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domingo, 13 de diciembre de 2020

SHIRLEY

Michael Stuhlbarg y Elisabeth Moss.

Las buenas películas sobre escritores, saben crear un buen paralelo entre la personalidad del escritor y lo que hay detrás de sus más importantes libros. En resumen, te ayudan a entender su obra un poco más. Cuando estas películas consiguen esto último, el resultado, muchas veces, es hacerte correr y comprar una o dos de las novelas del escritor o escritora en cuestión. Desafortunadamente, eso no me ha pasado con Shirley, película dirigida por Josephine Decker, sobre la escritora especializada en novelas de horror Shirley Jackson. Aunque no he leído ninguno de sus libros, he escuchado que son bastante buenos, como The Haunting of Hill House (adaptada por Netflix en forma de miniserie). El asunto es que, luego de ver la película de Decker, no sentí el impulso de correr a una librería y adquirir una de las novelas de Jackson, con todo y que previamente estaba -y sigo estando- interesado en leerlos. 

Elisabeth Moss (de mis favoritas gracias a Mad Men, y más recientemente, a The Invisible Man), hace un gran trabajo interpretando a Jackson. Además del gran parecido que consigue con la escritora, Moss sabe reflejar un estado de tensión psicológica constante, justo cuando una pareja de recién casados, Fred y Rose Nemser (Logan Lerman y Odessa Young, estupendos), llegan de visita a la casa de Shirley y su marido, Stanley Hyman (Michael Stuhlbarg, muy bien), este último, un profesor de literatura. Ambientada a inicios de los 1960, Fred ha llegado para tomar un puesto de conferencista en la misma universidad, así como de asistente de Stanley. Durante su estancia en la casa, Fred estará bajo una especie de prueba por parte de Stanley, el cual mantendrá al primero bajo un ojo vigilante y en constante escrutinio.  Sin embargo, Shirley no demostrará del todo ser una buena anfitriona, la cual se mostrará conflictiva, tensa, y no muy amigable ante la joven pareja. Shirley observará todo el tiempo a Rose como un espécimen raro, como lista para saltar sobre ella como una presa indefensa. 

Batallé para conectar con el filme, en especial con Shirley, o con alguno de los personajes. Con todo y no ser precisamente un filme biográfico, sino una mezcla de ficción y realidad, reconozco que lo mejor del filme, además de las actuaciones de Moss y del resto del reparto, son también el diseño de producción y una buena banda sonora. Decker sabe construir un estado de tensión constante entre todos los personajes, mostrando a Shirley y Stanley como un matrimonio excéntrico, lleno de rarezas. Ambos sacudirán la existencia de la joven pareja visitante, de ir corrompiendo su inocencia de pareja feliz, al estilo de Who's Afraid of Virginia Woolf? La película muestra el trabajo de Shirley para un libro sobre las desapariciones de unas estudiantes, pero el problema es que la trama termina centrándose demasiado en toda esta compleja y tensa interacción entre todos los personajes. Creo que Decker desaprovecha la oportunidad de hacer un retrato de Shirley Jackson que se centrara más en su obra y en su proceso creativo, ligado al retrato emocional que hace de ella. Además, la tensión sexual que empieza a crecer entre Shirley y Rose nunca llega a nada, ni se desarrolla bien. No digo que esté mal centrarse en hacer un estudio de personaje de un escritor, pero en lo personal, prefiero un filme sobre un escritor o escritora que se enfoque en qué lo llevó a escribir tal o cual libro importante en su carrera; en su técnica y proceso creativo. Estrenada en el pasado Festival Internacional de Cine de Los Cabos, Shirley, la película, simplemente me dejó frío. ⭐⭐1/2  


jueves, 10 de diciembre de 2020

ONE NIGHT IN MIAMI

LA NOCHE QUE DEFINIÓ EL RUMBO DE MUHAMMAD ALI
Y SAM COOKE.

