viernes, 25 de abril de 2008

THINGS WE LOST IN THE FIRE * * * *




El primer filme de la realizadora Susanne Bier fuera de su natal Dinamarca, Things We Lost In the Fire (E.U.-Reino Unido, 2007) no podría estar más alejado de los preceptos estilísticos del movimiento Dogma, del cual es miembro desde que Lars von Trier y Thomas Vinterberg lo fundaran en la segunda mitad de los 1990. Es una película mucho más cercana a las inquietudes temáticas de Bier, especialista en melodramas femeninos protagonizados por un amplio elenco y siempre teniendo como detonante un accidente, como en A Corazón Abierto (2002).

Este trabajo de Sussane Bier es un ejercicio estilístico más cercano al cine de Alejandro González Iñárritu y las historias fragmentadas de su otrora colaborador, Guillermo Arriaga, en específico, 21 Grams (2002). No nada más tenemos como protagonista a Benicio del Toro (actor de aquel filme de Iñárritu), sino que nos enfrentamos a una historia compleja y, al inicio, difícil de seguir, narrada en forma de rompecabezas narrativo.

La historia arranca con un funeral. Los primeros 30 minutos de la película, escrita por el guionista debutante Allan Loeb, son demandantes para el espectador, debido a que Bier nos lleva entre un tiempo pasado y presente para contarnos la cruda y complicada vida de Jerry (Benicio del Toro), adicto a las drogas y que vive en un pequeño apartamento tan sólo con un colchón.

Steven (David Duchovny), el mejor y único amigo de Jerry, es un arquitecto que lleva una vida familiar acomodada y feliz con su atractiva mujer, Audrey (Halle Berry), y su par de niños. Steven siempre está tratando de ayudar a Jerry, le compra víveres, lo invita a tomar una cerveza y, en general, cuidándolo de que no esté intoxicado. Sin embargo, este cuadro se verá alterado cuando Steve muera trágicamente al querer defender a una mujer en la calle. La vida de todos cambiará, empezando por Jerry, que a petición de Audrey se irá a vivir a su casa, sea por soledad, sea por los recuerdos de su marido fallecido, sea por querer ayudarlo.

Viendo la anterior, uno podría predecir cuál será el desarrollo de los hechos: una viuda atractiva busca llenar su vacío emocional con el mejor amigo de su marido muerto. En realidad, la historia se irá por otros caminos, para dar lugar a un fuerte, exhaustivo y emocional melodrama edificante. Es la lucha de dos seres contra sus propios fantasmas, vicios, traumas y monstruos internos: Jerry con su adicción a las drogas, y Audrey por el duelo e inestabilidad debido a la muerte de Steven.

La visión de Bier (contrario a la de Iñárritu-Arriaga) es optimista, esperanzadora. Si bien tiene momentos duros (esa larga secuencia de Jerry intoxicado por días y días), la película también apuesta por momentos de humor y calidez, como la relación que Jerry va construyendo con los hijos de Steven, en especial la jovencita Harper (notable Alexis Llewellyn).

Desde Monster’s Ball (Marc Foster, 2001) no había visto una actuación tan intensa por parte de Halle Berry, al igual que de Benicio del Toro. La puesta en imágenes de Bier es notable, sigue con su estilo de acercarse a los rostros de sus personajes, de esos extreme close-up de un ojo, una oreja, etc., elementos importantes en las emociones de sus criaturas dramáticas.

La película no deja ver temas nuevos (la drogadicción, los traumas por la pérdida de un ser querido), pero el estilo visual de Bier, así como la naturalidad que consigue de todos sus actores, marcan la diferencia.

CINESPAÑA: CRIMEN FERPECTO * * * 1/2

El ya considerado director de culto Alex de la Iglesia, ofrece en su séptimo largometraje, Crimen Ferpecto (España, 2004) una divertida historia de humor negro, que tiene lugar dentro de una tienda departamental con apenas un puñado de personajes.

Escrita junto a su habitual colaborador, Jorge Guerricaechevarría (con quien también escribiera el guión de El Día de la Bestia, La Comunidad o Perdita Durango), en Crimen Ferpecto tenemos una historia de suspenso pasada por un filtro surrealista y disparatado, en la que resultan evidentes ciertas influencias visuales de Marc Caro y Jean-Pierre Jeunet, en específico, Delicatessen (1991), una de sus obras maestras.

Aunque la historia empieza a decaer hacía la mitad, para ese entonces uno ya está involucrado en el grave problema de Rafael (estupendo Guillermo Toledo), un eficiente pero poco escrupuloso vendedor, aficionado a conquistar a sus bellas compañeras de trabajo. Rafael tiene como rival a su colega, Don Antonio (el veterano Luis Varela), del departamento de deportes.

