sábado, 1 de agosto de 2009

EL CARTEL (varios)

UP * * *
Hasta ahora, y según muchas críticas, es de las mejores películas del verano, por lo que pasar por alto su cartel sería una injusticia. Como es costumbre, hubo carteles de personajes teasers, y el cartel principal. Todos tienen en común el tener como escenario principal el cielo y nubes, y a los personajes en poses graciosas, haciendo malabares para mantener el equilibrio mientras vuelan colgados de la casa con globos. Una composición común en "S" sirve como base principal para este cartel, y su lectura es muy sencilla, con los personajes siendo jalados hacia arriba por la casa. Si bien es muy sencillo, con esta composición los diseñadores consiguieron reflejar bien la acción de arrastrar a los personajes hacia las alturas. El diseño tipográfico del título, ondulado e irregular, parece querer emular la forma de una nube, tomando como punto de apoyo a los globos. No pasará a la historia como el mejor cartel de una película de la Pixar, pero es agradable y gracioso, en especial por las expresiones de los personajes.





DISGRACE * * * 1/2
De Disgrace se produjeron buenos carteles. Incluso , hay uno polaco con el retrato de John Malkovich dividido por unas persianas muy interesante. El cartel original norteamericano es también una buena fotografía, que muestra a John Malkovich sentado bajo una sombrilla, acompañado por un perro, teniendo de fondo un inmenso paisaje montañoso. Malkovich tiene un aura de misterio, al estar envuelto bajo esa densa sombra, pero toda la imagen es irónicamente humorística, con todo y su plano punto de vista, sin profundidad de campo. Es una escena relajada, el hombre toca la guitarra tranquilamente, mientras el perro escucha con atención, pero ese muro es lo que imprime tensión a la fotografía, con ese alambrado de púas. Sucio, con la sombra serpenteante del alambrado cubriendo una parte, el muro da una sensación de opresión y de encierro, teniendo esas montañas inmensas del otro lado, como una poética imagen de la libertad. Por otro lado, el diseño tipográfico del título es bueno, en color azul y una textura pedregosa, y con la impresión de estar siendo atravezado por las nubes.


DRAG ME TO HELL * * * 1/2
El cartel de Drag me to Hell se encuentra dentro de la mejor tradición de carteles de terror de los 1970 y 1980, está última, por cierto, década en la que Sam Raimi produjo sus mejores filmes de terror, como Evil Dead. Su regreso al género con Drag me to Hell, está enmarcado por un cartel del cual llama la atención, en primer lugar, esas manos demoniacas que salen de las llamas, para tratar de llevarse a la guapa Alison Lohman. De hecho, es toda la actitud de la escena la que llama la atención, ambigua y contradictoria. Es terrorífica, pero también tiene un aire sensual. El fotomontaje digital me parece conseguido, las llamas se funden bien con la fotografía de Lohman, aunque el punto débil son esas casas que se ven en el fondo. Hubiera quedado mejor un fondo obscuro uniforme, sobre todo para que esa neblina que parece emanar de la cabeza de Lohman, y esa luz teatral y efectista que ilumina su rostro, resaltaran más. Con todo, es un cartel atractivo. Como nota aparte, es sorprendente ver la legibilidad de los créditos, bajó un título de tipografía sencilla y elegante, gracias a un color amarillo encendido, que combina bien con el color anaranjado de las llamas.


