sábado, 15 de octubre de 2011

THE GOOD NIGHT * * 1/2


Penélope Cruz y Martin Freeman.

Película dirigida por Jake Paltrow, hermano menor de Gwyneth (quien participa en el reparto), que recurre al falso documental para narrarnos la vida de un personaje que no pudo interesarme menos. Martin Freeman (el elegido para interpretar a Bilbo Baggins en The Hobbit), interpreta a Gary, ex miembro de una banda de rock pop que se dedica ahora a componer música para comerciales. Pero este no es su problema, es algo que parece disfrutar. El problema de Gary es que no puede dormir bien, debido a unos sueños lúcidos que tiene con una bella modelo italiana (Penélope Cruz), quien parece encarnar todo lo que sueña (o soñamos) en una mujer. Todo lo opuesto a la problemática relación que lleva con su esposa (Gwyneth Paltrow). Para tratar de descifrar el significado de sus sueños, Gary recurre a la asesoría de un improvisado especialista en la materia (Danny de Vito), al tiempo que su mejor amigo Paul (Simmon Pegg), antiguo compañero en la banda, lleva una exitosa vida profesional y una muy despreocupada relación con las mujeres.

Al final, la película se siente como una especie de terapia de autoayuda. Lo peor es el hecho de que Gary no es interesante como personaje en lo más mínimo. Da tanta pena que hasta duele. Es el primer largometraje de Jake Paltrow, y para dirigir esta clase de historias, en donde la realidad y los sueños parecen fundirse, se necesita mucho más talento, uno más imaginativo y creativo, como Spike Jonze, por ejemplo. Estas historias son atractivas, la mayoría de las veces, más por esa otra realidad, delirante y surrealista, que proponen, que el mundo real. Una parte del filme quiso ser cómica, pero no me reí mucho; la de los sueños quiere ser muy arty pero no me impresionó a tal grado. ¿Y su historia? Cae en lo plano, ya que no trata sobre otra cosa que sobre un pobre tipo que no puede dormir. 

jueves, 13 de octubre de 2011

BLIND DATE * * * 1/2


Esa copita le costará muchos dolores de cabeza a Bruce Willis.

Una comedia inferior de Blake Edwards, pero Blind Date (1987) es entretenida y nos recuerda aquellos tiempos en que Bruce Willis podía ser gracioso. Y casualmente, Willis hace un buen trabajo en otra película de Blake Edwards, un año después, en Sunset (1988), donde interpretó a Tom Mix. En Blind Date interpreta  a Walter, un tipo al cual le pasan un sin fin de desgracias en tan sólo una noche, luego de que su hermano (Phil Hartman) lo engancha en una cita a ciegas con una bella rubia, interpretada por Kim Basinger. ¿Quién podría decir que no? A Walter le es advertido que no le puede dar alcohol a la chica, cosa que, desafortunadamente para él, hace al primer minuto. Nadia, la rubia, con tan sólo un poco de alcohol, se vuelve en un desastre, un torbellino ambulante, que le buscará a Walter no pocos problemas.

La música es de Henry Mancini, y la película tiene una serie de gags divertidos. Los mejores son en la escena del restaurante, donde a Nadia le da por arrancar los bolsillos de toda chaqueta que se le pone enfrente. John Larroquete se agrega al reparto, como el exnovio de Nadia, quien se encuentra acosándolos todo el tiempo. Kim Basinger luce atractiva y graciosa en estado de ebriedad, sin que esto la consagre como una gran comediante. Hay un giro en la historia, entrando el tercer acto, que me pareció poco creíble y forzado. Sin embargo, esto conduce a otra secuencia muy graciosa y con buen humos slapstick (dentro de la residencia) y la resolución (¡esos chocolates¡) me pareció ingeniosa. Sólo por eso, le perdoné sus fallas a la historia.

martes, 11 de octubre de 2011

MADEINUSA * * * 1/2


Magaly Solier.


Como documento antropológico, Madeinusa (2006) funciona mucho, incluso si no ha sido ese el principal objetivo de su realizadora, Claudia Llosa. De hecho, su película me pareció más interesante a ese nivel que su historia. La trama se siente poco más que un pretexto para documentar las festividades religiosas de  un pequeño pueblo de Perú. Ahí vive la protagonista que da nombre al título, Madeinusa (Magaly Solier), una adolescente indígena de dulce voz, quien vive con su hermana y su padre, el cual, además de ser el alcalde del pueblo abusa sexualmente de ella. Su madre partió a Lima y la bautizó con tal nombre luego de ver la frase en un anuncio. Cuando llega al pueblo accidentalmente un joven geólogo (Carlos de la Torre), la vida de la chica tendrá un giro, en medio de las agitaciones intolerantes de la población ante la llegada de un “extranjero”. El final me parece forzado, algo fallido diría, pero lo rescatable del filme es su gran capacidad para introducirse, de lleno, en las costumbres y tradiciones de un pueblo alejado de la civilización moderna.

LAKEVIEW TERRACE * * * *


Detrás de esta aparente camaradería, estos vecinos se odian a muerte.


En esta película se plantea la posibilidad de los prejuicios raciales desde otra perspectiva, la de un policía negro hacia la nueva pareja de vecinos que ha llegado al vecindario. La pareja es interracial, un hombre blanco, Chris (Patrick Wilson) y una mujer negra, Lisa (Kerry Washington). Igual que en “Guess Who’s Coming to Dinner” (1967), pero al revés. Y nuestro policía estará lejos de ser mínimamente razonable como Spencer Tracy en dicha película. Quien se roba todo el número es Samuel L. Jackson, interpretando al intolerante e inquietante policía Abel, padre de dos hijos (Regine Nehy y Jaishon Fisher).

Desde el principio, Abel se dedicará, gradualmente, a hacerle la vida imposible a la pareja, actuando de una manera ambigua, no muy amistosa, hasta que ambos se declaran la guerra. Abel no apagará sus intensas luces de seguridad, puestas en cada esquina de su casa y que no dejan dormir a Chris y Lisa, y estos al ponerse explícitamente cariñosos en su alberca, mientras los hijos de Abel observan curiosos todo. Algo que, a los ojos de Abel, les causará un trauma insospechado.

Conforme transcurre la historia es claro que los problemas de Abel van más allá del puro racismo. El tipo es insoportable a donde quiera que va o le invitan. Es conflictivo, insufrible en sus conversaciones y pone en claro que es todo menos una persona amistosa. La dirección de Neil LaBute, en todo momento, es capaz de usar al máximo la versatilidad de Samuel L. Jackson. Su película es el estudio de un personaje impredecible, capaz de todo con tal de cumplir su objetivo: deshacerse de los Mattson a como de lugar, quienes, por su parte, están teniendo sus propios problemas maritales. Como fondo, tiene lugar un incontrolable incendio forestal, ilustrando enfáticamente la tensión que se vive entre los vecinos.

La premisa es propensa a la comicidad y autoparodia, como en esa escena en donde Abel corta con una sierra eléctrica las plantas que pone Chris como barrera, o la de la fiesta con strippers. ¿Llamar a la policía? Sabemos de qué lado estarán. Es un gran dilema el de Chris, un problema del cual se alimenta el suspenso del filme. El caso es que LaBute sabe construir un pathos y tensión emocional constantes, uno en donde los personajes siempre parecen al borde de la decisión más extrema. Al final, durante el clímax, ya todo se ha salido de control. 

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