Sólo en sueños hubiera podido darse algo como lo reflejado en One Night in Miami, el encuentro ficticio de cuatro figuras icónicas de los 1960: el boxeador Cassius Clay (Eli Goree), el activista por la defensa de los derechos civiles Malcolm X (Kingsley Ben-Adir), el cantante Sam Cooke (Leslie Odom Jr.) y el futbolista Jimmy Brown (Aldis Hodge). Como el título indica, durante una noche en Miami tal vez no ocurrirá mucho, pero si se dirá bastante entre todos ellos. Debut en la dirección de la actriz Regina King, no es de extrañar que el punto fuerte de la película sean las actuaciones, todas ellas, por cierto, estupendas. One Night in Miami quizás no sea un filme apropiado para aquellos que busquen una película con más acción, no tan dialogada, y con seguridad, menos teatral. 

El centro de toda la acción (por decirlo de alguna forma), será la decisión de Clay de convertirse al islamismo, apadrinado por Malcolm X. Es 1964, y Clay acaba de triunfar en una pelea contra Sonny Liston. Por su parte, Sam Cooke se encuentra en primer lugar de ventas, con fama y éxito; mientras, Jimmy Brown debe tomar una decisión igualmente crucial. Cuando todos queden encerrados en un cuarto de hotel en Miami, reunidos para celebrar el triunfo de Clay, y custodiados por los guardaespaldas de Malcolm X, en este lugar prácticamente la tierra temblará y los ánimos se encenderán. Entre una plática y otra, Clay, ocultándose de los reporteros, empezará a tener dudas respecto a su decisión de cambiar de religión y, como todos sabemos, cambiar su nombre por Muhammad Ali. Mientras, Malcolm X, el cual toma el lugar de líder ideológico-político del grupo, pondrá en cuestión la carrera de Cooke, al reprocharle que sus últimas canciones no son más que melodías cursis, con letras vacías y melosas, en lugar de hablar de algo más importante, como lo es la lucha de sus hermanos negros contra la segregación y el racismo. Además, le recomienda que debería seguir el ejemplo de cierto joven cantante "folk" blanco, cuya música tiene algo más que decir al respecto (dejo al espectador descubrir a quién se refiere Malcolm X). En tanto, Brown será más un testigo, no muy silencioso, de todo este enfrentamiento verbal e intelectual entre todos los presentes, ante el nerviosismo de los guardaespaldas, plantados afuera del cuarto.

A pesar de lo claustrofóbico y algo inactivo que llega a sentirse este encierro de los cuatro personajes en el hotel, el logro de Regina King es su capacidad para transmitir fuerza y emoción, gracias especialmente a los diálogos y a las estupendas actuaciones. Puede ser que se sienta muy teatral, pero el filme de King tiene mucho que decir (ella misma una activista en la vida real) sobre la lucha de los derechos civiles en los 1960, el racismo, y lo que significa ser un hombre negro en aquella década. Y también tiene algo que decir sobre la cultura, la música, y por qué no, el deporte (anticipa el hecho de que ciertos deportes tendrán mucho qué explotar de los deportistas negros en el futuro). One Night in Miami funciona más  como un despliegue lucidor de actuaciones y de diálogos fuertes, así como un intento de ser un sencillo retrato de época (y en plena época actual del Black Lives Matter, su estreno se siente más que apropiado y oportuno). Los fans de Muhammad Ali y de Sam Cooke puede ser que disfrutarán más el filme, especialmente en las secuencias finales. ⭐⭐⭐1/2

*Estreno en E.U. el 25 de diciembre. Disponible en Amazon Prime Video a partir del 15 de enero del 2021. 

domingo, 6 de diciembre de 2020

GET THE HELL OUT

ZOMBIES RABIOSOS.                Bruce Hung y Megan Lai.

