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En una escena del segundo largometraje del realizador mexicano Carlos Reygadas, Batalla en el Cielo (2005), un humilde hombre, empleado de seguridad y chofer de una chica adinerada, llega a una gasolinera a cargar combustible. Muchas cosas suceden en ese sitio y sus cercanías: el paso de una peregrinación religiosa, la llegada de una familia numerosa en un coche grande, o escuchar un concierto de Bach como música ambiental del establecimiento, sincronizada con los ruidos de un motor.
Es uno de tantos momentos sublimes en la película, que tuvo un éxito rotundo de crítica en el Festival de Cannes y que puso a Reygadas en la mira del país galo, como una gran promesa de la cinematografía mexicana. Sin llegar a los niveles de Japón (2002), su anterior y primer largometraje (igualmente apreciado en Europa), Batalla en el Cielo es la tormentosa crónica de Marcos (Marcos Hernández), quien lleva una vacía relación con su esposa (Bertha Ruiz). El trabajo de Marcos es estar presente cada madrugada cuando se iza la bandera mexicana en la famosa Plaza del Zócalo, como miembro del cuerpo de seguridad.
El filme abre de una manera que puede ser tan provocadora como se quiera. Reygadas, de una manera lenta y, al mismo tiempo, “limpia”, nos va revelando el cuerpo obeso de Marcos desnudo, con su rostro inexpresivo, para descubrir que Ana (Anapola Mushkadiz), la chica que lleva al colegio, le está haciendo una felación, explicita en toda la extensión de la palabra. Como breviario cultural, se dice que en México esta escena fue eliminada o, tengo entendido, manipulada (por orden de Reygadas, según él mismo confirmó en una entrevista), para hacer menos explicita la situación.
Como sea, hay muchos elementos de Batalla en el Cielo (presentes también en Japón), que ya empiezan a definir su estilo y temáticas: la historia iniciática de un ser enfrentado con sus culpas. En Marcos será la supuesta fidelidad hacia su también obesa esposa, al igual que la carga psicológica por un crimen que cometió. Su camino en coche por las calles de la ciudad, la llegada a parajes verdes y montañosos (aquí nebulosos, donde el personaje se enfrenta a su propia soledad), el provocador trasfondo católico, etc., son elementos que definen su trayecto hacia una suerte de purificación espiritual. La fotografía es el aspecto que el realizador (abogado de profesión) cuida más. Gusta mucho de los movimientos de cámara estilizados y, al mismo tiempo, de los encuadres estáticos.
Batalla en el Cielo es un mirada al cuerpo humano personalísima, transgresora, evidente en esa manera de filmar los recovecos de la obesidad de sus personajes, a quienes filma teniendo relaciones sexuales frente a una imagen de la pasión de Cristo. Los personajes, en la todavía muy corta filmografía de Reygadas, son silenciosos, aparentemente sin emociones o sentimientos, buscando actores no profesionales para interpretarlos.
Reygadas es un director del “silencio ruidoso”. Las palabras no son lo más importante, sino el sonido ambiental, como en aquella otra escena en la que, simplemente, se escuchan las alarmas de unos despertadores.
Formalmente, el trabajo de Reygadas es impecable, pero siento que al darle demasiada importancia a este aspecto olvidó un poco la historia que se proponía contar. Hay instantes en los que no se llega a entender del todo lo que realmente está sucediendo. Pero es loable para un realizador mexicano hacer un cine diferente, técnicamente propositivo, con un estilo propio y que, además, ha decidido sabiamente aprovechar las ventajas de la coproducción (el filme está producido entre México, Bélgica, Francia y Alemania). Pude felicitarlo personalmente en el momento del estreno, y fue un orgullo para mí estrechar la mano de este joven artista, con una carrera en pleno ascenso.
++ El DVD incluye el tráiler, escenas eliminadas, ficha artística, ficha técnica y biofilmografía del director. Existe también un paquete que, además de "Batalla en el Cielo" incluye "Japón". Está última no tuvo estreno comercial en España.