viernes, 21 de septiembre de 2007

EN CARTELERA: NO RESERVATIONS * *

No hace daño ver, de vez en cuando, una comedia romántica de Hollywood, insulsa e inofensiva. En la recta final de la temporada veraniega, una comedia del tipo de No Reservations (E.U.-Australia, 2007) corre el peligro de acabar perdida entre los éxitos de taquilla, pero más bien porque no tiene nada memorable qué ofrecer, nada nuevo en el panorama, y cuyos problemas son el ser demasiado amable, demasiado inofensiva y, para colmo, su trama de lo más predecible.

La película es un remake copiado al pie de la letra de Bella Martha (2001), filme italio-germano dirigido por Sandra Nettelbeck, y protagonizado por Sergio Castellito y Martina Gedeck (de La Vida de los Otros). Al menos el público masculino, tendrá el pretexto perfecto (como yo) de ver el filme nada más para apreciar a la guapísima Catherine Zeta-Jones, muy convincente en su papel de chef adicta al trabajo, sin vida social ni sentimental, asistiendo a terapias psicológicas por consejo de su jefa (Patricia Clarckson, guapa y efectiva como siempre), al no poder controlar sus arranques de ira ante clientes quisquillosos.

Kate, nuestra chef en cuestión, tendrá que enfrentar de la noche a la mañana demasiados frentes, que pondrán de cabeza su pequeño mundo gastronómico, en la cocina que día a día dirige con precisión. La bella chef se convertirá en madre postiza, al tener que hacerse cargo de su sobrina Zoe (la nominada al Óscar Abigail Breslin, de Little Miss Sunshine), al quedarse huérfana por la muerte de su madre, hermana de Kate, situación que afectará su desempeño en el restaurante.

Por si fuera poco, verá amenazado su trabajo cuando llegue un nuevo cocinero (Aaron Eckhart), carismático y especialista en cocina italiana, que por supuesto, ayudará a condimentar (en más de un sentido) la vida de la triste Kate, dándole más sabor a su existencia.

Dirigida por Scott Hicks (que en su haber tiene la inspiradora Shine/1996), a estas alturas, ya sabemos para dónde se irá encauzando la trama. Dentro de su calculado esquema, la película resulta visible por el buen trabajo de Eckhart en su desaliñado y abierto personaje, la buena actuación de la pequeña Abigail Breslin y -vale decirlo de nuevo- la atractiva presencia de Catherine Zeta-Jones. El grave problema, es que la pretendida química entre Eckhart y Zeta-Jones nunca toma forma y se nota forzada, al grado de que, como posible pareja romántica, jamás resultarán creíbles.

Por ello, la película es de una tibieza total, siendo lo más rescatable el auténtico y natural esfuerzo de Kate por acercarse a su deprimida sobrina. En ese sentido, es la jovencita Breslin, con su natural tristeza, la que imprime alma y calidez al filme, no el gris romance que Kate trata de construir, un tono que Hicks guarda en casi toda la película.

300 * * * 1/2

¿¿¿ASÍ O MÁS GRITÓN ZACK??? Gerard Butler como el rey Leonidas.

Antes de ver 300 (E.U., 2006), última proeza digital entregada por Hollywood, le recomiendo revisar The 300 Spartans (Maté, 1962), filme no muy logrado que rescataba la histórica batalla del desfiladero de las Termópilas, ocurrida el año 480 a.C., en la que se narraba la histórica contienda entre un pequeño ejército de 300 espartanos, con mucha fuerza patriótica y liderados por el rey Leonidas, contra el numeroso ejército persa, comandado por el invasor rey Jerjes.

300, dirigida por Zack Snyder (responsable del gran remake de Dawn of the Dead/2004), es una adaptación del cómic de Frank Miller (autor de la novela gráfica Sin City), una muy fantasiosa revisión de la batalla de las Termópilas, que intenta hacer una copia visualmente fiel del cómic, recreando todos los escenarios digitalmente con la técnica de las pantallas verdes, frente a las cuales los actores desempeñan sus papeles siguiendo indicaciones precisas.

