viernes, 12 de diciembre de 2014

KILLER JOE * * * 1/2

NEGOCIOS RIESGOSOS. Emile Hirsch
y Matthew McConaughey.
Killer Joe es un banquete difícil de digerir, pero adecuado para curiosos ávidos por ver cómo este material es trabajado por William Friedkin (The Exorcist). Basada en la obra teatral escrita por Tracy Letts (adaptada por él mismo para la pantalla), su cuadro de actores está encabezado por un sorprendente Matthew McConaughey, interpretando el Killer Joe del título. Joe es un detective en Texas, el cual trabaja secretamente como matón a sueldo, con un profesionalismo que tal vez choque con su facha de marshall. Joe es contratado por Chris (Emile Hirsh) para asesinar a su madre y así cobrar la cuantiosa póliza de un seguro de vida, para saldar una deuda que tiene con un traficante de drogras. 

Dentro de lo políticamente incorrecto en esta película, con sabor a novela pulp de bolsillo, vemos al padre de Chris (Thomas Haden Church), el ex marido de la mujer y que vive ahora con la empleada de una pizzería (Gina Gershon), convertirse en el cómplice de su hijo en este retorcido plan. En  adelante, la relación entre ambos será la de dos criminales idiotas tratando de llevar a cabo el que creen será el negocio de sus vidas. Es lo que ira construyendo el humor negro de un filme que recuerda a Fargo, lo cual despierta la curiosidad por saber cómo hubiera quedado esta historia en manos de los hermanos Coen.

El plan de Chris empieza, obviamente, a tener obstáculos, como el hecho de que la tarifa de Joe por el trabajo sea más alta de lo esperado. Para cubrir la deuda, Chris decide entregarle a su propia hermana menor (Juno Temple), una adolescente con cierta pasión por las artes marciales. Una escena del filme,   muestra a Dottie, la chica, y a Joe, en un sugerente acto sexual que raya en la pederastia, no apta para todos los gustos ni sensibilidades, y además una escena en donde Joe le da un uso a una pierna de pollo que desafía los límites de toda perversión. 

McConaughey y su "mcconaissance" siguen levantando las cejas de los críticos. No hay duda que el actor ya está ubicado en otra órbita histriónica, en una sintonía diferente, dejando entrever que lo suyo está ahora en interpretar personajes emocionalmente complejos, que realmente representen un reto. Su Joe es perverso, intrigante, insano, y con un toque de policía de filme de los 1970s. Todo el reparto está impecable. Emile Hirsh le hace competencia a McConaughey en su interpretación del inestable chico, un verdadero cabrón, pero al final es este último quien es inalcanzable en su actuación. Poco a poco va revelando un pathos impredecible, inesperado. El problema, es que la película acaba siendo demasiado retorcida y enfermiza para su propio beneficio, incluso un poco camp en la escena final. 

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