lunes, 7 de mayo de 2018

A QUIET PLACE * * * *

Emily Blunt y Millicent Simmonds.
A Quiet Place ha sido un fenómeno en taquilla desde su estreno en Estados Unidos. Es un filme realizado con una simpleza y sencillez sorprendentes, pero que no baja la guardia en cuanto a proveer de buenos sustos. La premisa tiene a sus personajes confinados a vivir un horror paralizante, limitante, en donde el hacer el menor ruido representa para ellos la muerte. Suena a horror de la vieja escuela. Sin embargo, John Krasinski, el director y protagonista, en su primer filme de horror, sabe cómo crear todo un ambiente y atmósfera amenazantes, al grado de que si la familia protagonista emite un simple suspiro acabará siendo la presa de unas criaturas alienígenas que han invadido nuestro planeta.
¿Cómo, cuándo, y por qué? No hay tiempo para muchas explicaciones, o historias de fondo. En hora y media se cuenta la lucha de la familia Abbott por sobrevivir en una granja. Krasinski, interpretando al padre de familia, prefiere concentrarse en los detalles más particulares sobre cómo cada uno de los miembros debe ser cuidadoso y permanecer en silencio lo más posible. En un abrir y cerrar de ojos estos aliens, ciegos pero con un sentido del oído super desarrollado, los podría matar. La familia se ha adaptado a vivir con esa amenaza a su alrededor. Vemos que han desarrollado un lenguaje de señas para comunicarse entre sí, y creado un sistema de luces alrededor de su casa para alertar de algún peligro.
La mitad del tiempo, A Quiet Place es prácticamente un filme silente. Emily Blunt (esposa de Krasinsky en la vida real), es la madre de familia. Junto a su hija (Millicent Simmonds, estupenda), y su hermano menor (Noah Jupe), todos llevan a cuestas la pena de haber perdido trágicamente a un miembro de la familia. Más que ser un filme de horror, A Quiet Place es una historia sobre el amor padre-hija, relación que acaba teniendo el mayor peso emocional. La hija sufre de sordera progresiva. Mientras, su papá se encuentra desarrollando mejores aparatos para que ella escuche mejor.
Aunque en total los personajes no dicen más que unas cuantas líneas, no hay necesidad de mucho diálogo. Krasinski sabe extraer de todos sus actores toda una ola de emociones en gestos, miradas, expresiones, y movimientos. La idea se siente muy estilo Cloverfield (y ya se habla de una secuela), pero considerando que aquella franquicia (iniciada por JJ Abrams) ha decaído debido al último filme producido por Netflix, tal vez A Quiet Place ha llegado a tomar su lugar. Tiene una idea original, con un buen desarrollo, y considerable peso emocional. Ojalá que de haber secuelas en el futuro (y es que quedan preguntas por resolver al final) continúe así.

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