El cómic de Miller es una obra pequeña que se lee rápidamente, de enormes viñetas y escasos diálogos, que hacen del mismo una historia corta y simple. El filme narra el relato del cómic a través de un impactante estilo visual, dando forma a un entretenimiento palomero y descerebrado, que se regocija en una violencia sádica y sangrienta.

Sin embargo, es tal el trabajo visual alcanzado por Snyder, la agilidad de su cámara para capturar los movimientos de sus destapados y musculosos soldados espartanos en batalla, su perfecta traducción del cómic a la pantalla y sus magníficos efectos especiales, que aquellos excesos pasan a segundo plano, en una película en la que todo lo que vemos, con excepción de los actores, está generado digitalmente.

Si bien Snyder quiso seguir al pie de la letra el cómic de Miller (que no es lo mejor de su obra, junto a Batman Dark Night o Sin City), hay momentos en que quiere emular el estilo visual del Peter Jackson y su trilogía de Lord of the Rings (de un momento a otro parece que llegarán los elfos para ayudar a Leonidas, interpretado por un gritón Gerard Butler), luchando contra algunos mutantes cuales émulos de los trolls, o esos elefantes gigantes persas que recuerdan a los Olifantes de Tolkien.

No esperemos ver intrigantes conflagraciones políticas, algún personaje más o menos interesante, o un detalle argumental rescatable. 300 es tan sólo una aventura digital, entre lo fantástico y lo histórico, que nunca nos deja despegar el ojo de la pantalla.

CINESPAÑA: UNA PRECIOSA PUESTA DE SOL * * *

En la escasa hora y media que dura Una Preciosa Puesta de Sol (España, 2002), una abuela, su amargada hija y su nieta, se demostrarán afecto, un profundo cariño, para luego pasar al intercambio de reproches, discusiones, quejas, luego a reconciliarse para... volver a empezar. Puede parecer rutinario, pero el realizador Álvaro del Amo (Camarón, 2005) se las arregla para que en cada secuencia se nos revele algún detalle nuevo, alguna información interesante en la desencantada vida de estas tres mujeres.

Suena muy almodovariano el asunto y el guión, escrito por el mismo Álvaro del Amo, bien hubiera podido ser material para que el internacionalizado director manchego nos ofreciera una más de sus exploraciones tragicómicas al universo femenino. Sin embargo, del Amo opta por seguir caminos distintos al de Almodóvar. A través de una depurada y más que sencilla realización, nos lleva en el viaje que Rosario (Marisa Paredes magnífica como siempre), la abuela; Elena (notable Ana Torrent), su hija, y Beatriz (Marta Larralde), hija veinteañera de esta última, emprenderán a los Pirineos para hacer un ajuste de cuentas emocional-afectivo-existencial, del pasado, el presente y -si se puede- el futuro.

Rosario vive con Elena, afectada por una enfermedad y porque Beatriz no es tan buena nieta con ella. Se ha dado cuenta incluso que la chica hasta “cronometra” las contadas visitas que le hace. Beatriz, por su parte, es una chica independiente que busca una salida para huir del hastío de vivir con su madre y abuela. Ha dejado a su novio y podría estar embarazada. Elena, separada de su marido, es una mujer triste y amargada, quien vive en constantes discusiones con Rosario. Todas irán de viaje a los Pirineos llevadas por Elena, la cual, sin decirles la verdad, irá a reunirse con su maduro novio (Chema Muñoz).