ANTICHRIST * * * *
Por último, no podría dejar de reseñar, aunque sea un poco tarde, el cartel de la controversial Antichrist, la más reciente “provocación” de Lars Von Trier. Es un cartel aún más inquietante que el de Drag me to Hell, y al igual que la película en sí, resulta provocador por esa imagen erótica que presenta. Lo meritorio de este cartel, es que no necesita de fotomontajes digitales para conseguir el cometido de perturbar al espectador, con esas manos que salen de entre las raíces del árbol, este último cumpliendo una función simbólica. Es una fotografía con un punto de vista frontal y directo, que si bien deja algo a la imaginación en la acción que muestra, cumple su cometido de atraer poderosamente la atención del observador más desprevenido. La fotografía transmite una emoción seca y fría. Su obscura escena es surrealista, en la que los protagonistas parecen estar hundiéndose en una sofocante pesadilla. La tipografía es tema aparte, puesta sobre un fondo negro degradado hacia abajo, cuyo diseño está entre un estilo de graffiti callejero y letras infantiles, que provoca contrastes y más emociones encontradas. Los créditos están completamente ilegibles y puestos en la parte superior, aspecto que acaba por redondear un cartel tan controversial como la película misma, fascinante y original al mismo tiempo.

viernes, 31 de julio de 2009

THE PRESTIGE * * * *

Christopher Nolan consigue en The Prestige (2006), un complejo y entretenido filme de magia y misterio, con su acostumbrado toque gótico y obscuro.

Las comparaciones fueron inevitables entre el filme de Christopher Nolan, The Prestige y The Illusionist, ambas producidas en 2006. Sus puntos en común: ambas están ambientadas a finales del siglo XIX, involucran magos atormentados por la pérdida de la mujer amada, y la práctica de la magia se vuelve una peligrosa arma para ellos mismos. Sus diferencias: The Illusionist está más enfocada al espiritismo, y The Prestige se inclina por el escapismo.

Pero la diferencia más evidente, es la fuerte producción que respalda a The Prestige, basada en la novela de Christopher Priest. The Prestige es un relato fantástico, con el mismo tratamiento obscuro que Nolan diera a su reinvención del “hombre murciélago” en Batman Begins (2005), mezclando ciencia ficción estilo H.G. Wells, dentro de una compleja y, por momentos difícil de seguir, narrativa fragmentada. Si uno se distrae, aunque sea un poco, corre el peligro de perderse en medio de las delirantes confrontaciones de dos magos escapistas.

“Todo gran truco de magia está conformado por 3 partes: la garantía, la conversión y el prestigio”, sentenciará con cierto tono de sabiduría Cutter (Michael Caine), el artífice de los trucos de la espectacular mancuerna que forman dos magos, Angier (Hugh Jackman) y Borden (Christian Bale). Su mejor número es el escape de un gran tanque de agua, hasta que un día sale mal y la esposa de Angier muere ahogada, supuestamente por un mal nudo hecho por Borden.

Angier culpará a Borden por la tragedia, por lo que veremos, en una de las líneas narrativas alternas, la batalla entre ambos magos, separados por la tragedia y llevando sus carreras cada uno por su lado. Angier y Borden se declaran la guerra, se sabotean trucos, se espían, y la mayor ambición de Angier será el saber cómo hace su colega un truco de teletransportación, utilizando a su atractiva asistente (Scarlett Johansson).

La película abre con el juicio y encarcelamiento de Borden, aparentemente por la muerte imprudencial de la mujer, o… ¿será por otro crimen? Describir un filme como The Prestige es una tarea por demás complicada. Habrá un momento en que uno diga “basta”, en esta batalla campal de trampas y sabotajes entre ambos magos. Sin embargo, la confrontación entre estos bien estructurados personajes llega a ser tan emocionante, los números de ilusionismo impecablemente dirigidos y la fotografía cuidada, elegante, que desearemos llegar hasta el final para saber si la obsesión de Angier tendrá éxito. Y si eres fan de David Bowie, tienes que verlo como Nikola Tesla, el excéntrico inventor de una futurista máquina teletransportadora.

En el fondo, The Prestige es un entretenido relato de misterio con un final sorpresivo. A pesar de su enredoso puzzle narrativo, el centro argumental y sus temas se mantienen intactos: la competitividad empujada por la ambición, el enfermizo uso de la tecnología para lograr propósitos obsesivos de superación y la venganza.

