viernes, 14 de marzo de 2008

THE EYE * * 1/2

Los remakes de exitosos filmes orientales de terror se siguen acumulando en Hollywood. La lista es engrosada ahora con The Eye (E.U., 2008), versión americana de la película homónima dirigida por los hermanos Oxide y Danny Pang, Jian gui (2002), que incluso tuvo dos secuelas (la última The Eye 10), fallidas y que no lograron llegar al nivel de la primera parte.

Dirigida por la dupla David Moreau y Xavier Palud, que sorprendieron con el relato de horror Ils (2006), con el que debutaron en cine, esta versión es una copia casi fiel a la trama de los Pang, sin muchas variaciones de riesgo: Sydney (Jessica Alba, esforzada), una joven invidente, se ha sometido a un transplante de córneas que le devuelve la vista. La operación es un éxito, pero no pasará mucho tiempo cuando la chica empiece a tener visiones de hechos extraños, alucinaciones inexplicables, verá presencias extrañas, seres obscuros y terribles antes y después de la muerte de una persona.

Sydney no tardará en darse cuenta que está viendo fantasmas, situación que la lleva a buscar ayuda con un psiquiatra (Alessandro Nivola). Las imágenes que ve de un incendio y sus víctimas, llevan a Sydney a pensar que estos fenómenos paranormales los ha recibido de la donante de las córneas, una mexicana, por lo que irá hasta México (Tailandia en el filme original), cerca de la frontera, a investigar más sobre lo que realmente sucedió con la fallecida chica donante.

La inquietante premisa de los Pang, es reducida aquí a un simple y elemental filme de fórmula, con efectos especiales de calidad poco menos que televisiva (esos espíritus cabezones y obscuros son de risa). Jessica Alba tiene una decente actuación como la chica invidente y aterrorizada por los espíritus que ve, aunque nada que consiga intrigarnos, en lo que se podría calificar como una versión “light” de su película “madre” oriental, con un toque romántico innecesario.

En la cinta de los Pang, la protagonista impresionaba por su gran independencia a la hora de afrontar los hechos y el personaje del psiquiatra, que apenas y tenía una participación secundaria, en la película de Moreau y Palud tiene un fuerte peso en la trama, acompaña casi todo el tiempo a Sydney y existirá entre ellos una tensión sentimental que nunca cuaja.

Algo más. The Eye de los hermanos Pang, no era nada más un filme de terror, ya que contenía un subtexto espiritual que lograba encajar a la perfección con la trama, en su reflexión budista sobre la muerte, y llevaba otro subtexto social: el reflejo de la miseria en la que vivía la donante y su familia nos involucraba de inmediato con su tragedia, aspectos que no vemos en la versión estadounidense por ningún lado, para colmo con un final sin mucho sentido.

EL HOLLYWOOD DE AYER: YELLOW SKY * * *

En el western Yellow Sky (E.U., 1949) era poco lo que acontecía, apenas y algo interesante. Lo rescatable de esta película, dirigida por William A. Wellman estaba en sus personajes, un grupo de bandidos dirigidos por James “Stretch” Dawson (Gregory Peck, con una rígida y fuerte presencia), que luego de robar un banco y ser perseguidos por la caballería, obligaba a sus compañeros a huir por una zona del desierto salitrosa, con el peligro de morir deshidratados. De hecho, la gran secuencia de esta travesía por el desierto valía por sí sola, un inteligente pretexto para enfrentar a los personajes de la dispareja banda de Stretch: Dude (Richard Widmark), Bull Run (Robert Arthur), Lenghty (John Russell), Half Pint (Harry Morgan) y Walrus (Charles Kemper). La secuencia también daba la oportunidad a Wellman para fotografiar hermosos paisajes desoladores, donde los ladrones intentaban caminar por la superficie blanca, en la que se hundían los caballos sedientos.

Los villanos llegan a un pueblo fantasma, o casi, habitado tan sólo por una atractiva chica, Mike (Anne Baxter) y su abuelo (James Barton). Luego de ofrecerles agua y comida, la chica y su abuelo eran tomados como prisioneros en su propia cabaña por los ladrones, inquietos por la guapa muchacha. Mike, de todas formas, los sabrá mantener a raya con su rifle y buena puntería.

Lo que acaba sosteniendo a esta, en apariencia, poco interesante propuesta argumental, es el giro que tenía que ver con una buena cantidad de oro, que Mike y su abuelo tienen escondido. No tendrán otra opción que hacer un trato con Dawson y sus secuaces, con tal de que los dejen tranquilos.