Teniendo como telón de fondo hermosos paisajes, y haciendo uso la mayoría del tiempo de planos fijos, del Amo nos ofrece un melodrama femenino multigeneracional, dirigido con suma tranquilidad, sin mover mucho la cámara, ni perturbar con algún corte al momento de hacernos cómplices de las pláticas y discusiones que tendrán las tres mujeres, para siempre al siguiente día estar como si nada hubiera pasado, contentas, riendo, paseando, y acabarlo peleando de nuevo. Es decir, tal y como el título del filme indica, para del Amo las emociones de sus personajes estarán marcadas por un momento del día definido, sintiéndose en ellas lo feliz que es empezar un día, hasta lo pesado que es terminarlo.

Visto de esta manera, tal y como lo narra del Amo, el relato de Una Preciosa Puesta de Sol puede ser que nunca tenga un final tan satisfactorio como uno quisiera. Vamos, definido. Su resolución es optimista, y en los créditos finales uno está pensando que estas mujeres seguirán peleando y reconciliándose, pero lo verdad no se puede pedir más con el estupendo trabajo de cada una de sus actrices.

jueves, 20 de septiembre de 2007

DVD: A BRONX TALE * * * 1/2

Debut como realizador para el actor Robert De Niro, A Bronx Tale (Estados Unidos, 1993), es una cinta que se mueve por los escenarios y elementos que han marcado su carrera como actor. En el multicultural barrio del Bronx, en Nueva York, pueden llegar a compartir el mismo espacio italianos, irlandeses, negros, judíos. Dicho barrio es retratado por De Niro de una forma nostálgica en su película, dedicada a su padre y en la que plasma elementos autobiográficos. Adaptada por Chazz Palminteri (a partir de una obra teatral de su propia autoría), A Bronx Tale luce inspirada en Goodfellas (1990), de las grandes obras de Martin Scorsese. Este clásico relato de gángsters italioamericanos, se mezcla de manera afortunada con el melodrama familiar, de madurez y crecimiento.

El protagonista es también un chico, Calogero (interpretado por Francis Capra, nieto de Frank Capra), quien narra de mayor la historia, mientras nos ubica en un mar de luces citadinas hasta llegar al barrio del Bronx. Son finales de los años 1950. Calogero lleva una vida normal, divirtiéndose y haciendo travesuras con sus amigos, paseando en el autobús de de su padre, Lorenzo (De Niro), con quien lleva una buena relación. La vida de Calogero toma un giro crucial que lo marcará para siempre, al ser testigo de un asesinato cometido a plena luz del día por Sonny (Palminteri), capo y líder de todo el barrio italiano.

Calogero decide no “cantarle” a la policia quién ha sido responsable del crimen. En agradecimiento, Sonny lo adopta como su protegido, le da trabajo sirviendo tragos en su bar y lo introduce en el mundo de las apuestas. Por supuesto, el padre de Calogero desaprobará que el niño ande trabajando en esos ambientes, y que gane fuertes sumas de dinero.

Un adolescente Calogero (interpretado por un eficaz Lillo Brancato), sin haber escuchado jamás los consejos de su padre, se encuentra metido en el grupo mafioso de Sonny, una especie de segundo padre y mentor ante la deteriorada relación que lleva con Lorenzo. Para colmo, Calogero se junta con un violento y racista grupo de chicos, que no soportan que los negros pongan un pie en el barrio.

Pese a sus momentos románticos (esa novia que Calogero tiene con miedo, por ser una chica negra), A Bronx Tale es una historia que apuesta en mayor medida por sus personajes, dotándolos de una fuerza especial en los diálogos, que demuestran la sensibilidad de Palmenteri para aproximarse a lo mundano con agudeza, como en ese consejo que le da a Calogero para saber si una chica vale o no la pena.