++Disponible en Blu-ray, HD-DVD y en tradicional DVD. Este último contiene atractivos extras como notas del director: “Cómo se hizo la película”, 5 documentales, el arte de "El Truco Final": galería de fotografías de la producción, vestuario y decorados, y fotografías: "Detrás de las escenas".

jueves, 30 de julio de 2009

EL CARTEL...CLÁSICO.

El cartel de À bout de Souffle (1960), película clave de la "Nouvelle Vague", decepciona por su mediana calidad y falta de una propuesta gráfica atrayente.


El cartel de una película clave de la Nouvelle Vague como À bout de souffle, (titulada relativamente bien en España como "Al final de la escapada"), es de una sencillez y economía de medios intrigante. Bueno, así eran los filmes de la Nouvelle Vague. El cartel es un pequeño trabajo de ilustración, que juega con distintos tamaños y estilos tipográficos, y rescata el momento final de la película, en la imagen de Jean-Paul Belmondo cayendo abatido por la policia.

Este es uno de esos carteles en el que uno lamenta el que no se hayan usado fotografías, en especial, porque la belleza de Jean Serberg resulta inapreciable en una simple ilustración hecha a la acuarela y de mediana calidad. Es un cartel del que uno espera más, al pertener a una película tan importante, que marcó una nueva etapa en la historia del cine con el inicio del movimiento de la Nouvelle Vague, o la "Nueva Ola".

Parece un cartel hecho por un aficionado, un trabajo que se queda a medias en lo que debería de ser un buen cartel de cine: rescatar elementos clave y distintivos de una película, para traducirlos en un lenguaje gráfico atractivo, memorable y, lo más importante, que despierte el interés por ver una película.


Contrario al original francés, este cartel horizontal norteamericano destaca por su simpática propuesta tipográfica, que intenta emular el ritmo jazz de su banda sonora musical.

Curiosamente, han sido mejores los carteles que se hicieron años después, incluso las portadas para sus ediciones en DVD. Se han trabajado todo tipo de propuestas, desde una puramente tipográfica en Estados Unidos, hasta una más fotográfica, con una imagen famosa de la película en la que Michel (Belmondo) y Patricia (Seberg), pasean en la calle, mientras ella vende periódicos. En la imagen, la camiseta de Patricia se ha coloreado de amarillo.

Si hay algo rescatable en el primer cartel, es el intento del diseñador por lograr una composición rítmica, escalada y de sencilla lectura visual. Empieza con el retrato de Patricia y cómo parece mirar a Michel caer muerto por el disparo. Incluso, sus bocas parecen juntarse. Aventurando una interpretación, quizás el diseñador haya querido simbolizar la imposibilidad de Michel para tener el amor de Patricia, siempre contradictoria, inalcanzable y ambigua. Luego, continúa la composición escalada con el título de la película, con las letras iniciales encasilladas, utilizando colores primarios para colorear las casillas, aspecto que le da un toque infantil a la propuesta.

miércoles, 29 de julio de 2009

Y...¿CÓMO LE PONEMOS?

"No entiendo, algo definitivamente está mal en este invento".





Empezamos esta semana con las películas que se han quedado sin título en español. Primero, Ashes of Time Redux, película de Wong Kar Wai dirigida en 1994, que se reestrena en una versión “director’s cut”, es decir, la edición del director, que presentó en el festival de Cannes de 2008. La edición original fue estrenada en España con el título de “Este contraveneno del Oeste”, un título que de entrada no me convence nada, y qué bien que no la hayan reestrenado con este título. El título original es Dun che sai duk, y su título internacional en inglés quedaría traducido como “Cenizas del Tiempo”, título que se usó en Argentina y en Francia. En Brasil tuvo una pequeña variación, "Cinzas do Passado Redux". Este “redux” se ha puesto muy de moda (creo que desde el estreno del “director’s cut” de Alien), que es un vocablo que simplemente quiere decir “traído de vuelta”, o “regreso”, aplicado a un título cinematográfico.

