viernes, 10 de julio de 2020

FAMILY ROMANCE LLC



Mahiro Tanimoto e Ishii Yuichi.

Lo que está por ver en Family Romance LLC, el más reciente filme del realizador alemán Werner Herzog, es cierto. Bueno, más bien, casi cierto. El director de Aguirre la Ira de Dios, Nosferatu, y Grizzly Man, ha decidido en esta ocasión filmar usando actores no profesionales, aventurándose por varios rincones de Tokio, y con un mínimo equipo de filmación. Sin embargo, lo más característico e interesante de Family, es la idea de filmar una historia alrededor de un negocio totalmente fuera de lo común, una empresa dedicada a proporcionar familiares o amigos substitutos a sus clientes, cuyo nombre da título a la película.

Pero lo más interesante es, quizás, que dicho negocio existe en la vida real, y lo todavía más interesante, es que su fundador, Ishii Yuichi, es el protagonista del filme, interpretándose a sí mismo. La historia es simple y directa. Yuichi es contratado para ser el padre substituto de una adolescente, Mahiro (Mahiro Tanimoto), por su adinerada mamá (Miki Fujimaki). Aunque Mahiro se nota seria, tímida, y no muy abierta a seguir el juego al inicio, es hasta que, entre paseos por parques, visitas a ferias, pláticas de redes sociales, y viajes (que pudieron o no haber ocurrido) que Yuichi consigue conectar y ganarse la confianza de la chica, empezando así una relación extraña de padre-hija, que consigue construir un poco de química y cierto encanto.

Family Romance LLC no se encuentra entre lo mejor de Herzog, pero es innegable que la película termina siendo una curiosidad en su filmografía, algo que cae en lo extravagante y experimental, así como con algo qué decir sobre las relaciones humanas a inicios de la nueva década, en parte documental, en parte ficción. A lo mejor Herzog hubiera preferido hacer una película enteramente documental sobre este negocio. Junto a la historia (¿imaginada?) de Mahiro y Yuichi, la narración a ratos se desvía, para irse a terrenos todavía más bizarros, por ejemplo, pequeñas escenas mostrando un negocio dedicado a los funerales ficticios (para gente interesada en sentir lo que es estar dentro de un ataúd, y en un servicio funerario), o un hotel en donde los recepcionistas y hasta los peces de un acuario, son robots; o aquella escena que tiene lugar en una estación de tren, extraña y desconcertante.

Aunque hay momentos en que la parte ficticia no se siente que funciona del todo, que no es muy creíble (tal vez debido a que no tenemos actores reales actuando frente a nosotros), y que hubo instantes en que sentí que Yuichi tenía que esforzarse un poco más por interpretar mejor su papel de papá frente a Mahiro, el caso es que, en manos de un maestro como Herzog, la película acaba involucrándote emocionalmente. Al final, Family puede considerarse como una historia, no nada más sobre un mundo en que los seres humanos cada vez viven más una realidad virtual en lugar de una más auténtica, sino sobre un negocio dedicado a llenar vacíos emocionales de sus clientes, sin considerar mucho las consecuencias, y como vemos al final, los riesgos que eso conlleva. Disponible en mubi, y otras plataformas digitales.
⭐️⭐️⭐️1/2

EDDIE REYNOLDS Y LOS ÁNGELES DE ACERO


Unos ángeles de acero algo oxidados
Unos ángeles de acero algo oxidados.

Una idea que no te crees ni a golpes. Bono, de U2, quiere comprar los derechos de una canción compuesta por una vieja banda de rock mexicana, ahora disuelta (¡ajá, sí!). Con un contrato en millones de dólares de por medio (de nuevo, perdón ¡ajá, sí!), la ilusión del viejo vocalista de la banda (Damián Alcazar), según el guión, en sus "cincuenta y tantos" (de nuevo ¡ajá, sí!), y sus no menos viejos colegas, se ve evaporada cuando descubren, de pronto (otra cosa difícil de creer ¡Ajá, sí!) que la canción tiene un segundo autor, el guitarrista de la banda, desaparecido y sin rastro de él. El problema, claro, será que el contrato no podrá concretarse si Santos (Arturo Ríos), el guitarrista en cuestión, no está presente para firmar.

Nunca está claro cómo se llevará a cabo esta negociación, es decir, si Bono y su manager vendrán a México, o si la banda tenga que ir a Europa. El caso es que (y para no arruinar la historia para quienes no hayan visto el filme), algo ocurre que provocará que el asunto se posponga por largos... ¡dos años! (otra cosa que no me creí para nada, este lapso de tiempo). 

Me hubiera gustado ver que se explotara más esta idea del contrato entre U2 y la banda mexicana (por más inverosímil que pueda ser), y que la historia no se fuera por el camino fácil y ya muy visto antes: viejos músicos de rock teniendo una excusa para reunirse y tocar de nuevo, con los clichés de siempre, es decir, el músico alcohólico, luchando con sus adicciones y tratando de reconectar con su familia, o el vocalista con un secreto del pasado, el cual provocó que la banda se separara (secreto que podemos más o menos adivinar a mitad del filme). Algo gracioso, pero ¿no habíamos visto a Arturo Ríos interpretar un personaje similar en "Entre Pancho Villa y una Mujer Desnuda"? Creo que sí, sólo que aquí es versión guitarrista borracho, y no alucina viendo a Villa, sino a Carlos Santana. Al final, buenas actuaciones, pero nada nuevo bajo el Sol.
⭐️⭐️

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