El cuadro de actores resulta estupendo, empezando por la genial interpretación que hace Chazz Palminteri de este mafioso, que encuentra en Calogero la forma de llenar algún hueco paternal vacío, y la respuesta para resolver su eterno dilema: ¿Es mejor ser temido que amado?. Robert De Niro, los jóvenes Capra y Brancato están geniales también. En cuanto a la dirección, apenas y hay algo que reprocharle a De Niro. Si acaso que, por alguna misteriosa razón, tiende a disminuir su papel de Lorenzo, que empieza excelente, con mucha fuerza, para poco a poco ir desapareciendo, hasta resucitar en la última secuencia, con una línea que resume la premisa del filme, sobre la paternidad y la esencia de la amistad, al decirle a Sonny: “Hiciste crecer a mi hijo rápido,... gracias por lo que hiciste por él.”

DVD: DEATHWATCH * * 1/2

Pasó sin pena ni gloria por las salas comerciales mexicanas, pero Deathwatch (Reino Unido-Alemania-Francia-Italia, 2002) tuvo en España una participación en los Festivales de Sitges 2002 y en la Semana de Cine Fantástico de San Sebastián ese mismo año, además de un estreno comercial hasta el año 2003. Primer largometraje del británico Michael J. Basset, en esta película de terror paranormal instalada en la Primera Guerra Mundial, es que si uno mira el trailer promocional en realidad ya vio algo de lo más rescatable de la cinta. En el momento de su estreno me perdí de verla en cine, y el trailer me tuvo muy intrigado por saber de qué iba una historia paranormal, ambientada en aquel período histórico. Sólo hasta hace poco pude verla en DVD, que por cierto no es muy fácil de conseguir en México, sea en tiendas o en videoclubes.

Como sea, si bien Deathwatch no es un churro decepcionante, para mí se quedó a medias en la inquietante idea argumental que plantea, dejándonos con muchas dudas sobre qué es lo que en realidad sucedió en una trinchera del ejército alemán, abandonada y a donde llega un extraviado batallón de soldados británicos. El grupo de soldados estará formado por una variada gama de personalidades, todas casi rozando el cliché: el joven pero férreo capitán, el brusco soldado hambriento de acción y pelea (Andy Serkins), uno más de carácter independiente y que no sigue reglas, y no podría faltar el más joven, inexperto y nervioso soldado, Charlie Shakespeare (Jamie Bell).

Todos ellos llegarán perdidos por la neblina a una trinchera perteneciente al ejército alemán, en la que no habrá otra cosa que ratas, lodo y cadáveres. El capitán Bramwell Jennings (Laurence Fox) decidirá que lo mejor es permanecer ahí, hasta lograr entrar en contacto con otros compañeros. Muchos no estarán de acuerdo y querrán seguir a quedarse encerrados en ese putrefacto agujero. Sin embargo, una presencia diabólica empezará a sentirse por toda la trinchera de varias formas: vientos color rojo circulan dentro, se escuchan voces y alaridos fantasmagóricos, y las alambradas de púas comienzan a cobrar vida y matar a varios de los chicos. Lo peor será cuando uno que otro empiece a ser poseído por esa fuerza maligna, sembrando la paranoia y muerte entre los demás.

La historia no es nada del otro mundo ni un quebradero de cabeza: el grupo de soldados deberá luchar contra esta fuerza misteriosa, tratar de no caer en la locura y sólo sobrevivirá el más afortunado. Si hay algo muy logrado en el filme de Basset, será todo su diseño de producción, a cargo de Aleksandar Denic, cuidado desde el logrado vestuario hasta la magnífica creación de escenarios y ambientes sofocantes y realistas en el más mínimo detalle. Aunque el relato nunca se mueve de la trinchera, Basset se muestra muy hábil en los movimientos de cámara dentro de cada rincón de la trinchera, y logra buenas interpretaciones de todo su reparto.