Cuando Don Antonio sea ascendido como jefe de departamento, y luego de tener una fuerte discusión con Rafael, el primero acabará muerto accidentalmente en los probadores. Con lo que no cuenta Rafael, es de que otra persona ha sido testigo de lo ocurrido, Lourdes (Leonor Varela, excelente), poco agraciada empleada de la tienda y enamorada de Rafael, quien querrá sacar provecho de la situación: tímida, pero posesiva y astuta, denunciará a Rafael si este no cede a sus deseos, que no serán pocos. Para colmo, un detective (Enrique Villén) se encuentra investigando el homicidio de Don Alonso.

La facilidad con que Alex de la Iglesia sostiene este chantaje romántico es fenomenal, partiendo de la clásica premisa de un film noir, y pasando lista a referencias-homenajes a Buñuel y su Ensayo de un Crimen (1955), en la quema de los maniquíes, o delirantes guiños al cine fantástico en esas divertidas apariciones del fantasma de Don Alonso, haciéndole imposible la existencia a Rafael.

Crimen Ferpecto conjunta, de una manera diabólicamente divertida, una serie de referencias y elementos clásicos. En tanto, irán desfilando una galería de personajes graciosos y extraños, en lo que será para Rafael un viaje hacia su propio infierno: un mundo poblado de mujeres feas, al menos, a sus ojos. En ese sentido, el filme funciona también como una entretenido estudio sobre la estética femenina en dos sentidos, el de la belleza y el de la fealdad, y si bien se descarrila un poco durante el clímax, Alex de la Iglesia sigue dejando constancia, al menos para quien esto escribe, de que es uno de los realizadores españoles más capaces de los últimos años.

jueves, 24 de abril de 2008

DVD: BREAKING AND ENTERING * * * 1/2

El último largometraje estrenado del fallecido Anthony Minghella, Breaking and Entering (Reino Unido-E.U., 2006) podrá parecer un filme menor en su filmografía, junto a otras de sus películas que han tenido nominaciones y premios de la Academia, como The Talented Mr. Ripley (1999) y Cold Mountain (2003). El caso es que Breaking and Entering, escrita por el mismo Minghella, a pesar del optimismo con el que trata al final a todos sus personajes, es un melodrama bien llevado, realizado con suma funcionalidad y, lo mejor, estupendamente actuado por todo su reparto.

La seguridad que demuestra Minghella, se debe en buena medida a que se ha rodeado de algunos de sus habituales actores, como Jude Law, interpretando aquí a un arquitecto, Will, quien tiene el encargo más ambicioso de su carrera: transformar al pobre y peligroso barrio londinense del King’s Cross, en un moderno complejo arquitectónico, que él mismo califica como un trabajo esencialmente “decorativo”.

La película recibió algunas nominaciones en los Premios del Cine Independiente Británico, una al trabajo de la actriz francesa Juliette Binoche, quien ofrece una estupenda interpretación como Amira, inmigrante de Bosnia y madre de un problemático adolescente, Miro (Rafi Gavron), que trabaja en un lavacoches.

Sin embargo, Miro forma parte de una pandilla de ladrones encabezada por su tío. El tío de Miro lo mandará a entrar por el techo del gran despacho de Will y su socio (Martin Freeman), instalado en una bodega del King’s Cross, y robará junto a sus secuaces ordenadores, monitores, archivos, etc.

Will decidirá vigilar el lugar y la experiencia le servirá para viajar de su vida acomodada junto a su novia Liv (Robin Whright Penn), a los bajos fondos de este barrio, de los más inseguros de Londres, cuando una noche descubra a Miro y decida perseguirlo hasta el conjunto habitacional en el que vive.

El plan de Will será desenmascarar y denunciar a Miro a la policia, hasta que todo se convierte en una aventura amorosa, cuando quede prendado de la atractiva madre del chico, que se gana la vida como sastre. Su aventura le llevará a conocer la complicada vida de una de tantas familias con problemas en el King’s Cross, antes de empezar a transformarlo drásticamente. Los dolores de cabeza que pasa Amira con su hijo, no son muy lejanos a los que él vive junto a Liv, con quien trata de criar a la hija de ésta, una talentosa gimnasta adolescente, con una especie de autismo y comportamientos obsesivos.

Minghella está lejos de hacer un registro social de los inmigrantes o de la complicada existencia en los barrios bajos londinenses. Los elementos que hubieran dado para un estudio de esas características están ahí, pero su apuesta es por un melodrama romántico más amable y sencillo. Hay humor irónico, en esa amistad que Will traba con una prostituta (Vera Farmiga) durante sus noches vigilando el despacho.

