martes, 17 de diciembre de 2019

KLAUS

Los orígenes de Santa como nunca te los han contado antes.
Cada vez más las películas navideñas se alejan de la tradicional imagen del Santa Claus bonachón y gordinflón, de grandes mejillas rosadas y panza temblorosa, así como de las clásicas tramas en dónde el buen Santa siempre están en peligro y hay que salvarlo, incluyendo a la Navidad. Klaus rompe completamente con esas fórmulas desgastadas, primer largometraje animado producido por Netflix, junto a la casa de animación española "Sergio Pablos" (de hecho, el nombre del director del filme).
Klaus se erige como el filme navideño del año, no únicamente por la calidad de su animación (sin ser precisamente Pixar o Disney, es de primer nivel), que si bien es digital, tiene ese toque retro de la animación tradicional dibujada a mano, cuadro por cuadro, de los 1960s, 1970s y 1980s, sino ademas, porque su historia en sí es sumamente original y está bien escrita.
Jesper (voz de Jason Schwartzman), hijo del jefe de la oficina postal de algún país imaginario del norte de Europa, es enviado por éste a Smeerensburg, un lugar recóndito y lejano a trabajar como cartero, para que se le quite lo flojo y siente cabeza. Para regresar a casa, Jesper debe hacer el envío de un determinado número de cartas (alrededor de 6,000) y así cumplir con el acuerdo que tiene con su papá. Ahí, Jesper conocerá al señor Klaus (voz de J.K. Simmons), un viejo leñador y ex fabricante de juguetes, el cual aquel se dará cuenta que podría serle de utilidad para salir pronto de aquel pueblo gris y triste; con niños analfabetas, una guerra entre dos familias, una maestra que no desea seguir enseñando (voz de Rashida Jones), y en general, con una total falta de vida, y lo peor ---sin espíritu navideño.
Lo mejor de Klaus, es que en medio de este ambiente la historia poco a poco va creando una magia muy particular e irresistible, que va creciendo como bola de nieve hasta que, al final, te termina atrapando. Klaus, como personaje, es un misterio que irá revelándose a sí mismo gradualmente. Al final, una historia sobre los orígenes de Santa Claus como nunca antes te los habían contado, y lo mejor es que, gracias a que resulta graciosa y conmovedora a la vez, termina tocando tu corazón.
⭐️⭐️⭐️⭐️