Get the Hell Out está lejos de ser la respuesta taiwanesa a Train to Busan (y a Train to Busan Presents: Península, la secuela), el estupendo filme de zombies surcoreano. Get the Hell Out, el primer largometraje dirigido por I. Fang Wang, empieza bien, de una forma prometedora, en donde empezamos a hacernos la idea de que veremos una graciosa sátira política. En medio de campañas políticas, elecciones, y confrontaciones entre políticos, surge una epidemia de rabia, provocando que todos los contagiados se transformen en zombies. Sin embargo, la película de Fang Wang, exhibida durante el pasado Festival Internacional de Cine de los Cabos, requerirá de una gran paciencia del espectador, tanto para seguir una historia narrada caóticamente, como para soportar un sentido del humor que rayará en lo estúpido y simplón. La historia, por cierto, no tiene mucho de nuevo o extraordinario, en donde tenemos a un inocente guardia (Bruce Hung), quien trabaja en la entrada del parlamento, el cual terminará convirtiéndose en un héroe involuntario. Antes, nuestro futuro héroe tendrá que ser el instrumento de una senadora (Megan Lai), quien lo usará para recuperar su puesto político, desbancada por su rival del partido contrincante (Chung-Huang Wang). La querella entre ambos políticos tiene que ver con el apoyo de este último para la construcción de una planta de energía nuclear, a pesar de las advertencias de ella sobre los peligros de construirla. 

Fang Wang no podría estar más indisciplinado en su debut, cayendo en la tentación de dejarse llevar por excesos en este su primer filme, empezando por los visuales. La historia tiene pocas oportunidades de un buen desarrollo, debido a que, a cada rato, hay imágenes que aparecen de pronto, tratando de emular las viñetas de un cómic, incluyendo onomatopeyas y letreros, dando a todo la sensación de estar viendo una caricatura, o el de estar leyendo un cómic, precisamente. Aunque tiene momentos graciosos (toda la secuencia del encierro dentro del parlamento), así como otros de cierta emoción y adrenalina (la pelea previa al escape por el túnel), al final, el resultado se siente tan caótico y desastroso, que no hay en Get the Hell Out algo que la salve y la haga una buena película de zombies. Se necesita algo más que zombies vomitando chorros de sangre, hambrientos de morder víctimas inocentes, para tener una película interesante; algo más que chistes estúpidos y personajes irritantes. Se necesita una trama  con ideas, algo qué decir, y una lectura alterna. Get the Hell Out no está a la altura de las películas de Romero, pero bueno, tal vez sea mucho pedirle a un debutante en el largometraje, pero también puede ser que el realizador haya tenido que estudiar primero a los grandes maestros del género, antes de hacer su película de zombies. ⭐⭐

miércoles, 2 de diciembre de 2020

WOLFWAKERS

CON ESPÍRITU DE LOBO.

Después de ver la maravillosa Wolfwakers, he anotado en mi lista de películas pendientes de ver The Secret of Kells, Song of the Sea, y The Prophet, todas ellas dirigidas por Tomm Moore, y producidas por la casa de animación Cartoon Saloon. Wolfwakers, su más reciente película, estrenada en el pasado Festival de Cine de Los Cabos, es una joya, una estupenda película animada, la cual, con todo y no estar hecha con tecnología digital (al menos no en su total mayoría), se encuentra a la altura de lo mejor de Pixar. Producida también por Apple Films, la película de Moore vuelve a poner de manifiesto el hecho de que la animación tradicional, dibujada a mano y cuadro por cuadro, sigue vigente y con mucha fuerza.

Irlanda, siglo XVII. Robyn (voz de Honor Kneafsey, un gran trabajo), es una niña que sueña con convertirse en una cazadora, con la ayuda de la mano experta de su padre, Bill Goodfellowe (voz de Sean Bean), un militar inglés quien, junto al ejército británico, se encuentra custodiando una ciudad. Sin embargo, el bosque se encuentra asediado por unos lobos (los wolfwakers del título), los cuales mantienen en constante estado de terror a los campesinos y sus ovejas. Wolfwakers tiene puntos en común con Brave (de Pixar) y también con Avatar, algo que descubrimos justo cuando Robyn conozca a Mebh (Eva Whittaker), una niña con un lado salvaje y espíritu inquieto, que vive oculta con los lobos en una especie de dimensión alterna en el bosque. Sólo ella y sus amigos lobeznos pueden acceder a esta dimensión. Lo especial de Mebh, es que tiene una doble vida como niña-lobo, en donde mientras duerme, vive en las noches en forma de lobo, cosa que no impedirá que ella y Robyn se vuelvan amigas. Los problemas comienzan cuando el regidor de la ciudad, Lord Protector (voz de Simon McBurney) ordena a Bill matar a los lobos de una vez por todas, cosa que alarmará a Robyn, al saber que su nueva amiga está en peligro.

