miércoles, 10 de abril de 2019

DUMBO

Colin Farrell como el entrenador del más famoso elefante de Disney.
Muchos clásicos de la Disney se pueden considerar intocables, a la hora de querer adaptarlos con actores de carne y hueso. Para ello, se necesita que el proyecto caiga en las manos adecuadas. Con Dumbo -precisamente, uno de esos clásicos- es la segunda vez que Tim Burton se echa encima la tarea de adaptar un clásico animado de la Disney (cosa que ya hizo con "Alice in Wonderland", mientras que en "Alice Through the Looking Glass" fungió tan sólo como productor). El resultado es satisfactorio (yo diría muy satisfactorio, para el riesgo tomado), pero también interesante, y no tan obscuro como muchos fans del cine de Burton esperarían.

Si bien no estamos ante el mejor filme de Burton, es justo decir que esta versión, no corregida, pero sí aumentada, del filme animado de 1941 (basado, a su vez, en el libro escrito por Helen Aberson y Harold Pearl, y que originalmente dura 1 hora y cinco minutos), terminará atrapándote. El realizador convierte al elefantito del título en uno de sus típicos personajes atormentados y rechazados por ser diferentes; incomprendidos y marginados. Rechazado por ser visto como un fenómeno, debido a sus enormes orejas (sello distintivo del personaje), y además capaz de volar.
Lo interesante de la versión de Burton, es su apuesta por una película plena de animales generados digitalmente, y ninguno de ellos parlante. Se extraña la presencia del ratón Timothy, protector y único amigo de Dumbo. Algo que termina jugando en contra de este remake de Dumbo, es lo mucho que acaba pareciéndose a Water for Elephants (2011). Originalmente llamado Jumbo, el elefantito llega al mundo (no traído por las cigüeñas) en el circo ambulante de los Hermanos Medici (que en realidad es uno sólo y es interpretado por Danny DeVito). A punto de caer en la ruina, Medici ve la oportunidad de explotar a Jumbo al ver que sus grandes orejas le permiten volar, siempre y cuando pueda succionar una pluma de ave.
Dos niños (Nico Parker y Finley Hobbins, quienes aquí toman el papel del ratón, y funcionan como amigos y protectores del elefante), con la ayuda de su papá (Colin Farrell, con un flojo acento sureño), un entrenador de caballos, quien acaba de llegar de la guerra y sin un brazo, intentarán que el paquidermo se adapte al mundo del espectáculo sin morir en el intento. Y vaya que habrá momentos de verdadero peligro. Las cosas se pondrán complicadas cuando a escena entre un acaudalado empresario circense (Michael Keaton, con un ridículo peluquín rubio), quien verá en el elefante una mina de oro, y con sus millones convertirá al circo en un gigantesco parque de diversiones temático (estilo Disneylandia). Si bien inyectará más presupuesto a los espectáculos, Vandevere, el empresario, seguirá lineas poco escrupulosas, donde primero estará el factor espectáculo, y luego la seguridad de sus artistas, incluyendo al ahora rebautizado "Dumbo".
Hay varios puntos a favor de la película. No le cae tan mal a la historia el ser aumentada una hora más, con una premisa sobre el dinero y el corporativismo como los verdaderos villanos. Se disfrutan de más "horas de vuelo" de Dumbo, al cual ahora se le puede montar (en referencia al juego original de Disneylandia). Eva Green interpreta a una guapa artista francesa, la cual intentará montar a Dumbo. Mientras, el conmovedor y lacrimógeno drama de haber sido separado de su mamá, es también aumentado. Dumbo en sí es una gran creación animada. Luce espectacularmente realista, incluso al volar, pero también es conmovedor, irradia ternura, y dolor, al ser objeto de burlas del público. La clásica escena del show del incendio resulta emocionante, como algunos otros instantes del filme. Sin embargo, hay algunos problemas. Las actuaciones, en general, son planas. Los niños, de los cuales esperas mucho más, son inexpresivos y algo inertes. Otra cosa, es que se extraña la genial secuencia diseñada por Dalí en la película animada. No es que se espere algo idéntico en esta versión, aunque sí algo cercano. Aquí, todo es resuelto como un simple y nada espectacular show de burbujas, que Dumbo observa (no precisamente intoxicado, como en la película original), como un espectador más, trayéndole recuerdos de su madre ausente.
Este nuevo Dumbo, con sus aciertos y desaciertos, tiene suficientes dosis de encanto y magia que desafía la gravedad, para las nuevas generaciones que no conozcan todavía la versión animada. ¿Y para los fans de Burton? Tienen la oportunidad de ver juntos nuevamente a Batman y al Pingüino (perdón a Keaton y a DeVito), 27 años después. 
⭐️⭐️⭐️1/2