El siguiente filme que se quedó sin titulo en español es la comedieta Sex Drive, bastante extraño porque es la clase de películas que nuestras distribuidoras españolas gustan de titular pésimamente. No es que se vaya a acabar el mundo porque este churrito no tenga título en español, pero daba para usar un poco la imaginación. La trama es una road movie sobre un estudiante que cruzará medio Estados Unidos para conocer a una chica que conoció por internet y, con suerte, perder su virginidad. En México y otros países de Latinoamérica, utilizaron el pésimo título de “Rápido y Fogoso”, en un intento por parodiar el título de las películas sobre carreras de autos The Fast and the Furious, que titularon aquí “Rápido y Furioso”. En España esta película se tituló “A todo gas”. ¿Se puede jugar de la misma manera con este título? No lo creo, porque está fatal. Como sea, es algo complicado traducir al español una frase como Sex Drive, y sería algo como “Paseo del sexo”, o algo parecido. En Italia decidieron ponerse muy "creativos" y la titularon “Sex Movie” (¡pésimo!), y en Argentina vaya que tuvieron problemas intentando una traducción exacta y literal, quedando como “Manejado por el Sexo”. Peor que el título italiano.

Algo diferente es el caso de otra comedia de Hollywood, Labor Pains, protagonizada por Lindsay Lohan. Por primera vez me ha gustado el título en español, “Un Trabajo Embarazoso”. La trama cuenta cómo una chica finge estar embarazada, para que no la despidan de su trabajo y, de paso, ganarse la simpatía de todos sus compañeros. El título original se traduce como “Dolores de Parto”, pero también es un juego de palabras y significados en inglés, que puede interpretarse como “Trabajo cuidadoso”, o también como “Trabajo de mucho esfuerzo”. Sin embargo, el título español es ingenioso, al combinar algo de ambas opciones, “trabajo” y “embarazoso”. Buen título en esta ocasión, lástima que la película en sí no prometa mucho.

Finalizamos con los títulos que han quedado bien y/o sin mucho conflicto. La nueva película de Sam Raimi, Drag me to Hell, ha quedado bien títulada como “Arrástrame al infierno”, mientras que Disgrace, dirigida por Steve Jacobs y protagonizada por John Malkovich ha quedado como “Desgracia”. ¿Cuál es el motivo para estrenar tardíamente una película del 2002 como Satin Rouge, de Raja Amari? Sólo Dios sabe, pero al menos su título en español quedó aceptablemente como “Rojo Oriental”. En realidad, es “Rojo Satinado” la traducción, pero bueno, es el menor de sus problemas, cuando lo que necesitará es un gran público su primer fin de semana.

AMISTAD * * * *

En "Amistad", Steven Spielberg consigue un magistral filme de época, así como un alegato contra la esclavitud, basado en un hecho real en el Estados Unidos de 1839.


La productora Debbie Allen confesó que decidió llamar a Steven Spielberg para dirigir Amistad (1997) luego de ver Schindler’s List, del mismo realizador. Allen consideró que Spielberg era el director apropiado para llevar esta historia a la pantalla. Amistad está basada en documentación y escritos de un caso que puso a temblar a varias potencias mundiales en los años 1830, cuando un barco, el “Amistad” del título, tocó las costas estadounidenses llevando a bordo un grupo de esclavos africanos.

La escena que abre la película es todo un portento. En ella, vemos cómo inicia un motín en el “Amistad”, desde que Cinque (Djimon Hounsou, sorprendente en su primer papel en cine), con las uñas ensangrentadas, logra sacar un clavo de la madera en la parte baja del barco, y usarlo para abrir sus grilletes. Es una noche tormentosa, correrá sangre a bordo y Cinque, con su alma de líder, obligará a los dos marinos españoles sobrevivientes a regresar a África, aunque acaban llegando a la costa noroeste de Estados Unidos, gobernado por el presidente Martin Van Buren (Nigel Hawthorne), unas cuantas décadas antes de la Guerra de Secesión.