Es obvia la intención de hacer una metáfora sobre la maldad germana en aquel conflicto bélico, y nuestros soldados británicos no son más que las victimas infortunadas de haber caído en su territorio. Esto sería una interpretación (igual y no es otra cosa que la maldad inherente a toda guerra), ya que como decía nunca sabremos cuál es el verdadero origen de los fenómenos paranormales. Habrá incluso una vuelta de tuerca final que agrega más confusión (¿qué ve nuestro sobreviviente? ¿Una alucinación? ¿Los espíritus de sus amigos muertos?). Pero la idea argumental es buena, y con un mejor desarrollo Deatchwatch hubiera sido un filme mucho más interesante y logrado.



miércoles, 19 de septiembre de 2007

EL HOLLYWOOD DE AYER: 5 FINGERS * * * *

Este filme de espías, comenzaba de una manera contundente. Su director, Joseph L. Mankiewicz, abría con una pequeñísima escena en el parlamento inglés, pocos años después de terminada la Segunda Guerra Mundial, donde se daba a conocer una situación crítica: durante la guerra se filtró información secreta hacia el enemigo. De ahí, unos titulares anuncian que “todo lo que se verá realmente ocurrió... se utilizaron las locaciones originales para recrear, de una forma más realista, el problema de espionaje dentro de la embajada de Inglaterra en Turquía”.

Basada en el libro de L.C. Moyzisch –cuyo apellido da nombre a uno de los nazis de la trama-, 5 Fingers (Estados Unidos, 1952) narra la crisis vivida en la sede diplomática de Inglaterra en la ciudad de Ankara, Turquía, cuando su embajador tuvo que enfrentar el problema de la fuga de información ultrasecreta, que tenía que ver con los planes de los Aliados para el ataque del día D., las de contraatacar a través del Mediterráneo y, la que quizás era la información más reveladora, el ingreso de Turquía -un país neutral- a la guerra por la parte aliada.

El británico James Mason (Lolita, Julio César,...), hacía una magnífica interpretación de Cicero, nombre clave del famoso espía que daba la información al gobierno del Tercer Reich, a cambio de cuantiosas cantidades de dinero, las cuales exigía fueran siempre en libras esterlinas. En realidad, Moyzisch fue este espía y su libro contenía todas las memorias de sus andanzas. Aparentemente, el verdadero nombre de Cicero era Diello, y trabajaba dentro de la embajada británica como el valet –o asistente- del embajador, una posición privilegiada que le permitía acceder a conversaciones privadas e información confidencial del gobierno británico en Turquía.

El guión de Michael Wilson avanzaba de una forma muy segura. Mankiewicz supo imprimir un particular suspenso a una trama que, en cualquier momento, corría el peligro de tornarse rutinaria, en las constantes visitas de Cicero/Diello a la oficina de la embajada alemana en Ankara, donde negociaba con un nervioso oficial nazi, precisamente llamado Moyzisch (una buena actuación de Oscar Karlweis), que se encargaba de revelar los rollos fotográficos que Cicero le daba –a 15 mil libras esterlinas cada uno-, y que contenían las fotografías de los documentos secretos.

Como en todo buen filme de espías, estaba el personaje femenino en discordia, aquí la condesa Anna (la guapa actriz Danielle Darrieux, aquella mamá en silla de ruedas en 8 Mujeres/2002, de Francois Ozon), una mujer de la nobleza sin oficio ni beneficio, que estaba en la ruina y que ofrece al embajador de Alemania sus servicios como espía. Cicero, de todas formas, entraba en contacto con Anna, de la cual el estirado valet/espía terminaba enamorándose. La condesa en su “humilde” casa, ayudaba a que Cicero hiciera sus negociaciones con los nazis.

En la resolución de este entramado de espías, nazis y traidores, se agregaba un investigador –ya un poco tarde en el desarrollo de la trama- para dar con el traidor espía, cayendo como un golpazo no nada más en la conciencia del prófugo Cicero en Río de Janeiro, sino en nosotros -desprevenidos espectadores-, que asqueados creemos observar el triunfo de un fríamente calculador personaje, quien no estaba del lado de nadie (“sólo del lado del dinero”, dirá en algún momento del filme). La oscura personalidad de este sujeto, se revelaba sin concesión en esa plática que sostenía con un desconfiado diplomático nazi, quien lo interroga sobre qué era lo que ganaba revelando toda esta información “si la guerra la ganaría Alemania” y quedarían inservibles las libras esterlinas como moneda. “¿Y cómo sabe que ganarán la guerra?”, le contesta Cicero, todo un témpano de seguridad y exagerada confianza en sí mismo.

