lunes, 14 de agosto de 2023

BIRD BOX: BARCELONA

 

MIRA AL PAJARITO.  Georgina Campbell y Mario Casas.

Ni hay caja, ni hay pájaros. No tiene el más mínimo sentido llamar a esta película como su fuente de inspiración, la película original del 2018, protagonizada por Sandra Bullock. La historia se ha movido a Europa, a la ciudad de Barcelona para ser exactos, cosa que suena interesante en un principio. Sin embargo, desde los primeros minutos, con algunas tomas aéreas que muestran los inconfundibles bloques de casas y edificios de forma octogonal, como panales de abejas, empezamos a ver que esto escasamente tiene que ver con el primer filme.

Para reseñar la película de Barcelona, vi por tercera vez el filme original (dirigido, por cierto, por Susanne Bier), y los resultados son fuera de la balanza. Mientras me acabó gustando todavía un poco más el filme con Sandra Bullock y Sarah Paulson, así como un John Malkovich en el papel de un alarmista y paranoico tipo que desconfía hasta de su propia sombra, el filme español, por el contrario, al verlo me gustó menos en comparación.

La historia de BBB (¿podemos llamarle así en adelante?), es una historia totalmente nueva. Sus realizadores, los catalanes Daniel y Àlex Pastor, es obvio que trataron de hacer esta "franquicia" corregida y aumentada, no tanto en cuanto al metraje, ya que ésta dura un poco menos que el filme original, pero el tiro les salió por la culata. Sigue presente la idea de mezclar la premisa estilo The Happening, de M.Night Shyamalan, con un escenario zombie-apocalíptico, en donde los seres humanos supervivientes de un cataclismo de causas inciertas deben vivir con los ojos vendados o, de alguna forma, protegidos. En resumen, deben andar a ciegas (esta última frase tal vez hubiera funcionado como título en español), debido a que una amenaza invisible y de origen desconocido, que no se sabe si es un virus o una especie de fuerza diabólica invisible, los infecta por los ojos de un impulso suicida.

Estos supervivientes se percatan de la presencia de dicha fuerza maligna al ver hojas flotando hacía ellos, o por una luz intensa. O también si dos o tres periquitos se ponen inquietos en una jaula (de ahí el título del filme original). Los humanos desprevenidos, sin los ojos vendados ni usando extraños goggles industriales como los que usa el protagonista, Sebastián (Mario Casas), serán infectados por este ente. A estos infortunados, primero se les pondrán sus ojos como vidriosos y color ambar, y luego se quitarán la vida.

Pero en BBB, los realizadores quisieron jugar un poco y cambiar las cosas, subiéndole más el fuego al sartén y quemando por completo el asunto. Si en el filme original el personaje principal era una futura mamá soltera, a punto de traer un hijo a un mundo caótico y al borde de la destrucción, en la nueva película Sebastián es un padre que vive traumatizado debido a que ve a su hija fallecida a donde quiera que va. Para colmo, al verla se pone loco por completo, siguiendo las órdenes del espíritu de matar a todo incauto que tenga cerca, sin importar que tengan o no los ojos vendados, viendo las almas de los fallecidos ascender al cielo.

Esta nueva película es algo más internacional, con un poco más de personajes de diferentes nacionalidades (que no se diga que Barcelona no es una ciudad cosmopolita). No sólo hay "birdboxeros" (perdón, no pude resistir el usar el término) de España (Lola Dueñas es uno de los rostros conocidos), sino también una niña alemana, una mujer británica (Georgina Campbell), y por supuesto ¡un mexicano! (Diego Calva). Este será el vasto grupo al que, en algún momento, se integra Sebastián, sólo que, contrario a como sucedía en el primer filme, aquí no hay personajes tan interesantes, con interacciones que comiencen a poner los bloques de una trama que en verdad me haya enganchado. No hay buenas anécdotas ni pasados que compartir, o relaciones sentimentales que puedan suceder.

Aquí nadie confía mucho en nadie, y más que tener un plan de supervivencia, hay un sentimiento de sospecha entre uno y otro. Creo que el principal problema, es que Sebastián, en lugar de provocarnos empatía, el efecto que tiene es más bien repelente y de desconfianza. Más que ayudar, Sebastián está ahí para empezar a matar a la primera oportunidad que el espíritu de su hija se lo comande, sin que les revele a los demás un secreto que, por supuesto, no daré a conocer aquí.

BBB nos hace sentir en un escenario más cercano al de la saga de REC que al de Bird Box, moviéndonos la historia de un edificio modernista ruinoso a otro, sin que se aprovechen mucho escenarios icónicos de la ciudad (¿Cómo se hubiera visto la iglesia de la Sagrada Familia en este escenario? Me quedé con las ganas de verlo). Con excepción de la niña y la mujer británica, no simpaticé mucho con ningún otro personaje durante la mayor parte del filme.

Además de la fuerza demoniaca ambulante, ahora hay villanos en esta película, en la forma de un sacerdote argentino loco (para hacer la cosa más internacional todavía), encarnado por otro rostro conocido, Leonardo Sbaraglia. Este cura es una especie de líder de una secta estilo Illuminati, cuyo sello de un ojo dentro de un triángulo está presente en las calles como grafittis. Los seguidores de la secta son infectados que, sin haberse suicidado, buscan que otros se quiten la venda de los ojos y miren lo "hermoso" que es el ente infernal.

Al menos para quien esto escribe, la idea de darle a todo un giro más paranormal del necesario no terminó ayudando mucho a esta nueva película, ignorando por completo la vieja frase de "menos es más" - y mejor-, agregando más efectos visuales, más personajes, y, lo peor, más caos... incluso en su guión. El final promete más películas por venir. ¿Seguirá Bird Box: CDMX?
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