martes, 2 de enero de 2018

BRIGHT * * 1/2

Joel Edgerton y Will Smith 
Quienes se animen a ver Bright, no esperen muchas explicaciones sobre lo que están a punto de ver. Aquí, humanos coexisten junto a orcos, elfos, hadas, y magia. No, no es "Lord of the Rings". Es Los Ángeles, tiempo presente. Es como si la Tierra Media se hubiera fusionado con nuestro mundo, en una buddy movie policiaca protagonizada por Will Smith. La premisa podrá sonar ridícula, pero el realizador David Ayer (Fury), y el guionista Max Landis (Victor Frankenstein), juegan con la fórmula y consiguen que, en general, funcione. Bright termina siendo un churro palomero, que si ponemos nuestro cerebro en neutral, puede resultar entretenido la mayor parte del tiempo. 
Will Smith interpreta a un policía de Los Ángeles, Daryl Ward, quien es forzado a aceptar como compañero a un orco, Nick Jakoby (Joel Edgerton, enfundado en capas de maquillaje), recién ingresado al cuerpo de policía. Lo malo, es que no han empezado con el pie derecho. Nick falló en proteger a Ward, después de que un orco intentó asesinar a este último. La prueba de fuego para ellos vendrá cuando tengan que enfrentar a una secta de elfos, los inferni, liderados por Leilah (Noomi Rapace), quien busca apoderarse de una poderosa vara mágica, mientras espera la llegada del Señor Obscuro. 
Bright pudo haber sido una película más interesante, de haber explorado más la idea de presentar a los orcos como una especie marginal, quienes viven en una sociedad que los desprecia y discrimina de una forma racista. Desafortunadamente, Ayer se conforma con dejar al filme más como un thriller dominguero, de esos para matar un par de horas en un fin de semana. Will Smith está bien en su actuación, con su típico carisma y humor estilo "Men in Black". Pero quien sorprende más es Joel Edgerton, quien debajo de todo el maquillaje logra una actuación con fuerza, así como dotar de alma, corazón, e inocencia a su orco.

STAR WARS: THE LAST JEDI * * * *


¿SERÁ EL ÚLTIMO? Daisy Ridley y Mark Hamill.
Al final de The Force Awakens (también conocido como el Episodio VII) se nos dejó picados con tan sólo un guiño de lo que veríamos ahora en The Last Jedi (o Episodio VIII): el regreso de Mark Hamill como Luke Skywalker (34 años después de haber sido estrenado el Episodio VI, The Return of the Jedi). En esta segunda entrega de la nueva trilogía, sabremos qué ha sido de nuestro héroe en todo este tiempo. Luke se encuentra en total autoexilio, viviendo como ermitaño en una isla, en compañía de la fauna alienígena que le provee de todo lo que necesita para sobrevivir (incluyendo unas criaturas llamadas Porg, una cruza de pingüinos con conejillos de india). Ahí llega Rey (Daisy Ridley), en donde encontrará a un Luke avejentado, cansado, y no muy optimista. Luke es ahora un retirado maestro de aprendices Jedi, y no está precisamente en búsqueda de embarcarse en más aventuras. Tampoco recibirá a Rey con los brazos abiertos, a la hora que ésta le pida ser su maestro, y así aprender a manejar sus poderes y habilidades. 
JJ Abrams (quien dirigió The Force Awakens, y ahora funge como productor ejecutivo) le ha pasado las riendas de la dirección a Rian Johnson (realizador de la genial y muy entretenida Looper). Aunque ha hecho un buen trabajo, se nota que hubo momentos en que la historia estuvo a punto de salirse de sus manos. The Last Jedi quiere abarcar mucho. Paralelamente, en la trama también tenemos a la ahora general Leia (la fallecida Carrie Fisher, en una actuación póstuma), a cargo de la flota de naves rebeldes que se encuentran enfrentando a la "Primer Orden" imperial, a cargo del General Hux (Domhnall Gleeson, con una sobreactuación que sabe manejar a su favor). Ahí, el temerario piloto Poe Dameron (Oscar Isaacs) se encuentra peleando en compañía de su androide BB8. Junto al resucitado desertor stormtrooper Finn (John Boyega), se embarcarán en una misión que no tiene mucho de nuevo, en relación con lo visto en películas previas. Ahora se integra al equipo Rose Tico (Kelly Marie Tran, de ascendencia asiática), una experta mecánica. En cierta escala que hacen por una especie de "Las Vegas espacial" (porque no falta esa "cantina" o "bar" poblado de toda clase de criaturas alienígenas), se les une Benicio del Toro, interpretando a una especie de hacker y traficante, simplemente llamado DJ. Por otro lado, el liderazgo de Kylo Ren (Adam Driver) es puesto a prueba por Snoke (Andy Serkis), el supremo líder que en el filme anterior nada más habíamos visto en forma de holograma. 
Honestamente, este no ha sido el gran regreso de Luke Skywalker que esperaba. No es que como seguidor de la saga de Starwars no me haya emocionado verlo subirse nuevamente al Halcón Milenario, aunque nada más haya sido para explorar su cabina, recorrer sus pasillos, y reencontrarse con un viejo amigo, R2D2 (un momento de total nostalgia, aunque demasiado pasajero). Pero al final, te quedas con la boca algo torcida, con un gesto de incertidumbre, pensando "¿Y ya?". Si hay algo que reconocer, es que The Last Jedi (¿Es en plural, o en singular? ¿Es sólo un jedi el que queda?) termina siendo mucho mejor que The Force Awakens. En sus dos horas y media de duración, demuestra ser más compleja, emocionalmente más profunda en su aproximación a Rey, quien sigue tratando de saber quiénes son sus padres, y deberá demostrar a un escéptico Luke que es digna de ser su aprendiz. 
The Last Jedi es como una mezcla de The Empire Strikes Back y The Return of the Jedi (Hay una batalla en la nieve que recuerda totalmente a aquella, al igual que una buena secuencia en la sala de Snoke, que recuerda el encuentro de Luke con el Emperador en la última). En general, las nuevas películas, aunque buenas y entretenidas, siguen quedándose algo atrás frente a la trilogía clásica de StarWars, Sus nuevos héroes no son tan interesantes como los personajes de la saga original. Rey, Poe, y Finn tienen presencia en pantalla, pero les siguen faltando carisma, profundidad, y más desarrollo como personajes. 
Lo que no escasea en The Last Jedi, son escenas visualmente impresionantes, como aquella en donde una nave rebelde destruye, de un corte limpio y a la velocidad de la luz, toda una flota imperial. O aquella en donde un Luke débil, lleno de dudas, y vulnerable, ve como una especie de "Moises" de otro mundo un árbol ardiendo en llamas. Mientras, cierto personaje entrañable hace su aparición para ponerlo en el camino correcto de la fuerza ("Todos los maestros llevamos la misma carga", le dice, y con esto ya he revelado un poco quién es). Todavía hay otra oportunidad, el episodio IX, de que los nuevos personajes demuestren que tienen algo verdaderamente rescatable qué ofrecer.

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