FIGHTING WITH MY FAMILY

Jack Lowden y Florence Pugh.
A la lucha libre poco o nada puede tomársele en serio, al ser más un espectáculo que un deporte. Pero lo mejor de una película como Fighting with My Family, es cómo logra que lo tomemos en serio, aunque sea por un par de horas, especialmente los que no somos ni fans ni muy afectos a ver las luchas de la WWE. En su segundo largometraje, Stephen Merchant sorprende enormemente con un filme que usa a la lucha libre más como una plataforma y telón de fondo para entregarnos un estupendo y disfrutable melodrama familiar.
La historia está inspirada por "The Wrestlers: Fighting with My Family", un documental sobre el caso real de la familia Knight, dedicada a la lucha libre en una pequeña localidad de Inglaterra. The Rock, quien actúa brevemente en el filme, descubrió el documental, y decidió llevar al cine la historia de los Knight, dedicados a dar espectáculos en pequeños locales, y que han hecho de las luchas su modo de vida. Nick Frost y Lena Headey, interpretan al papá y la mamá, respectivamente, cabezas de esta troupe de luchadores. Sin embargo, todo cambiará para la familia cuando Saraya "Paige" Knight, la única hija, y su hermano Zak (Jack Lowden), tengan la oportunidad de sus vidas para formar parte de la WWE, al ser invitados por un coach (Vince Vaughn, en plan férreo, duro, y algo despiadado) a una audición a los E.U.
La cosa será algo más que buscar gente dispuesta a subirse al ring, fingir golpes, dar saltos mortales, contorsionarse, y azotarse. Vince Vaughn les hará saber que se necesita más que eso, como tener personalidad, originalidad, autenticidad, y claro, tener condición física. En resumen, ser todo un "hombre/mujer espectáculo". El gran golpe para los hermanos vendrá cuando nada más sea uno de ellos, Paige, la gran afortunada en ser seleccionada. Y no es decir mucho el revelarlo (quienes vean el trailer antes lo adivinarán con facilidad). Es aquí cuando nuestra historia realmente empieza, cuando tanto Paige como Zak tengan que pasar una prueba más dura que el ser seleccionados, es decir, el crecer y el madurar; el aceptar que no siempre se gana, y especialmente, de demostrarse apoyo mutuo. La prueba será dura también para la familia ¿Será su fin como grupo de luchadores?
No es necesario ser fan de las luchas para disfrutar la película. Aquellos que no lo sean, y sientan que deben rehuir de ver el filme, no podrían estar más equivocados. Fighting tiene suficiente alma y corazón, además de un buen humor, sin llegar a ser una parodia del universo de las luchas. La trama termina siendo conmovedora en su segunda mitad, y lo que es notable, es la manera de Merchant por darle un tratamiento sensible a todo el asunto. Tal vez suene a una película más sobre el "querer es poder", de "luchar por lo que quieres y sueñas" (algo cercano a la versión femenina de Rocky, pero en las luchas, tal vez). Pero la actuación de Florence Pugh y de Jack Lowden están tan llenas de brío, fuerza, y emoción, que a la cuenta de tres ya estás en la lona, atrapado por una historia que en ningún momento quiere hacerte aficionado a las luchas, con todo y ser un descarado promocional para la WWE. En su escena final, quizás luches por ese nudo que se empiece a formar en tu garganta. 
⭐️⭐️⭐️ 1/2

