martes, 30 de agosto de 2016

INDEPENDENCE DAY: RESURGENCE * *


TARDÍO RESURGIR. Jeff Goldblum y Liam Hemsworth. 
¿Tiene algún sentido hacer una secuela de Independence Day sin Will Smith en el reparto? No mucho. Es como enterarse que el alma de la fiesta no podrá asistir porque ha tenido un contratiempo,  y te tienes que conformar con la compañía de conocidos y rostros más o menos familiares. Esa es la sensación que te queda luego de ver Independence Day: Resurgence, la secuela de aquel filme de acción y ciencia ficción, que llega con 20 años de retraso. Roland Emmerich supo crear con la primera ID, en 1996, la fórmula de invasión extraterrestre combinada con pánicos apocalípticos sobre el fin del mundo, incluyendo batallas en el aire, y acción sobrepatriotera. No era muy buena, pero poco a poco se consolidó como un clásico blockbuster palomero de acción de mediados de los 1990s. 

Dirigida nuevamente por Roland Emmerich, IDR adolece de sobredosis de efectos CGI, mucha pirotecnia digital, raciones contadas de acción, pero desafortunadamente menos diversión. Entre que nos preguntamos si la ausencia de Smith ha sido porque no le llegaron al precio, o si estaba más interesado en hacer Suicide Squad (la cual, de hecho, no fue una mejor elección de todas formas, pero bueno), el caso es que a Resurgence le ha faltado su carismático poder de estrella. Además, por supuesto, una mejor historia, incluyendo, un mejor pretexto para traer a los aliens de vuelta a la Tierra. 

Lo mejor que se les pudo ocurrir para explicar la ausencia de Steven Hiller (Will Smith), es que este murió en el cumplimiento de su deber. Ahora su hijo, Dylan (Jessie T. Usher), siguiendo sus pasos como piloto de combate, se encuentra a punto de iniciar su primera misión de importancia.  Por otro lado, E.U. ahora tiene una base militar defensiva en la Luna, en estrecha colaboración con China. Ahí está trabajando nuestro nuevo potencial héroe, interpretado por Liam Hemsworth, no muy afortunado tratando de llenar los zapatos de Will Smith. Sin embargo, el ritmo de trabajo se verá roto, cuando una extraña e inexplicable visita de los aliens sea interrumpida al ser  atacados por error por la fuerza aérea. 

Por alguna razón, el estado mental del ahora expresidente Whitmore (Bill Pulman) no parece muy estable, sin rastro de la impecable y pulcra imagen presidencial que ostentaba 20 años atrás. ¿Representa alguna ventaja que tengamos pleno conocimiento de la tecnología extraterrestre, así como que conozcamos el comportamiento de los aliens debido a que el gobierno tiene a varios como prisioneros? ¿Será bueno que una estudiosa (Charlotte Gainsbourg con un extraño acento) haya descifrado su lenguaje y escritura? ¿Será de ayuda que una especie de paramilitares en África sean expertos cazadores de los aliens, y conozcan anatómicamente sus puntos débiles? ¿La película se salvará por el simple hecho de tener en el reparto a Jeff Goldblum, repitiendo su papel de David Levinson? La respuesta es: más o menos, o... no exactamente. 

La sorpresa vendrá cuando los científicos, encabezados por el ahora más excéntrico Dr. Brakish Okun (Brent Spiner, de vuelta), quien ha despertado de un largo coma, se enteren que los aliens quizás nunca se fueron, y que su "reina madre" ha estado viviendo oculta, "invernando", en la Tierra. Es evidente que la mayor apuesta al planear esta nueva ID fue la nostalgia, pero no ha sido suficiente. Hay nostalgia, sin duda, al ver el viejo reparto de regreso en sus papeles (incluyendo a Judd Hirsh, interpretando al papá de Levinson), pero Roland Emmerich no ha entregado más que un desastroso e indisciplinado filme de acción, de esas películas contractuales que se hacen "por cumplir". Carece de las impactantes imágenes icónicas que fueron el sello de la primer película (¿Acaso alguien ha olvidado la escena de la Casa Blanca siendo destruida por un rayo láser inmenso?), y cometió el gran error de haber desaprovechado totalmente a Jeff Goldblum. Su actuación acaba opacada entre efectos especiales, acción descontrolada y bombástica, y sin lineas que se queden en nuestra memoria. La presencia de los aliens se siente menos amenazante en esta ocasión. Pero el problema de IDR, es que no hay nada que nos sorprenda como hace 20 años. ¿Y para esto regresaron los aliens? Ojalá ni se molesten en hacer la tercer película. A lo mejor ahora ni Jeff Goldblum quiera aparecer en ella.

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