viernes, 11 de enero de 2008

DVD: CATCH ME IF YOU CAN * * * *

Catch Me If You Can (E.U., 2002), de Steven Spielberg, es la adaptación al cine de la fraudulenta vida juvenil de uno de los más famosos y buscados falsificadores por el FBI, Frank Abagnale Jr. (de las mejores actuaciones de Leonardo DiCaprio), quien llevó a cabo fraudes por medio territorio estadounidense. En el filme, todo empezó con “travesuras” como hacerse pasar en su adolescencia por su maestro de francés, luego fingió ser un piloto inexperto de Panam, un médico calificado y, además, un abogado, al tiempo que falsificaba todo tipo de documentos oficiales, para adornar un poco más sus múltiples trabajos.

Tenemos en el fondo el clásico retrato de Spielberg de una infancia traumatizada y triste. Abagnale era testigo de las infidelidades de su madre hacia su padre (Christopher Walken, eficaz y grande como siempre), que después de divorciarse, quedó arruinado para terminar como un empleado del servicio postal. Frank intenta sacarlo adelante con el dinero de sus fraudes, y su padre parece sentirse a gusto con las proezas delictivas de su hijo. “Mientras no te descubran, no hay de qué preocuparse", le dirá en algún momento.

Frank puso a trabajar a medio aparato jurídico estadounidense, convirtiéndose en uno de los hombres más buscados por allá de los 1960. Carl Hanratty (un eficaz Tom Hanks), agente del FBI, será quién cierra este juego del "gato y el ratón",convirtiéndose en una especie de Javert de los Miserables, y Frank un joven Jan Valjean, una presa dura de atrapar dada su aguda inteligencia para escapar, y que terminará siendo la obsesión y el dolor de cabeza de Hanratty.

Los alegres 1960 que ambientan el filme, son coloridos, muy groovies, en el magnífico diseño de producción de Jeannine Claudia Oppewall, cuando James Bond era reverenciado tanto por mujeres como por hombres, sacando a relucir la mayor parte, un tono socarrón, simpático y de una fina comicidad, en las jugadas tramadas por la inquieta mente de Abagnale, quien veía todo como eso, un juego de niños, fantasías infantiles influenciadas por series televisivas como El Avispón Verde, El Súper Agente 86. En ese sentido, la secuencia de créditos inicial, es un homenaje visual a grandes comedias de la época, como The Pink Panther (Blake Edwards, 1963).

Spielberg centra toda la carga dramática en la figura del padre de Frank, un hombre fuerte en sus convicciones, pero hundido en la tristeza por su soledad, una vida rutinaria, triste y gris, lejos de aquel padre seguro y carismático, que juró años atrás (según se lo cuenta a Frank) “casarse con esa mujer que le robó el corazón, en plena guerra”. La apuesta es por esa relación padre-hijo, muy emotiva, a la manera inversa de la francesa Tras los Pasos de Mi Padre, donde veíamos a un padre parásito y experto en cometer engaños y fraudes, que toma a su joven hijo como aprendiz, víctima al final de sus andanzas fraudulentas.

Fotografiada con la habitual maestría de Janusz Kaminski, cinefotógrafo de cabecera de Spielberg, Catch Me If You Can es un relato edificante que resulta conmovedor y humorístico al mismo tiempo, de los mejores trabajos realizados de Spielberg, con escenas magistrales como aquella del túnel interminable del aeropuerto, en la que Hanratty le dice al desaliñado y caradura de Abagnale: "Sé que regresarás, porque nadie te está persiguiendo".

jueves, 10 de enero de 2008

CLÁSICOS DE CLÁSICOS: VERTIGO * * * * *

Considerada como una de las más inquietantes películas de Alfred Hitchcock, e incluso, como una de las mejores películas de la historia del cine, Vertigo (E.U., 1958) sigue manteniendo intacto su lugar como una de las obras maestras de Hitch, junto a o North by Northwest (1959), Psyco (1960) o The Birds (1963). La fantasmagórica imagen de Kim Novak (quien interpretaba un doble personaje), apareciendo frente al detective Scottie Ferguson (James Stewart, inmejorable), a imagen y semejanza de su amada rubia, muerta trágicamente, es de antología y un gran logro del cinefotógrafo Robert Burks, logrando la luz y los efectos de color deseados por Hitch en aquella escena que tenía lugar en un cuarto de hotel; consiguiendo esa atmósfera etérea y misteriosa que recordaba elocuentemente el título de la fuente original del filme, es decir, la novela “De Entre los Muertos” (D’Entre les Morts), de Pierre Boileau y Thomas Narcejac.

La historia es una laberíntica trama de obsesiones, con detalles que tenían que ver con la reencarnación, en una misión que forzadamente debe tomar Scottie, retirado a causa del vértigo que padece, y carga para colmo con el sentimiento de culpa por no haber podido salvar a un policia de caer desde el techo de un edificio, donde perseguían a un criminal. La tarea de Scottie, encomendada por un acaudalado empresario y buen amigo, es en apariencia sencilla: seguir a la atractiva esposa de éste, Madeleine (Kim Novak), debido al comportamiento extraño que ha estado manifestando.