BEAUTIFUL BOY

Timothée Chalamet y Steve Carrell.
Desde la primera escena de Beautiful Boy, empezamos a sentir el peso del drama que estamos a punto de ver. Steve Carell, interpretando a un desesperado padre, sentado frente a un escritorio (y frente a nosotros), narrando, con rostro apesadumbrado, mirada cansada, y casi derrotado, a la persona del otro lado (de hecho, más adelante sabemos que se trata de Timothy Hutton, en un pequeño papel) que su hijo es adicto a las drogas. Necesita ayuda y orientación, ya que no sabe qué hacer. Es justo ahí cuando nos damos cuenta de la calidad de un actor como Carell, quien lo mismo sabe desenvolverse en el género de la comedia, como en el drama. ¿Ejemplos? Varios: FoxCatcher, o, más recientemente, Vice.
Beautiful Boy (de hecho, el título está tomado de la famosa canción que John Lennon dedicó a su hijo Sean), dirigida por el belga Felix Von Groeningen, y basada en las memorias de David y Nic Sheff, padre e hijo respectivamente, demanda atención del espectador. No es la clásica historia del adolescente auto destructivo, atrapado en una terrible adicción a las drogas. No sigue una narración precisamente lineal, sino fragmentada. Hay muchos flash-backs, y saltos arbitrarios en el tiempo, para contar una historia sumamente conmovedora y emocionalmente demoledora a la vez, la cual, más que tratar sobre el problema de las adicciones, es sobre el profundo amor de un padre hacía su hijo, y sobre ese lazo indestructible que se forma entre ambos y que jamás se rompe.
En ningún momento la intención del realizador es sermonear, o hacer un relato aleccionador, por más que veamos a Nic, el joven hijo, interpretado maravillosamente por Timothée Chalamet (de esos jóvenes actores que no se dan en los árboles, y que se notan dedicados a encauzar sus carreras por caminos serios, lejos del mainstream hollywoodense), tropezar con la misma piedra una y otra vez, experimentar con toda clase de drogas, jugar con la muerte, y llegar al límite al consumir metanfetaminas.
En todo el ir y venir a través del tiempo, en el que vemos a David, un periodista independiente, recordar varias etapas de la niñez de Nic, justo en los momentos más tensos del filme, de discusiones explosivas, del estira y afloja en su relación, mientras trata de llevar su nueva vida junto a su segunda esposa (Maura Tierney) y dos hijos pequeños, uno se pregunta ¿en qué punto todo empezó a ir mal para Nic? Con su talento, y gusto para dibujar y escribir. ¿Hubo malas amistades de por medio? ¿Fue David muy relajado con él, ignoró señales? Sólo sabemos que todo empezó con cigarros de mariguana, y de ahí todo se descarriló para Nic. No hay mucha explicación de por medio al respecto.
Sin embargo, lo impresionante es ver, en un momento de la historia, lo que es capaz de hacer David con tal de ayudar a su hijo y tratar de entenderlo, como investigar profundamente sobre las drogas que Nic consume, o el hecho de él mismo consumir las drogas para tratar de meterse en la piel del chico. Groeningen consigue involucrarnos en este tour de force de dos grandes actuaciones, de ponernos en medio; de hacernos sentir la desesperación e impotencia del padre, así como la confusión e inestabilidad del hijo. Al final, el mensaje (porque siempre hay moraleja en este tipo de historias) es no tanto "las drogas te matan", sino "un padre siempre estará ahí para un hijo, en las buenas y en las malas". 
⭐️⭐️⭐️⭐️