THE IRISHMAN


Robert De Niro, Al Pacino y Ray Romano
Martin Scorsese ha recomendado una cosa para ver The Irishman, su más reciente película en coproducción con Netflix: "Por favor, no la vean en sus teléfonos. Al menos, véanla en una Ipad, con pantalla de buen tamaño". Y se recomienda suficiente batería, ya que el filme tiene una duración de tres horas y media. Scorsese ofrece en The Irishman su particular versión sobre la historia del líder sindical Jimmy Hoffa, y aventurar una teoría sobre lo que pudo haber sucedido con él (Hoffa desapareció del panorama, y su cuerpo nunca fue encontrado).
Basado en el libro escrito por Charles Brandt, The Irishman es una épica de dimensiones mastodónticas, narrada en tres tiempos simultáneos. La historia de Hoffa es contada a través de los ojos de Frank Sheeran (Robert De Niro, simplemente supremo), desde su incursión dentro del mundo de la mafia como matón y chofer, pasando por el nacimiento de su gran amistad con Hoffa (Al Pacino, fenomenal). Todo es narrado en un estilo a la Goodfellas (una de las mejores películas de Scorsese), y mucho también del estilo de Los Soprano. Como si de una "muñeca rusa" se tratara, la estructura de la narración es de "flashbacks dentro de flashbacks", recuerdos dentro de otros recuerdos. Un anciano Frank nos cuenta, desde su silla de ruedas en un asilo, todo lo que su memoria le permite, desde sus días como soldado durante la Segunda Guerra Mundial, hasta que, más tarde, se convirtió en conductor de camión, en donde empezó a cometer sus primeros crímenes.
En el primer flashback, Frank recuerda el viaje por carretera que hizo, a mediados de los 1970, junto a su jefe, Russell Bufalino (Joe Pesci, genial), un líder mafioso con quien también Frank desarrollará una amistad cercana. De ahí, nos iremos unos veinte años atrás, justo cuando hagan una parada en una estación de gasolina, en donde se conocieron por los años 1950. ¿El destino hacia dónde se dirigen? Decirlo sería revelar mucho en esta reseña, algo de todas formas imposible de describir, considerando que nos enfrentamos a una historia que abarca casi 3 décadas. Baste decir, que uno de los puntos en la historia que sacudirá las vidas de los 3 personajes, es el asesinato de John F. Kennedy, con la insinuación de que este llegó al poder con un empujón de la mafia.
Tal vez muchos se desanimen de sólo escuchar la duración de la cinta; tal vez suene también como un filme apto nada más para fans del cine de Scorsese. Nada más lejos de ser así. Scorsese sabe cómo engancharte en una historia fascinante, que tiene casi de todo: intriga política, melodrama de juicios en la corte, historias de la mafia (los fans de Scorsese, simplemente, se deleitarán), etc. Parece el mismo Scorsese, y no Frank, sentado en la comodidad de su casa, quien nos cuenta estas historias. The Irishman se siente parte ficción, parte un falso documental. La envoltura del filme es el de una suculenta banda sonora, llena de "oldies" y grandes éxitos.
Pero si hay algo verdaderamente interesante, es ver a Scorsese jugar con tecnologías digitales. No es que no lo haya hecho antes (The Aviator, Gangs of New York). Aquí, el director juega con el ya muy socorrido "botox digital", la tecnología para "rejuvenecer" actores. Aquí se usa para quitarle unos 20 o 25 años de encima a de De Niro. Lo mejor, es que luce aceptable y convincente, al menos la mayor parte del tiempo, cuando no le hacen close-ups. Cuando los hay, su rostro se ve extraño, algo en la mirada que se nota artificial, con los ojos de un rostro amuñecado o de cera. Pero es algo que, en lo personal, prefiero, a que hubieran escogido a otro actor para interpretarlo de joven.
Lo cierto, es que la actuación de De Niro es tan poderosa, que este aspecto visual de los efectos especiales, por fortuna, no termina siendo tan distractor. Es más lo que dice con su sola presencia y fisicalidad, que con palabras. Frank es un ser silencioso, de pocos diálogos. En ese sentido, el verdadero espectáculo de The Irishman, por encima de todo, termina siendo ver por primera vez en un filme a tres actores icónicos compartiendo pantalla. De Niro y Pesci juntos otra vez desde Goodfellas; Al Pacino en su primer filme colaborando con Scorsese. En lo personal, me gustó más el Jimmy Hoffa interpretado por Jack Nicholson en Hoffa (1992), de Danny DeVito. El parecido era impresionante. Pero Pacino también resulta espectacular, hace suyo el personaje, te atrapa en cada escena. Nada más en esa escena en donde todos están viendo por tele la noticia del asesinato de Kennedy, Pacino, con una mirada perdida, lo dice todo. Podemos sentir lo que piensa, preocupado por lo que vendrá después, por lo que dirá a la prensa. Hay culpa en su mirada, mezclada con consternación ¿Tuvo algo que ver en el asesinato?
Mención aparte merece la edición de la eterna colaboradora de Scorsese, Thelma Schoonmaker, así como la dirección de fotografía del mexicano Rodrigo Prieto. Schoonmaker hace un trabajo admirable, en su manera de armar esta inmensa historia en 3 narraciones paralelas, sin que el resultado se sienta muy saturado; considerando la complejidad de la historia, con saltos continuos de un tiempo a otro. Hay fluidez en la narración y sin que se pierda el hilo. Mientras, la dirección de fotografía de Prieto es eficiente, un notable trabajo al saber reflejar cada época sin ser llamativa en exceso, funcional sin ser demasiado atmosférica, o con demasiadas diferencias entre una década y otra.
Si tengo un pero, es que la duración del filme, al final, termina jugando en su contra. Pocos serán los que la vean toda en una sola sentada, y muchos quienes la vean en dos, o hasta tres partes (quienes la vean en Netflix cómodamente en sus casas). Mucho le hubiera convenido a Scorsese un formato de miniserie en 3 episodios. Como sea, The Irishman es uno de los mejores filmes del año (contendiente al Oscar, ya que tuvo estreno en cines en E.U. e Inglaterra), y uno de los mejores en la filmografía de Scorsese. 
⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️

MIRREYES CONTRA GODÍNEZ


LO SIENTO, MIRREY.
No hay nada que perderse en este bodrio, que por razones difíciles de creer pasó por las salas de cine este año (esa clase de películas que en Estados Unidos, por ejemplo, son estrenos directos en DVD y Blue-Ray, sin siquiera tocar las pantallas de cine). Digo que no hay nada de qué perderse, porque luego de ver los primeros 15-20 minutos ya sabes de qué irá la historia y cómo terminará. Chava Cartas, su director (responsable de "Treintona, Soltera y Fantástica", otro bodrio), no hace mas que recurrir a la ya muy oxidada y desgastada fórmula de "los polos opuestos se atraen", forzados a juntarse y hacer equipo les guste o no, para salvar una empresa fabricante de zapatos.