“Estamos ante un hecho que podría desencadenar una guerra civil. Si ha de venir, que venga”, dirá el ex presidente John Quincy Adams (Anthony Hopkins, magistral), en ese gran discurso final que dirá frente a la Corte Suprema de Washington. Amistad es el relato de cómo un abogado sin mucha experiencia en estos casos, Baldwin (interpretado estupendamente por Matthew McConaughey, su único papel, para mi gusto, interesante en su errática carrera), intenta salvar a un puñado de hombres y mujeres africanos de ser ejecutados por el asesinato de los marinos, al tratar de liberarse de una futura esclavitud. Baldwin es el “Oscar Shindler” en esta historia, y tendrá muchos frentes abiertos, empezando por la reina española Isabel II (Anna Paquin), tan sólo una niña, quien los reclamará de su propiedad.

Amistad fue subvalorada en el momento de su estreno. Es verdad que tiene sus puntos débiles, por ejemplo, una música de tono patriótico que en muchos momentos me resultó estorbosa, en especial, durante el discurso de Adams. Al menos para mi gusto, Amistad es una de las mejores películas de Steven Spielberg, y trata sobre los temas por excelencia del director, al menos, desde Schindler’s List: historias magnánimas ubicadas en un contexto histórico determinado, sobre la libertad, la opresión e injusticias al más débil, etc.

Spielberg lo consigue con imágenes impresionantes, en las que no escatima violencia o crudeza visual. Para empezar, esa escena de la que hablaba de Cinque sacando el clavo, que empieza con un extreme close-up a sus ojos, con el sudor corriendo por su frente, o aquella en la que narra su viaje en el “Amistad” rumbo a Cuba, con escenas de tortura y sufrimiento (la forma en la que eran alimentados y violentamente lastimados los africanos con el látigo), como la madre que se arroja al mar con su bebé en brazos, o la manera en que se deshacían de esclavos que consideraban una “carga inútil”, encadenados todos juntos y arrojados vivos al mar.

Claro, Amistad también es el retrato político de una época turbulenta en la historia de los Estados Unidos, un discurso en contra de la esclavitud. En ese sentido, es una película de intrigas políticas entretenida, con one-liners magníficos, como “No hay nada más patético que un ex presidente”, que algún miembro del gabinete de Van Buren dice, sin darse cuenta que el presidente lo está escuchando, mientras este se encuentra en campaña buscando reelegirse.

Por otro lado, sus valores de producción son notables, empezando por su magistral ambientación, que se equipara a la recreación de los 1970 en la más reciente película de Spielberg, Munich, o a la también magnífica recreación de la Europa de los 1940 en Schindler’s List. El Boston del siglo XIX en Amistad está recreado con impresionante lujo de detalles, y la fotografía de Janusz Kaminski es un increíble ejercicio de iluminación, al tomar como inspiración los cuadros de Goya.

Quizás lo más convencional de Amistad, es que su estructura narrativa es la de una simple película de juzgado, y la construcción de sus personajes está basada en la mejor tradición de este subgénero Hollywoodense: la figura anciana y experimentada del abogado que con su sabiduría salva la causa, un fiscal férreo (Pete Postlethwaite), la figura simbólica del asistente interpretado por Morgan Freeman, hombre negro que no sabe mucho de su pasado o sus ancestros. “¿Cuál es su historia, su verdadera historia?”, le pregunta Adams en una escena. Pero todo esto narrado con la visión de Spielberg, ya es otra cosa.

++Disponible en una edición algo austera, tan sólo con unos cuantos extras como trailer de cine, el "Cómo se hizo" e imagenes del rodaje.

martes, 28 de julio de 2009

QUOTES

"Y a ver si puedo comprarme esa rasuradora que ví en la tele ayer y que funciona bajo el agua".