martes, 18 de septiembre de 2007

CINESPAÑA: BESOS PARA TODOS * * * 1/2

El universo en el que se mueven los personajes de Besos para Todos (España, 2000), película del prolífico realizador madrileño Jaime Chávarri, no está muy alejado de la colorida musicalidad de Pedro Almodóvar. Aunque es verdad también que Chavarri se muestra mucho menos arriesgado que el director manchego, en su aproximación nostálgica a la moralidad y conservadurismo vividos en los 1960.

Instalada en la Cádiz de 1965, Besos para Todos cuenta la historia de un puñado de estudiantes de medicina, que comparten todos una casa en las afueras del pueblo de Playa del Mar, en donde pasan sus ratos libres en compañía de un grupo de prostitutas, bailarinas en un pequeño cabaret que muchos desean ver cerrado. Cada uno de los chicos tiene a su propia prostituta, con la que llevan una relación de amistad, excepto uno, Ramón (Eloy Azorín, el chico de Todo Sobre Mi Madre/Almodóvar/1999), el más serio, casto y formal del grupo, sin mujer y dedicado al estudio e ir a la iglesia con regularidad.

La vida de Ramón parece perfecta: un buen hijo que se cartea con sus padres, tiene una novia tan devota y formal como él (Pilar López de Ayala), conserva una imagen pulcra e intachable ante el cura y sus amigos, hasta que la más guapa de las prostitutas, Vicky (Emma Suárez), amante de su mejor amigo, empieza a interesarse por él y a seducirlo, empujada más que nada por la hermética, tranquila y muy desapegada personalidad de Ramón hacia los demás. Entre otras dificultades que tendrán los amigos, serán el acoso del Bombilla (pequeña pero, como siempre, fuerte participación de Luis Tosar), cliente ocasional de una de las prostitutas y que empieza a sentirse celoso de uno de los chicos.

Decía al principio que Chavarri se nota inspirado en Almodóvar, y algo hay de cierto en ello. La película goza de una aceptable ambientación, abriendo con un almodovariano número musical, algo kitsch, con las prostitutas bailando y cantando bajo la dirección de la Montijo (Mónica Cano). A lo largo del filme, es evidente la importancia que da Chávarri a la música, en una buena selección de canciones de la época. Besos para Todos es, en esencia, el relato sobre la madurez de un joven y la liberación de sus ataduras morales, que experimenta de manos de una prostituta, a la cual Chávarri dota de una humanidad sensible, entrañable y fascinante, en partes iguales.

Besos para Todos es un filme, con todo y el tema que trata, amable y entretenido, que logra meter sin muchas dificultades el tema de las protestas estudiantiles por una enseñanza de la sexualidad más abierta, sin la represión del gobierno franquista, en las clases de medicina. Sin embargo, no podría faltar algún problema en el guión, y es lo apresurado de su final, bastante abrupto y que nos deja con muchas dudas y preguntas sobre esa decisión final que toma Ramón, sacrificando la que él creía era su felicidad.

lunes, 17 de septiembre de 2007

CINE INÉDITO: THE ZODIAC * * *

“Y espero que algún día hagan una buena película sobre mí.”, es la frase que cierra The Zodiac (E.U., 2005), palabras orgullosas, cínicas y grandilocuentes, con las que el multiasesino finalizó su última carta de la que se tiene noticia, en 1978. Por alguna razón, este filme (que evidentemente sirvió de base a David Fincher para realizar su versión recientemente estrenada) sobre el caso del asesino en serie de San Francisco, sólo ha tenido exhibiciones en festivales de Alemania, un pequeño estreno en E.U. y comercialmente ha circulado en DVD.