La magnífica banda sonora está a cargo del compositor Gabriel Yared (autor de la música de The English Patient, Mr. Rypley y Cold Mountain), en colaboración junto al grupo Underworld. Breaking and Entering no es un trabajo decepcionante de Minghella (vale además mencionar el gran trabajo fotográfico de Benoît Delhomme), pero será de esos filmes complacientes de los que se acaba esperando un poco más, debido a su irremediable tibieza.

++Los extras incluyen comentario del director Anthony Minghela, cómo se hizo: Breaking and Entering, escenas eliminadas y trailer. También disponible en edición Blu-Ray.

miércoles, 23 de abril de 2008

FINAL DESTINATION 2 * * 1/2

Secuela del filme dirigido por James Wong (2000), en donde se narra la historia de cómo un jóven predice el trágico accidente de un avión, dónde él y otros amigos iban a viajar a Francia. Sin embargo, los pasajeros que logran escapar de la tragedia comienzan a morir de forma violenta y misteriosa, ya que la muerte tenía un plan para ellos y los que murieron en el accidente. El pretexto para desarrollar la historia es Clear (Ali Larter), una de las sobrevivientes en la primera película, quien se encuentra encerrada en una institución mental, temerosa de que la muerte llegue a saldar cuentas con ella.

Tenemos una nueva tragedia. Kim (A. J. Cook) y su grupo amigos, salen de viaje por carretera. Sólo que el chico tiene un sueño, en el que una carga de troncos, que se desprende de un camión, provoca la colisión de todos los autos que transitan por esa área. Kim logra salvar a sus amigos y algunos automovilistas al detener el tránsito, aunque, como sucedía en la primera parte, la Muerte regresará a cobrar lo que es suyo. Ante esta situación, Kim recurrirá a Clear para pedirle ayuda, la única que sabe cómo descifrar las señales para poder burlar a la Muerte.

El elenco está extraído de teleseries, pero Final Destination 2 (2003) sigue presumiendo unas escenas de los accidentes editadas con suma eficiencia. Sin embargo, todo el asunto se sentirá algo previsible para los que ya vieron la película anterior. No importan los nuevos rostros, los cambios de escenarios o lo atractivas que sean las nuevas actrices. Si hay un problema en esta película, es que la premisa de la muerte causada por fenómenos sobrenaturales, es de lo más inútil. Las víctimas mueren aquí más por su propia culpa que por otra cosa, causando ellos mismos sus propias tragedias. La dirección de David R. Ellis resulta eficaz en la primera parte, luego la película avanza a paso lento. Final Destination 3 (2006) será dirigida nuevamente por James Wong, seguramente al ver el no muy eficiente trabajo de Ellis.


FINAL DESTINATION 2. Una nueva profecía provoca otro disgusto a la muerte.


martes, 22 de abril de 2008

ROBOTS * * * 1/2




La Twenty Century Fox, responsable de Ice Age y secuela (ya viene la tercera parte), produjo el filme animado Robots (E.U., 2005), dirigida por Chris Wedge y Carlos Saldhana, precisamente realizadores de Ice Age.

Lo que presentan Wedge y Saldaña es un mundo fantástico y atemporal poblado por robots, sin alguna presencia humana en él, aspectos que los guionistas Lowell Ganz, David Lindsay-Abaire y Babaloo Mandel (con experiencia televisiva previa) aprovechan al máximo para esparcir aquí y allá referencias cinematográficas (la escena inspirada en Singing in the Rain, The Wizard of Oz, incluso un homenaje muy oculto a Orson...Wheels, etc).

La manufactura visual resulta espectacular. Esa “Ciudad Robot”, construida como si fuera una máquina de pin-ball, con las clásicas influencias estéticas de Metropolis (Fritz Lang, 1927) y Blade Runner (Ridley Scott, 1982). Por lo mismo, la conceptualización de cada uno de los robots es notable, donde cada uno tendrá una construcción única y distinta con piezas de chatarra, desperdicio industrial y un sin fin de cosas inservibles.

Robots no parece destinada específicamente a un público infantil, debido a una serie de gags en doble sentido (ese nacimiento del bebé robot al principio), mucho lenguaje coloquial y un poco de escatología. Pero eso no quiere decir que un niño no alcanzará a divertirse, gracias a lo simpáticos que terminan siendo los robots.