"La película fue como una terapia, en una época en que estaba deprimido. Está basada en experiencias propias, de mi pasado, que no puedo decir."
Lars Von Trier, sobre su nueva película Antichrist.

"Solían fascinarme los objetos que vendían en "Como lo vío en Televisión". Los veía como objetos futuristas, como de ciencia ficción. Traté de poner ese tipo de cosas en la película. Hubo un tiempo en que estuve aislado, y este filme es precisamente sobre el aislamiento." Duncan Jones , realizador, sobre su nueva película Moon.

"No soy exactamente como el Dr. House, pero soy un verdadero admirador de la ciencia." Hugh Laurie.

"El lenguaje corporal nunca miente." Tim Roth como el Dr. Cal Lightman, su personaje en la nueva serie Lie to Me.

"Siempre hago la película que me gustaría ver en una sala de cine, aunque suene a tópico" Alejandro Amenábar, realizador.

lunes, 27 de julio de 2009

THE ILLUSIONIST * * * 1/2

Con mínimos recursos de producción, The Illusionist (2006) es un fascinante relato de suspenso paranormal, protagonizado por un solvente reparto.






Podrá ser una producción pequeña, pero lo gratificante al ver The Illusionist (2006) es constatar que el realizador Neil Burger supo aprovechar el talento de todo su competente reparto. Eisenheim, el ilusionista del título, es interpretado magníficamente por Edward Norton, una especie de David Copperfield con giros paranormales, e instalado en la Viena de finales del siglo XIX.

Basada en una historia corta escrita por el neoyorquino Steven Millhauser (Premio Pulitzer 1997), el filme tiene además un tono romántico, en la historia sentimental que Eisenheim tuvo con la duquesa Sofía (interpretada por Jessica Biel), el único protagónico femenino. Es el segundo largometraje de Neil Burger, antiguo realizador de anuncios publicitarios, y hace honor a su título, ya que con recursos mínimos logra que parezca una producción de Hollywood de alto calibre. La ciudad de Praga y otros puntos geográficos checos (Tábor, pequeña localidad de Cesky Krumlov), lucen como la Austria de aquel entonces.

Edward Norton da una muestra más de su versatilidad, en una entretenida historia con ligeros toques fantásticos. La trama es un clásico relato detectivesco “whodunit”, que incluye a la ambigua y compleja figura del investigador policiaco, Uhl (interpretado por un notable Paul Giamatti), quien se acaba robando la película en su obsesión por demostrar que el supuesto ilusionista es un fraude. El mismo Uhl narra la historia de Eisenheim, desde su infancia en un pueblito de Austria, y de cómo siendo tan sólo un niño (sin necesidad de poner un pie en la Hogwarts de Harry Potter), se convirtió en un connotado ilusionista, al encontrarse en su camino a un espectral y experimentado mago.

La película pasa con mucha facilidad entre distintos tonos. De ser un inocente relato juvenil (casi como un cuento de hadas), en el romántico idilio que el adolescente Eisenheim vivirá con Sofía, separados por la gran diferencia de clases sociales, la película se transforma en una obscura historia de suspenso paranormal. Eisenheim, de adulto, triunfa en Viena dentro de su propio teatro, ofreciendo espectáculos de ilusionismo frente a un público fascinado. Y es que Eisenhem es una especie de showman del siglo XIX.

La segunda mitad es una intrigante historia de suspenso y espiritismo, conjugando en unos cuantos minutos un poco de Edgar Allan Poe y otro tanto de Agatha Christie, rematando con un final con aires a Romeo y Julieta de Shakespeare.

++Disponible en edición tradicional y en una edición especial de estuche metálico. Esta última contiene de extras comentarios del director, entrevistas (Edward Norton, Paul Giamatti Jessica Biel, Rufus Sewell y Neil Burger), el "Cómo se hizo", "Nada es lo que parece, cinco ganadores de un concurso nos enseñan sus trucos de magia", trailer, filmografías y galería fotográfica.


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