama de la mamá diva-estrella-venida-a-menos termina distrayendo y teniendo igual peso que la historia principal.
Al final, la historia nunca toca fondo con su premisa sobre la excesiva importancia al físico, la autoestima, y el sentirse bien con uno mismo. Es más, se nota que ni el director ni los guionistas se preocuparon por tomarla muy en serio. Sets que lucen recién hechos y que parecen oler a pintura fresca, los uniformes de la panadería que se notan acabados de hacer, y personajes con los que uno no termina simpatizando mucho, se conjugan en un filme muy ñoño y no muy dulce.
⭐️1/2

THE INVISIBLE MAN


Elizabeth Moss tiene un enemigo invisible
The Invisible Man, el clásico de horror de la Universal de 1933, seguía en cierta medida la misma premisa de Frankenstein (otro clásico de la Universal, de 1931): la tragedia del científico en búsqueda de controlar la naturaleza, en su ambición por alcanzar la inmortalidad a través de un gran descubrimiento. Su descubrimiento, un medio para volverse, precisamente, invisible, se salía de sus manos, y su destino se veía amenazado con quedarse para siempre en ese estado.
En la decisión de los estudios por rehacer aquellos filmes de horror de la época dorada de Hollywood (luego del fracaso con la crítica de La Momia, producida por Tom Cruise, y a quien culpan por el fracaso del proyecto), llega el remake de The Invisible Man, un verdadero repunte y revitalización de estos remakes. En esta nueva historia, las cartas se juegan de manera distinta, dando un giro de 360 grados a la premisa del filme original; uno en donde ahora es un personaje femenino el que lleva el protagonismo. Una mujer es quien sobrelleva el peso emocional del filme, de hecho, un personaje fuerte que no se quedará con los brazos cruzados ante nada.
Cecilia (Elisabeth Moss, fenomenal), una arquitecta, ha escapado, en medio de la madrugada, de una vida de abusos, maltratos, y violencia junto a un novio abusador, Adrian(Oliver Jackson-Cohen). Sin nadie más en el mundo mas que su hermana, Emily (Harriet Dyer), Cecilia encuentra refugio en la casa de un amigo, James (Aldis Hodge), detective de policia, quien vive con su hija adolescente (Storm Reid). Sin embargo, Cecilia vive en un estado de constante ansiedad y pánico, por temor a que Adrian, un connotado investigador y especialista en óptica, pueda encontrarla.
Las cosas toman un giro inesperado, cuando Cecilia se entere, a través del hermano y abogado (Michael Dorman) de Adrian, que éste se ha quitado la vida. Es cuando Cecilia
empezará a experimentar fenómenos que parecen paranormales (ruidos extraños en la casa vacía, cosas que se mueven y caen, sábanas que misteriosamente son jaladas de la cama, etc.). ¿Será el espíritu de Adrian el que está acosándola y torturándola psicológicamente desde el más allá?

Dirigida por el actor y guionista Leigh Whannell (guionista de Insidious 1 y 2), la película le da completamente la vuelta a la historia que ya muchos cinéfilos conocemos. Guarda un par de cosas en común con el filme original, pero nos devuelve algo nuevo en su totalidad. Lo genial en la dirección de Whannell, es su prodigiosa manera de, no nada más manipular a su personaje femenino, sino a nosotros como espectadores, con un estupendo relato que apuesta por el camino del horror psicológico.
Llega un punto culminante en la película, en donde Cecilia se siente sola en el mundo, que nadie (ni su hermana) cree en ella y en lo que está experimentando. A la mitad, se siente que a la historia se le está acabando el combustible, pero minutos después toma un nuevo respiro y se recupera, justo cuando los problemas de Cecilia vayan en aumento. Lo interesante en esta nueva versión, es que Whannell no sólo ha sabido actualizar muy bien la historia, adaptando la realidad de los abusos físicos y maltrato a la mujer, sino también hablar sobre las complejidades en las relaciones entre hermanos. No será perfecta (un par de aspectos, al final, caen en lo inverosímil), pero la verdad es que Elisabeth Moss está impresionante, siendo capaz de mantener una emoción fija de ansiedad y pánico durante todo el filme.
⭐️⭐️⭐️⭐️

Vistas de página en total