Yellow Sky es un western más de personajes que de escenas climáticas. Hay algunas escenas de acción, bien dirigidas por Wellman, con emplazamientos interesantes y una atractiva forma de utilizar la geografía pedregosa y desértica. Todo el reparto cumplía con creces, y si había algo entretenido en la historia, eran las peleas que, como feroces bestias en celo, hacían los bandidos de Dawson, quien establecía una regla: nadie intentará nada o hará daño a Mike, o se las vería con él. “¿Eso te incluye a ti no?”, le contestará uno de sus compañeros.

Lo que hace Dawson es defender lo que ya considera como suyo. A pesar de lo predecible del asunto (el romance era inminente entre Mike y Dawson), el filme de Wellman destacaba gracias a la buena actuación de Gregory Peck, de Richard Widmark (el más fuerte de los ladrones con un pasado traumático), el carismático personaje del abuelo y sus alianzas con los apaches, en un western ligero, poco violento para los estándares del género.

miércoles, 12 de marzo de 2008

CINE ANIMADO: GULLIVER'S TRAVELS * * * 1/2

Luego del gran éxito comercial y de crítica que representó Snow White and the Seven Dwarfs (David Hand, 1937), de la casa Disney, la Paramount no se quiso quedarse atrás y sacó su propia adaptación de una historia clásica: Gulliver’s Travels (Fleisher, Bowsky, Calpini, et al, 1939), de la novela de Jonathan Swift. El productor Max Fleischer tuvo que conseguir financiación para el proyecto y comprar los derechos del libro, para, una vez conseguidos, darle la dirección del filme a su hermano Dave Fleischer.

La película tan solo se enfocaba en uno de los varios episodios del libro, de los más emblemáticos: la llegada de Gulliver a la tierra de Lilliput, con sus pequeñísimos habitantes del tamaño de un pulgar, que amarraban a Gulliver a la arena y lo llevaban ante su rey Pequeño. Sin embargo, la adaptación distaba mucho de ser fiel al libro original.

Mientras el capítulo original en el libro de Swift intentaba ser una capciosa metáfora bélica y política del siglo XVIII, la adaptación hecha por los guionistas Don Gordon, Ted Pierce, Edmond Seward e Izzy Sparber, se decantó por convertir la historia en un cuento de hadas romántico, en el que un príncipe, David (voz de Lany Ross), hijo del rey Pequeño, está a punto de casarse con la princesa Gloria (voz de Jessica Dragonette), hija del rey Bombo de Blefuscu. El problema, es que por un pleito entre ambos monarcas la boda termina por frustrarse.

Este largometraje animado de la Paramount, estuvo lejos de igualarse o superar a Snow White..., y aunque la calidad de la animación era buena, acababa copiando mucho el estilo de la Disney. Por ejemplo, esa secuencia en que los lilliputienses le fabrican a Gulliver un traje nuevo, los pequeños seres cantan y trabajan igual que los enanos de Snow White en las minas. La parte musical no era muy atractiva, acababa siendo floja, convencional y similar a la de cualquier corto animado común de los 1930, sin que destacará alguna de las canciones, como “All’s Well”, “It’s a Hap-Hap-Happy Day”, etc., tomando en cuenta que el pleito entre los reyes tenía que ver con una canción incómoda para uno de ellos.

Lo que destacaba era un intento experimental de los animadores por darle un logrado realismo al relato de Swift, cuidado en todos los movimientos de los personajes, las expresiones y movimientos faciales, logrado con una técnica típica de la época: “calcar” los movimientos de un actor real. David y Gloria gozaban de movimientos muy naturales, aunque sus rostros no tanto. El inicio no estaba nada mal. Esa tormenta que hace naufragar a Gulliver estaba lograda para su época, aunque la secuencia más atractiva del filme era aquella de la fiesta y baile. El baile que el rey Pequeño hacía con la mano de Gulliver era sumamente original, los efectos de luz y sombra en el gigantesco personaje eran magistrales.

Desgraciadamente, el punto débil de la película era ser demasiado superficial, en aras de ser cómica y entretenida, que lo terminaba siendo, sin duda. Muchos personajes eran pobres, poco trabajados, como el desaprovechado Gabby (voz de Pinto Colvig), el histérico hombrecillo que encuentra a Gulliver en la playa, y que intenta siempre ser un héroe y destacar, sin nunca conseguirlo. Con todo, estamos ante un clásico de la animación, digno de revisarse cada vez que se tenga oportunidad.

martes, 11 de marzo de 2008

DVD: MISS POTTER * * * 1/2


En Miss Potter (E.U.-Reino Unido, 2006), reciente filme del realizador Chris Noonan, vemos a la que podría considerarse como la “abuela” de J.K. Rowling, la autora Beatrix Potter. Será coincidencia o azares del destino, pero su apellido es igual al del niño mago de Hogwarts, creada por Rowling en su serie de exitosos libros “Harry Potter”. Beatrix Potter no llegó a ser multimillonaria, pero como Rowling tuvo que pasar por una serie de obstáculos para demostrar a la sociedad, a su familia y, en especial, a sí misma, que era digna de merecerlo.