Co dirigida junto a Ross Stewart, y escrita por este último junto a Moore y Will Collins, Wolfwalkers tiene un estilo visual espectacular e impactante, sumamente original. La experiencia es muy cercana a ver un libro ilustrado con imágenes en movimiento, con unos fondos y escenarios sin temor a lucir anticuados. Esto debido a estar concebidos de una forma bidimensional, es decir, sin profundidad o perspectiva, dando a la película un sabor retro en muchas partes (como el de una película de animación de los 1960-1970), pero con un acabado moderno. Además, sus efectos visuales son impresionantes (seguramente hechos digitalmente). Por otro lado, aunque la historia es la clásica lucha de una chica por destacar dentro de un ambiente opresivamente tradicional, en donde a Robyn le es impuesto el dedicarse a labores domésticas, de limpiar y lavar, Wolfwalkers acaba sobresaliendo por ser una historia con una idea muy original hacia su tercer acto (el cual tiene una vuelta de tuerca inesperado). Moore y Stewart no se muestran tímidos al darle a la película cierto toque rústico en su acabado visual, en donde hay escenas en las que todavía puede verse y sentirse el trazo del lápiz en las líneas de algún personaje; el paso secuencial de cada cuadro en sus movimientos. Al final, Wolfwakers sobresale por tener su magia propia (algo muy difícil de lograr en los filmes animados de fantasía), incluyendo su estupenda historia, sorprendente y al mismo tiempo conmovedora. ⭐⭐⭐⭐⭐  Disponible a partir de diciembre por Apple TV.


lunes, 30 de noviembre de 2020

SUMMERTIME

Poesía, rap, y hamburguesas.

Las criaturas que pueblan el universo citadino de Summertime, empiezan a recitar poesía impulsivamente, como si un virus poético de pronto los hubiera invadido. Por lo tanto, es muy probable que los aficionados a la poesía disfrutarán mucho de este filme, dirigido por Carlos López Estrada (el director del nuevo filme de Disney, Raya and the Last Dragon, a estrenarse el próximo año), un melodrama-comedia ambientado en las calles de Los Angeles. La película tiene mucho sabor urbano, plagada de personajes variopintos, y el estilo narrativo de López Estrada parece emular el de un musical. Y aunque Summertime no es en sí un musical en toda la extensión de la palabra, hay una que otra canción dentro de la película. Si hay algo por lo que destaca el filme, es por el gran dinamismo en la narración de sus múltiples historias, las cuales poco a poco se van relacionando una con otra. Los personajes, caminando por esquinas y aceras, entrando y saliendo de locales, de librerías de segunda mano y restaurantes, irán coincidiendo uno con otro. 

Por ejemplo, la historia que abre el filme, es la de un chico negro de enorme afro (parece sacado del Studio 54), quien será el hilo conductor de las historias, cuyo problema es el no poder encontrar un lugar en donde le sirvan una buena hamburguesa de queso con papas. Luego de ponerse insoportable con la mesera de un restaurante al no traerle lo que desea, el tipo explotará en furia recitando un poema sobre la situación. Si bien Summertime destaca por su dinamismo, edición ágil, frescura, espontaneidad (ese número musical con un baile a mitad de la calle, con sabor latino y bailarinas con vestidos rojos, como si trataran de emular algún número musical de West Side Story), y humor (los raperos en la calle buscando poder grabar, o el graffitero mexicano que busca pintar y dejar su marca en toda pared que se le pone enfrente), llega a sentirse algo disparejo. Hay una que otra historia que no funciona al mismo nivel, o se siente que sale sobrando (la de la chica obsesionada con su ex novio, por ejemplo). Por fortuna, la mayoría de las historias funcionan, en donde hay una que nos toma por sorpresa por su fuerza: la de la chica negra con sobre peso y no muy agraciada, que se cobrará una muy poética venganza en contra de su ex novio. O aquella otra historia dentro del muy extraño restaurante de hamburguesas chinas (o eso creo que son), en donde el gerente y sus empleados se vuelven locos con las quejas de los clientes inconformes; o aquella del chofer de limosina de origen latino, que recita un poema junto a algunos de los personajes, frente a fuegos artificiales y a un paisaje nocturno de la ciudad. Summertime te dejará con ganas de salir a la calle a recitar poemas. ⭐⭐⭐1/2