La trama edificante cuenta cómo un joven robot, Rodney (voz de Ewan McGregor) vive con su familia en “Ciudad Remache”. Rodney es talentoso inventando cualquier artilugio y es admirador del Gran Soldador (voz de Mel Brooks), suerte de semi dios a quien los robots deben todo su “metálico” bienestar. Rodney trabaja junto a su padre (voz de Stanley Tucci) lavando platos en un restaurante, hasta que un día decide volar del nido e intentar trabajar para el Gran Soldador.

Sin embargo, Rodney se encontrará con que Ciudad Robot está dominada por Crank (voz de Drew Carey), quien pretende instalar una política de “cero-reciclaje” y modernizar totalmente a los robots, con actualizaciones inaccesibles para la mayoría de la población.

No faltará el personaje patiño, en este caso Fender (voz de Robin Williams), por momentos tan insoportable como el Jar-Jar Blinks de Star Wars. Fender, junto a una pandilla de robots y la guapa robotina Cappy (voz de Halle Berry), ayudarán a que Gran Soldador salve Ciudad Robot y a miles de robots a punto de oxidarse y desarmarse.

Con todo lo espectacular que pueda ser visualmente, divertidas sus referencias satíricas, contar con un reparto atractivo (Paul Giamatti, Greg Kinnear, James Earl Jones, Amanda Byrne, Dianne Wiest) y un bienvenido discurso a favor del reciclaje, Robots quizás no acabe de atrapar completamente a los niños, debido a su complejidad visual, a los chistes algo subidos de tono y a un personaje principal con problemas y conflictos de adolescente.

lunes, 21 de abril de 2008

CINESPAÑA: EL ROBO MÁS GRANDE JAMÁS CONTADO * * * 1/2

La fórmula de la heist movie más típica del cine hollywoodense se encuentra en El Robo Más Grande Jamás Contado (España, 2002), del realizador Daniel Monzón. No será lo más original del condado, pero la estrategia de Monzón en su segundo largometraje (El Corazón del Guerrero/2000, La Caja Kovak/2006) es muy simple y efectiva: la parodia del equipo formado por miembros con talentos diversos y comandados por una mente “maestra”.

El equipo de perdedores y freaks, al estilo de Ocean’s Eleven (Lewis Milestone,1960) incluyendo remakes y secuelas, será presentado de una forma irreverente. Uno de los puntos a favor de Monzón y su coguionista Jorque Guerricaechevarría, es que consiguen interesarnos de manera auténtica en cada uno de los personajes. Quizás cambiaría el título por “El Robo Más Estúpido Jamás Contado”, ya que el líder del equipo, Santos (Antonio Resines, fenomenal), desea llevar a cabo un golpe tan descabellado como inverosímil: el robo de El Guernica, de Pablo Picasso, del Museo Reina Sofía de Madrid.

Santos lo planea todo, convencido de logrará su objetivo, deseoso además de ser un ladrón popular y acaparador de medios, luego de una serie de robos fallidos y risibles. Casado con una stripper (Neus Asensi), Santos conocerá en prisión a Windows (Jaime Barnatán), un hacker y diseñador de videojuegos, capaz de dejar sin luz a media Madrid; Zorba “El Greco” (Manuel Manquiña), llamado así en honor al de la película homónima, un intelectual conocedor de casi todo tema, y finalmente Pinito (Javier Aller), un enano cirquero capaz de entrar y caber en cualquier rincón, por pequeño que sea.

La película es una desternillante y cómica crónica de los contratiempos, problemas y dificultades que tendrán durante la planeación del robo, con ideas tan absurdas (pintar una réplica de la pintura para sustituir al original), o ridículas (ese operativo final en el aeropuerto de Barajas, con Zorba disfrazado de mariachi), que van dejando a este descabellado plan cada vez más lejos del tan ansiado éxito para el ambicioso Santos.

El Robo Más Grande.... tiene muchos aspectos cinematográficos rescatables, como el diseño de arte de Antón Laguna, mientras el manejo del reparto es seguro, sin desaprovechar a cada uno de sus actores, incluyendo una pequeña participación de Sancho Gracia como “Garganta Profunda”, el contacto de Santos en el mercado negro del arte.

La comicidad del trabajo de Monzón reside en la mofa a los marginales e inadaptados sociales, donde habrá un poco de todo, desde humor vulgar (ese gigante homosexual en la cárcel), misoginia (las dos únicas mujeres de la historia son una stripper y una mamá tonta) y escenas que rozan el delirio, al estilo de Alex de la Iglesia (el sueño de Santos donde los elementos del Guernica cobran vida). El resultado es divertido, entretenido y, como en todas las historias redentoras de fracasados y perdedores, estos acabarán obteniendo su recompensa.

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