Las coincidencias podrían seguir entre ambas escritoras. El caso es que Beatrix Potter inició su carrera a principios de siglo XX, y su vida es narrada en forma de un cuento de hadas melodramático, que nos narra la historia del ascenso de una refinada chica perteneciente a una familia aristocrática, aficionada a realizar acuarelas de animales (en especial conejos) y que un buen día, mostrando su trabajo a una editorial, aceptaron publicar su pequeño libro ilustrado, “The Tale of Peter Rabbit”.

Interpretada por una magnífica Renée Zelweeger, la talentosa Beatrix era una chica de imaginación desbordante. Gustaba creer que hablaba con sus personajes, que eran sus amigos en la soledad de su habitación, sin convivir más que con su castrante madre y su cariñoso padre. Luego de la publicación de Peter Rabbit, conoció al dueño de la editorial, Norman Warne (Ewan McGregor), especie de mecenas de Beatriz, admirador de su obra ilustrada y que ayudó a consolidar su carrera de autora de libros infantiles, publicando todas sus obras posteriores.

De no ser por la impresionante producción y ambientación de época, a destacar un magnífico diseño de producción (cada set está cuidadosamente decorado), y por la buena calidad de las animaciones que aparecen cada vez que Beatrix imagina a sus dibujos cobrar vida, Miss Potter pasaría como un simple telefilme. El relato es en extremo sencillo, su duración apenas llega a la hora y media de duración, aunque no deja de ser entretenido y disfrutable, gracias a las grandes presencias no nada más de Renée Zellweeger, Ewan McGregor y Emily Watson, quien interpreta a la hermana de Norman, mujer ambigua pero reveladora, sino por su buen cuadro de actores secundarios.

El discurso del filme es feminista, nos deja claro el mensaje sobre el esfuerzo femenino en el machista universo literario de la era victoriana. Lo bueno, es que la historia no es del todo predecible como parecería, pero su final nos deja con ganas de ver más sobre la historia de Beatrix, y no una resolución en el tono de “Y vivió feliz por siempre. Fin”.

++ Los extras incluyen trailers Aurum, trailer castellano, entrevistas, Cómo se hizo: Una vida de cuento, videoclip de Katie Melua, filmografías, ficha técnica, galería fotográfica. Disponible desde septiembre del 2007.

lunes, 10 de marzo de 2008

DVD: CASSANDRA'S DREAM * * * *

En los últimos años, Woody Allen ha seguido una constante casi como maquinaria de reloj: a una película notable y que roza la maestría, por ejemplo, Match Point (2005), le sigue otra más relajada, cómica, sin muchas pretensiones más que entretener, por ejemplo, Scoop (2006), en la que él actuaba y traía de regreso a Scarlett Johansson (actriz de ambos filmes). La fórmula sigue en pie, con la reciente Cassandra’s Dream (E.U.-Reino Unido,2007), tercera película ambientada en Inglaterra, que sin llegar a rozar la maestría de Match Point, es de todas maneras una gran obra del cineasta judeo neoyorkino. Su próxima película, Vicky Cristina Barcelona, a estrenarse este 2008, dará continuidad a la fórmula con lo que parece ser una nueva comedia, entretenida y relajada, filmada en Barcelona y que traerá de regreso a Scarlett Johansson.

Por ahora, Cassandra’s Dream es, con seguridad, uno de los filmes de Allen, digamos, más “masculinos”, protagonizada por unos magníficos Ewan McGregor y Collin Farrell, interpretando a un par de hermanos pretenciosos, despilfarradores y deseosos de cumplir sus sueños. Es cierto, Woody regresa con los temas que siempre le han inquietado: el dinero, la riqueza y la muerte, en un melodrama cercano a la sobriedad de Match Point, dejando de lado como en esta el jazz por una orquestal banda sonora de Philip Glass, y coqueteando con una trama que toma prestados elementos del film noir y el thriller de suspenso.

Ian (Mc Gregor) y Terry (Farrell), deciden comprar entre los dos un barco, de manera impulsiva, que poco o nada necesitan y al que bautizarán como Cassandra’s Dream. El primero administra el negocio familiar, un restaurante, pero desea ir más allá e invertir en el negocio de la hotelería, con unos inversionistas californianos; mientras, el segundo y menor, trabaja en un taller de autos y tiene una debilidad por el juego y las apuestas. Cuando Ian conoce a una joven y atractiva actriz de teatro (Hayley Atwell) hará lo que sea para impresionarla, como pedirle prestado a Terry los lujosos coches deportivos que compone en el taller.

