sábado, 14 de mayo de 2011

SERENADE * * 1/2

Mario Lanza y Sarita Montiel en "Serenade".

Mario Lanza era dueño de una gran voz, y no cabe duda de su notable talento como tenor. Se decía que era mejor que Caruso. No se puede decir lo mismo sobre su faceta como actor de cine. En Serenade (1956), el tenor originario de Filadelfia, luce sobreactuado y nada convincente interpretando a una joven promesa de la ópera, al cual la fama le llega tan rápido que en poco tiempo echa todo por la borda. Dirigida por Anthony Mann, musicalmente la película te llega a las entrañas. Lanza interpreta el “Ave Maria”, extractos de “La Boheme”, “Don Giovanni”, “Otello” e “Ill Trovatore”, además de canciones originales escritas para el filme por Nicholas Brodzky y Sammy Cahn. Basada en la novela de James M. Cain, la película está filmada casi enteramente en México (específicamente, en San Miguel de Allende), a donde llega nuestro artista luego de la desilusión romántica causada por su descubridora, una atractiva socialité (Joan Fontaine). Vincent Price tiene una estupenda participación como el manager de Lanza. Sin embargo, la película no escapa de la clásica visión folclórica de México, y a partir de aquí Serenade se transforma en una especie de telenovela, con tantos giros argumentales que la supuesta química que debe de haber entre Mario Lanza y la española Sarita Montiel (buen acento mexicano) queda en segundo plano.

viernes, 13 de mayo de 2011

THE LAST EXORCISM * * * 1/2

Patrick Fabian y Ashley Bell en "The Last Exorcism".

Antes de empezar, vale advertir que The Last Exorcism (2010) es oootra película del subgénero “falso documental de terror”, o para ser más precisos, el de las “imágenes-de-archivo-rescatadas”. No es la primera vez que su realizador, Daniel Stamm, se adentra en estos terrenos. En “A Necessary Death” (2008), Stamm “documenta” el suicidio de un realizador de documentales. Su más reciente película es otra más de exorcismos, pero el tratamiento del tema es original, bien llevado, con actuaciones sólidas y entretenida.

Su fórmula se puede resumir así: “The Wicker Man” (1973) más “The Exorcism of Emily Rose” (2005), rodado en forma de “mockumentary”. El resultado es la historia de un predicador, exorcista fraudulento e ilusionista aficionado (Patrick Fabian), quien pretende registrar lo que será su retiro, con la ayuda de una documentalista y su camarógrafo. Con su último exorcismo, el predicador probará que los exorcismos no son más que un fraude. Cargado con todos sus artilugios, gadgets y demás equipo de exorcista, viajará a un pacífico pueblo para “exorcisar” a una perturbada chica, Nell (Ashley Bell, magnífica), cuyo padre (Louis Herthum) la cree poseída por el mismo demonio.

El problema con esta película, es que pese a los esfuerzos de Stamm por hacer que todo parezca real, el asunto no se siente tan “real” como quisiera. Al menos, no como “Paranormal Activity” o, la madre de todas estas películas, “Blair Witch Project”. Los actores, si bien tienen un notable desempeño (en especial Ashley Bell), se sienten muy “sobreactuados”, poco naturales para lo que este experimento requiere. Es demasiado evidente que hay una dirección fotográfica (iluminación, etc), y creo que depender nada más de una cámara portátil nerviosa, no ha sido del todo suficiente. Con todo, la película merece la pena verse, por el pathos que mantiene constante: ¿La chica realmente está poseída o tiene problemas psicológicos?


miércoles, 11 de mayo de 2011

BRODRE * * * * *

Connie Nielsen y Ulrich Thomsen en "Brothers"
Miembro del movimiento Dogma (fundado por l’enfant terrible Lars Von Trier), la danesa Susanne Bier es una especialista en historias de parejas fragmentadas y sacudidas por tragedias, accidentes y toda clase de sucesos traumáticos. Ahí están, como ejemplos “Open Hearts” (2002) y “Things We Lost in the Fire” (2007), su primer película en Estados Unidos. Brothers  (de la cual Jim Sheridan hizo un remake en 2009), es otra de esas historias en las que Susanne Bier explora la fina línea que sostiene las relaciones familiares y sentimentales, poniendo una dura prueba a un matrimonio,  aparentemente estable, interpretado por Ulrich Thomsen y Connie Nielsen.