CAPTAIN MARVEL



Brie Larson como la Capitana Marvel.
No a muchos nos suena el nombre de "Capitana Marvel", y tal vez se tenga que estar muy versado en cómics para saber que es una creación de Stan Lee, y que tiene su propio cómic. De todo el universo Marvel, el de la capitana quizás sea el menos familiar. Pero eso no es motivo para rehuirle al primer filme dedicado a esta veterana del MCU, y pasar un buen rato. Tampoco creo que aquellos que pertenecemos a las audiencias masculinas, debemos sentirnos intimidados por algo que, con seguridad, se ha salido completamente de contexto. Es decir, los comentarios que ha hecho Brie Larson, quien da cuerpo y mucha alma al personaje. Según ella, le es más importante escuchar las opiniones de mujeres respecto al filme, que las de los críticos de cine "masculinos y blancos", y de los hombres, en general. Ya incluso se le ha calificado de "odia-hombres", así como de fomentar, durante la promoción de la película, el ultra feminismo que Disney, supuestamente, está transmitiendo cada vez más en sus películas.
Como sea, Capitana Marvel no es tan ultra-feminista como parece, y es la película adecuada para aquellos que quieran adentrarse en los orígenes de los Avengers. Está llena de referencias y conexiones a recientes películas de la Marvel (como Thor, Avengers, Guardianes de la Galaxia). Suena a que hay que ponerse al corriente con muchas cosas, pero no es tanto así, ya que el filme se sostiene por sí solo; una "opera espacial" que, para ser una película dominguera sobre una super heroína, aborda bastante bien, y con cierta profundidad, el tema de la memoria y la identidad.
Y para aquellos que vivimos los 1990s de lleno, será todavía más entretenida la experiencia. Nuestros cables de la nostalgia echarán chispas, al ser transportados, en un tronar de dedos, a 1995. El soundtrack está pleno de canciones que ya son clásicas de la época (Nirvana, Garbage, R.E.M.),o por el hecho de ver que nuestra capitana aterriza, violentamente, en uno de los ya desaparecidos Blockbuster (dicen que aún existe uno en E.U.). Vers, la capitana, se encuentra durante una misión, bajo las órdenes del jefe del grupo Star Force (Jude Law), al cual pertenece. Star Force se encuentra persiguiendo a un grupo de alienígenas verdes, de orejas puntiagudas, y como salidos de Star Trek, los skrull, quienes han llegado a la Tierra en plan no muy amistoso.
A su llegada a la Tierra, Vers se encontrará con un muy joven Nick Fury (Samuel L. Jackson), todavía con sus dos ojos, miembro de los Agents of Shield, con quien hará equipo para detener a los skrull (quienes pueden cambiar de forma y apariencia). Si hay algo que sorprende, es que la dirección está a cargo de Anna Boden y Ryan Fleck, quienes vienen de trabajar en cine más independiente y de más bajo presupuesto (Sugar, Half Nelson), y sin experiencia previa alguna en películas de superhéroes de presupuestos millonarios. Y la elección de ambos no podía haber sido mejor. Quizás, gracias a eso es que la película, con todo y ser un filme cargado de efectos especiales, de trepidantes escenas de acción, tanto en la tierra como en el aire, tiene un guión (escrito por ellos mismos) en donde se nota la importancia que le han dado al personaje principal y su desarrollo. La historia avanza y se mueve por caminos interesantes, no precisamente muy lineales, y que tienen que ver con el conflicto de Vers por descubrir quién fue antes de ser una policía espacial de élite; con un pasado tal vez no muy lejano en la Tierra, en donde alguna vez su nombre fue Carol, y una piloto de la fuerza aérea.
Lo mejor es no decir más. Captain Marvel (perdón Mar-VEL, con énfasis en la segunda sílaba), es algo fuera de lo convencional, llena de sorpresas y giros, con buen humor (hay líneas muy graciosas), y que te acaba encadenando con su personaje femenino, con su fortaleza e independencia. Annete Benning tiene una participación pequeña, pero fuera de todo lo que se le ha visto hacer antes, luciendo espectacular, e interpretando a un personaje llamado "Suprema Inteligencia". En tanto, Ben Mendelsohn, como el jefe de Fury, tiene un par de aces bajo la manga, con una doble interpretación que sobresale, sin importar los kilos de maquillaje encima. Un consejo: hay que quedarse al final de los créditos.
⭐️⭐️⭐️1/2

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