Scottie se verá atrapado en las empinadas calles de San Francisco, en una espiral de misteriosos hechos, cuando descubra que Madeleine vive obsesionada con el antiguo retrato de una mujer, al que va a observar día tras día al museo. Lo escalofriante es que la mujer de aquella pintura guarda un impresionante parecido con Madeleine. Luego de investigar en lugares clave de la ciudad, a los que Madeleine acude poseída por una extraña fuerza (dejar flores en la tumba de la mujer del retrato, ir a visitar el cuarto de un antiguo hotel, etc.), ayudado por su simpática amiga pintora, Midge (Barbara Bel Geddes), Scottie quedará prendado de Madeleine cuando tenga que salvarla de morir ahogada, cerca del puente Golden Gate.

A partir de este momento, Vertigo se convertirá en una de las más intrigantes historias románticas que se hayan visto en el cine, cuando Scottie y Madeleine inicien una relación que condenará al primero a vivir bajo una enfermiza obsesión, sin poder lidiar con las tendencias suicidas de ella y que tendrán su fin cuando se arroje desde el torreón de una iglesia colonial, en donde vemos unos geniales efectos ópticos para reflejar el vértigo de Scottie, mientras este sube las escaleras del torreón. Años después, la locura amenaza con apoderarse de Scottie, cuando en su camino se cruce una mujer morena (Kim Novak de nuevo, transformada por obra del maquillaje) con un enorme parecido a Madeleine.

Por supuesto, aquí el infaltable mcguffin de Hitch será la misteriosa mujer antigua por la que Madeleine se siente relacionada de alguna forma, el pretexto perfecto para que Scottie quede enredado, primero, en un trágico romance, y luego, en una investigación que lo llevará a descubrir que hay algo misterioso detrás del suicidio de Madeleine.

lunes, 7 de enero de 2008

CINESPAÑA: LA NIÑA DE TUS OJOS * * * *

Si hay un filme ambicioso en la carrera del realizador Fernando Trueba, ese es La Niña de tus Ojos (España, 1998), en una filmografía que se ha caracterizado por su buen ojo para las historias de época, ambientadas en la Guerra Civil Española, su tema favorito por excelencia, un escenario idóneo para sus historias románticas, nunca edulcoradas, ni cursis, ni sentimentales, y que rehuyen siempre el happy-end.

Protagonizada por un amplio reparto, en el que se incluyen muchas de sus acostumbradas estrellas, como Penélope Cruz o Jorge Sanz, La Niña de tus Ojos es un relato satírico en el que el cine mismo es el tema principal, con sus fuertes implicaciones políticas en la primera época del franquismo, y sus lazos con el Tercer Reich de Hitler. El centro de la trama es el atropellado rodaje de un filme que se antoja imposible. Blas Fontiveros (el siempre efectivo Antonio Resines), director de cine, llega con todo su equipo técnico a Alemania para llevar a cabo, por encargo del gobierno de Franco, el remake alemán de una de sus mejores películas, un drama musical folklórico titulado “La Niña de tus Ojos”. Para que todo salga lo más cercano posible a la fuente original, Fontiveros se llevará al mismo director de fotografía y de diseño de producción originales (este último interpretado por un Santiago Segura muy en su papel).

Los obstáculos serán enormes, en especial, el idioma, donde el motor humorístico de la película serán las cómicas situaciones que vayan surgiendo por las barreras del lenguaje, solventadas tan sólo por un tímido intérprete, que trabajará para que todo el equipo técnico español y alemán se entienda durante la filmación, así como también para la guapa Macarena Granada (muy bella Penélope Cruz, premiada con el Goya), la actriz principal, luego de que el ministro de propaganda de Hitler, Goebbels (Johannes Silberschneider), quedé prendado de ella e intente todo para conquistarla.

Macarena lleva una fría relación romántica con Fontiveros, cosa que complicará las cosas para ella, al ser utilizada por el oportunista realizador para que ayude con Goebbels a facilitar la filmación y agilizar las cosas.

Como es costumbre en el cine de Trueba, el atractivo principal de la película es la impecable ambientación, a la que se añade una magnífica dirección fotográfica de Javier Aguirresarobe, una gran dirección de todo el reparto y una notable habilidad para mezclar varios géneros, el melodrama romántico, la comedia de situaciones, algo de sátira política. No habrá nada más absurdo, que hacer la versión alemana de un drama puramente español, aunque el atractivo de Macarena será suficiente para que sea visible, por ejemplo, un número de baile y música flamenca cantado en alemán. Ahí radica también el humor de Trueba: en el choque cultural de dos países gobernados por el fascismo, pero que lucen ridículamente incompatibles en todo momento.