Michael, militar de carrera, es enviado a Afganistán en una misión especial. Ahí, su avión se estrella y la noticia de su muerte llega pronto a su esposa, quien cae en un duelo junto a sus dos niñas, sus suegros y cuñado, Jannik (Nikolaj Lie Kaas). En realidad, Michael ha sobrevivido y es hecho prisionero por los talibanes, quienes lo obligarán a realizar una cosa atroz que lo dejará marcado emocionalmente. Mientras, Jannik y su cuñada encontrarán consuelo mutuo de una forma más que amistosa.

Nadie querría estar en el lugar de Michael. Cuando llegue el momento de tomar cierta decisión, la escena nos pone justo en el sitio en donde Michael llevará a cabo, con suma desesperación, horror y crudeza, el acto que le permitirá seguir vivo. Lo compadecemos, no tanto porque su hermano está a punto de sobrepasar ciertos límites en casa, sino porque llegará a Dinamarca convertido en una bomba de tiempo esperando estallar. Siguiendo (casi) a la medida los preceptos Dogma, Susanne Bier logra un melodrama familiar intenso, bien actuado y emocionalmente contenido hasta el último minuto.

domingo, 8 de mayo de 2011

FROST/NIXON * * * *

Frank Langella y Michael Sheen en "Frost/Nixon".

La entrevista que llevaron a cabo el presentador de televisión David Frost y el ex presidente norteamericano Richard Nixon, en 1977, fue el duelo mediático de dos figuras dispuestas a no dejarse hundir frente a las cámaras. Un debate en el que un popular anfitrión televisivo tuvo que convertirse en verdadero periodista, teniendo como contendiente al presidente más impopular en la historia de E.U. David Frost (Michael Sheen, genial) trató de sacar a Richard Nixon (Frank Langella, estupendo y nominado al Oscar) una confesión sobre el caso Watergate y una disculpa a la nación, por haber encubierto esta operación de espionaje. Y lo logró.

Basada en la obra teatral homónima escrita por el británico Peter Morgan (quien escribió el guión), Ron Howard recrea en Frost/Nixon (2008) esta entrevista con su acostumbrado cuidado en la ambientación de época, situando a los dos personajes como dos boxeadores antes de salir al ring. En serio, tanto Nixon como Frost, antes de salir al aire, se preparan con sus asesores situados en sus respecivas “esquinas”. Ambos analizan cuidadosamente los puntos débiles del otro, viendo la posibilidad de dar uno que otro golpe bajo.

Como el fallido pero experimentado político que es, Nixon analiza de pies a cabeza a Frost. Sabe cómo manipularlo, acomplejarlo, infundirle miedos y dudas antes de que su bombardeo de preguntas comience. Mientras, Frost debe entender desde el principio, que no tiene enfrente a cualquier celebridad de la farándula; que desde el inicio debe de “atacar” con preguntas fuertes, directas y contundentes. No debe dejar que el expresidente tome el control de la entrevista, gane tiempo y que se salga por la tangente con su demagogia. Como todo buen político.

La película tiene un gran reparto. Sam Rockwell interpretando al especialista en Nixon y asesor de Frost, quien ve esto como la gran oportunidad de su carrera, algo casi histórico; Oliver Platt y Matthew Macfadyen como los tensos y preocupados productores del programa. Kevin Bacon es el lambiscón brazo derecho de Nixon, leal y dispuesto a darlo todo por él. El formato del filme es el de un mockumentary, en donde cada personaje narra, años después, cómo fue todo el proceso desde la producción del programa, un proyecto en el que David Frost vio la oportunidad de demostrar su credibilidad como periodista. El impacto que tuvo ver a nivel nacional a Nixon, derrotado frente a las cámaras, fue gigantesco. Cuando Nixon pronunció la frase “Si el presidente lo autoriza, entonces es legal”, fue el “derechazo” que lo llevó a la lona y no levantarse a la cuenta de 10.

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