Estamos ante una versión muy libre sobre las pesquisas para dar con el asesino del “Zodiaco”, dirigida por un tal Alexander Bukley (autor también del guión). Los personajes y sus nombres se han cambiado, y a diferencia del filme de Fincher, la película de Bukley no está basada en el libro de Robert Graysmith, desarrollándose toda la trama nada más en el año 1969, centrada en el personaje del inspector de policia, Matt Parish (Justin Chambers), y su pequeño hijo, Johnny (Rury Culkin).

La película es, más que nada, un thriller policiaco con arranques de melodrama familiar, que cuenta cómo la obsesión de Matt por atrapar al “Zodiaco”, quien se encuentra matando a diestra y siniestra a parejitas calenturientas dentro de sus autos, amenaza con derrumbar la relación con su esposa (Robin Tunney) y alejarlo de su hijo, un triste niño de 14 años, que de pronto se sentirá fascinado por el caso del Zodiaco y querrá ayudar a su padre, descubriendo el solito conexiones entre la Astrología y el modus operandi del asesino serial.

El trabajo de Bukley no hubiera estado tan mal, de no ser por lo plano de su guión. Hay que darle crédito por su decorosa puesta en imágenes (intercalando imágenes de archivo históricas para ambientar la cinta), su buen manejo del sonido y la muy atractiva fotografía nocturna de Denis Maloney, sin dejar de lado la intrigante banda sonora de Michael Suby.

Los problemas de The Zodiac, radican en lo mal que acaban resueltos varios hilos argumentales, por ejemplo, la fascinación que Johnny desarrolla por los códigos secretos del “Zodiaco”, sus investigaciones astrológicas y –algo aparte- el inocente noviazgo que empieza con su amiga, se quedan a la mitad, sin saber al final qué pasó con todos estos asuntos. Matt pagará cara su obsesión, pero ¿qué fue de él y su matrimonio?

Con todo, The Zodiac es un filme que se puede ver y no estaría mal que le echara un vistazo antes de enfrentarse al más elaborado y complejo filme de Fincher.

++ El actor Philip Baker Hall, quien en la película de David Fincher interpreta el pequeño papel de un grafólogo, en The Zodiac actúa como el jefe de policia que dirige a Matt en la investigación.

++ En España no está disponible el DVD hasta el momento.

DVD: BUBBLE * * * 1/2

El versátil realizador Steven Soderbergh, es capaz de colar de vez en cuando, entre hitazos comerciales como Ocean’s Eleven (2001), Ocean’s Twelve (2004) y Ocean’s Thirteen (2007), películas de corte independiente como su cortometraje para el proyecto Eros (2004) o Bubble (E.U., 2005), sin que esto le duela a su reconocida filmografía. Bubble es una cinta pequeña, cuya crónica sobre la relación entre tres solitarios y grises personajes (filmada en formato digital de alta definición), es afrontada por Sodenbergh como una experimental visión realista sobre la rutina y el hartazgo existencial, en la vida de los pueblos del Medio Oeste de los E.U. Ninguno de los actores, principales o secundarios, son profesionales, pero llevan a cabo su labor de una manera tan efectiva, que uno acaba enganchado, por ejemplo, en el imperturbable gesto y tono de voz de la pelirroja Debbie Doebereiner (ex gerente de un Kentucky Fried Chicken en la vida real), en su papel de Martha, empleada de una fábrica de muñecas.

Martha es una soltera cuarentona, que vive cuidando a su padre enfermo. En su trabajo lleva una amistad con su joven compañero, Kyle (Dustin James Ashley), una relación que se encuentra entre el amor platónico y cierto cariño maternal, que llena la soledad y el aburrimiento del trabajo con agradables charlas a la hora de la comida. La relación se verá desestabilizada, cuando llegue a trabajar a la fábrica una atractiva chica, Rose (Misty Wilkins), joven madre soltera, por la cual Kyle se sentirá atraído casi de inmediato. Martha se sentirá desplazada, celosa y verá con malos ojos a la chica (con probables tendencias cleptómanas), hasta que un asesinato venga a complicar las cosas para todos.