sábado, 28 de noviembre de 2020

NEVER RARELY SOMETIMES ALWAYS

Talia Ryder y Sydney Flanagan.

El título suena como el menos relacionado con una película sobre el aborto. Pero conforme nos aproximamos hacia la mitad de Never Rarely Sometimes Always, descubriremos que esas cuatro palabras del título tienen una relación más directa con el tema de lo que uno esperaría. Lo primero que llama la atención en la película, dirigida por Eliza Hittman, es su aproximación a un tema tan delicado como lo es el aborto, el cual es, de una forma sorpresiva, sin tintes sociales, religiosos, políticos, y mucho menos,  melodramáticos. Never Rarely... es una historia sumamente sencilla, en donde la realizadora opta por no complicar un tema más de lo que ya es. A pesar de su sencillez, la historia termina tocando una o dos cuerdas emocionales en el espectador. 

Por otro lado, lo notable de la película también, es que no trata nada más sobre el aborto, sino que aborda otros temas, como el abuso escolar, al igual que la amistad, el apoyo moral, y el sacrificio. Autumn (Sydney Flanagan, nada mal para ser su primer película), es una chica callada, quien trabaja como cajera en un supermercado, y que gusta de la música y cantar. Sin embargo, desde la primera escena, en donde aparece cantando una canción en el auditorio de su escuela, y un tipo en el público le grita "¡Puta!", sentiremos que las cosas en su vida no están yendo bien. Las cosas se le complican más cuando, luego de acudir a una clínica prenatal, y hacerse pruebas de embarazo recolectando una muestra de orina, se entere de que está embarazada. Aquí es cuando Autumn empieza a considerar la posibilidad de abortar, sin decir nada del asunto a sus padres. Intentará fallidamente varios métodos (todos ellos peligrosos) para inducir el aborto por su cuenta, poniendo su vida en peligro. Skylar (Talya Ryder), su prima, dándose cuenta de la situación, decide viajar con ella desde Pennsylvania hasta Nueva York, en donde le puedan hacer un aborto fuera del periodo de gestación que hasta ese momento lleva su embarazo.

Decía que lo mejor del filme, es la muy naturalista sencillez con la que se narra la historia. La directora luce de una precisión que roza lo realista, en su manera de reflejar lo que una chica enfrentaría al acudir a una clínica de este tipo, desde llegar a la recepción, practicarse análisis, hasta el interrogatorio al que se somete, en donde descubriremos una serie de revelaciones sobre Autumn (además de que aquí descubriremos el origen del título del filme). Es cuando sabremos más sobre ella de lo que podríamos haber descubierto en un filme mucho más dialogado. Es a través de los silencios de ella durante las preguntas, pero también a través de sus expresiones de dolor emocional y de tristeza, que iremos conociéndola. Es aquí en donde la inteligencia y sensibilidad de la directora se dejan ver, así como su habilidad de decir mucho usando tan poco; con tan sólo cuatro palabras como opción múltiple durante el interrogatorio. Never Rarely... es también, hay que decirlo, un filme sobre el abuso emocional y el acoso sexual. Los filmes sobre el aborto que se hagan en el futuro seguro tomarán el filme de Hittman como modelo a seguir. ⭐⭐⭐⭐  

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