Hacia el final, con su homenaje a Casablanca (Michael Curtiz, 1942) y su famosa despedida entre Humphrey Bogart e Ingrid Bergman, parece inevitable a pesar de estar algo apresurado, aunque nada de qué lamentarse después de ver una entretenida historia sobre las locuras y ambiciones por las que todo realizador ha pasado alguna vez, y que además deba sacrificar un gran proyecto por amor; al tiempo que una actriz descubre su verdadero talento, cuando se aparezca en escena un prisionero ruso, en un rodaje tal vez imposible de concluir para Fontiveros, pero que es usado por Trueba para reflejar varias situaciones políticas de la época.

DVD: BOWLING FOR COLUMBINE * * * * 1/2

“Señor Bush, los americanos no apoyaremos una guerra impulsada por un presidente ficticio, con motivos ficticios,...”, fueron algunas palabras que el polémico escritor, documentalista y activista político Michael Moore, dirigió a George Bush al recibir su Óscar por el documental Bowling for Columbine (E.U., 2002), mientras las tropas comandadas por el presidente norteamericano bombardeaban la ciudad de Bagdad.

Aplaudido por algunos presentes aquella noche, abucheado por la mayoría, Michael Moore, director de otros documentales que denuncian diversos aspectos de la vida, sociedad y gobierno norteamericano, como Roger & Me (1989) o The Big One (1997), en Bowling for Columbine Moore toma como referencia la tragedia ocurrida en la preparatoria Columbine, el día 20 de abril de 1999, cuando dos perturbados estudiantes, Eric Harris y Dylan Klebold, fuertemente armados incluso con bombas de fabricación casera, llegaron al colegio y asesinaron a sangre fría a 13 estudiantes y 2 maestros, dejando muchos heridos en el camino, para luego suicidarse, todo después de haber tomado un curso de boliche cerca de ahí.

El suceso puso en cuestión el fácil acceso de los jóvenes a las armas de fuego. Moore realiza un profundo e interesante estudio sobre la violencia y la degradación social en su documental, para desentrañar las posibles causas que impulsan a los ciudadanos estadounidenses a fabricarse una afición por las armas.

Moore, quien como es habitual es participante activo de sus filmes, entrevistando y confrontando a la gente, no sólo se ocupa del caso Columbine, sino que aprovecha para adentrarse en otros crímenes de años recientes y que han indignado a la sociedad estadounidense, como el atentado con bomba hacia el edificio Dakota, cuyas víctimas fueron en su mayoría niños, y el asesinato de una pequeña de apenas 5 años, cuando otro niño de la misma edad le disparó en su escuela, con el arma que extrajo de los armarios de la casa de su tío. Se sumerge en temas, directa o indirectamente, relacionados con esas tragedias, como el hecho de que la mamá de aquel niño sufriera abuso laboral en el restaurante donde trabajaba, una cadena perteneciente a un reconocido conductor de televisión que, ante la cámara de Moore, se niega a dar declaraciones.

El culto a las armas, según la acertada hipótesis del liberal Moore, radica en la fobia que los medios de comunicación (sobretodo los noticieros), crean en los televidentes, que termina cosechando otros miedos, como los raciales, haciendo una crítica a programas sensacionalistas (como el desaparecido “Cops”), donde las persecuciones de ladrones y asaltantes (casi todos negros o latinos) en barrios pobres de los Ángeles, es lo que, en palabras de uno de los productores del programa, “vende y genera audiencia”. Moore, incluso, cuestiona la Constitución de su país, que le otorga derecho a los ciudadanos a portar armas para su seguridad. El asunto lleva a Moore a realizar un retrato caricaturesco del actor Charlton Heston, presidente de la Asociación Nacional del Rifle, y su falta de sensibilidad durante discursos y manifestaciones a favor de poseer armas, días después de los crímenes en la escuela Columbine o del asesinato de la niña.

Ni el gótico rockero Marilyn Manson (favorito de los estudiantes asesinos de Columbine), personaje también entrevistado, ni los videojuegos violentos (la mayoría viene de Japón y se juegan allá, pero nunca ha sucedido una tragedia de este tipo en el país nipón), parecen ser la causa de la locura que poseyó a Harris y a Kelbold, aunque es alarmante ver en el filme cómo en las gigantes tiendas K-Mart se venden municiones sin limite ni restricciones a cualquier persona que lo solicite, o que los Estados Unidos sea el país con mayor número de muertes por arma de fuego.

Como un respiro a toda esta información, el documental hace una humorística mirada retrospectiva a la “violenta historia” de E.U., a través de una genial secuencia de animación dirigida por los creadores del programa animado South Park, Matt Stone (de hecho, ex alumno de la preparatoria Columbine) y Trey Parker, en medio de lo que es un logradísimo retrato de la mediatizada sociedad estadounidense de principios de siglo, en paralelo al creciente estado de violencia, paranoia y alarma social en los ciudadanos en la sociedad post 11-S.

++Entre los extras del DVD se incluyen el trailer, videoclip Marilyn Mason, la conferencia de prensa en Londres, premios, ficha técnica, documental "Michael Moore: El autor".

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