El desarrollo de esta sencilla, pero absorbente trama, está llevado a cabo sin complicaciones. Parece que Soderbergh no quiere que por ningún motivo uno se distraiga con detalles innecesarios ni giros sorpresa, en la narración de un episodio en la vida de la frustrada Martha. Una realización limpia y directa, que convierte una especie de caso policiaco televisivo, en una delicada historia sobre la soledad, sin caer en lo sensacionalista, ni en desplantes emocionales.

Sin embargo, al estar desprovistos de cualquier indicio emocional, los personajes corren el peligro de caer en lo ambiguo. Nunca sabemos a ciencia cierta qué esconde realmente el alma de la inexpresiva Martha, y es que parece que cualquier gesto en su rostro la podría llegar a delatar. Al fin y al cabo, tal vez esa sea la “burbuja” emocionalmente hermética, dentro de la cual viven encerrados los personajes.

domingo, 16 de septiembre de 2007

15 DÍAS CONTIGO * * 1/2


CONTANDO LOS DÍAS. Isabel Ampudia y Sebastián Haro.
En el largometraje debut del realizador sevillano Jesús Palacios, 15 Días Contigo (España, 2005), existen tantos puntos flojos como puede haberlos en la opera prima de cualquier novel realizador. Si hay algo que ayude a mantenernos atentos a una historia que pasa la mayor parte del tiempo divagando en lo mismo, sin mucho que contar y varios huecos argumentales, es su par de fuertes actores protagónicos, Isabel Ampudia y Sebastián Haro, encarnando a dos seres que luchan por sobrevivir en la Sevilla de los indigentes y drogadictos, opuesta a su típica imagen de postal turística.

La película cuenta cómo Isabel (Ampudia), mujer que a sus treinta y tantos años acaba de salir de la cárcel, teniendo que buscar trabajo limpiando ventanas en todos los comercios que se ofrezca, para salir adelante en un mundo que ahora le parece extraño y conflictivo. En el camino se topará con un viejo amigo, Rufo (Haro), indigente que sobrevive cuidando coches estacionados, y esconde un problema de adicción a la heroína. Lo que veremos en adelante, es la crónica del día a día, el estira y afloja, en la amistad entrañable entre Isabel y Rufo, compartiendo secretos del pasado, sueños, desdichas, comida, disgustos, coqueteos y todo lo que se vaya dando. Alternando sus noches entre un refugio para indigentes, un hostal y la misma calle, el desequilibrio vendrá cuando Rufo sea perseguido por unos narcotraficantes, para que les rinda cuentas sobre un asesinato que cometió.

No hay otra cosa mejor en la película que la estupenda química entre Isabel Ampudia y Sebastián Haro, ambos ofreciendo unas actuaciones muy naturales, en especial este último, atrapándonos desde el principio con su simpatía y agilidad para decir sus diálogos e improvisar. La película es simpática en ese romance que quieren iniciar y estaremos por ver si toma forma o no, debido a que ambos están más ocupados viendo qué comerán y donde dormirán al siguiente día.

Por encima de todo, el filme es el relato sobre la supervivencia de una mujer y su dificultad para superarse y encontrar un trabajo mejor al de limpia ventanas, dejando atrás el amargo pasado y poder ser una mujer nueva. Sin embargo, creo que Palacios da un mensaje muy diferente al que quiso transmitir, ya que, entre otras fallas (hay muchos cabos sueltos en la vida y destino de Rufo), a final de cuentas vemos a una Isabel feliz y en la cima más por la ayuda de un hombre, que por sus propios méritos y esfuerzo. Un happy end que me atrevo a poner en duda.

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