El resultado, es como ver un sitcom telenovelezco sacado de la televisión abierta, con una floja dirección de actores (actuaciones grises y blandas), personajes que rozan el cliché (por ejemplo, del lado de los "niños ricos" el infaltable amigo judío, susceptible de ser ridiculizado, la recepcionista gordita simpaticona, la secretaria curvilínea y buena, etc), con una química entre sus personajes que se siente forzada. Y no por llevar a cuestas el mensaje positivo de "la unión hace la fuerza", o de "la importancia del trabajo en equipo", Mirreyes contra Godínez vale la pena. Nada más lejos de ser así. El problema, es que toda su trama es tan difícil de creer y de tragarse, que termina siendo un cuento de hadas romántico (subido de tono y no muy sutil en sus escenas del parque acuático) sobre el derrumbe de la barrera de clases; concebido sin ingenio, originalidad, creatividad, y lo peor, sin ser gracioso. Una más a mi lista de lo peor del 2019.
1/2

DOCTOR SLEEP

¿EN DÓNDE ESTÁ JOHNNY? Ewan McGregor.
¿Ha quedado lejos el impacto que causó The Shining en su momento, como para que una secuela resuene del mismo modo en el público de hoy? Un poco. Pero habrá muchos que hicieron su tarea, y antes del estreno de Doctor Sleep fueron a revisar -o tal vez ver por primera vez- The Shining, de Stanley Kubrick (por cierto, odiada por Stephen King debido a que no era nada fiel a su novela), en su muy oportuno reestreno en cines recientemente; para ver en toda su gloria y en pantalla grande a Jack Nicholson gritar "Here's Johnny!!"
Doctor Sleep, secuela de The Shining, es el regreso de Stephen King al universo de la familia Torrance, específicamente, del hijo, Danny Torrance, luego de la traumática experiencia que de niño vivió en el Hotel Overlook, 36 años atrás.

Aunque considero a The Shining un excelente filme (clave en el cine de Kubrick), nunca he sido -como el mismo Stephen King- fan del mismo. Creo que la novela es superior al filme, el cual dejó mucho del elemento sobrenatural del libro fuera. Esto último no sucede en Doctor Sleep, dirigida por Mike Flanagan (quien dirigió Gerald's Game, también basada en un libro de King) y coescrita por el mismo Stephen King. Tal vez no sea indispensable ver primero The Shining, pero sí es recomendable. Al inicio, Doctor Sleep es un gran tributo a Kubrick, recreando con una fidelidad sorprendente una escena clave: el pequeño Danny recorriendo en su triciclo los pasillos del hotel, poniéndonos a su misma altura como espectadores, viendo desfilar las grecas de la colorida alfombra de naranja brillante. No tendremos a Shelley Duval ni a Danny Loyd (quien hace un cameo), quienes interpretaron a la mamá y a Danny en el primer filme, pero con todo y tener actores distintos interpretándolos, la conexión entre el primer filme y este se hace de inmediato.
Después de haber vivido en el Overlook, el Danny adulto (Ewan McGregor) sigue teniendo el "resplandor", el don psíquico de ver fantasmas y espectros malignos, además del poder de leer mentes. El problema de Dan es su alcoholismo, el cual ha decidido afrontar, ingresando a un grupo de Alcohólicos Anónimos gracias a un amigo (Cliff Curtis). Pero también, el filme nos cuenta el poco convencional encuentro entre Dan y Abra (Kyliegh Curran, estupenda), una niña que también posee el "resplandor", pero a su corta edad aún más poderoso, y que los lleva a establecer una conexión telepática.
¿Por qué Dan es apodado Doctor Sleep en su trabajo en un asilo de ancianos? Dejo al espectador descubrirlo. La historia se estanca un poco entre este ir y venir psíquico entre ambos personajes al inicio, con Dan tratando de superar su problema con el alcohol. La historia verdaderamente arranca cuando ambos deciden tomar un caso en sus manos: un niño superdotado y también "resplandeciente", que ha sido raptado por una banda formada por una especie de "vampiros" ermitaños, dirigidos por una atractiva líder, Rose the Hat (Rebecca Ferguson). Para sobrevivir, sus miembros necesitan absorber el alma y energía de niños con dotes psíquicas.
Doctor Sleep es un filme algo largo (dos horas y media de duración), pero lo mejor y más interesante es que, con todo y sus conexiones-tributo al primer filme de 1980, Flanagan sabe cómo hacer un filme único y original, que sabe nadar por sí mismo. Se podrían prescindir de esas "ataduras", y tener un muy buen filme de suspenso psicológico-paranormal, que se sostiene por sí mismo. Es excelente su forma de contar las historias de ambos personajes y de saberlas ligar. Dan no tardará en darse cuenta que, aunque más poderosa que él, Abra es un reflejo de su propia niñez, a quien siente la necesidad de ayudar y proteger. Flanagan sabe construir de inmediato una conexión paterno-filial en la trama que nos engancha, y que termina siendo el alma del filme.
Quienes hayan visto en Netflix la excelente The Haunting of Hill House (del cual Flanagan es creador y guionista) sabrán la clase de horror de la que hablo, y sentirán similitudes entre ambos trabajos. Especialmente, por que tanto la serie como la película apuestan por un horror más psicológico, de más impacto emocional (una escena en particular a mitad del filme es difícil de ver por su crudeza). Los fans de la cinta de Kubrick y los cinéfilos vibrarán con el regreso al Hotel Overlook, con toda su fiel recreación y con lujo de detalle (incluyendo el laberinto en el jardín). Y si el único pero de Doctor Sleep es cierta falta de solidez, estamos ante uno de los filmes más terroríficos del año.
⭐️⭐️⭐️⭐️