Los problemas llegarán para Terry, angustiado por una enorme deuda de juego, e Ian, tratando de conseguir dinero para su añorada inversión, cuando vendan literalmente su alma al diablo, un acaudalado tío (Tom Wilkinson) de California, dispuesto a ayudarles económicamente si estos matan a cierto productor de cine, que podría desprestigiarlo con unas declaraciones comprometedoras. La escena donde se lleva este “pacto”, debajo de un enorme árbol, en una tarde lluviosa y discurso del tío de por medio sobre el honor y deber familiar, es por igual dramática y cómica, de las más potentes del filme.

Los hermanos empezarán a revelarse sus caras ocultas, uno de ellos, Terry, representando el típico personaje alleniano, a punto del colapso nervioso, inestable emocionalmente. Ian y Terry llegan a parecer miembros de algún clan mafioso, manipulados a su antojo por el tío. En ese sentido, la realización de Allen tal vez no sea nada atractiva en su forma, pero sí en su admirable narración, con un suspenso creciente y un desempeño notable de su sólido reparto.

DVD: FAR FROM HEAVEN * * * * *

Far from Heaven (Francia-E.U., 2002) es un interesante ejercicio de estilo, dirigido por Todd Haynes. El filme parece hecho en los 1950, gracias a su despliegue técnico y a su creatividad en el diseño de arte, una película que aborda temas complicados y censurables en aquella época.

Año 1957, Hartford, Connecticut. El matrimonio formado por Cathy (Julianne Moore) y Frank Withaker (Dennis Quaid, en una de sus mejores actuaciones) es como el matrimonio modelo a seguir, al menos, entre sus conocidos. Frank es un alto ejecutivo en una empresa de electrodomésticos, objeto de la admiración no solo de su familia, sino de todo su círculo social.

Todo este teatral equilibrio familiar/conyugal, se verá perturbado cuando Cathy descubra que Frank pudiera ser homosexual, un hecho que tirará por los suelos la estabilidad familiar. Su convivencia será un estira y afloja moral y psicológico. Cathy intentará “curar” a su marido de esta “enfermedad”, confiada en que es tan sólo un mal pasajero, mientras entabla una sólida amistad con Dean, su jardinero (Dennys Haybert), relación que estará bajo la mirada incisiva y prejuiciosa de la sociedad entera, debido a que es negro.

La película es un retrato de las severas conductas sociales y los duros juicios raciales imperantes en la sociedad estadounidense de los 1950 y 1960, y se refleja el tema de la homosexualidad, en sus consecuencias directas, cuando terceras personas y un entorno familiar se ven involucrados. En aquellos años de la posguerra, la homosexualidad era considerada una enfermedad fisiológica y psicológica posiblemente curable, a través de tratamientos que en esta época sonarían descabellados.

El relato es una narración típica de los melodramas hogareños, filmados en Technicolor, de esos años, apostando más por un ejercicio de estilo admirable: música, edición, fotografía y diseño visual que nos remite de inmediato a la obra de Douglas Sirk, en específico, All That Heaven Allows (1955), con Rock Hudson y Jane Wyman.

La exposición organizada por Cathy, el club exclusivo para negros o el acorralamiento de una niña negra por unos niños blancos, son narradas con delicadeza y contención, pero en las que Haynes logra transmitir la tensión racial de aquella época. "Parece que ha llegado un punto en que negros y blancos hemos concordado", le dice Dean a Cathy en un momento clave del filme, el primero interpretado por un Dennys Haisbert que recuerda a un Sidney Poiter corpulento, haciendo gala de una dicción, que se puede calificar como "clásica".

Julianne Moore, estoica, pero contradictoriamente frágil, ofrecía una actuación digna de su nominación al Oscar, construyendo una mujer dedicada a la organización de eventos benéficos, con la frustración por ver irrealizado su sueño de ayudar a la gente, etiquetada como "de color", por unas mejores condiciones sociales.

La pintoresca ciudad de Hartford, la maestría con la que el realizador consigue crear una variedad de ambientes, constituyen, paradójicamente, una manera de representar el idealismo e hipocresía de una época en donde la sexualidad, incluso, permanecía reprimida. De las mejores películas del 2002.

++Los extras del DVD incluyen ficha técnica, ficha artística, ficha de doblaje, filmografías, premios, trailer, entrevistas, imágenes del rodaje.

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