TERMINATOR: DARK FATE


ESTÁ DE VUELTA, BABY
Mackenzie Davies y Linda Hamilton.
No es difícil adivinar la estrategia usada por los productores para intentar resucitar la ya desgastada saga de Terminator: "¡Rápido, llamen a Linda Hamilton!" Y he aquí a Linda Hamilton en Terminator: Dark Fate, sacada del olvido, algo apolillada tal vez, pero con todas las ganas del mundo para interpretar nuevamente a la ya muy avejentada Sara Connor. Algo podía presentirse al respecto desde el anterior filme, Terminator Genisys (2015), en donde el personaje estuvo de vuelta en versión juvenil, interpretada por Emilia Clarke (Game of Thrones).
Para quienes hayan estado siguiendo la serie de filmes, una o dos cosas no tendrán mucho sentido en Genisys luego de ver Dark Fate. Por ejemplo -y sin revelar mucho de la trama- ¿cómo es que John Connor aparece en aquel filme (intepretado por Jason Clarke), considerando lo que vemos al inicio de Dark Fate? Coherencia y lógica no tienen mucha importancia en estas grandes franquicias, siempre y cuando se vea potencial monetario y el signo de dólares en la taquilla. Aunque está por verse el éxito que pueda tener Dark Fate, ya que la película, en general, no es otra cosa que maaás de lo mismo. Podría decirse también, que la nueva película parece más un remake de Terminator 2: Judgement Day (de 1991, e infinitamente mejor para ser honestos), sólo que con sus dos estrellas, Hamilton y Arnold Schwarzenneger, ahora con muchos años encima. Ambos esta vez son más "secundarios", frente a sus más jóvenes coestrellas. La historia, en comparación, es más descafeinada, derivativa, y sin la misma emoción y adrenalina.
Toca ahora a Mackenzie Davis (The Martian, Blade Runner 2049) llevar las riendas en cuanto a acción se refiere y patear uno que otro culo robótico. Davis es la heroína, Grace, mitad humana y mitad máquina, enviada desde el apocalíptico futuro que ya nos sabemos (en donde la rebelión contra el cataclismo provocado por Skynet continua), para (sí, adivinaron) llevar a cabo una misión: proteger con su vida a una chica mexicana, Daniela (Natalia Reyes). ¿Defenderla de quién? De una nueva amenaza, el REV-9 (Gabriel Reyes), una máquina doblemente letal, ya que es capaz de autoclonarse y, como el T-1000 de Judgement Day, de copiar la forma de quien tenga enfrente. ¿Por qué es tan especial Daniela? Suficiente será decir que su vida es decisiva para la lucha que en unos 20 años se llevará a cabo contra las máquinas.
Los fans adivinarán de inmediato hacia dónde va todo, y llenarán fácilmente los espacios que faltan. Aunque Dark Fate es más pan con lo mismo, al estar dirigida por Tim Miller (director de Deadpool), y escrita por James Cameron, es de esperarse que el punto fuerte del filme (por cierto, con mucho sabor mexicano) son las escenas de acción. Un par de secuencias tienen adrenalina de sobra, aquellas en las que "Anold", de regreso como el T-800, se deberá enfrentar al REV-9, demostrando que podrá ser un viejo robot asesino, pero todavía no está obsoleto y tiene carga para rato. Linda Hamilton no se queda atrás, demostrando que sigue en plena forma, gruñendo sus líneas con mucho regusto serie B, y que su reencuentro con el viejo T-800 no será en términos muy amistosos. Si por algo vale la pena Dark Fate, no nada más es por la adrenalínica y palomera acción, sino por la emoción cinéfila de ver a Hamilton y a Arnold juntos nuevamente en pantalla, repitiendo sus papeles para un posible ajuste de cuentas, mientras que este último intenta demostrar que, debajo de sus cables, circuitos, y tornillos, puede haber un corazón. Y seguro... esta historia continuará.
⭐️⭐️1/2

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